lunes, junio 29, 2009

Carlos Herrera, La extraordinaria vida del señor Wences

lunes 29 de junio de 2009

LA EXTRAORDINARIA VIDA DEL SEÑOR WENCES

Creo haber escrito alguna vez del señor Wences. Hoy encuentro una nueva oportunidad para hacerlo con motivo de la aparición de un magnífico libro de Jorge San Román titulado La extraordinaria vida del señor Wences. Para los españoles, sorprendentemente, es un gran desconocido, pero no peco de exageración si afirmo que Wenceslao Moreno ha sido el artista español más popular en los Estados Unidos y en un buen puñado de países americanos y europeos. Cuando murió el centenario Wences en 1999 moría, sin lugar a dudas, el ventrílocuo más excepcional de la historia: una técnica descomunal unida a una capacidad artística incomparable hicieron de este salmantino de Peñaranda de Bracamonte un hito impar e inalcanzable en el estrellato televisivo y en otros escenarios diversos. Era habitual en el show de Ed Sullivan y no le fueron ajenos muchos otros comandados por tipos como David Letterman u Oprah Winfrey. Para que nos hagamos una idea rápida: el día que Carter, el presidente norteamericano, visitó Salamanca, telefoneó a Wences a Nueva York para decirle que estaba conociendo su tierra. Giuliani, el alcalde neoyorquino, rotuló una calle de la Gran Manzana con su nombre –un tramo de la calle 54 en Manhattan–, lo que motivó una emocionada carta de Clinton y otros centenares de los muchos artistas con los que compartió escena. Actuó en la Casa Blanca para Roosevelt, Truman, Eisenhower y Nixon, trabajó con Walt Disney haciendo hablar a Pedro –uno de sus muñecos– con el Pato Donald, hizo apariciones fantásticas en el Muppets show –los teleñecos–, formó trío con Dean Martin y Jerry Lewis y compartió sincera y estrecha amistad con todos los nombres que podamos imaginar del show business americano, desde Sinatra hasta Bing Crosby, pasando por Bob Hope, Dany Kaye o Elizabeth Taylor. Resultaría interminable el listado de sus compañeros de correrías.

Sus muñecos fundamentales eran tres: Pedro, una cara dentro de una caja; Juanito o Johnny Martin, al que daba forma con los dedos y unos flecos sobre la mano; y Claudia, una célebre gallina. No se le veía mover los labios, dialogaba con una velocidad de vértigo cambiando instantáneamente la voz con los tres muñecos e hizo popularísima una frase que hoy en día se sigue utilizando de forma cotidiana en aquellos arrabales: «It´s OK? It´s allright».

Curiosamente, Wences jamás dejó del todo su país. Todos los años pasaba sus veranos en Alba de Tormes, llegando a estar los últimos años de su vida cerca de seis meses en su Salamanca y los otros seis donde los rascacielos proliferan; pensaba hacerlo también cuando estaba a punto de cumplir los ciento tres, pero falleció una noche de abril en Nueva York, mientras dormía, en una residencia para mayores. En España la noticia pasó inadvertida, como inadvertida pasó su vida. Su sobrino José Luis Moreno, ventrílocuo que se formó de su mano, fue quien nos desveló a muchos quién era en realidad su tío: un hombre natural, sociable e ingenioso, prácticamente genial, que anduvo trabajando hasta que tuvo fuerzas. Con noventa y dos años, sin ir más lejos, actuó en Hollywood en el show de Dolly Parton, cobrando la bonita cifra de treinta mil dólares. No está mal. Hasta sus últimos días llevaba una rana de goma en la chaqueta a la que hacía hablar y croar con diferente intensidad, según estuviese en el bolsillo o en su mano, y no eran pocas las veces en las que imitaba a la perfección voces de personas que acababa de conocer. Creo que fue sólo José María Íñigo, además de José Luis Moreno, el que lo trajo a actuar a Televisión Española. No más de una vez. Vaya usted a saber qué misterio es el que encierra que una celebridad de esa envergadura, un surrealista de ese tamaño, no conste en el firmamento español y sí en el de otros muchos países. Misterios de la vida, la tierra y sus profetas.

Si quieren conocerlo, pueden asomarse a las páginas de este libro, pero también pueden entrar en www.youtube.com y teclear, simplemente, ‘señor wences’: hay tres o cuatro intervenciones monumentales de este salmantino sencillo y enorme. Aunque tarde, rindámosle el homenaje que merece.

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Manuel de Prada, Leon Bloy

lunes 29 de junio de 2009

LÉON BLOY

Léon Bloy lo leí por primera vez hace muchos años, en una antología al cuidado de Jorge Luis Borges titulada Cuentos descorteses, que me descubrió a un escritor de estilo a la vez despiadado y humorístico, siempre desmesurado que, según el estado de ánimo del lector, podía resultar insufrible o espléndido. Convivían en él, en una aleación que a simple vista parece monstruosa, el escritor místico y el panfletario; y esta especie de religiosidad belicosa la dirigía (la disparaba más bien, porque su escritura tiene el aroma de la pólvora) contra todo bicho viviente: burgueses, políticos, académicos, ateos, creyentes, anticlericales, clericales, judíos, masones, católicos, jerarquías eclesiásticas... contra la humanidad toda, en fin; o dicho más precisamente, contra la humanidad plácidamente instalada en la tibieza y los lugares comunes. (Una de sus obras más accesibles y vitriólicas, editada por Acantilado, se titula precisamente Exégesis de los lugares comunes.) Confieso que aquella escritura exaltada, aspaventera a veces, rezumante de bilis casi siempre, me pareció al principio la de un neurasténico; y tuve que tomarme la molestia de volverlo a leer para descubrir que Léon Bloy era en realidad uno de los escritores más vigorosos que ha dado la literatura francesa, uno de esos pocos malditos verdaderos que elevan el estandarte hecho jirones de la derrota para convertirlo en bandera de esperanza. ¡Un loco tal vez, o tal vez un santo!

Léon Bloy tiene, en efecto, algo de esos santos estilitas que ladran en el desierto palabras que nadie entiende, palabras que parecen salidas del caletre de un visionario, palabras que claman contra un mundo sensual, materialista, entregado a una inanidad de estercolero que le revuelve las vísceras y lo obliga a vomitar, en caudalosa avalancha, diatribas altaneras, denuestos feroces, sarcasmos y vituperios que tienen la contundencia abrasiva de un esputo arrojado en el rostro de sus contemporáneos. Y, sin embargo, en medio de esta copiosa munición que arroja con tenacidad indomable contra todo aquello que se mueve en su derredor, hay también en Bloy una sensibilidad herida y no sólo hiriente, una suerte de sensibilidad franciscana que lo torna conmovedor y heroico. Léon Bloy vivió siempre sumido en la pobreza; pero también abrazado a la pobreza, unido a la pobreza en sagrado e indisoluble matrimonio, con la intrepidez y la resignación orgullosa con la que sólo un anacoreta podría hacerlo. Y de esa alianza indestructible con la pobreza brota una de las notas más distintivas de su escritura, un patetismo desgarrador que no desdeña la injuria contra el cretinismo ambiental, que no desdeña la imprecación jeremiaca, que no desdeña el rapto de lucidísima furia. Léon Bloy es la encarnación perfecta de lo que una época filistea y desacralizada puede hacer con un espíritu superior: negar su genio, escarnecer sus logros, pisotear sus méritos, pero nunca, nunca, nunca, destruir la grandeza de su alma inmortal.

Converso a la fe católica a la edad de 23 años, Léon Bloy fue un iracundo fiscal del catolicismo delicuescente y camastrón de su época, de las tartuferías del clero y de las devociones farisaicas de sus compatriotas. Amaba a Cristo como lo haría un monje medieval... al que hubiesen expulsado del convento, con esa exasperación del derrotado que sigue amando en la derrota aquello que otros sólo fingen amar en la victoria; y esa vocación de heterodoxia y protesta lo lleva a la ortodoxia plena, que es la de quienes viven el Calvario sin pedir la recompensa del cielo, sin pedir siquiera la recompensa de la gloria literaria. Ortodoxia que logra hacer compatible con un estilo personalísimo, barroco e insolente, que se revuelve contra la frivolidad mundana... y también contra sus propias contradicciones. Hay algo en Léon Bloy de profeta a su pesar, de Jonás recién escupido del vientre de la ballena, rezongón y atrabiliario, que sin embargo se levanta después de caerse mil veces y se encamina sin temor a Nínive. Si hubiese desoído esa vocación antipática, tal vez habría amueblado el panteón de los escritores ilustres; pero prefirió, en un gesto extremo de oblación, ser un testigo del Calvario, a riesgo de que se lo excluyera de los manuales de literatura. En cierta ocasión escribió: «He tenido con harta frecuencia ocasiones de poner en evidencia la imbecilidad de nuestros católicos, prodigio enorme, demostrativo por sí solo de la divinidad de una religión capaz de resistirlo». Pero ese prodigio enorme sólo se entiende del todo si, al lado de tantos católicos imbéciles, descubrimos a católicos acérrimos como Léon Bloy, que fue a la vez poeta, profeta... y loco. Tres vías de santidad –tal vez la misma– que justifican que lo sigamos leyendo, con pasión y deslumbramiento siempre renovados.

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Perez Reverte, El principe Gitano

lunes 29 de junio de 2009

EL PRÍNCIPE GITANO

Me manda un amigo un vídeo extraordinario, impagable, que está en Internet: el Príncipe Gitano vestido de smoking, con faja negra y pajarita, cantando en supuesto inglés una versión fascinante, friki total, del In the ghetto de Elvis Presley. «Vas a alucinar», me anuncia en el mensaje adjunto. Y no tengo más remedio que decirle: llegas tarde, chaval. A mí del Príncipe Gitano no se me despintan ni los andares. Lo tengo controlado desde hace mucho, e incluso más. La versión del Presley, y la que hizo un poco antes del Delilah de Tom Jones, ésta cantada en español y con estética vídeo años sesenta, que también anda disponible en los ciberespacios infinitos entre algunas otras, como Obladí obladá, por ejemplo, que la borda. Meterse eso en vena ya es droga dura. Pero te diré más, colega. Lo mío con ese jambo es historia vieja. Viene de cuando el Piloto –que se le parecía un poco, ojos azules incluidos, aunque de joven era todavía más guapo–, cuando volvíamos de alguna incursión marítima por fuera de la isla de Escombreras, lastrado su barquito con Winston y Johnnie Walker, me ponía en un chisme de música que había en una taberna del puerto, entre caña y caña, Tani, Cortijo de los Mimbrales y la que para mí siempre fue cúspide del Príncipe: Cariño de legionario, con una letra que empieza, nada menos: «Le di a una morita mora / morita mora / morita de mi alma / cariño... de legionario». Tela.

Pero es que hay más, chaval. A ver si te enteras. Enrique Castellón Vargas, de nombre artístico el suprascrito Príncipe, nacido en Valencia en 1928, hijo de gitanos dedicados a la venta ambulante, tenía una planta soberbia: alto y delgado, elegante –cuidaba mucho los trajes y el vestir–, mirada azul, pelo rizado. Para entendernos: se comía a las pavas sin pelar. Quiso ser torero de joven; pero tenía canguelo, y los cuernos se le daba mejor ponerlos él. También tenía buena voz, así que se dedicó al cante flamenco, del que tocó muchos palos, sobre todo zambras y rumbas. Hizo de torero en el cine –Brindis al cielo, se llamaba la peli–, y actuó con grandes compañías, incluida la de Carmen Morell y Pepe Blanco, y también una propia, con su hermana Dolores Vargas La Terremoto, en la que acogió a jóvenes artistas como Manolo Escobar, Rocío Jurado y Toni Leblanc, que era galán cómico. Con La Terremoto, por cierto, hizo el Príncipe en 1956 otra película, Veraneo en España, que está entre mis mitos del cine hispano por varias razones, lo cutre aparte. Una es cuando canta eso que dice: Un negro vestío / y una mujer sin marío. La otra, que para mí es lo máximo del megatop frikilandio, es cuando, en mitad de la peli, aparece cantando lo de la morita mora, morita de mi alma, vestido de lejía de arriba abajo, con chapiri de borla, despechugada la camisa y fusil al hombro. Sin complejos.

