miércoles, abril 30, 2008

Fernando Garcia de Cortazar, Mayo de España

jueves 1 de mayo de 2008
Mayo de España
Por Fernando García de Cortázar, Director de la Fundación Dos de Mayo. Nación y Libertad
EL motín del Dos de Mayo en Madrid contra las tropas imperiales de Napoleón cierra una vida, aunque interrumpiéndola, y abre otra: es la apoteosis anónima y brutal del pueblo sublevado que se tira a degüello y resulta atropellado, es el momento en que el pueblo tumultuoso, bestial y generoso, ingenuo y marrullero, despistado, intuitivo, manipulado, mezquino, gigantesco y verdadero, se arroja a las calles, y bajo los sables y fusiles franceses, repentino, feroz y devastador, huye de la muerte hacia el mito, rumbo a una zona deslumbrante y sublime para siempre jamás.
Todas las apoteosis -pasadas o presentes, soñadas o reales- tienen esto en común: el personaje, el héroe, coral o no, suplanta definitivamente a la persona, liberada de la decadencia, detenida en una imagen de plenitud intemporal. Tras la explosión popular de mayo -que deja no pocos posos de tristeza en testigos refinados como Blanco White o en el alma del ministro afrancesado José de Azanza-, a los madrileños que masacran y son masacrados en la Puerta del Sol o en el Parque de Artillería de Monteleón no les atañe el sepulcro, con sus humedades magras, sino la alta claridad de las esferas legendarias. Tras la noche de lóbrega matanza, los alucinados patriotas de Goya que desatan su ferocidad contra los vistosos mamelucos y el villano rebelde que se yergue ante el verdugo con los brazos en alto, patético y sublime, monigote y arcángel, anónimo e inmortal, dialogan ya con la sombra polvorienta y guerrera del Cid. Y con ellos, en el terreno de la leyenda y del mito, pasa el rabioso y poseído Juan Malasaña, retratado por el pintor Dumont en plena lucha con un horrorizado dragón francés, al que clava su navaja. O la sombra patética y pálida del capitán Luis Daoiz, que antes de inspirar sus cuadros a Sorolla y Alenza, antes de armar a quien quisiera luchar y morir, antes de cerrar los ojos al mundo blandiendo el sable contra el general Lagrange, ha confesado a su compañero Velarde: «Perdida está España, pero tú y yo moriremos por ella».
Todo lo relativo al Dos de Mayo es materia épica, materia de esa parte del sueño que nutre la memoria colectiva de los pueblos, pero entre el paso sonoro de los coraceros y los dragones imperiales, entre las descargas de fusilería de quienes disparan sobre la siniestra escenografía de los paredones enrojecidos por la sangre, tras aquel estremecimiento anti-francés en el espinazo de España hay también un lugar para otro sueño poblado de no menos quimeras del sentimiento. La revolución liberal. La nación, que nace progresista en 1812, y cuya gran cohesión en la guerra de Independencia demuestra que ya palpitaba ahí en el siglo XVIII, latente, gestándose en el discurso de los reformistas del despotismo ilustrado y de los hombres de letras y de acción de la generación de Quintana y Marchena, hechizados por el ejemplo de la Revolución francesa.
Tiempo de sombras, pero también de ilusiones, el motín madrileño de mayo se convirtió en levantamiento, el levantamiento en la primera guerra de liberación de Europa, y la prolongación y la dureza de ésta en el empuje constitucional de Cádiz. Si los madrileños del Dos de Mayo permanecen todavía en medio de la batalla, combatiendo a trompicones, más débiles, en el fondo, de lo que quisieran aparentar, los más audaces y jacobinos de los diputados de Cádiz nos miran hoy con la bandera de la nación y del liberalismo en los ojos.
Lamentablemente, el espíritu ilusionado y renovador con que se aprobó la Constitución de 1812 en la bahía gaditana se diluyó conforme pasaba la centuria y el poder recaía en manos de la burguesía isabelina. Incluso antes, ya se habían frustrado las esperanzas que habían movilizado a los españoles frente al invasor francés y que de mano de los constitucionalistas gaditanos habían unido la idea de España a la de progreso y a los derechos y libertades individuales, convirtiéndose en la mejor garantía de los nuevos ciudadanos frente al absolutismo monárquico. Seis constituciones, varias reformas, algunos borradores frustrados y dos guerras civiles, reflejan las dificultades y dan fe de la carencia de un proyecto colectivo capaz de suscitar el entusiasmo del conjunto de los españoles, como ocurriera en el resto de Europa. No se pudo contar en el siglo XIX con el estímulo del nacionalismo italiano o alemán, ni tampoco con la aventura colonial de Francia, Gran Bretaña o Bélgica. Justamente lo contrario, es ahora cuando la vetusta odisea americana naufraga, perdiéndose un poderoso vínculo y cerrándose una etapa de la biografía de España.
La historia de este periodo tiene, además, la realidad de una pesadilla goyesca. Los afrancesados y liberales arrojados del país como si estorbasen para vivir. Fernando VII sacando a la calle los capirotes de la Inquisición. Simón Bolívar emancipando América de la metrópoli española y lamentándose después por el caos de estériles guerras civiles y de conspiraciones sórdidas en que se perderán toda la energía, toda la fe, toda la razón necesarias para aprovechar y dar sentido al esfuerzo de la independencia. Torrijos y sus compañeros en la playa, al alba, ante la mar bravía, como en el soneto de Espronceda. Los generales del reinado isabelino, que fue un albur de espadas y sargentos amotinándose en los cuarteles, moviéndose de un pronunciamiento militar en otro. Los jerifaltes y pretendientes carlistas transformando la carta geográfica de España en el plan estratégico de una batalla sin fin y las gentes humildes persiguiendo a los frailes, acusados en las Cortes de instigar a los «cavernícolas». La Primera República desgarrándose con el estallido del movimiento cantonalista y los conflictos sociales y Alfonso XII ciñéndose la corona desbaratada por su madre.
Hombres de letras como Moratín, vegetando a escondidas mientras en las calles se grita ¡Vivan las caenas!, decididos a «no hablar, no escribir, no imprimir, no dar indicio alguno de mi existencia»; como Larra a punto de derrumbarse frente al espejo, «Aquí yace media España: murió de la otra media»; o Castelar carcomido por el desaliento, «Aquí en España todo el mundo prefiere su secta a su patria, todo el mundo», son figuras lejanas de esa misma pesadilla de la que, más tarde, Unamuno y Ortega quisieron, también en vano, despertar.
El tiempo, decía Ezra Pound en un poema, es el enemigo interior, pero se trata sólo del tiempo del poeta, que es único e irrepetible, porque la mayoría de las grandes conquistas humanas ocurren con lentitud y se hacen visibles sólo al cabo de una larga dificultad, de un empeño asiduo y paciente, que muchas veces cobra al principio un aire de pura imposibilidad, de desvarío quijotesco. Así el sueño constitucional de los liberales de 1812, que tuvo en su contra todos los malos augurios de la realidad.
Hoy, en un tiempo en que España se ha convertido en un país de adictos a la invención de pasados mentirosos, el segundo centenario del Dos de Mayo es una buena oportunidad para recordar que la democracia y el Estado de Derecho consagrados en nuestra Constitución se han creado gracias al esfuerzo de muchas generaciones, una buena ocasión para no olvidar que la libertad es preciosa como el agua, y como ella, si no la guardamos, se derrama, se nos escapa, se disipa. Poco antes deconvocarse las Cortes de Cádiz, Calvo de Rozas, uno de los escasos liberales admirados por Lord Holland, llamó a construir la razón de la resistencia anti-napoleónica y la dignidad de ser español sobre la libertad y sobre un cuerpo político que contribuyera a afianzar los derechos del individuo. Ese es el modelo de nación que festejamos, la que Galdós soñara entre las sombras de sus Episodios Nacionales, como él tolerante de lealtad contraria, heroica viviendo, heroica luchando, por el futuro que hoy es el nuestro. Esa nación de ciudadanos y no la otra, aquella que aún se imagina sobre la sensación de pérdida, sobre el rechazo del distinto, sobre el exilio o la amenaza del que no piensa igual.
FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR
Director de la Fundación Dos de Mayo. Nación y Libertad


