Rato, una garantía de credibilidad para el centroderecha
Miguel Ángel Orellana
29 de junio de 2007. La noticia ha sorprendido a medio mundo y se hizo pública a través de un comunicado de dos folios. Los primeros en conocer la decisión de Rodrigo Rato de abandonar el FMI fueron los miembros del Comité Ejecutivo del organismo internacional reunidos en Washington. Al término de esa reunión, el todavía director gerente hizo varias llamadas. Una de ellas, según confirman a Elsemanaldigital.com fuentes solventes, al líder del PP, Mariano Rajoy, y otra al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pero no consta que se pusiera en contacto con el ex presidente José María Aznar. En España, el "regreso" de Rato ha corrido con rapidez entre las filas populares. A pesar de que sus próximos mantienen que "Rodrigo no tiene previsto volver a la política ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo", la campaña de Mariano Rajoy para las elecciones generales experimentaría un giro de calado con la incorporación del ex vicepresidente. Se dio por cierto en su día que Rato no podría o no querría hacer nada en la política nacional después de que su legítima aspiración a encabezar el Partido Popular se viera defraudada y acabase en un apartamento en Washington, cantando el Asturias Patria Querida y recordando a sus niños. Con discreción, Rato dio un paso atrás. Tres años después, el proceso de reintegración emocional y efectiva a su partido está abierto. Sin duda, un sexto sentido de Mariano Rajoy percibe la necesidad de poner en valor la figura de un magnífico político y eficaz gestor que estuvo en la fundación de la formación política, que apoyó siempre a José María Aznar y que recorrió con él y con otros, como el propio Rajoy, aquel adverso camino de la oposición. Rodrigo Rato es una referencia en el Partido Popular; lo es también para la política nacional e internacional y para el mundo empresarial, sindical y económico de España. Pero Rodrigo Rato significa también en el centro derecha la garantía, con Rajoy y otros dirigentes populares, de que la formación que vertebró la derecha democrática no malbaratará su patrimonio de credibilidad. En esta época de un apresurado deterioro del régimen salido de la Transición, referencias de primerísimo nivel como las de Rato son esenciales. Y pueden recalcar el proyecto de futuro de Mariano Rajoy, acompañándolo de solvencia y contraste ante el electorado. Por ello, la inteligencia del líder popular debe converger con el instinto de un hombre que puede hallar todas las oportunidades en la empresa privada, para componer una oferta electoral de amplia potencia.
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