Me encantaba ese tío. Sin reservas. Su pinta de chuleta, su manera de cantar. Tuve, además, el privilegio de verlo actuar en persona. Eso fue a principios de los ochenta, cuando el Príncipe Gitano ya estaba en el tramo final –y absolutamente cuesta abajo– de su carrera artística. Cómo sería lo de la cuesta, que yo iba a verlo, cada noche que podía, a un garito infame que entonces todavía estaba abierto en la Gran Vía de Madrid. No recuerdo ahora si se trataba del J’Hay o de La Trompeta, pero era uno de esos dos. Sitios de música y puterío, con moqueta raída, camareros con pinta de rufianes y mesas donde servían champaña chungo a lumis maduras y jamonas vestidas con trajes largos, como las de toda la vida. Y allí, en un escenario crujiente y cochambroso, pisando cucarachas y alumbrado por un foco, el Príncipe Gitano, cincuentón lleno de arrugas y teñido el pelo, pero todavía gitano fino y apuesto en trajes de corte impecable –entallados, con patas y solapas anchas–, desgranaba una tras otra las canciones que en sus buenos tiempos le habían dado dinero y señoras de bandera. Y yo, emocionado en mi rincón, haciendo como que bebía aquellos mejunjes infames, me calzaba sus actuaciones canción tras canción, disfrutando como un gorrino en un charco. Y juro por las campanas de Linares de Manolo Caracol que las pavas –en aquel tiempo las putas eran casi todas españolas– le tiraban besos y aplaudían como locas, y gritaban: «¡Príncipe, otra!… ¡Canta otra, Príncipe!… ¡El reloj! ¡Tani! ¡Rosita de Alejandría! ¡Los Mimbrales!». Y le decían guapo. Y el artista, obsequioso, chulillo, aún flaco y elegante pese a los años, se erguía en aquel escenario infame, sobre el fondo de polvorientos cortinones de terciopelo rojo y grueso, levantaba una mano haciendo círculo con el índice y el pulgar, y cantaba lo de: «Segá por el brillo de su dinero / dehó ar shiquillo». Y las lumis, lo juro, lloraban como criaditas oyendo el serial de la radio. Y a mí, sentado en mi rincón con el vaso de matarratas en la mano, se me erizaba el pellejo. Y en este momento me ocurre exactamente lo mismo al recordar, mientras le doy a la tecla.

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Felix Arbolí, Verano, obras, calor, chinos y listillos

jueves 29 de junio de 2009

Verano, obras, calor, chinos y listillos

Félix Arbolí

C ON la llegada del verano y su inseparable y sofocante calor, la materia gris se reblandece y nos comportamos, pensamos y vivimos de muy distinta manera. He podido observarlo en la inmensa mayoría de los que a diario patean las calles hartos de soportar abusos y calamidades y con enormes deseos de descargar todo el odio acumulado en el primer infeliz que se topara con ellos. Pero no es sólo el público callejero el que presenta este enfado, sino que se deja entrever en la lectura de los columnistas de prensa, comentaristas políticos, editorialistas, taxistas, empleados de tiendas y supermercados, tertulianos de bares y cafeterías y hasta el personal de hospitales. Lo he podido comprobar durante mi pasada revisión médica, aunque no fuera el objetivo de estos dardos envenenados, ni yo lo hubiera consentido. Fatalidad y cabreo que está padeciendo la población en general, a excepción de los políticos que no entienden de crisis y apreturas económicas y aunque hablen de ella saben que no les afecta, pues sólo es achacable a los cretinos que les votaron y únicos que han de sufrirla sin rechistar.

Escribo al borde de un ataque de nervios y no se cómo saldrá el intento, no ya sólo por los agobios del “lorenzo”, sino por el inaguantable y horrible soniquete del martillo hidráulico y la excavadora que desde hace ya dos meses ininterrumpidos están levantando y destrozando toda la calle que hacía sólo tres meses acababan de levantar para introducir una tubería y pavimentar. Un espectáculo bochornoso y lamentable que está padeciendo toda la ciudad, excepto el barrio y cercanías del señor alcalde y las dignísimas autoridades que seguro no tendrán que soportar tan abusiva y vergonzante realidad. Le puedo asegurar que si en este momento hubiera elecciones el señor Ruiz Gallardón se iba a quedar sorprendido al ver cómo se le espantaban los votantes. No se puede ser tan abusivo y cargante. Pero a más obras más dinero para Florentino y compañeros “mártires” y más millones para los Ronaldos de turno. Todo el pueblo sufriendo los rigores del verano, la crisis más espantosa y la circulación callejera más difícil y complicada a lo largo de toda la historia del municipio, para que un “artista del peloteo” se lleve nuestras pesetas y esfuerzos y él pueda vivir como un auténtico Rey Midas y se considere el “dios de los infelices mortales” que les mantienen en la opulencia. Pero al señor alcalde le parece bien este panorama infernal en el que tiene sumida a la ciudad, a pesar de la crítica y el enfado general de los que le votaron y no le volverán a votar y los que no le votaron porque fueron más inteligentes. ¿No se cansa este edil de destrozar, arreglar y volver a destrozar para volver a arreglar las calles madrileñas dilapidando un dinero que no es suyo, sino de los ciudadanos?. Una cosa es hacer una obra necesaria y otra destrozar, levantar y pavimentar tres veces cada calle en un periodo de tiempo que no supera al año. ¿No hay quien le ponga freno a este despilfarro, ni fiscalía, ni auditoria, ni control que termine con este desbarajuste que nos tiene a todos en el límite de nuestra resistencia física y mental?. ¿No tiene a nadie que le sople e indique lo que habla y le critica el madrileño?.

En otra vertiente, pero dentro del terreno de la política he de confesar que me causa risa, por no decir pena, cuando oigo a la Vicepresidenta Primera en sus referencias sobre el Consejo de Ministros de los viernes. Con aspecto serio, sereno y pontifical, midiendo sus palabras para que ninguna supere los decibelios de la otra, nos expone las genialidades y meritorias decisiones adoptadas en tan prestigiosa reunión de privilegiados cerebros. Lo primero que salta a la vista, cuando aparece la espigada señora con su flequillo como caído distraídamente sobre la frente, en ese peinado hábilmente despeinado de alta peluquería, es su inédito modelito de alta costura y el collar, pulsera, sortija y pendientes haciendo juego con el vestido en cuestión. Debe ser apabullante el enorme salón armario de su vivienda y el número aproximado de modelos que tendrá guardados. ¿Qué hará con los que ya se ha puesto y no repite?. ¡Buena pregunta, vive Dios!. De todas formas, es una señora, que dentro de las que componen el actual gobierno, no me cae mal. La encuentro hasta atractiva y elegante, muy por encima de la mayoría de sus compañeras de gabinete que parecen sacadas de un mercadillo de barrio, con todos mis respetos a las honestas vendedoras de estos puestos.

Pero no estoy nada conforme con lo que dice o la obligan a decir. Habla de millones y de regalos a uno u otro gobierno foráneo que pone los pelos de punta, más que los de ella, y dan ganas de disparar al televisor para desahogar nuestra ira e impotencia ante ese despilfarro mientras aumenta el paro de manera alarmante, se desalojan las viviendas por falta de pagos ante la pérdida del empleo de sus compradores y familias enteras que antes vivían más o menos normal, lo pasan canutas por falta de inversiones internas, creación de nuevas industrias y ayudas para que puedan superar su crisis de la manera más digna posible. Antes que Togo, Mali, Nigeria, Mauritania, Marruecos, etc, sin contar a los del otro Continente del que por lo visto ya no somos hermanos sino primos y lejanos, a los que atiborramos de créditos y millones como si nos sobrara el dinero y no supiéramos qué hacer con él, deberían solucionar nuestros propios problemas y levantar de una puñetera vez nuestra industria y nuestra moral. Creo y como yo la inmensa mayoría y el que piense lo contrario es porque no sabe o no quiere enterarse de la realidad, que antes que a esos países que no cesan de enviarnos sus lastres humanos (no lo utilizo en plan peyorativo, sino en versión de carga o peso), para desahogar su población y sanear su economía ocupando puestos de trabajo necesarios a los nuestros, gozando unas prestaciones sociales a las que no tienen derecho, así como colegios y demás atenciones y colapsando nuestros hospitales apenas estornudan o sienten un pequeño dolor de cabeza, ya que no les cuesta nada, deben acometer nuestras propias y numerosas necesidades, porque somos nosotros los que les hemos votado y les pagamos sus muchos privilegios y prebendas. Y encima los favorecidos y mimados inmigrantes remitiendo millones mensuales en divisas a sus países porque aquí les damos demasiadas cosas gratis y les sobra para forjarse un futuro en sus naciones respectivas que nosotros no conseguiremos a lo largo de nuestra existencia.

Mi portera, que es ecuatoriana, vive aquí con el resto de su numerosa familia: Marido, hija, padres, primos y hasta tíos. Ella, aparte de la portería, donde nunca está, tiene otro trabajo al que si va y su marido otros dos empleos. Como tienen casa y todos los gastos pagados por la comunidad, se compraron un “todo terreno”, en el que se pierden todos los fines de semana, sin dar explicaciones, ni dejar a nadie en su lugar y hace unos días se han marchado a Ecuador, donde pasarán más de un mes de vacaciones. Es el tercer viaje que realizan en los pocos años que llevan residiendo en España. Vamos que cruzan el charco con la misma facilidad que cualquier madrileño se trasladaría a Aranjuez o al Escorial. Muchos españoles no podrán veranear este año ni una triste semana y tendrán que permanecer en sus casas bajo el peso del calor y la liviandad del monedero. ¿Saben lo que supone un viaje de este tipo más allá del Atlántico a toda una familia, aparte del coche y las excursiones de fines de semana?. Pues estos son nuestros inmigrantes. Ya hasta trabajan de cajeros en El Corte Inglés, supermercados, guardias de seguridad, bares, restaurantes y demás, en ocupaciones y empleos que ya lo quisieran muchos españoles en paro y mejor cualificados. Si esto no es venir a fastidiarnos y perjudicarnos no se cómo se podría considerar…¿De qué sirve entonces esa ayuda millonaria a sus países, si ellos nos siguen mandando a sus marginados y desempleados y quedándose con nuestros millones, como si aquí atáramos a los perros con longaniza?

Me entero que los negocios chinos no pagan impuestos hasta los cuatro o cinco años de su inauguración. Una bicoca que no nos conceden a los españoles. Yo tuve que ingresar por la librería desde el instante de su apertura. ¿Es que necesitamos a tantos chinos en nuestras ciudades y negocios?. Creo todo lo contrario, aunque no sienta resentimiento alguno contra este colectivo. Resulta que como son tan parecidos y difíciles de identificar, dicen que cuando va a vencer el plazo cierran el negocio y lo abren con otro nombre y vuelta a empezar. Sólo cambian de nombre y titular. ¿Qué pasa con nuestras autoridades para este cúmulo de despropósitos abusivos e insultantes?. Ya lo que queda es que troceen a España más de lo que está y la saquen a subasta entre todos aquellos que no sean originarios de nuestra tierra, ni tengan nada que ver con nuestra historia, creencias, costumbres e idiosincrasia. Puestas así las cosas, ¿qué están esperando para que desaparezca de una vez hasta el nombre de España?.

La ciudadanía que debiera estar acostumbrada a estos cambios, arbitrariedades y sofocos, no se resigna a soportar el continuo y sorprendente abuso y metedura de patas de un gobierno que nos está ahogando miserablemente en el fango y la inmundicia, mientras se empeña en hablarnos de talante, crecimiento económico y final del túnel, que debe ser como el famoso de Barcelona que nunca se acaba y cuando lo parece vuelve a hundirse. El que no cuente con la cercanía de una buena playa o refrescante piscina familiar lo tiene muy duro y peliagudo en estos meses. Dicen que este año no va a ver cierre en Madrid de establecimientos y oficinas en los meses veraniegos como ya nos tenían acostumbrados. Lo de “cerrado por vacaciones”, parece que va a quedar como vestigio de un ayer que ha pasado a la historia y ha desaparecido de nuestras vidas como tantas otras cosas buenas, gracias al celo y buena maña de nuestros actuales regidores. El pasado se ha convertido en añoranza, pues fue mucho mejor que el presente y éste lo será respecto al futuro a pesar del señor de las cejas y el talante.

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Carmen Planchuelo, Me prometio una hoguera

lunes 29 de junio de 2009

Me prometió una hoguera

Carmen Planchuelo

M E dijo que si volvía de nuevo a su tierra, la noche de San Juan, construiría para mi una hermosa y brillante en la que arderían el aburrimiento, la rutina, las noches frías, el desencanto.

Mira - me dijo- si lo deseas mi fuego será para ti durante toda una noche, desde que se ponga el sol hasta que vuelva a nacer. Me consumiré en ti y tú en mi mí. Y yo le dije que sí.

Cuando llegué a la era aun no ardía ningún fuego, pero cerca de ella se iban amontonando leños, ramas, montones de piñas, cachivaches mil. La gente se afanaba en hacer la hoguera más grande, y mientras reían, se gastaban bromas y apostaban sobre quien saltaría sobre el fuego o quién se acobardaría. Los de la asociación promotora de la fiesta repartían chocolate y boletos para una rifa. Las palabras se mezclaban con el arrullo del crepitar del fuego que se iba iniciando.

Cuando el sol se ocultó, una a una todas y cada una de las hogueras de la era se encendieron. La linde del campo se trastocó en un encaje de fuego, y por unas horas las los restos de las mieses segadas, se transformaron en hebras de oro.. Las aves, las liebres y los gatos vagabundos, entusiasmados y temerosos, observaban el fulgor del elemento tan ajeno a ellos. Ay, suspiraron con deseo, quien pudiera saltar como ellos en estos momentos, pero su miedo a los humanos, les hizo quedarse en la distancia y contemplar el espectáculo tan insólita noche.

Yo esperé.

La noche se llenó de música, de gritos de entusiasmo, de alegría; de cohetes que en mil colores se abrían en el cielo soltando chispitas verdes, rosas, doradas. Desde donde me encontraba podía ver como saltaban sobre las llamas unos, como se acobardaban otros y como entre las sombras se escabullían otros tantos.

Seguí esperando sobre la yerba seca, acurrucada sobre mi misma y mirando la felicidad de los demás.

Cuando horas después me di cuenta de que nadie vendría, que la promesa de una hoguera para mi se la había llevado el viento, la distancia o el olvido, estuve a punto de caer en la tentación de la pena, las lagrimas, la desagradable sorpresa de una promesa rota. A punto estuve de dejarme llevar por el llanto, de renegar de los sueños, en un tris de llamarme a mi misma tonta, ilusa y maldecir a quien me había hecho creer que tendría una hoguera preparada para mi sola en la noche de San Juan... pero al mirar al cielo, pude ver la luna brillar, las estrellas titilar en competencia directa con las llamas y entonces, sin mucho pensar, me puse de pie, sacudí las briznas de paja de mi ropa y me dirigí a la hoguera mas cercana donde en lugar de llanto, pena y decepción había cantos, risas, anís y chocolate.

En algún momento de la noche alguien me cogió del brazo y me dijo “Ahora vas a saltar conmigo” y yo salté.

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Villacañas, Apuntaciones sobre la crisis, sus efectos y sus remedios

lunes 29 de junio de 2009

Apuntaciones sobre la crisis, sus efectos y sus remedios

Antonio Castro Villacañas

S E llama crisis, utilizando un común denominador a modo de mala capa que todo lo tapa, a una serie de acontecimientos contemporáneos mejor o peor unidos por la grave enfermedad del Estado social-demócrata-capitalista (o a la inversa, que tanto monta, monta tanto) instalado en casi todo el mundo como lógica consecuencia de la victoria yanqui en la última guerra europea.

Para entender lo que pasa aquí y por ahí en esto que llamamos crisis, hay que tener en cuenta varias cosas. La principal de todas ellas es que hemos de elegir entre ser optimistas o pesimistas, es decir, entre creer que las cosas no tienen arreglo o lo tienen muy difícil, o pensar que tanto la vida individual como la colectiva es algo muy parecido a una navegación por un mar sujeto a toda clase de avatares. Es absurdo pensar que el buen tiempo nos acompañará siempre, por lo que parece lógico el estar siempre preparados para resguardarnos lo mejor posible de la lluvia y el viento, y mejor aún si esa preparación incluye el saber utilizar todos los fenómenos atmosféricos en nuestro provecho. Bajando al terreno político, nadie duda de que lo mejor es saber cuanto antes hacia donde sopla el viento e izar velas o replegarlas según nuestras conveniencias. Sin respetables dosis de optimismo no se puede vivir ni ir hacia ninguna parte.

La segunda consideración es que todas las personas, tanto individuales como sociales, necesitan tener un cierto conocimiento de los fenómenos atmosféricos que pueden afectarles. Si cada uno de nosotros sabe, mirando al cielo, si amenaza o no lluvia, cada uno de los colectivos que nos reunen e integran debe tener organizadas las cosas para prever, en la medida de sus posibles, cuanto puede afectar a su existencia. Ello es absolutamente necesario en todas y cada una de las personas sociales que facilitan o dificultan nuestra vida.

Lo que ahora nos pasa, eso que llamamos crisis, es que nos hemos dado cuenta demasiado tarde de que tanto en España como en el mundo ni existían los observatorios adecuados ni las personas expertas en este tipo de nubes socioeconómicas. Leyendo o escuchando a quienes se las dan de "enterados", lo que más llama la atención es que entre ellos no se ponen de acuerdo en cuales son los orígenes próximos o remotos, y mucho menos cuales van a ser la profundidad y la duración, de la tormenta que estamos soportando. Por esa falta de observadores y de observatorios, los pocos que intuyeron el que algo nos podía ocurrir, y se atrevieron a decirlo, apenas fueron escuchados y menos aún creídos.

La tercera consideración a tener en cuenta es que la citada burbuja del desconocimiento tiene por lo menos medio siglo de existencia, ya que es producto de una cándida visión del mundo y de la vida colectiva que no se da ni se consiente respecto de la vida individual. Esta visión sostiene que el mundo se autorregula y se autoarregla por sí mismo; la intervención de cualquier clase de poderes extramundanos o internos produce -según los citados visionarios- una mayor y más duradera perturbación. Cuanto más grave y extensa sea la enfermedad política, social o económica que sufra el mundo, mayor será el número de por ella afectados, y en consecuencia esta suma de intereses individuales generará en breve tiempo -aunque les parezca demasiado a los afectados- un tan intenso interés común que por fuerza autogenerará la deseada solución general. El liberalismo económico, ese "dejad hacer, dejad pasar, que el mundo marcha por sí mismo y si se pone enfermo se cura por sí sólo", se reinstauró -con algunos tafetanes sociales- tras la II Guerra Mundial, y entre otras cosas produjo un gran desarrollo socioeconómico en casi todo el mundo y el predominio político de los Estados Unidos.

No deja de ser curioso y aleccionador que la presente crisis sea mucho más extensa y profunda, también mucho más destructiva, que su antecesora -la Gran Depresión de los años 20 y 30 del siglo pasado- y esté ligada a ella por su estrecha relación con los dos grandes conflictos bélicos sufridos por Europa y el resto del mundo desde 1914 a 1918 y desde 1939 a 1945. Los dos perturbaron notabilísimamente al mundo entero en el aspecto político:-basta con recordar el hundimiento de los imperios germánicos y ruso, y el nacimiento del imperio soviético y de los fascismos, etc., durante y tras el desarrollo del primero de los citados eventos bélicos; y la creación de la ONU y el resto de la red de organismos internacionales, y la extensión del llamado "Estado del bienestar" a lo largo y después del segundo gran conflicto armado. Todos estos acontecimientos y su red de complementarias consecuencias han producido durante los últimos cincuenta años que el "buen vivir" característico de las clases altas europeas y norteamericanas en los últimos quinquenios del siglo XIX y primeros del XX haya podido extenderse a los 500 millones de personas integrantes de las clases medias y altas de Europa y Norteamérica, y de las clases altas del resto del mundo... ¡Lástima que otros 5.500 millones de personas sigan viviendo en difíciles condiciones de existencia o en la más absoluta pobreza o miseria!

Hay quien dice, teniendo en cuenta esa triste realidad, que la actual crisis es en buena parte producto del miedo originado por la desigualdad, la envidia, la ambición y el recelo. Es posible. Procuraré tratar de ello en otras apuntaciones.

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Jose Melendez, El desgobierno de España

lunes 29 de junio de 2009

El desgobierno de España

José Meléndez

E SPAÑA semeja una nave en medio de una fuerte tempestad, sin timón, a expensas de los vientos y las olas y con la tripulación dedicando todos sus esfuerzos a ajustarse los chalecos salvavidas para tratar de sobrevivir a los elementos. Los embates de la crisis no cesan de azotar las economías de las empresas y las familiares, pero el gobierno está paralizado, ausente, superado por los acontecimientos hasta ese peligroso punto que representa la impotencia de no saber qué hacer.

En los escasos quince meses que tiene de vida esta legislatura, el gobierno ha llevado al Parlamento apenas media docena de proyectos de ley, casi todo ellos de menor cuantía y ese escuálido bagaje de trabajo tiene dos explicaciones: una que los ministerios trabajan poco –no hace mucho tiempo que trascendió la bronca que la vicepresidenta Fernandez de la Vega le echó a los subsecretarios por su escasísima productividad- y otra por el temor de Rodríguez Zapatero a que se los tumben en un parlamento en el que ha dejado de tener aliados y está en franca minoría. Ya lleva ocho derrotas parlamentarias en lo que lleva de curso y no han sido mas porque en los proyectos presentados ha admitido todas las enmiendas que le han propuesto para salvar la cara, con lo que sus iniciativas se han quedado prácticamente en nada.

El optimismo antropológico, que era la capa mentirosa que cubría la fea cara de una realidad inquietante, ha dejado paso a una intensa actividad clandestina bajo las mesas vacías en la que cada voto tiene un precio y cada negociación parece un trato de chamarileros. Tal es la precariedad de la situación parlamentaria de Zapatero wue en l viaje de Estado que los Reyes realizan por Oceanía, les acompaña solamente una ministra, la de ciencias e Innovación, porque es la única del gabinete que no tiene escaño en el Congreso y Moratinos y los dos o tres ministros que habitualmente acompañan a los Reyes en esos viajes, se ha tenido que quedar en Madrid para poder votar en el Parlamento.

La administración pública está paralizada, con todos los inconvenientes que esto conlleva; cualquier trámite legislativo se eterniza y aunque los problemas se acumulan en cada ministerio, no se ven atisbos de solución en la pasividad de sus titulares ni siquiera esfuerzos por intentarlo. ¿Cómo va a cumplir su tarea legislativa un gobierno que prometió hace mas de dos años un Reglamento para la Conferencia de Presidentes Autonómicos y ha tardado todo ese tiempo en redactar un b orrador de dos folios que ha presentado ahora?. Malo es gobernar mal, pero es aún peor no gobernar, sobre todo cuando se hace imprescindible adoptar medidas que puedan frenar la crisis que padecemos. Y eso es lo que está ocurriendo en España. Las medidas que el gobierno ha venido anunciando, como el Plan E, no han funcionado o lo han hecho a una escala insuficiente y nos encontramos con que nuestros responsables económicos ocupan su tiempo en tratar de suavizar los alarmantes avisos que nos envían las instituciones mundiales que tienen autoridad para enjuiciar el momento económico. A cada aviso negativo que lanza el FMI o la OCDE, responden a coro nuestros gobernantes que no es para tanto porque, según sus datos, la cosa no está tan mal. Se puede dudar de la capacidad económica de la vicepresidenta Elena Salgado, pero lo que no se la puede negar es su inalterable optimismo para ver brotes verdes y hacer pronósticos que después tiene que rectificar a la baja a corto plazo. La vicepresidenta ha visto ya el fondo de la crisis por tres veces y otras tantas ha tenido que ampliar la fecha que contemplaba en su visión, Que santa Lucía la conserve la vista. Ahora ha venido a incordiar la OCDE con un nuevo informe en el que sitúa a España a la cola de los países de la organización, con una caída del PIB en el presente año de 4.2 por ciento y un 0,9 por ciento aún mas bajo para el 2.010. Estas cifras contrastan con las que presentan los países de la OCDE a nivel global, que presentan un cierto repunte a finales de este año y en el que viene y son seis décimas mas que las que aventuró la ministra Salgado el pasado l2 de junio. Pero ella no se arredra y ha mantenido que hay síntomas positivos en diversos sectores. En realidad no se sabe en cual de ellos, porque la OCDE afirma que el desempleo llegará al 20 por ciento, que el déficit público se situará en un 9.6 por ciento el año próximo y que la inversión descenderá un 4.6 por ciento. O sea, un panorama típico de recesión profunda en parámetros de macroeconomía y en el drama de la economía familiar que, como acaba de reconocer el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, una de cada cuatro familias españoles no cobra ningún tipo de subsidio por lo que están en el umbral de la pobreza.

Y en medio de este panorama, el gobierno parece que está también en paro legislativo. Menos mal que para que se note menos, las vacaciones estivales están ya a la vuelta de la esquina.

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Ladron de Guevara, Homenaje a las fuerzas de seguridad del Estado

lunes 29 de junio de 2009

Homenaje a las fuerzas de seguridad del Estado

Ernesto Ladrón de Guevara

E TA es lo que ya sabemos: una pandilla de gentuza mal nacida que no tiene ni idea de lo que es la dignidad humana. ETA es eso: basura.

La antítesis de ETA es Eduardo Puelles. Un héroe que vivía su profesión como una misión sagrada: la de protegernos a todos y espiar a la gente mala para evitar que destrocen nuestras vidas. Él ha pagado con su vida el tributo por defendernos a los ciudadanos de bien. Tiene razón su viuda al decir con palabras vibrantes que ETA no va a poder jamás con los muchos “eduardos” que resisten y combaten a los asesinos, si es necesario con su vida. Yo quisiera ser uno de ellos. No sé si hago lo suficiente, pero lo proclamo en voz alta y clara: soy enemigo de ETA y también de aquellos que actúan de camuflaje del brazo político de ETA que impunemente nos amenazan diciendo que si no se negocia van a caer más ciudadanos de bien como el héroe D. Eduardo Puelles. ¿Dónde está la Fiscalía que no interviene de inmediato sobre el cabeza de lista en la que los proetarras se disfrazaron en las últimas elecciones para burlar la ley? ¿Y el Tribunal Constitucional qué dice ahora?

He de decir que, por ahora, me está sorprendiendo gratamente el nuevo Lehendakari. Las cosas están cambiando al menos desde las formas. Lo de los hechos prácticos está por verse. Pronto comprobaremos si son gestos para la galería –lo que no es poco habida cuenta de las experiencias que hemos sufrido los vascos no nacionalistas en los años de Ibarretxe- o hay realidades prácticas. De momento tenemos la sensación de que el dinero de los vascos va a servir por primera vez en treinta años para proteger a la buena gente, a los que no vamos como camorristas. Si en los treinta años últimos los que aún quedamos sin irnos de nuestra tierra de adopción o nacimiento hubiéramos adoptado las mismas actitudes que los macarras etarras y sus encubridores, hubiera corrido la sangre por las calles vascas. Pero los que estamos bajo el síndrome del acoso de persecución hemos tenido una conducta ejemplar, civilizada, moralmente impecable. Por eso hemos ganado la guerra, aunque aún no se haya producido el desenlace final de extirpación del cáncer filoetarra y filonacionalista que es la fuente de la que bebe el terrorismo. Todo llegará, aunque a lo peor los que hemos alcanzado los sesenta aniversarios no lo veamos. Algún día se hará justicia y pasará a los libros de historia la ejemplar conducta de la resistencia vasca al totalitarismo. Vaya esto que digo en homenaje a Eduardo Puelles, que como muchos otros servidores de la ley han impedido el asesinato por parte de quienes quieren ser los nuevos ayatolas en Euskadi a semejanza de los que impiden las libertades en Irán.

Para que nos hagamos una idea: un poder detentado por los proetarras sería como el de los “guardianes ultraislamistas de la revolución” que masacran al pueblo iraní e impiden los más básicos derechos democráticos. Atacan a los medios de comunicación que ponen luz y taquígrafos sobre lo que está sucediendo en Irán y persiguen a la masa de población que lucha por clarificar lo que ha ocurrido en el fraude electoral que modifica la voluntad del pueblo, propugnando una elemental lógica democrática. Allí puede haber una masacre del pueblo sublevado contra los liberticidas, sin focos ni testigos. Aquí podría ser lo mismo si no hubieran actuado unos pocos como altavoces de muchos que piensan lo mismo sin decirlo por miedo.

Hoy es un deber cívico de la comunidad internacional implicarse en la exigencia de respeto a los derechos humanos en Irán y no mirar para otro lado.

Y, de la misma manera, es obligación de todos los ciudadanos españoles y europeos, y de la comunidad internacional en su conjunto, defender la civilización occidental con uñas y dientes, exigiendo el imperio de la ley y la acción de la justicia, para que caiga la acción de la justicia sobre aquellos que subvierten los más elementales principios del respeto a la vida, los derechos humanos y las más primarias reglas de funcionamiento de las sociedades libres.

Quienes con su silencio o con su complicidad amparan a estos fanáticos asesinos deben ser excluidos del juego democrático y apartados a un ostracismo depuratorio.

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Ismael Medina, La conspiración contra España sigue su curso

lunes 29 de junio de 2009

La conspiración contra España sigue su curso

Ismael Medina

E L asesinato del inspector de la Policía Nacional Eduardo Puelles ha provocado las lógicas reacciones de condena, demostraciones de solidaridad en toda España, una multitudinaria manifestación de repulsa en Bilbao y la presencia de los políticos en las honras fúnebres con rostros compungidos. Y el timo gubernamental de que, pese a este nuevo crimen, el terrorismo nacional-marxista vascongado está más debilitado que nunca. Cantinela que venimos escuchando desde los lejanos tiempos del transacionismo democratizador, cuando presidentes del gobierno, vicepresidentes, ministros de Interior y de Defensa nos decían tras cada atentado que ETA estaba contra las cuerdas. Y llevamos algo más de mil doscientos muertos si se contabilizan los del Hotel Corona de Aragón y los del avión “Alambra de Granada” que también lo fueron del bandolerismo etarra.

Parecerá a algunos, pocos o muchos, que me deslizo por el tobogán del cinismo si escribo que son efímeras la resonancia y efectividad de las manifestaciones de repulsa, siempre encomiables y necesarias. Sería preciso que fueran persistentes, día tras día, arrastrando tras de sí crecidas adhesiones susceptibles de erradicar de las mentes el miedo a represalias terroristas y forzar a los poderes públicos a una presión implacable sobre cualesquiera espacios políticos o sociales en que los bandoleros se mueven como el pez en el agua. Una acción todavía inexistente y que condiciona seriamente la necesaria contundencia colateral de los logros policiales, debidos en buena medida a la colaboración de la Gendarmería y la Justicia francesas.

CPMTRA AL TERRORISMO NO CABEN DEBILIDADES NI ARREGLOS

ALECCIONABA Mao que para el triunfo de la revolución era indispensable que sus grupos de acción nadaran en las áreas rurales y en los centros urbanos como el pez en el agua. Para conseguirlo se valía de dos instrumentos con preferencia: disponer en la retaguardia enemiga de colaboradores que dieran cobertura logística y e ncubridora a sus terroristas; y que la violencia asesina de éstos, selectiva o indiscriminada, sembrara el miedo entre la población, bloqueara su reacción y consiguiera adeptos.

La estrategia revolucionaria de Mao se inspiraba en la diseñada por Lenín, la cual estructuraba en siete planos complementarios para dar cobertura a las bandas encargadas de atentados mortales destinados a quebrantar o destruir los que en el argot terrorista se denominan “circuitos vitales”.

Los servicios secretos occidentales, los Estados Mayores de los Ejércitos y los servicios policiales de la lucha contra el terrorismo conocen de sobra la estrategia revolucionaria, a la que no son ajenas las conexiones e interdependencia entre los las distintas facciones de este tipo de bandolerismo, agrupadas en la Internacional del Terror, creada en 1967 en La Habana, a iniciativa de la Unión Soviética y que contaba con la protección y asistencia logística de gobiernos comunistas y “progresistas”, entre ellos algunos musulmanes. A partir de su análisis se diseñó una eficaz estrategia contraterrorista que dio sus frutos y permitió su erradicación en las naciones europeas, salvo en España, hasta la irrupción del terrorismo islámico, amparado en el quintacolumnismo musulmán derivado de las corrientes inmigratorias de esa condición religiosa.

LA LECCIÓN OLVIDADA DE LA ANIQUILACIÓN DEL “MAQUIS”

La desaparición de la Unión Soviética y de sus Estados satélites forzó el traslado del centro de coordinación de Interterror a naciones islámicas y a Cuba en Hispanoamérica. La expansión de la versión neocomunistas del neobolivarismo, acaudillado por Chávez, ha hecho de Venezuela la plataforma del narcoterrorismo que tanta sangre ha derramado en aquel continente y en el que también el bandolerismo etarra encuentra protección y respaldo logístico.

España sostuvo una durísima lucha contra el bandolerismo conocido como “maquis”, denominación adoptada en Francia por el autodenominado Ejército Popular Republicano, organizado por los partidos comunistas español y francés, con financiación soviética, condescendencia del gobierno socialista galo y la inhibición de los gobiernos con vitola democrática. Su cuartel general, centro de reclutamiento y campo de entrenamiento se situaron en Toulouse y en su dirección figuraban La Pasionaria y Santiago Carrillo. Esos presuntos “liberadores” deberían apoyarse en las bandas criminales integradas por los residuos de las milicias socialcomunistas que se refugiaron en las montaña, muchos de cuyos miembros se distinguieron por su ferocidad durante las represiones en zona roja y en las que abundaban delincuentes y pistoleros a los que el Frente Popular abrió las puertas de las prisiones tras su triunfo en las elecciones de febrero del 36.

Días atrás recibí de un amigo la carta de uno de estos bandoleros que el nieto de un asesinado en zona roja había encontrado entre los papeles de una abuela a la hora del reparto de sus bienes. El bandolero, muy conocido por sus crímenes, le exigía la entrega de cien mil pesetas bajo la amenaza de que si no lo hacía secuestraría a su hijo, pues sabía por sus confidentes donde vivía y tenía entre éstos, desconocidos por la policía, los que podían hacerlo para llevarlo a su guarida. No diferían los métodos de aquella gentuza con los utilizados luego por el bandolerismo etarra. Es el motivo de que me apoye en ese documento.

La lucha contra aquel bandolerismo fue encomendada a la Guardia Civil, en estrecha colaboración con el Cuerpo Nacional de Policía en la grandes urbes y grupos voluntarios de paisanos, en tanto el Ejército impermeabilizaba la frontera con Francia. Murieron en el empeño numerosos guardias civiles y otros muchos enfermaron a causa de las penalidades que afrontaron las contrapartidas. Pero los bandidos, que lo eran, se quedaron sin el “agua” que Mao creía imprescindible. Si alguno de mis lectores quiere conocer lo que verdaderamente ocurrió, le recomiendo dos libros: “El maquis en España” y “El masques en sus documentos”, del teniente coronel de la Guardia CivilF. Aguado Sánchez (Ed. Sanmartín) Añadiré, si acaso, que, al toparse con la realidad, desertaron muchos de los exiliados enrolados en Francia bajo el engaño de que sería un paseo triunfal su irrupción en España. Uno de éstos era un contrapariente al que debo este tipo de información.

Pudo aplicarse parecida estrategia, adecuada a las circunstancias, para derrotar al bandolerismo etarra y dejarlo sin “agua”. Pero los democratizares tomaron el camino equivocado, a despecho de los informes de los especialistas españoles y extranjeros en la lucha contra el terrorismo. Ya por entonces demostraba la experiencia ajena que para derrotar al terrorismo son inexcusables tres exigencias cuando menos: llevar al ánimo de sus miembros la convicción de que van a morir; sembrar el pánico entre quienes les encubren, les ayudan o les prestan apoyo político; y promover entre la población afectada una total confianza en la acción del Estado y una viva y permanente actitud de repulsa, e incluso de denuncia.

LOS DEMOCRATIADORES CONVIRTIERON EN HÉROES A LOS ASESINOS

ERA de sobra conocido que ETA nació en el seno de las juventudes del PNV y, más en concreto, en la Universidad de Deusto. Asimismo que contaba en Vascongadas con el respaldo de sectores de los jesuitas, de otras órdenes religiosas y del clero, infestados por la llamada teología de la liberación y por el Movimiento Pax, radicado en Varsovia bajo la apariencia de un progresismo católico y dirigido por el KGB. Resultaba palmaria la imbricación entre nacionalismo vascongado y marxismo. Una mixtura que en Hispanoamérica derivó en la “teología de la violencia” y convirtió a no pocos sacerdotes y religiosos en “curas guerrilleros”. O, por usar una vieja nomenclatura española, en “curas trabucaires”.

Sucedía, no obstante, que la monarquía parlamentaria y la democracia partitocrática, resultado de la Ley de Reforma Política y de la aplicación de las Leyes Fundamentales, provenía del régimen de Franco, al igual tantos de sus promotores a derecha e izquierda. Conversos que se esforzaban por eludir el sambenito de franquistas y hacer méritos democráticos.

El primer gran error, cuyas trágicas consecuencias no tardarían en sobrevenir, fue la inclusión de los bandidos etarras encarcelados en la Ley de Amnistía bajo el protervo argumento de que habían luchado, aunque con exceso de pasión, por “la libertad y la democracia”. Fueron llevados a varios países en aviones militares y con una subvención de 200.000 pesetas por cabeza. De criminales pasaron a convertirse los etarras en héroes de la democracia. Una monstruosidad que seguimos pagando a precio de sangre.

Aquella Ley de Amnistía, tan alabada como un consenso interpartitocrático de conciliación y superación de la guerra civil, escondía también, sobre todo respecto de etarras y comunistas, la necesidad de archivar la instructoria del asesinato del almirante Carrero Blanco, presidente del gobierno, la cual estaba a punto de descubrir toda la trama del atentado, incluidos sus ocultos inductores.

Se desplegó simultáneamente una desaforada campaña vindicativa de los terroristas condenados a la pena de muerte y ajusticiados conforme a lo establecido por la ley, la cual tenía sus antecedentes, por cierto, en la leyes de Orden Público y de Vagos y Maleantes de la II República y en la de Justicia Militar, de finales del XIX, no derogada y también aplicada en el periodo republicano. Campaña que logró la abolición constitucional de la pena de muerte, si bien perduró en el ámbito militar hasta época relativamente próxima.

Aquella misma obsesión antifranquista, amén de presiones extranjeras, trajo consigo el restablecimiento inmediato de los antiguos Estatutos de Vascongadas y Cataluña, aún a sabiendas de que al hacerlo se prestaba amparo político y justificación ideológica a los terrorismos etarra y de Terra Llure. Completó el cuadro la introducción constitucional del término “nacionalidades”, extraído de la constitución soviética y nada inocente, amén del desvariado Titulo VIII que establecía un contradictorio y averiado Estado de las Autonomías.

AL TERRORISMO SE LE DIÓ FUELLE DESDE EL PODER DEL ESTADO

NO se hizo esperar la envalentonada arremetida terrorista. Se sintieron parte indisoluble de la democracia instaurada, nuevos “gudaris” destinados a conseguir por las armas la independencia vascongada reclamada por los partidos de la taifa, desde el PNV, teóricamente moderado, y contar con respaldo exterior, no sólo ideológico. Y convencidos, asimismo de la debilidad del Estado. No iban descaminados.

Los gobiernos de UCD, sobre todo durante el periodo de mando del teniente general Gutiérrez Mellado, sustrajeron al homenaje público las honras fúnebres de los miembros de los Ejércitos asesinados por los terroristas. Se temía que las manifestaciones públicas de repulsa y el acompañamiento multitudinario de los entierros, como sucedió en uno de los primeros, generaran reacciones más o menos virulentas contra el gobierno y que los estamentos militares, cuyo malestar crecía de continuo, se sintieran respaldados por la sociedad para desestabilizar al gobierno y ob ligarle a rectificar los términos pactados e impuestos del proceso “democratizador”, entre ellos las concesiones ocultas hechas a los nacionalismos vascongado y catalán de reconocimiento ulterior de su condición de naciones en el seno de un Estado federal.

La acción institucional del 23 de febrero de 1981 tenía como principal objetivo yugular aquel creciente malestar derivado de los continuos y mortales atentados del bandolerismo etarra, además de restar a las Fuerzas Armadas apoyo social. También favorecer el acceso al poder de los socialistas para consolidar la Corona. Es el motivo de que lo recuerde en este análisis.

No cesaron los atentados terroristas ni las exigencias nacionalistas de cumplimiento de lo pactado en el célebre “contubernio de Munich”, ratificado en los pasos iniciales del totalitarismo partitocrático y envuelto en la ambigüedad del texto constitucional. Felipe González se sintió asediado, tomó nota de la liquidación en Alemania de la Baader Meinhof, escuchó los consejos de los expertos en antiterrorismo del CESID, del Ejército, de la Policía e incluso del Mossad. Y decidió aplicar los métodos racionales para descabezar el bandolerismo etarra y dejarlo sin “agua”, aunque fuera parcialmente, ya que le sería difícil y comprometido eludir los compromisos políticos con el PNV. Pero en vez de valerse de servicios especializados, encomendó la tarea al ministerio de Interior y éste a sujetos de su confianza, pero no aptos para tan comprometido empeño. Así surgieron los GAL y sobrevino su fracaso.

Siempre he tenido la duda de si fue realmente el llamado periodismo de investigación el que destapó la chapuza de los GAL, casi en coincidencia con el estallido de los escándalos de corrupción de sobra conocidos y alguno de los cuales todavía colea en sede judicial. ¿O se provocaron para que el P(SOE) saliera de poder y se cumpliera la estrategia de la alternancia? Es muy posible que fuera éste el objetivo político. Pero también tuvo como consecuencia directa o indirecta el reforzamiento operativo del bandolerismo etarra y su condición de brazo armado, o “gudari”, del independentismo vascongado.

Aznar se empeñó desde el primer momento en una batalla frontal contra el terrorismo desde dos frentes: la resuelta acción de los cuerpos de Seguridad del Estado y el logro de la colaboración del gobierno francés para una acción coordinada. Pero su mayoría relativa en el primer gobierno le reclamaba el apoyo parlamentario del PNV, siempre valedor de todo aquello que coadyuvara a su sueño separatista. Y con CiU, harto más cerca del independentismo vascongado que los intereses de España. Aznar logró arrinconar al bandolerismo etarra. Pero no dejarlo sin “agua”. Tampoco avanzó en este terreno durante su segundo mandato de mayoría absoluta. Ha sido Aznar, por cierto, el único presidente del gobierno que, todavía jefe de la oposición conservadora, fue objeto de un atentado etarra. Y precisamente cuando ya se perfilaba como triunfador en las próximas elecciones generales.

La izquierda frentepopulista se amancebaba mientras tanto con los partidos nacionalistas, incluidos los más extremosos. Oteaba la posibilidad de suceder al PP en el poder una vez cumplidas las preceptivas dos legislaturas de su tenencia por el PP.

LA ABERRANTE CONNIVENCIA DE RODRÍGUEZ CON LA CONFABULACIÓN INDEPENDENTISTA

LLEGÓ la ocasión socialista con la matanza de los trenes de Atocha, de la que, a tenor de la sentencia del Tribunal de la Audiencia Nacional y posteriores revelaciones, queda sin conocerse a ciencia cierta quienes fueron los inductores políticos, los organizadores, los ejecutores, la verdadera composición de los explosivos o si el terrorismo etarra colaboró y en que términos.

Lo cierto es que Rodríguez se empeñó con fruición desde el primer momento en una precipitada aproximación concesiva a los nacionalismos periféricos, en eliminar de sus territorios los dirigentes socialistas opuestos a la colaboración con los separatismos, en sustituirlos por otros inclinados al compadreo, en amenguar la acción policial contra los bandoleros, en favorecer holgadas condiciones a los terroristas encarcelados, en proteger la libertad de acción de Ternera, en iniciar apresuradamente negociaciones de “paz” con el enemigo criminal y el político de cobertura, en valerse de la Fiscalía General del Estado y de un sector afín de la Magistratura para favorecer esa infamante proclividad. Y en devolver a los terroristas el escaso volumen de “agua” que los gobiernos de Aznar le habían sustraído, sino en acrecérsela.

Creo innecesario pormenorizar, por de sobra conocidas, todas esas aberrantes prácticas de gobierno. Pero sí subrayar unos mínimos datos que alertan sobre la persistencia de Rodríguez en alcanzar por otros sórdidos métodos los objetivos que se escondían bajo la imagen prefabricada de “pacificador”.

El actual presidente del gobierno en la taifa vascongada, Francisco López, sustituto al frente del PSV del eliminado Nicolás Redondo Terreros, se distinguió por su empeño en cogobernar de nuevo con el PNV y en disciplinado intermediario con los terroristas y batasunos para avanzar en esa suerte de nuevo “abrazo de Vergara” perseguido por Rodríguez. Entre López y Montilla existe la misma diferencia a efectos políticos que entre dos gemelos.

La famosa Ley de Memoria Histórica, con tan grande descaro y aparatosidad oficiadapor Baltasar Garzón en el ámbito judicial, ha servido para inflar aún más la sostenida campaña mediática y partidista de exaltación como héroes de la libertad y la democracia de los asesinos durante la guerra en zona roja, de los equivalentes del llamado “maquis” y de los dirigentes políticos del frentepopulismo que los incitaron o los consintieron. La mera lectura de los comunicados de ETA y de “Gara”, su órgano de prensa, evidencian que los terroristas y sus ramales políticos se apropian del mismo engaño.

SE PODRÍA ANIQUILAR A ETA, PERO EL GOBIERNO LO REHUSA

HEMOS asistido desde que el atentado de la T-4 dejó en evidencia el trampantojo de la paz a reiteradas detenciones de bandas terroristas, gracias por lo general a la colaboración de la Gendarmería y la Justicia francesas con la Guardia Civil y la Policía Nacional, fraguada en tiempos de Aznar. Pero resulta asaz sospecho que se produzcan casi siempre cuando el gobierno Rodríguez precisa desviar la atención de sus descomunales errores y desvaríos. Señal indudable de que si existiera un verdadera voluntad de terminar con ETA dispone el ministerio de Interior de información suficiente para asestar un golpe decisivo al entramado terrorista, a la guerrilla urbana de la que se nutre y al aparato político que lo ampara y le sirve de correa de transmisión.

La insólita sentencia del Tribunal Constitucional de otorgar legalidad a I.I. de Sastre, brazo indiscutible del terrorismo, para participar en las elecciones europeas está en la misma línea de que se valió la Fiscalía General del Estado, o más bien del Gobierno, amén del P(SOE), para que la batusana ANV participara en los comicios y los proetarras se apoderaran de municipios vitales para la existencia del bandolerismo secesionista. Tampoco se cierran “herrico tarbernas” y otros centros batasunos en que anidan confidentes, delatores y la chuma que convoca manifestaciones, exalta a los asesinos y ejectua actos de vandalismo. Señales inequívocas de que el gobierno Rodríguez persiste en una obsesiva estrategia de “paz” que equivale a traición a España.

Las elecciones autonómicas crearon al gobierno y al PSV una situación imprevista: mayoría relativa del PNV, reforzamiento del PSV y el PP como árbitro. Si el PSV cedía a su inclinación tradicional de coaligarse con el PNV, desfondaba el artificio antiterrorista de Rodríguez y sus compinches cuando ya estaban a la vuelta de la esquina las elecciones europeas. López no tenía otra escapatoria que ceder a las pragmáticas condiciones de Basagoiti, quien fue lo bastante inteligente para no integrarse en el nuevo equipo de gobierno. Pero conviene recordar que el interregno, y sabiéndose poseedor del sillón de Ajuria Enea, López y algún otro de su confianza hicieron al PNV guiños de “colaboración democrática”.

UN CRIMEN CON EFECTOS POLÍTICOS BIEN CALCULADOS

LA dirección del bandolerismo etarra, en constante renovación, salvo en su cúspide, ocupada por el siempre por el Ternera, sospechosamente impune y con provocadora libertad de movimiento pese a ser de sobra conocido donde habita, no eligió al azar como objetivo criminal al inspector de la Policía Nacional Eduardo Puelles, con un brillantísimo historial en la lucha contra el terrorismo. Lo llamativo y sorprendente es que un hombre tan marcado y asentado desde hacía largo tiempo en Arrigorriaga, feudo proetarra, no adoptara las mínimas precauciones defensivas, comunes a los efectivos policiales y a los amenazados por ETA. Ya han comenzado la especulaciones ¿Acaso Puelles conocía por sus mandos superiores que ETA se abstendría de atentar hasta que se dieran condiciones propicias para reanudar las conversaciones de “paz”?

El discurso fúnebre de López fue contundente. Cierto. También multitudinaria la manifestación de condena en Bilbao. Y asimismo unánime la repulsa en el parlamento de Vitoria. Un impulso entre los políticos forzado por la vigorosa reacción de la viuda de Puelles, la cual removió la emoción de los vascongados menos acobardados. El eco persiste en las plataformas mediáticas, aunque ahogado por otros temas de actualidad con el pasar de los días. Debemos atenernos a los hechos en adelante. Y dos de ellos deben servirnos de banco de pruebas. Se han registrado en los últimos días e inducen a la duda razonable sobre las intenciones de Rodríguez y de su subordinado López.

La primer la encontramos en las declaraciones a una emisora de televisión de dos miembros de la policía autonómica vascongada con sus rostros ocultos. Denunciaron que sus mandos superiores les habían prohibido durante todo el periodo de gobierno del PNV actuar contra ETA y adoptar una actitud pasiva en todo lo concerniente a su cobertura batasuna. Los medios controlados por el P(SOE) han puesto sordina a esta escandalosa confirmación de la connivencia entre el PNV, las restantes formaciones independentistas y el bandolerismo etarra.

La obligación del presidente de la taifa era iniciar una investigación encaminada a una radical depuración de las ramas podridas y requerir a la Justicia para que intervenga. Y actuar de inmediato, el deber de la Fiscalía. Pero en vez de ello se anunció la decisión del gobierno de que en adelante compartan información sobre el terrorismo la Guardia Civil, la Policía Nacional y la policía de la taifa, amén de con la Gendarmería francesa. Rodríguez y Rubalcaba han aprovechado el pretexto de que López controla la guardia petroriana del independentismo para meter al enemigo en casa y tenerlo informado. No cabe olvidar a este propósito que Garaicoechea ideó la Academia de su policía como centro de formación de mandos de un futuro ejército de “gudaris”.

Un segundo timbrazo de alerta lo encontramos en la decisión del socialismo navarro de adherirse a una doble moción de la proetarra ANV contra la alcaldesa de Pamplona, de Unión del Pueblo Navarro. Un comportamiento de este porte, que pone en evidencia la doblez socialista en sus tratos con el independentismo vascongado y sus pretensiones anexionista, parigual a la de sus correligionarios catalanes y gallegos, no puede atribuirse a un desmán oportunista del PSN para hacerse notar o en la esperanza de tocar poder, sea con quien sea y a costa de lo que sea. La disciplina impuesta por Rodríguez en el partido es inflexible. Nadie se mueve sin la aprobación de Ferraz, salvo a riesgo de perder la silla. Ni tan siquiera el charnego Montilla hace la guerra por su cuenta. Tiene asignado el papel de mosca cojonera para mantener el poder frente a CiU y ERC. Su confrontación con el “Estado español” es una cortina de humo encaminada a enmascarar como concesiones bajo presión y necesario consenso democrático la estrategia hacia un confederalismo dispersivo, o “nación de naciones”.

ES ILUSO CREER Q UE LÓPEZ YA NO ES LO QUE SIEMPRE FUÉ

Y en ese mismo juego está embarcado Francisco López en Vascongadas. Compondrá la figura de martillo de terroristas y de freno al independentismo mientras convenga a Rodríguez Pero mantendrá abiertos secretos pasadizos de entendimiento con el PNV y de negociación el bandolerismo hasta que llegue la ocasión de romper el pacto con Basagoiti forzado por los resultados electorales. Cumplirá con disciplina y fervor la misión que le fue encomendada por el farfullero ocupante de la Moncloa como lo hizo desde que sustituyó en la foto al defenestrado Nicolás Redondo de la que también desaparece Ramón Jáuregui, catapultado al inerte retiro del Parlamento Europeo.

Se agotará la parafernalia condenatoria por el asesinato del inspector Puelles, su nombre y su imagen caerán en el olvido mediático hasta que ocasionalmente convenga exhibirla, la enérgica voz de su viuda se incorporará a las de otras que no se resignan al silencio, seguirán teniendo patente de corso los batasunos de toda laya, cobrarán en la caja moncloaca la mordida política de su último crimen, la “kale borroka” no dejará de abastecer a ETA con nuevas levas de bandidos, Rubalcaba y Garzón los cazarán al acecho cada vez que convenga presumir de eficacia antiterrorista, Otegui no abandonará su función de portavoz consentido de ese sórdido mundo, se mantendrá a Ternera como enlace para las soterradas negociaciones de “paz” y López vestirá el disfraz obligado hasta que la conspiración se consuma. Salvo que la hagan reventar desde fuera o la ira de los hambrientos desde dentro. Es iluso y suicida esperar otra cosa.


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Cesar Alonso, Del rodillo al pactismo

Del rodillo al pactismo

CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS

Lunes, 29-06-09
Si ayer abominamos de las mayorías absolutas y los rodillos parlamentarios, ¿no debería gustarnos el pactismo de ahora? La «geometría variable», como se llama eufemísticamente a aquel, está resultando excesivamente inquietante. Por un lado, se piensa que la política se hace de forma improvisada y, por otro, que el sacrificio de los principios es ya sistemático.
Esta situación no es la invención de un genio maligno: es la consecuencia de un sistema partidario montado a partir de los intereses ideológicos y territoriales. Nuestro sistema es híbrido: no sólo se rige por un pluripartidismo exagerado, sino por intereses territoriales. Así, el PSOE está obligado a ver al PSC no como una parte de sí mismo sino a veces como un contrario. A su vez, un partido como ERC debe tener en cuenta que su oposición al PSOE podría llevarle a perder su puesto en el gobierno de Cataluña. La intrepidez de Zapatero ha llegado al máximo en el País Vasco: ha desplazado del poder al PNV cuando tanto le necesita en el Parlamento nacional. Y es que el PSOE aspira a la centralidad y a la toma del poder allí donde puede.
La «geometría variable» es consecuencia de la ausencia de lógica del sistema partidario, que da por supuesta la traición de los partidos a sí mismos. El PSOE se suelta la greña progresista al pactar con ERC, BNG, IU..., mientras se hace conservador al pactar con el PP y CiU, o se comporta como antiespañol al hacerlo con PNV, CiU, ERC y BNG...Todo depende de que la centralidad exija ideología o intereses territoriales.
Dicho esto, hay que reconocer que está saliendo adelante la tarea legislativa y en no menor grado que en tiempos de mayorías más cómodas. La perversión del sistema sería más soportable si no estuviéramos padeciendo una gravísima crisis, lo que ha llevado al PSOE a buscar en CC.OO. y UGT el pacto que debería haber hecho con los partidos.

http://www.abc.es/20090629/opinion-firmas/rodillo-pactismo-20090629.html

Reforma de una justicia fracasada

Reforma de una justicia fracasada

Lunes, 29-06-09
CON una abrumadora mayoría de 329 votos, frente a 9 en contra, el Congreso de los Diputados dio su respaldo el pasado jueves a la reforma de la llamada jurisdicción universal de los tribunales españoles, regulada por el artículo 23 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Aunque esta reforma estaba defendida desde hace tiempo por amplios sectores judiciales y numerosos juristas, su motivación principal ha sido poner coto a un ejercicio desproporcionado y estéril de la competencia extraterritorial de la Audiencia Nacional. No se trata de cercenar las aspiraciones de justicia de las víctimas de genocidios y crímenes contra la humanidad, ni de propiciar la impunidad de los autores de estos delitos. La reforma es, ante todo, realista, porque ni las víctimas reciben justicia y reparación, ni los verdugos, castigo. Basta repasar la historia de los grandes sumarios de justicia universal tramitados por la Audiencia Nacional para comprobar que ninguno de ellos ha culminado sentando en el banquillo a alguno de los principales genocidas o criminales de guerra investigados. Era necesaria esta reforma para no seguir alimentando falsas esperanzas en las víctimas y no seguir descargando en nuestra justicia objetivos inalcanzables y problemas innecesarios en la diplomacia española.
La reforma introduce como condición general para que la Audiencia Nacional ejerza la jurisdicción universal la vinculación del delito con España, porque las víctimas son españolas, porque sus autores se encuentran en territorio español o porque hay un «vínculo de conexión relevante» con España. Con estos presupuestos, se legitima de forma indudable la actuación de la justicia española, porque el Estado español tiene interés directo, y, en caso de que los autores estén en España, se facilita decisivamente la investigación. También se prevé otra condición absolutamente coherente con el respeto a la soberanía de los Estados y a los Tribunales internacionales, porque la Audiencia Nacional sólo podrá perseguir estos delitos cuando no exista «una investigación y una persecución efectiva» por unos u otros.
Las críticas de fondo a esta reforma ni son justas ni ciertas. No va a provocar más impunidad que la que ya existe, ni va a desamparar a las víctimas más de lo que ya lo están. La impunidad de los genocidas es consecuencia de otras causas, no de las limitaciones propias que deben imperar en una justicia meramente estatal. Causas que tienen que ver con la propia organización de la sedicente comunidad internacional, integrada por Estados soberanos. El carácter absoluto e incondicional de la jurisdiccional universal vigente hasta ahora en España es la razón de su fracaso -aparte de la parafernalia mediática que algunos jueces y organizaciones han montado-, además de ser contradictoria con los principios de legalidad y seguridad jurídica, que someten a cada ciudadano a los dictados de las leyes de sus propios Estados, no los ajenos. La opción debería así orientarse a reforzar la Corte Penal Internacional, pero antes habrá que revisar muchos presupuestos de la política mundial, empezando por la viabilidad de una comunidad internacional que no distingue entre países civilizados y dictaduras tiránicas.

http://www.abc.es/20090629/opinion-editorial/reforma-justicia-fracasada-20090629.html

Manuel Jimenez de Parga, Del laicismo a la democracia religiosa

Del laicismo a la democracia religiosa

MANUEL JIMÉNEZ DE PARGA De la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

Lunes, 29-06-09
ALGUNOS observadores españoles consideran que la religión ha perdido influencia en la vida social. Se esfuerzan en exponer las cualidades del laicismo y afirman que es laico el régimen político formalizado aquí por la Constitución de 1978. Se confunde laicidad con aconfesionalidad. Es un enfoque equivocado de lo que ahora tenemos delante. Tal vez sea fruto de una visión «provinciana», según la cual nuestro horizonte es Francia, un país en el que se instauró desde hace tiempo el Estado laico. Pero el mundo español actual desborda los límites geográficos e históricos de Francia. Ni siquiera nuestras fronteras son las europeas. Con una visión universal hemos de concluir que, además de los españoles y de los franceses, hay pueblos importantes en otras zonas de este planeta. Con tal manera de acercarnos al asunto nos damos cuenta de que la religión tiene un peso extraordinario en el mundo contemporáneo. La famosa «lucha de clases», como motor de la historia, en la teoría de Marx, ha sido reemplazada por las guerras de religión. Hace unos días Mahmud Ahmadineyad proclamó que «la democracia religiosa iraní» es superior a la «democracia liberal», tan carente esta última de ética.
He aquí la situación. El año 1848 Carlos Marx y Federico Engels redactaron el «Manifiesto Comunista», en cuya primera parte se contienen unas afirmaciones luego mil veces repetidas: «La historia de toda sociedad humana, hasta nuestros días, es la historia de las luchas de clases. Hombre libre y esclavo, patricio y plebeyo, barón y siervo de la gleba, maestro y oficial de gremio; en una palabra, opresor y oprimido, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces y otras franca y abierta; en una lucha que conduce a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes». El panorama ha cambiado en el último siglo y medio. Hoy el gran motor de la historia es el enfrentamiento entre religiones. Se dijo por un clásico francés: «El siglo XXI será religioso o no será», y se ha confirmado el pronóstico. Vivimos uno de los momentos donde la religión tiene más fuerza en los distintos puntos del globo: diferentes religiones, claro es.
Si nos fijamos en Estados Unidos, por ejemplo, el visitante comprueba que allí es extraordinario el paso de la religión. Si asiste a la convención nacional de los partidos políticos (un hecho trascendental en aquella vida pública) advierte que comienza la reunión pasando por la tribuna los representantes de todas las religiones allí establecidas, como religiones importantes: desde la católica, las protestantes, la mahometana, la judía..., y todos pronuncian unas palabras y bendicen el congreso. Decir que aquello es un régimen político laico sería una inexactitud. Allí la fuerza de las religiones resulta notable.
Estados neutrales pero con sociedades religiosas: ahí está, a mi entender, la mejor descripción. ¿No es significativo que algunos jugadores de fútbol se persignen al saltar al campo? Sociedades religiosas, donde la religión ha adquirido y adquiere día a día tal fuerza que lamentablemente es motivo de luchas terribles y de guerras.
En el campo del Derecho internacional se distinguía -y se distingue- entre la neutralidad y la no beligerancia. En mi juventud, ya lejana, esto tuvo un enorme interés en la vida española. En los años cuarenta se discutía mucho, durante la Segunda Guerra Mundial, la posición de España, porque España, al principio, se había declarado «neutral» en el enfrentamiento entre los alemanes y los países que Alemania invadió; finalmente la guerra con Inglaterra y con los Estados Unidos. Pero el 12 de julio de 1940, España se declaró oficialmente «no beligerante», y esto abrió unas dudas. ¿Qué diferencia hay entre «neutral» y «no beligerante»? Se quería advertir que España, el Estado español de la época, prestaría un tratamiento distinto a las potencias del Eje (Alemania e Italia) que a los aliados. Se pasó de la neutralidad a la no beligerancia.Con las salvedades pertinentes podíamos decir que el Estado confesional es un Estado beligerante; el Estado aconfesional es no beligerante, y el Estado laico es neutral.
A partir de 1979 (o sea, la revolución de Irán) se ha producido un renacimiento espectacular de las fuerzas teológico-políticas. Los fenómenos a tener en cuenta en ese momento de 1979 eran, por un lado, la muerte de las ideologías, debacle entonces muy viva, por otro lado, la caída del Imperio Soviético. A los muy jóvenes les parece normal que Rusia sea hoy un país donde los ricos tienen gran importancia y donde las mafias rusas manejan muchísimo dinero, pero esto es de hace cuatro días. Nosotros hemos vivido durante años con un imperio soviético de características muy diferentes. Cambió por completo el panorama con la caída del enorme imperio soviético y el final de sus influencias terribles sobre los llamados «países satélites». A partir del 11 de septiembre de 2001 -también una fecha reciente-, se produjo el enfrentamiento de las democracias occidentales y el mundo árabe-musulmán (para simplificar las distintas tendencias existentes allí). Y hoy nos encontramos con factores religiosos que fomentan las rivalidades, por ejemplo, entre India y Pakistán; los factores religiosos están presentes en el Próximo Oriente, los factores religiosos desencadenan la guerra desde el año 2001 en Afganistán y en Irak. Bajo los escombros de las ideologías que han muerto o a las que se ha querido matar, nos percatamos de que el mundo ha redescubierto la religión como la pasión más fuerte, junto con los nacionalismos. Por otro lado, hay países muy importantes, democracias muy importantes, con Iglesias establecidas, por ejemplo el anglicanismo en Inglaterra, el presbiterianismo en Escocia. Hay iglesias oficiales como ocurre en Dinamarca, donde el luteranismo es la religión del Estado; Suecia abandonó la religión de Estado y estableció allí un régimen de separación, pero esto fue en el año 2000.
Un caso especial son los mencionados Estados Unidos. Allí hay un Estado laico después de la famosa separación, o muro de separación, propugnado por Jefferson, entre la acción estatal y la conciencia personal. Sin embargo, es un Estado laico en una sociedad muy religiosa, profundamente religiosa. Es cierto que la primera Enmienda decía: «El Congreso no podrá aprobar ninguna ley conducente al establecimiento de religión alguna ni a prohibir el ejercicio de ninguna de ellas», y esta Enmienda primera está constantemente invocada ante los tribunales. Pero la presencia de Dios está en los billetes de banco, en las canciones patrióticas y, como decía antes, en los actos más importantes, empezando por las convenciones nacionales de los partidos. Ahí está la presencia de Dios. El asombro entre nosotros sería grande si los congresos nacionales del Partido Popular o del Partido Socialista, o de cualquier otro partido, comenzasen con una intervención del representante de la religión católica, o de cualquier otra religión. La gente quedaría sorprendida. En definitiva, en este siglo XXI, que no es el siglo XX, sino que es un siglo con características especiales, anotamos el renacimiento del sentimiento religioso en la sociedad. Subrayamos la crisis del Estado laico, salvo en Francia -aunque también allí habría que matizar mucho entre el laicismo oficial y la realidad de la sociedad francesa-, recordamos el muro de separación Iglesia-Estado, típico de Norteamérica, pero con respeto de la conciencia religiosa. (Un muro que se atraviesa con frecuencia, sin mucha dificultad).
En suma, el laicismo radical es una doctrina que no tiene hoy encaje fácil en las democracias más importantes. ¿No será, acaso, que en España nos gusta vivir a contracorriente?

http://www.abc.es/20090629/opinion-tercera/laicismo-democracia-religiosa-20090629.html

domingo, junio 28, 2009

Pedro de Tena, Maldito seas Zapatero

lunes 29 de junio de 2009
Libertad
Maldito sea Zapatero
Pedro de Tena
Zapatero te maldigo. Me estás obligando a dejar lo que la libertad me señaló y me calcino en el empeño de recuperarlo. Me distraes. Me apartas. Me obligas profesionalmente a la política, a contribuir a tu defenestración.

Leo el poema inédito, el poema 60, de Juan Ramón, inmenso hallazgo publicado este domingo por ABC y caigo en la cuenta, más que nunca, del desastre nacional que significa Zapatero y sus secuaces. Fíjense, Juan Ramón, buscando a Dios, con minúscula, al deseante y al deseado, al que encuentra desde la libertad y en ella – "cada vez más libre, más ¡y más! ¡y más! A una libertad de puertas de Dios. Y entonces la puerta se abre... y ¡más libertad!". Libertad, libertad, más, siempre más, nunca menos, nunca para después, nunca aplazada ni negada ni vendida ni sumida en los razonamientos del autócrata. Y es precisamente eso, la libertad, lo que nos impide desarrollar, ejercer, protagonizar Zapatero y compañía. Maldito.

No se trata de nos la arrebate, nos la impida, nos la coarte o nos la cuele en el río del olvido. No tiene talla ni arrestos para eso. Se trata de que la distrae y distrayéndola, la mortifica. La libertad decide, ejerce, afirma y pone encima de la mesa. Pero cuando la libertad se dispone al servicio del combate por sí misma, porque se ve en peligro, porque se sabe en riesgo, entonces la libertad propia, la personal y concreta de cada cual, se sacrifica en el altar de la causa, no el de la casa, los lares, en el ara de las condiciones de una libertad abstracta y general, colectiva y de todos. Pero ya no es libertad pura, sino libertad comprometida, reglada por la ética o la filosofía, desviada, torcida, incluso cuando mana de la autonomía.

Libertad, la de Juan Ramón, por ejemplo, dedicado a lo que su libertad le encomendaba, acceder, diciendo, a lo indecible. Cantando, no contando, como tan bien vio Stevenson y siguieron haciendo los pájaros cuando él se fue. Cada mochuelo en su olivo, cada rata en su cloaca, haciendo, diciendo, cantando lo que procede de su libertad, algo tan plural, tan diverso y, por ello, tan hermoso. Por ello, el clásico pudo rugir: "Sé hombre, libre, no me sigas". El hombre libre no sigue a nadie, crea su camino. Puede mirar a un lado o al otro, pensar otros caminos, pero no puede seguir huellas de nadie porque no sabe seguirlas.

Por eso maldigo a Zapatero. Nos distrae de la libertad del camino que conduce a una puerta deseada y deseante, y nos desvía por el camino que conduce a la puerta de su salida, de su fin, de su extinción política. Mientras hacemos tal cosa, sufrimos la maldición de la libertad humana. Podemos hacer sólo una cosa al mismo tiempo. No podemos estar en la procesión y repicar. Si emprendemos el viaje a ultramar, no podemos simultáneamente viajar a ultracielo. Si elegimos el camino de la urgencia histórica de poner término a su locura, altivo caligulón de pacotilla, no escribimos los libros que debemos, no nos enamoramos, no apreciamos los atardeceres rojizos del verano, no leemos las cartas de los amigos...

Los liberales son conscientes de que la política no es, no puede ser profesional. Es un tiempo donado a la libertad y al bienestar de los demás, pero, luego, nos espera la ciencia, la poesía, la carpintería, el derecho, la medicina, la pintura, los paisajes, los hijos, los amigos, esos pocos buenos con los que uno ni habla porque les basta estar... Nos espera lo que elegimos para significarnos en el mundo. Por eso, Zapatero te maldigo. Me estás obligando a dejar lo que la libertad me señaló y me calcino en el empeño de recuperarlo. Me distraes. Me apartas. Me obligas profesionalmente a la política, a contribuir a tu defenestración y mientras tanto, mi tiempo se va por las alcantarillas camino de algún río que va a dar a la mar, que es el morir.

Por todo esto, Zapatero ni tiene perdón. Ni siquiera de Dios.

http://www.libertaddigital.com/opinion/pedro-de-tena/maldito-sea-zapatero-49836/

Satisfacciendo a todos, incluida ETA

29-VI-2009
Satisfaciendo a todos, incluida ETA
EDITORIAL
Al igual que con el Estatuto catalán, todo apunta a que el Tribunal Constitucional ha optado por "satisfacer a todos" y no remover las aguas, aun cuando ello socave la supremacía del ordenamiento jurídico en beneficio de una organización criminal.

El terrorismo es uno de los mayores problemas a los que puede enfrentarse una sociedad. Su objetivo declarado es generar el terror, esto es, sumir a los individuos en un estado permanente de excepcionalidad que haga imposible su convivencia pacífica. Por eso mismo, por atacar el fundamento de cualquier civilización, el Estado debe encargarse de combatir su ofensiva en todas las formas que ésta adopte, incluida la de partido político pantalla cuyo objetivo sea captar fondos y hacer proselitismo desde las instituciones.

Ésta era la finalidad que se encontraba en el fondo de la Ley de Partidos y no, como hábilmente distorsionan los nacionalistas, ilegalizar ideas. Dicho de otra manera, la Ley de Partidos pretende simplemente que las ideas, adopten la forma que adopten, no sirvan de protección a los terroristas para continuar desempeñando su actividad criminal.

El problema con el terrorismo etarra es que su violencia florece en un caldo ideológico muy determinado y, por ese motivo, cuesta distinguir la proximidad de los fines (propia de partidos como el PNV o Aralar) de la proximidad de los medios. En más de una ocasión, de hecho, el nacionalismo mal llamado moderado se ha encargado de confundirlo todo aún más rebajando la gravedad de los medios de los terroristas por considerar que eran útiles para agitar tales o cuales árboles.

En este sentido, las decisiones de los magistrados, encargados de delimitar cuando una determinada organización política integra el entramado de un grupo terrorista, pueden resultar impopulares y molestas para una parte significativa de la población (los nacionalistas y la izquierda más contraria a la Constitución) que no dudarán en manipular la sentencia para maltratar al tribunal. Es más, incluso puede que una determinada decisión moleste a la familia política que colocó al magistrado en su puesto. Pero aún así, los jueces no deben prevaricar (dictar una resolución a sabiendas de su injusticia), sino que han de hacer valer su independencia frente a todas las presiones que puedan recibir para alcanzar la sentencia más ajustada a derecho posible.

María Emilia Casas, presidenta del Tribunal Constitucional, defiende que la sentencia que permitió a Iniciativa Internacionalista, el partido del proetarra Alfonso Sastre, concurrir a las elecciones europeas fue la correcta porque los indicios contra esta formación "no eran sólidos".

Curiosamente, el propio Alfonso Sastre se encargó –pocos días después del último atentado de ETA que terminó con la vida de Eduardo Puelles– de mostrarle a María Emilia la falta de solidez de la sentencia al pronosticar "tiempos de mucho dolor" si el Gobierno vasco no se plegaba a las exigencias de los terroristas.

No parece que los indicios hayan sido el elemento que inclinara la balanza del Tribunal Constitucional a favor de Iniciativa Internacionalista. Al igual que con el Estatuto catalán, todo apunta a que el tribunal ha optado por "satisfacer a todos" y no remover las aguas, aun cuando ello socave la supremacía del ordenamiento jurídico en beneficio de una organización criminal; a todos, claro, salvo a las víctimas de esos terroristas y, en general, a quienes todavía creen en la necesidad de combatir a ETA y defender los derechos individuales.

Es lo que desgraciadamente sucede cuando la justicia se politiza hasta la obscenidad: que el Estado de Derecho se resquebraja y la impunidad se cuela entre las grietas.

http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/satisfaciendo-a-todos-incluida-eta-49842/

viernes, junio 19, 2009

Felix Arbolí, Cronica del desconcierto

viernes 19 de junio de 2009

Crónica del desconcierto

Félix Arbolí

H AY veces que uno intenta marchar por el camino recto y en todas partes le salen curvas. El domingo pasado cedí mi asiento en el autobús a una señora mayor. Posiblemente fuera más joven que yo, aunque no lo aparentara. Nunca me ha gustado permanecer sentado, mientras veo que una señora viaja de pie. Es una costumbre que me inculcó mi madre desde pequeño y a pesar de los años transcurridos y los nuevos aires y estilos de vida que nos han llegado no he podido, ni lo pretendo, desterrarla de entre mis normas a seguir. Nada más levantarme y ceder mi asiento, una chica joven se levanta y me ofrece el suyo, aunque yo cortésmente declino la invitación. Tendría que estar muy achacoso o necesitado para permitir levantar a una mujer en mi propia comodidad. No es cuestión de sexo, sino de educación y principios.

Momentos más tarde, ya en el puesto de libros me encuentro a esa señora en animada charla con la mía, pues resulta que es una de sus más asiduas clientas y con la que mantiene una grata amistad. Al reconocerme le comenta gratamente sorprendida mi acción: “Tienes un marido que es todo un caballero. Iba sentado en el autobús y me ha cedido su asiento”. Mi mujer sonríe satisfecha y me mira con unos ojos que quieren transmitir orgullo por una acción que yo considero normal y rutinaria. No obstante, la señora me desconcierta cuando me agarra del brazo al despedirse y me aclara: “Como se nota que somos de izquierda. Todos los izquierdistas tenemos talante y somos muy dados a estos detalles; los otros serían incapaces…”. Y se marchó tan satisfecha…. .

Me quedé tan sorprendido y fuera de órbita que no supe reaccionar. Ignoraba de donde habría podido sacar esa señora su opinión sobre mi ideología política, si sólo había hablado con ella las palabras necesarias en el autobús y no creo que ceder un asiento en un transporte público sea un acto que defina políticamente a nadie. No me dio tiempo a contestarle, aunque tampoco creo que lo hubiera hecho para evitar enfrascarme en una desagradable diatriba ideológica con una señora que estaba agradeciendo y alabando mi gesto. Tendría que haberle preguntado por qué me consideraba de izquierda y haberle aclarado que eso del “talante” era una estratagema ideada por Zapatero, para engatusar a los más fáciles en dejarse comer el coco?. ¿Iba a explicarle que lo que ella llamaba talante, era simplemente una manera de ir por la vida educada y correctamente y que no se lo debía a la política, sino a las enseñanzas de mi madre?. Tampoco creí oportuno darle una ducha de agua fría si le contaba que ni mi madre, ni yo habíamos sido nunca de izquierda, aunque ello no me impida respetar a los que así se consideren. Mi madre, pobrecita, era más franquista que doña Carmen Polo y no por que anduviera metida en política, que era una de sus asignaturas pendientes, sino porque no olvidó nunca los desmanes del Frente Popular y las iglesias y conventos ardiendo de cuya barbarie decía nos había salvado Franco.
En el plano contrario, con motivo de las últimas elecciones, me llama un gran amigo muy querido y me dice sin más : “!Enhorabuena, han ganado los tuyos, gracias a que la izquierda no fue a votar!”. Realmente sorprendido le contesto: “ ¿No se por qué me llamas para decirme esto?. Ya sabes que no me gusta discutir por cuestiones políticas, ni conozco la ideología de los que se quedaron en casa y no se acercaron a las urnas?. Yo jamás te he llamado, ni te llamaré para alabar a ningún político de los que tú consideras míos o censurar a los que yo considero tuyos. Huyo de estas controversias que a nada bueno conducen”. No muy convencido y sin disimular mucho el disgusto ante los resultados, se larga por la tangente y pasamos a otras cuestiones menos importantes, pero también menos conflictivas. Opino que las palabras son como los dardos que una vez lanzados ya no se pueden detener y pueden causar graves e irreparables daños. Y no hay político español de los actuales que se merezca tanto.

Ahora resulta que me consideran de derecha a ultranza y enemigo declarado de todo lo que se oponga a esta ideología. Y ello es completamente falso, pues fanatismo no tengo ni en el terreno religioso. Creo y siempre lo he dicho que los extremismos no son nada buenos, vengan de donde vengan y que la mesura y el respeto deben presidir nuestras vidas y alentar nuestros actos. Tendríamos un mundo mejor y más solidarizado si abandonáramos la radicalización de nuestras posturas.

Tercer golpe bajo con una nueva llamada. Esta vez otra persona muy entrañable que me habla con entusiasmo y emoción de mi articulo “La carta que me llegó de Ultramar”, en Firmas Invitadas. Se lo agradezco y me complace que le haya gustado. A continuación y sin venir a cuento, en tono airado, que va enrabietándose por momentos, me dice “También he leído el otro artículo”. Se refería a mi Contraportada “Ha ganado la abstención y el aburrimiento europeísta”, que por lo visto no ha debido gustar a muchos, porque en cuanto hablo de algunos del PP y les meto caña en asuntos que no me parecen acertados y honestos y que están en la memoria de todos, me echan sin contemplación a los leones, aunque en el mismo lugar comente los errores del adversario. La retahíla que me echó, la bronca que me armó y el afán que puso en intentar adoctrinarme con sus reiterativos y desabridos comentarios fueron de solemnidad. Poco más o menos me hacía culpable de los males de España por no sacudir con la badana a la izquierda de una manera feroz y encima tener el mal gusto de atacar a algunos políticos de la derecha, que la realidad está demostrando no son hermanitas de la Caridad, ni seráficos arcángeles, aunque éstas sean cualidades poco aptas entre políticos. Es decir, para esta persona no tenía “talante”de derecha, sino el “espíritu diabólico” de la izquierda. Y yo sin darme cuenta. No puedo ser el protagonista de tantos cambios en tan corto espacio de tiempo. Me atacan por ambos bandos y ya no se donde meterme, ni qué medidas adoptar.

¿Puede algún buen samaritano ayudarme a salir de esta encrucijada en la que me encuentro?. Yo pretendo y deseo respetar a todos. Oír sus opiniones serenamente, sin iras ni insultos y aceptar lo que de bueno y positivo tiene cada uno y así ir marcando con las migas de las buenas intenciones y sabios consejos el camino que debo recorrer. No obstante, he comprobado que hay demasiados pájaros a mi alrededor que se afanan en hacer desaparecer esas señales de identidad y buen hacer y me dejan más perdido y desorientado que cuando inicié la marcha. Moriré cuando me llegue la hora, sin haberme enterado quién soy yo y cual es mi tendencia política tantas veces zarandeada.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5236

Miguel Angel Loma, Chiringuitos

viernes 19 de junio de 2009

Chiringuitos

Miguel Ángel Loma

H UNDIDA la industria de la construcción y del pelotazo del ladrillo facilón, una de las pocas fuentes que nos va quedando de ingresos y generación de puestos de trabajo es el turismo: turismo de sol y playa, que es el que más peso tiene en España con diferencia sobre cualquier otro.

No obstante lo anterior, alguna de las mentes preclaras que ilustran a nuestro Gobierno, ha considerado que la medida más progresista ahora es desmontar los chiringuitos playeros y que su eliminación en nada afectará al turismo, ya que, como es bien sabido, a lo que fundamentalmente vienen los turistas a nuestras costas es a visitar museos, pinacotecas, bibliotecas y, sobre todo (aunque esto nos lo oculten por pura modestia nuestras humildes autoridades públicas), a admirar los altísimos niveles de investigación, industrialización y desarrollo que se han ido consiguiendo gracias al denodado esfuerzo de nuestros gobernantes.

Y es que uno no se da verdaderamente cuenta de lo mucho que valen nuestros mandamases públicos hasta que nos topamos con propuestas como ésta, de intentar acabar con los chiringuitos. ¿Lo próximo será no poder tomar el sol en las playas?, ¿calentarnos la cerveza?, ¿prohibirnos dormir la siesta?, ¿o necesitar de una autorización administrativa para bañarnos? Cualquier cosa es posible procediendo de tan privilegiadas cabezas, con tan privilegiados puestos de trabajo, cuyas privilegiadas vacaciones suelen disfrutar muy lejos de nuestras costas y de nuestros primitivos chiringuitos. Eso queda para el populacho y para los turistas de medio pelo.

Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo, decía Arquímedes. Dadme a un político iluminado y se cargará todo lo que se ponga bajo su dominio, dice la experiencia.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5238

Garcia Brera, El espia patatero

viernes 19 de junio de 2009

El espía patatero

Miguel Ángel García Brera

S I no fuéramos muchos los que pensamos que el presidente del Gobierno de España tiene la nariz más larga que la de Pinocho, estaríamos en la calle manifestándonos contra la injusta promesa de que la Autonomía catalana tendrá más dinero del Estado que la media. Pero ¿quién se ha creído que es este señorito para determinar una política de discriminaciones territoriales sin más ni más? Se quejan los socialistas por si ha habido – lo que no está probado - algún presidente autonómico que ha aceptado el regalo de unos trajes, sin mediar contraprestación alguna, y llega este presidente culé a Barcelona, recibe gratis un balón y se emboba con el esférico entre las manos, dispuesto aparentemente a agradecer la atención con promesas, ofensivas para el resto de España, que la verdad es que no le ha regalado balón alguno y tampoco tantos votos como los catalanes. Como he anticipado, de no ser porque tenemos reiteradas pruebas de que en el caso de ZP está claro que una cosa es prometer y otra dar trigo, España ardería hoy en protestas. Ayer mismo, en el Parlamento, ZP se olvidó, con sus correligionarios, de su palabra de endurecer las penas a los pederastas, hecha a los padres de Mary Luz, que deben estar hoy que trinan.

Incluso quienes, por ser españoles, nos sentimos catalanes también, y no nos agrada tener que protestar por la promesa envenenada del leonés, al menos sí tenemos necesidad de pedir que no se siga tomando el pelo a Cataluña, pues ya estuvo bien con aquello de que el Estatuto que aprobara el Parlamento catalán sería el aprobado por el Congreso – sin perjuicio de que nunca debió decirse tal barbaridad jurídica- y , ni fue así, ni sabemos a dónde va a ir a parar el asunto, en manos de un Tribunal Constitucional que, por la causa que sea, es más lento que los trenes de mercancías de los años cincuenta. Bien es verdad que con ocasión del Estatuto nadie le regaló un balón al presidente y el hecho de recibirlo ahora y manosearlo, con una risilla alegre de hospiciano el día de Reyes, durante su periplo por la T1 del Prat, algo le motivará para salir de mejor modo de su injusta promesa de discriminación pecuniaria. Veremos por dónde tira Rodríguez Zapatero para salir indemne de este regalo de la pelotita, que ha aceptado y disfrutado a toda cámara. Pelotas tendrá que echarle, desde luego. Claro que lo del balón es muy goloso y si no que se lo pregunten a Cristiano Ronaldo.

Mientras tanto, el Circo sigue adueñándose de España, pues solamente con filosofía circense cabe analizar el asunto de un director de la Seguridad Nacional al que se achacan algunas actividades incompatibles con su servicio, pero no dejan de tener gracia, aunque sea negra. Si es verdad lo publicado – creo que nada se ha probado todavía – el jerarca almacenaba la cosecha de patatas de un pariente en la sede del Centro Nacional de Inteligencia y luego las vendía, no sé si a sus amigos favoreciéndoles en el precio sin competencia o a cualquiera como haría un simple patatero. El Jefe de la Seguridad Nacional, según lo publicado, disponía de sus “espías” para que, con gafas de buceo, le dejaran impoluta la piscina, que eso sí que mola, pues yo llevo ya tres años sin disfrutar de la mía, porque ponerla a punto me resulta más caro que pasar una semana en la mejor playa de España, que, como es sabido, se llama El Sardinero. Como no sé dónde el hombre guardaba las patatas en un Centro de mobiliario y acceso tan sofisticado, como supongo será el que dirige, quizá en invierno se almacenaba el tubérculo en la piscina y, claro, sin gafas de buceo, a ver quién la deja a punto para ofrecer un baño a los invitados. Seguramente confundido con lo que es su obligación, espiar, parece que lo hacía con una empleada del hogar de la que sospechaba un amigo, no sé qué, pero nada que tuviera que ver con la seguridad nacional. Como el Jefe del CNI parece aficionado a la caza y pesca, más allá de la de espías, terroristas y demás enemigos del Estado – que es su obligación – también disponía –y sigo sin creérmela hasta que un juez no compruebe lo que se está publicando estos días - de los frigoríficos oficiales para colgar los venados y otras piezas que el hombre mataba o pescaba, eso sí, escoltado por gentes de su departamento, cuya nómina pagamos los españoles en una afán lógico de sentirnos protegidos; pero, sinceramente, no contra los venados, los peces espadas u otros animalitos semejantes. No me digan, lectores, amigos, que no es chusco un país que dispone de un director de la seguridad metido a patatero, haciendo de la limpieza de la tina una astracanada propia de un divo de la canción popular cuando se aloja en un hotel, y espiando a la criada de un amigo, como un voyeur de telenovela, sin limitarse a hacerlo con quienes pudieran resultar peligrosos para el orden y la convivencia nacional.

En fin, Miquelarena, ¡qué país!

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5242