http://www.abc.es/20080501/opinion-la-tercera/mayo-espana_200805010257.html

Juan Orellana, Ojo por ojo

jueves 1 de mayo de 2008
CHANTAJE
Ojo por ojo
Por Juan Orellana
El director británico Mark Barker, autor -entre otras películas- de la interesante adaptación de Oscar Wilde A good woman, nos sorprende en Chantaje con un angustioso thriller moral producido por los actores Pierce Brosnan y Mel Gibson.
Esta película –que se ha estrenado con 5 nombres distintos según el país–, aunque admite críticas muy severas por parte de los especialistas en guión, no es mal valorada por el público y merece una cierta atención. El título en español es mucho más convencional que el original, La mariposa en la rueda, tomado del poeta Alexander Pope, y que alude a la destrucción aplastante de una frágil criatura.
El argumento parte y termina en Neil y Abby, un matrimonio aparentemente feliz que han alcanzado la cima profesional y económica. Cuando secuestran a su hija Sophie, Abby empieza a descubrir que a lo mejor su marido tiene un lado oscuro que le ha facilitado su llegada al éxito.
Esta película tiene muchos momentos previsibles y está rodeada de un cierto aire de déjà vu, pero también maneja con brillantez el suspense y la progresión dramática. Lo lastran más sus faltas de verosimilitud, que delatan un guión demasiado "de diseño". Pero el resultado es aceptable y consigue enganchar al espectador.
Lo que, sin embargo, se antoja más discutible es lo que se esconde bajo una apariencia de lección moral, y que en realidad es una venganza sin resquicio para el perdón o la misericordia. Es un planteamiento muy "ojo por ojo", a veces reforzado por una violencia psicológica demasiado melodramatizada. Y aquí quería traer a colación la mano invisible de Mel Gibson, aliado en esta ocasión con otro hombre de tradición católica como es Pierce Brosnan.
Mel Gibson es un cristiano de fisonomía teológica muy veterotestamentaria, como hemos podido comprobar en algunas ocasiones. En esta, el film se propone como una plaga castigadora en la que no hay cabida para segundas oportunidades. El pecado es castigado con la misma medida con que es cometido. Y la lógica del castigo que presenta Chantaje es más maquiavélica que la del propio pecado cometido. En este sentido, la película se me antoja de un moralismo atroz, inmisericorde. Aunque el delito de Neil –que obviamente no desvelaremos– es grave, no es nada inocente ni moralmente lícito el castigo que recibe.
La puesta en escena es eficaz y el trabajo de los actores, sin salirse de lo convencional, es correcto. Pierce Brosnan y Maria Bello superan con creces el trabajo de Gerard Butler. En definitiva, un film con moraleja que puede irritar a los amantes de lo sutil.

http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/1276234654

Samuel Gregg, 1968, el año en que murió la "Vieja Europa"

jueves 1 de mayo de 2008
XVI CONTRA EL CONSENSO INTELECTUAL EUROPEO
1968, el año en que murió la "Vieja Europa"
Por Samuel Gregg
Algunos la describen como la generación más radical de la historia. Otros lo consideran el grupo etario más autoindulgente de Europa. El debate sobre el significado de la generación del 68 en Europa seguramente empezará en el mes de mayo, marcando el cuadragésimo aniversario de las revueltas estudiantiles de 1968 que cambiaron la faz de Europa Occidental, quizás para siempre.
Para los europeos, 1968 se asocia invariablemente a la agitación estudiantil que sacudió a sociedades enteras ese año, poniendo de rodillas al gobierno de Charles de Gaulle. Irónicamente, De Gaulle debió en parte su supervivencia a la desgana del Partido Comunista francés a la hora de apoyar a los estudiantes porque resultaba que una revuelta estudiantil no concordaba con la visión de los camaradas sobre cómo derrocar al capitalismo.
Las motivaciones de los estudiantes eran complejas y no siempre particularmente racionales. En Alemania, algunos se sentían afectados por el beneplácito de sus padres con el nazismo. Otros, menos nobles, estaban guiados por ideologías neomarxistas y anarquistas.
Aunque 1968 no sirvió para derrocar a ningún Gobierno, sí fue el inicio de la larga marcha de los sesentayochistas por las instituciones de Europa Occidental. En las universidades, los sesentayochistas establecieron una dominancia que perdura hoy en día. Esto ha convertido a muchas universidades de Europa Occidental en regímenes cuasi estalinistas de corrección política izquierdista, reduciendo la verdadera vida universitaria a cenizas.
El daño a la cultura de Europa occidental ha sido incalculable. Lo vemos en la incapacidad de muchos europeos a la hora de condenar el marxismo. Mientras que el fascismo es acertadamente condenado, la actitud de muchos europeos es de total indiferencia ante una ideología que mató a millones de personas y que destruyó economías enteras.
Luego vino la exitosa resistencia a las iniciativas de poner en el borrador de la Constitución Europea el simple hecho de que el cristianismo fue la fuerza religiosa decisiva en la formación de la identidad europea. Ese rechazo es equivalente a decir que el islam ha sido irrelevante en la fundación de Arabia Saudí. Una civilización está en apuros cuando sus instituciones públicas se entregan a la negación histórica.
No todo en la Europa de antes de 1968 era bueno. Sin embargo, la herencia de los sesentayochistas ciertamente contribuye al pesimismo y al cinismo que surge rutinariamente en las encuestas sobre las actitudes de los europeos occidentales contemporáneos acerca de, bueno..., acerca de todo.
Ha sido especialmente dañino el asentamiento de la "hermenéutica de la suspicacia" –la tendencia a ver la expresión de una idea siempre como un intento de disfrazar los intereses de poder supuestamente servidos por esa idea– como la posición por defecto de la vida intelectual europea. Una vez que una cultura comienza a inculcar una suspicacia hacia sí misma tan extrema, la implosión no queda muy lejos.
La crítica a estos progresos es rara dentro de Europa. No obstante, una persona sin miedo a desafiar esta situación es el Papa académico, Benedicto XVI. Ratzinger está íntimamente familiarizado con los sesentayochistas. Él fue testigo directo de sus andanzas mientras enseñaba teología en la universidad de Tubingen en 1968. En su libro Memorias (1998) recordaba cómo "la revolución marxista enardeció a la universidad entera con su fervor, estremeciéndola hasta sus cimientos".
El entonces profesor se sentía especialmente perturbado al ver cómo las categorías marxistas se iban trasplantando encima de los conceptos cristianos, con el partido asumiendo el lugar de Dios y con el cristianismo trivializado en el empeño de materializar el cielo en la tierra a cualquier precio. Pero en lugar de dedicarse a librar una anticuada guerra cultural, el desafío de Benedicto XVI al consenso de la Europa post 1968 ha sorprendido a muchos.
Primero, Benedicto XVI trata a quienes le escuchan como adultos con una capacidad de atención que supera los veinte segundos. Quizás eso explica por qué Benedicto XVI congrega a miles de personas que acuden a escucharle la mayor parte de los miércoles a la Plaza de San Pedro.
En segundo lugar, Benedicto XVI encara los temas serios con una claridad que penetra a través de la estereotipada fraseología vacía de las clases políticas de Europa Occidental.
Tercero, los argumentos de Benedicto XVI van al meollo de la crisis de la civilización europea. Ha forzado un debate público y abierto sobre preguntas fundamentales a las que los sesentayochistas invariablemente hacen caso omiso.
Su famosa conferencia de Regensburg en 2006, por ejemplo, no solamente sirvió para iniciar el tardío debate sobre el entendimiento de Dios que tiene el islam, sino que también supo distinguir que los problemas de Europa emanan en parte del entendimiento truncado que tienen los europeos modernos sobre la naturaleza de la razón.
¿Está teniendo impacto Benedicto XVI? Jürgen Habermas, el filósofo alemán ateo, ampliamente reconocido como el padrino intelectual de 1968, ciertamente está prestando atención. Arguye que Benedicto XVI está haciendo preguntas acerca de la razón humana que los europeos no pueden evitar si Europa ha de tener un futuro.
Seguramente Voltaire estará revolviéndose en su tumba al saber que el apóstol de la razón en la Europa del siglo XXI –razón en toda su plenitud, en lugar de una comprensión constreñidamente técnico-utilitaria– es el pontífice romano. Muchos sesentayochistas se burlan en privado de Benedicto XVI, convencidos de que él y el cristianismo son irrelevantes en el mundo feliz y más bien poco europeo que han creado. Sin embargo, parecen olvidar que Benedicto XVI está manifiestamente desinteresado en los titulares de mañana. Él piensa en siglos.
La estrella polar intelectual de Benedicto XVI es San Agustín. San Agustín murió en Hipona en el año 430 D.C. mientras esa ciudad norafricana estaba sitiada por los invencibles vándalos. No obstante, las ideas de San Agustín sirvieron para moldear de forma fundamental la civilización occidental. Los vándalos –y la herejía ariana que defendían– finalmente desaparecieron en el polvo de la historia.
Quizás, como Shakespeare escribió, "el pasado es un prólogo".
Samuel Gregg, doctorado en Filosofía por la Universidad de Oxford, es director de Investigación del Instituto Acton y autor de The Commercial Society (2007).
*Traducido por Miryam Lindberg del original en inglés.

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Jose Luis Restan, Y ahora, Francia

jueves 1 de mayo de 2008
PRÓXIMO VIAJE DE BENEDICTO XVI
Y ahora, Francia
Por José Luis Restán
Como si de una réplica a los inventos de Le Figaró se tratase, la conferencia episcopal francesa ha anunciado que Benedicto XVI visitará París y Lourdes entre los días 12 y 15 del próximo septiembre.
Así, cuando los ecos del histórico viaje a los Estados Unidos aún no se han apagado, se perfila ya un desafío si cabe aún mayor para el Papa Ratzinger. De la laicidad americana, abierta a la aportación social de la religiosidad, al rígido laicismo heredado de la Revolución; del empuje todavía juvenil de una comunidad católica que no ha cesado de abrirse espacio, al cansancio de una vieja cristiandad cada vez más reducida.... ¿O quizás no es todo tan simple como parece?
Lo cierto es que apenas veinticuatro horas después de los rumores esparcidos sobre la salud del Papa (tres años de paz y volvemos al asunto), se han conocido los detalles de la visita de Benedicto XVI a una nación antaño denominada "la hija mayor de la Iglesia", que paradójicamente ha exportado el laicismo a toda Europa y que ha visto crecer en sus calles la gran ruptura de Mayo del 68 que pretendió romper las amarras con la tradición cristiana. Pero cuarenta años después el panorama es ambivalente y fluido. Los franceses han votado ampliamente a un presidente que propone sin ambages pasar página de aquella rebelión fallida, muchos de los intelectuales que alimentaron el proceso están francamente de vuelta y la Iglesia ha aprendido a hablar con una voz nueva, sobre todo gracias al liderazgo del gran cardenal Lustiger.
Lo primero que llama la atención en el programa de este viaje es que el primer acto (tras los saludos a las autoridades) consista en un discurso dirigido al mundo de la cultura en el Colegio de los Bernardinos, una institución creada por la archidiócesis de París para establecer un diálogo permanente con la sociedad. Este será un escenario propicio para que el Papa profundice algunos de sus temas prioritarios: la relación entre fe y razón, el diálogo entre cristianismo y modernidad, la relación entre ciencia y ética y los fundamentos pre-políticos de la convivencia social.
Sin duda será un hito más, dentro de un eje que conforman ya los discursos de Ratisbona y La Sapienza. Por otra parte, Francia es un espacio geográfico ideal para enmarcar la descripción que realiza la encíclica Spe Salvi sobre la sustitución de la esperanza cristiana por los mitos del progreso (la ciencia y la política entendidas como redención), así que no sería extraño que esa sea otra de las perspectivas de un discurso que no mirará sólo a los intelectuales franceses, sino al conjunto de una Europa descreída pero sedienta, que emite señales contradictorias por lo que se refiere a una nueva recepción del anuncio cristiano.
No será la primera vez que Joseph Ratzinger hable desde una prestigiosa tribuna intelectual francesa. Lo hizo ya en La Sorbona en el año 1999, donde pronunció una memorable conferencia sobre Fe, verdad y cultura que fue reproducida por Le Monde como muestra del respeto conquistado por el cardenal-profesor en un ambiente más bien reticente frente a las propuestas católicas. Allí se levantó acta de que Roma tenía una palabra capaz de interesar a los miembros de las modernas sociedades europeas, una palabra sorprendentemente sagaz e iluminadora para abordar los nuevos problemas de una época que ha visto la quiebra de las utopías revolucionarias y que asiste a la pugna incierta entre el nihilismo y una nueva forma de esperanza aún no concretada. Ratzinger vuelve ahora calzando las sandalias del pescador, y será decisivo escuchar su mensaje en esa tierra de las luces y de la razón, cuya propia historia canta a las claras que el cristianismo es la espina dorsal de su propia carne.
En el atrio de la Catedral de Notre-Dame se desarrollará el encuentro con los jóvenes, del que el Papa no quiere prescindir en ninguno de sus viajes. Quizás sea la ocasión de confirmar aquella impresión de renovado empuje que se advirtió en los Campos Elíseos en la Jornada Mundial de la Juventud de 1997, junto a Juan Pablo II. Lo cierto es que algunos datos del catolicismo francés hablan de una nueva estación: cada año son bautizados más de diez mil adultos, la vida parroquial se recupera lentamente, existe una nueva generación de intelectuales católicos y se han superado algunas contraposiciones estériles en el campo teológico. Son señales que requerirían un análisis más profundo para sacar conclusiones, pero indican una dinámica de reconstrucción, de nueva vitalidad en un contexto socio-cultural algo más abierto que en los pasados decenios.
La segunda etapa del viaje se centrará en Lourdes para celebrar los 150 años de las apariciones de la Virgen a la joven Bernardette Soubirous. El Papa teólogo volverá a inclinarse ante la manifestación del Misterio dentro de la vida cotidiana de los hombres, volverá a rendir público homenaje a la fe de los sencillos que peregrinan con su necesidad a los pies de María para obtener de su Hijo la gracia de la curación, pero aún con más urgencia, la gracia de la conversión. El hombre que contemplaremos arrodillado en la gruta de Lourdes no es otro distinto del académico que discute con los grandes del pensamiento, ni del líder moral que recuerda a los poderosos de la tierra su deber de proteger los derechos de los más débiles. Allí, junto al pueblo de los necesitados y de los heridos en el cuerpo y en el alma, el Papa Benedicto reconocerá con toda la potencia de su razón y toda la riqueza de su sensibilidad que el Misterio se ha hecho carne, que tiene un rostro, que interviene en la historia, que no deja de enviar sus signos para abrir una senda de luz al fatigoso peregrinar de los hombres.
Lourdes puede ser una espina en el corazón de la Europa escéptica, pero es una espina que trueca el dolor en esperanza. Esa misma esperanza de la que sabe dar razón como nadie Benedicto XVI.


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¿Por que quieren expulsar a los capellanes de los hospitales?

jueves 1 de mayo de 2008
NUEVA CAMPAÑA POR UNA CULTURA DE LA MUERTE
¿Por qué quieren expulsar a los capellanes de los hospitales?
Por José Francisco Serrano Oceja
Mucho se han desgañitado los defensores de tender puentes entre el cristianismo y el socialismo hispánico en intentar explicarnos el concepto, y sus efectos, de una laicidad integradora. Y ahora viene el socialismo de Zapatero y decreta la exclusión desintegradora de los capellanes en los hospitales.
Destacados dirigentes de ese partido han elevado el tono, con este caso, hasta límites insospechados. Sirva le ejemplo de Álvaro Cuesta quien dijo sentir "repugnancia" frente a un acuerdo que tachó de "inquisitorial, fundamentalista e inconstitucional", y que achaca a "mentes podridas por el dogmatismo". Un buen inicio de legislatura que, sin duda, va a marcar el futuro, máxime si nos encontramos con un partido de la oposición que más que tener un deber con las ideas lo tiene con los cargos y las prebendas.
Una vez más, se han desgañitado los responsables del PP madrileño, pero sin el obligado coro de los líderes nacionales de su partido que han guardado, digámoslo así, un socialdemócrata silencio, no vaya a ser que nos salga algún joven cerebrito y diga que hay que abrir las ventanas contra el humo clerical.
Mucho nos cuesta despertar del sueño de una razón utópica para darnos cuenta de que lo que le molesta al Gobierno socialista no es la presencia de la Iglesia en la sociedad, es la capacidad que la virtud ha tenido de conformar al hombre libre. Mientras el Gobierno envía al Fiscal General del Estado el convenio entre el arzobispado de Madrid y la Comunidad sobre la presencia de los sacerdotes en los hospitales y la posibilidad de su pertenencia a los comités de Ética en las unidades de cuidados paliativos, el doctor Montes lanza la soflama de la revolución y pide a los enfermos que salgan a la calle para pedir la expulsión de los sacerdotes de los centros de salud. El mundo al revés.
Un Gobierno avanzado en políticas sociales de verdad debiera dedicarse a favorecer, por ejemplo, el modelo integral de asistencia sanitaria que hace 65 años Richard Cabot, médico de Boston y profesor de Teología en la Universidad de Harvard, puso en marcha sobre la ayuda pastoral clínica. Proyecto que desarrolló años después Antón Boisen, pastor protestante, creador en el Worcester State Hospital de Massachussets del más avanzado método de ayuda clínica pastoral. Ésa sí que es una política social de primera y no la expulsión de quienes representan la más alta humanización de la salud y del hombre desde su naturaleza trascendente.
Cada día que pasa, el Gobierno socialista se acerca al límite que marcan los Acuerdos entre la Iglesia y el Estado. El convenio con la Comunidad de Madrid no ha tenido otro referente que el firmado por los ministros de Justicia y Sanidad y Consumo y el presidente de la Conferencia Episcopal Española el 24 de julio de 1985, en época de Felipe González; un acuerdo sobre asistencia religiosa católica en los centros hospitalarios públicos publicado en el BOE el 21 de diciembre de 1985. En la capital de España quien ratificó el primer texto sobre asistencia religiosa en los hospitales fue el presidente socialista Joaquín Leguina, dato que la SER parece que ha olvidado, a no ser que la tercera generación de socialistas españoles quieran freudianamente acabar con sus padres, al menos en estas materias.
La historia de los sacerdotes y los comités de Ética, y todo lo que en conjunto arrastra, amén de ser una campaña teledirigida por las terminales propagandísticas del gobierno, de sexta generación, ha permitido que suenen los primeros compases del vals de la muerte legal que se avecina: la eutanasia. Si se consuma la sentencia pública de la muerte civil y de la expulsión de los hospitales de los sacerdotes, el terreno queda expedito a la actuación sin freno de la cultura de la muerte. Los hermanos mayores del cristianismo, los judíos, conocen a la perfección qué ocurre el día después de que la eutanasia se convierta en práctica social común.
Hay, en esta invectiva del socialismo más radical, dos aspectos que no deben olvidarse: uno, la radical negación a que la creencia contribuya a conformar los criterios de actuación de una ética pública compartida por todos. Una vez más, con este caso, el socialismo ha demostrado que no va a permitir la carta de ciudadanía a ninguna convicción con pretensiones de decir una palabra de verdad y bondad en el foro público. Y el otro aspecto es el del anuncio de la claudicación de la ética de la medicina frente al pragmatismo y al utilitarismo de las políticas de salud gubernamentales. Edmund Pellegrino y David Thomasma, en su libro The Virtues in Medical Practice, lo anunciaron hace algún tiempo: "Lo más angustioso es la convicción que va abriéndose paso de que le baluarte de la ética ha caído ya, de que ya no es posible ser un médico que se comporta éticamente, y de que las únicas posibilidades son la capitulación, la acomodación o la jubilación anticipada. Con la advertencia a los propios hijos de que no entren en la ciudad derrotada."


http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/1276234655

Al PSOE se le acabaron las excusas

1-V-2008
Al PSOE se le acabaron las excusas
Más preocupante resulta el silencio del PSOE, que tras su triunfo electoral en el País Vasco podría, si fuera su deseo, articular una mayoría autonomista que desalojara a los nacionalistas del poder en las próximas elecciones autonómicas vascas

La decisión de enviar a prisión a la alcaldesa de Mondragón por colaboración con organización terrorista es motivo de alegría para todos los defensores de la legalidad y del Estado de derecho frente ETA-HB, cuyas franquicias operan libremente en el País Vasco y Navarra a pesar de la suspensión de actividades de ANV, acordada por Garzón el pasado mes de febrero.
A la espera de que medidas como la de ayer se extiendan al resto de ayuntamientos vascos y navarros en los que las filiales de ETA aprovechan su representación para dar aliento a los terroristas, conviene preguntarse si el PNV y el PSE se dejarán de paños calientes y de inútiles "mociones morales" y se decidirán de una vez por todas a plantar cara a los totalitarios. Poco cabe esperar de Ezquerra Batua, aunque tampoco estaría de más que la dirección de IU actuara con la firmeza que cabe esperar de un partido que se dice democrático.
Una vez más, y como viene sucediendo en los últimos en lo que a lucha contra el terrorismo se refiere, el Partido Popular es la única formación política que ha demostrado coherencia y valentía frente a la amenaza que para la libertad de todos constituye la presencia de ANV, PCTV o otras organizaciones similares en la vida política vasca. A este respecto, la labor de Itziar Lamarain, la única concejal popular en Mondragón, así como la de tantos otros ediles del PP nos parece un ejemplo a seguir por muchos tanto en otros partidos como en el suyo propio. En nada ayuda a personas como Lamarain que mientras ellas se la juegan a diario en las calles de sus pueblos y ciudades, desde Madrid se lancen mensajes cuanto menos equívocos sobre la línea que su partido adoptará en esta legislatura.
Aún más preocupante resulta el silencio del PSOE, que tras su triunfo electoral en el País Vasco podría, si fuera su deseo, articular una mayoría autonomista que desalojara a los nacionalistas del poder en las próximas elecciones autonómicas vascas. Sin embargo, hasta la fecha ningún miembro destacado del partido socialista o del Gobierno ha dado muestras de querer iniciar ese cambio de rumbo anunciado durante la campaña electoral por algunos candidatos socialistas. Más bien parece que Rodríguez Zapatero estuviera haciendo justo lo contrario, complacer en todo lo posible al PNV (de ahí las "mociones morales") para evitar a toda costa que los nacionalistas pierdan su abundante cuota de poder en el País Vasco, y de paso asegurarse su apoyo en el Congreso de los Diputados.
Mucho nos tememos que al igual que en la economía, también en la lucha antiterrorista las promesas del presidente del Gobierno equivalgan a papel mojado y que una vez más renuncie a su papel como garante de la legalidad constitucional en todo el territorio nacional. Tras la detención de la alcaldesa de Mondragón, al PSOE y al PSE no les quedan más excusas para retrasar la urgente presentación de mociones de censura en todas las localidades vascas y navarras que cuenten con gobiernos municipales presididos por proetarras. Si es cierto que el infausto "proceso" de Zapatero terminó, ahora es el momento de demostrarlo.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_43335.html

Hana Fischer, Las zonas francas retratan a los politicos

miercoles 30 de abril de 2008
LIBERALISMO
Las zonas francas retratan a los políticos
Por Hana Fischer
Es sorprendente, pero entre los siglos XVI y XVIII se veía la realidad más claramente que hoy. Entonces, la gente era consciente de la injusticia de las monarquías absolutas y del feudalismo, regímenes basados en privilegios legales y económicos.
Las leyes se aplicaban en función del estamento al que perteneciera cada cual, mientras que ciertas actividades económicas y oficios estaban vedados para el grueso de la población. Tales labores podían ser realizadas sólo por los miembros de unas corporaciones legalmente favorecidas. Para colmo de males, el despojo patrimonial –impuestos y confiscaciones arbitrarias mediante– era la regla general.

Con el advenimiento de la Ilustración, el concepto de justicia se hizo inequívoco: se proclamó que lo moralmente correcto era la igualdad ante la ley y "dar a cada uno lo suyo".

Los postulados liberales comenzaron de la mano de John Locke, y se propagaron rápidamente por el mundo occidental. La doctrina probó ser buena no sólo en el plano de las ideas, sino en el de los hechos: el nivel de vida de la gente, de toda la gente, con independencia de su extracción social, mejoró increíblemente.

La situación se enturbió en el siglo XIX... y hasta ahora. Y es que en el mismo momento en que entraban en una etapa de prosperidad generalizada, las sociedades occidentales comenzaron a poner en cuestión sus propias bases.

El socialismo pronto se pervertiría. Fue a partir de Marx que se convirtió en una práctica contraria al concepto clásico de justicia; irónicamente, en nombre de lo "auténticamente" justo. ¿Por qué? Porque estableció el paradigma de que lo justo debía ser impuesto por medio del aparato estatal de coerción y compulsión. Todas las variantes del socialismo posteriores a Marx están, en mayor o menor grado, contaminadas de marxismo.

Resulta una gran ironía que desde entonces se consideren justos los rasgos del Antiguo Régimen. Lo único que varió fue el nombre: ahora se le llama "justicia social". Y entonces uno se pregunta si esos políticos tan entusiastas de las medidas socialistas son sinceros. Es decir, si creen de verdad que los privilegios corporativos, los monopolios estatales, las grandes burocracias y las cargas tributarias benefician al ciudadano corriente, o si más bien buscan confundir al personal con el fin de utilizar al Estado para perpetuarse en el poder y beneficiar a sus amigos.

Para salir de dudas hay que prestar atención a lo que hacen los Gobiernos. En mi país, Uruguay, el tránsito hacia el socialismo comenzó a principios del siglo XX; pues bien, desde hace varias décadas más de la mitad de la economía está en la órbita del Estado, y las cargas tributarias son abrumadoras.

En 1987 se aprobó la ley que permitía la creación de zonas francas, "áreas aisladas del territorio nacional donde se estimula la actividad económica a través de una normativa especial". Se trata de unos enclaves en los que no rigen los monopolios estatales y con unas políticas aduanera y fiscal distintas a las del resto del país. En ellas, los mercados operan en libre competencia. Ahora bien, para poder hacer uso de las mismas es necesario contar con una autorización gubernamental.

Allí impera el liberalismo. Allí las cosas funcionan. Si contamos con algo bueno y exitoso, ¿por qué sólo unos pocos privilegiados pueden beneficiarse de ello?

La existencia misma de las zonas francas representa una cínica admisión de culpabilidad por parte de los políticos.


© AIPE
HANA FISCHER, analista uruguaya.

http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234648

Martin Krause, Cambio climatico y fanatismo

miercoles 30 de abril de 2008
MEDIOAMBIENTE
Cambio climático y fanatismo
Por Martín Krause
Pocos asuntos han generado una atmósfera tan hostil a la discusión como el del cambio climático. Cualquier opinión que se aleje un poco de la doctrina oficial es condenada y excluida.
Al Gore, uno de los profetas de esta nueva religión, ha declarado: "El 15% de la gente cree que lo de la llegada del hombre a la Luna no fue tal, sino un montaje perpetrado en algún estudio de cine. También hay quien aún piensa que la Tierra es plana. Unos y otros se reúnen los sabados por la noche y festejan junto con quienes niegan el cambio climático".

Allá por el año 2000, el entonces reportero del Boston Globe Ross Gelbspan aconsejaba a los medios: "Los periodistas no sólo no estamos obligados a informar sobre lo que dicen los científicos que se muestran escépticos en lo relacionado con el calentamiento global, es que no debemos ocuparnos de lo que digan".

Lawrence Solomon reproduce ambas perlas en The Deniers, donde da cuenta de las posiciones que mantienen los científicos escépticos en tal materia. El dogma establecido sostiene que la temperatura del planeta está experimentando un crecimiento constante como consecuencia de los gases de efecto invernadero generados por el hombre, lo cual provocará innumerables desastres medioambientales y humanos: inundaciones, huracanes, sequías, pandemias... Por ello, es necesario, se nos dice, atajar la emisión de los referidos gases, al precio que sea, pues el planeta está en peligro.

Se estima que el coste anual de aplicar el Protocolo de Kioto, que pretende limitar dichas emisiones y rige hasta el año 2012, ascendería a más de 100.000 millones de dólares (Energy Information Administration, 1998; International Council on Capital Formation, 2005). Aun así, no se tiene certeza alguna de que se alcanzara el objetivo deseado. Por lo demás, el ecologista disidente Bjorn Lomborg afirma que si se cumpliera lo estipulado en Kioto hasta 2100, sólo se conseguiría retrasar en seis años el calentamiento previsto.

No son pocos ni inexpertos los que difieren del dogma. En su libro, Solomon cita, por ejemplo, a Edward Wegman, ex presidente del Comité de Estadística Teórica y Aplicada de la Academia Nacional de Ciencias, que critica la teoría que afirma que las temperaturas han aumentado extraordinariamente en el Hemisferio Norte; a David Bromwich, presidente de la Comisión Internacional sobre Climatología Polar, que cuestiona el incremento de las temperaturas en la Antártida; a Paul Reiter, jefe de Enfermedades Infecciosas del Instituto Pasteur, que rechaza la afirmación de Gore de que la subida de las temperaturas hará que se extiendan las enfermedades transmitidas por mosquitos y demás insectos; o a Christopher Landsea, ex presidente del Comité sobre Meteorología Tropical y Ciclones de la Sociedad Meteorológica Americana, que pone en duda la relación entre los cambios de tempetura y el incremento de la actividad ciclónica.

Hace poco se prestó una gran atención a la posible caída de la barrera de hielo de la Península Antártica. A Ben Herman, ex director del Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Arizona, le extraña que se preste tanta atención a la referida península y no al hecho de que la temperatura está descendiendo en el 95% de la Antártida. Hoy hay más hielo allí que hace un par de décadas.

La International Climate Science Coalition ha presentado al Dr. Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), la Declaración de Manhattan, en la que medio millar de expertos en clima solicita al referido organismo que modifique su tesis de que el aumento de los niveles de CO2 determina el calentamiento global, ya que no hay evidencia histórica alguna que la respalde. Es más, aunque en los últimos diez años los niveles de CO2 han aumentado continuamente, las temperaturas medias han bajado.

La Civil Society Coalition on Climate Change ha elaborado un informe en el que Paul Reiter critica que se relacione el cambio climático con un aumento del número de enfermedades. Por su parte, Indur Goklany, autor de varios libros sobre problemas medioambientales, sostiene no ha aumentado la mortalidad vinculada a las situaciones climáticas extremas. Y Douglas Southgate, del Departamento de Economía Agrícola y Ambiental de la Universidad de Ohio, afirma que una subida de las temperatuas no afectará a la agricultura, ya que existen amplias evidencias de que, ante circunstancias nuevas, se empreden estrategias de adaptación eficientes.

En definitiva: la tesis predominante sobre el cambio climático es más políticamente correcta que científicamente exacta. La discusión se enriquecerá si entendemos que las opiniones del IPCC y de gente como Al Gore no son sagradas.


© AIPE
MARTIN KRAUSE, director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Eseade (Argentina).

http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234644

Mañanita Ochoa, Evoluciones y revoluciones

miercoles 30 de abril de 2008
LOS EXPERIMENTOS, CON GASEOSA
Evoluciones y revoluciones
Por Mañanita Ochoa
La naturaleza está siempre evolucionando y adaptándose, pero de vez en cuando experimenta cambios estructurales violentos que dan lugar a discontinuidades peligrosas. Los fenómenos telúricos (terremotos, marejadas, tormentas asesinas...) y los seres humanos que nacen con excrecencias insólitas son ejemplos de lo que ofrece la naturaleza cuando anda revolucionada.
Las revoluciones, con sus violencias y destrucciones, son muy onerosas, pero tan inevitables como las explosiones volcánicas. Bueno, no todas: algunas no son naturales y deberían evitarse. ¿Por qué producir sustos y sobresaltos en los niños, cuando se les puede cantar canciones de cuna para que duerman bien y rindan en el colegio al día siguiente? Tal han de hacer los padres abnegados y dignos. ¿Para qué producir descalabros en la economía y en las relaciones humanas que no van a conducir a una sociedad más productiva y coherente?

Por lo que se ve en Venezuela y en otros países con gobiernos revolucionarios, la pobre población entusiasmada ante la posibilidad de un milagro revolucionario termina, como quien dice, sin el chivo y sin mecate.

Las magníficas misiones que entraron barrio adentro y nos ilusionaron con la posibilidad de procurar servicios médicos básicos a nuestra necesitada población han fracasado en su gran mayoría, salvo una que otra que exhibimos para incautos compradores de revoluciones. Me dicen que hay más de 1.800 médicos cubanos que han huido de su empleo revolucionario. