miercoles 27 de junio de 2007
Líbano e Irak, los mismos terroristas
LOS funerales de Estado presididos por los Príncipes de Asturias dieron una digna despedida a los seis militares españoles asesinados en el Líbano en un atentado terrorista que el Gobierno libanés no ha dudado en vincular con los combates entre el ejército de este país y el grupo Fatah al Islam, relacionado con Al Qaida. Por eso no debe extrañar que el juez Grande-Marlaska haya incoado de oficio una investigación penal para el esclarecimiento de los hechos, pues se trata de un delito de terrorismo contra militares españoles. La competencia de la Audiencia Nacional, tan generosamente extendida a otros supuestos sin interés directo con España, no puede ofrecer duda en este caso. Se trata de una acción terrorista contra unas tropas desplegadas en misión de pacificación, pero en un escenario de gran violencia, latente o patente. La justicia española, con las limitaciones inherentes al caso, intentará determinar quiénes han sido los autores del crimen. Pero también es importante saber qué van a hacer en el futuro el Gobierno español y, en general, las tropas de «cascos azules» para responder a esta agresión y prevenir otras nuevas. Por supuesto, es necesario dotar a los militares españoles de las medidas de seguridad que no tenían, resolviendo los inverosímiles problemas de abastecimiento de inhibidores de frecuencias, pero también revisando el material con el que han sido enviados al Líbano, porque todo apunta a que es insuficiente para hacer frente a una amenaza directa del terrorismo islamista que no repara en medios para asesinar.
En cuanto al Gobierno español, tiene a su alcance una rectificación rápida y sencilla: dejar de manipular la situación de Irak para eludir su responsabilidad en la política de seguridad colectiva. No hace falta que desde Ferraz se hagan más aportaciones estratégicas de medio pelo sobre la culpa del conflicto iraquí en las crisis de Oriente Medio, pues todas ellas -de Palestina al Líbano, pasando por la injerencia desestabilizadora de Siria en el país de los cedros y por la permanente guerra interreligiosa entre chiíes y sunníes- son anteriores al derrocamiento de Sadam Husein. Precisamente, si algún momento era inadecuado para marcar diferencias entre Irak y el Líbano es éste, cuando seis soldados españoles han sido asesinados por terroristas que actúan de la misma manera en Irak y en Afganistán. Esta es la realidad con la que el Gobierno socialista se ha dado de bruces: no hay un terrorismo en Irak distinto del que asesina en tierras libanesas y afganas. Sólo cambian de un lugar a otro las respuestas del Gobierno español, pero no la amenaza. También por esto mismo, Naciones Unidas ha avalado la presencia de una fuerza multinacional en los tres países.
Es rotundamente falso que la coalición liderada por EE.UU. en Irak no tenga respaldo de la legalidad internacional. El Gobierno y el PSOE faltan a la verdad cuando afirman que la intervención militar es ilegal. En la resolución 1483, de 22 de mayo de 2003, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas reconoció «la autoridad, la responsabilidad y las obligaciones» de las «potencias ocupantes» conforme al derecho internacional. En la resolución 1511, de 16 de octubre de 2003, «autoriza a una fuerza multinacional bajo mando unificado a que tome las medidas necesarias para contribuir al mantenimiento de la seguridad y la estabilidad en Irak». Y en la resolución 1546, de 8 de junio de 2004, apoyada por el Gobierno de Zapatero, señala que «la presencia de una fuerza multinacional en Irak obedece a la solicitud del nuevo Gobierno provisional» y «reafirma la autorización» a dicha fuerza «establecida en virtud de la resolución 1511», pidiendo, además, «a los Estados miembros y a las organizaciones internacionales y regionales que presten asistencia a la fuerza multinacional, en particular con fuerzas militares». No es fácil, pero sí imprescindible, explicar esta realidad a una opinión pública mediatizada por el prejuicio antiamericano y condicionada por los atentados del 11-M, que es lo que quiere perpetuar el mensaje manipulador del PSOE para, por tercera vez, movilizar visceralmente a su electorado contra el PP.
miércoles, junio 27, 2007
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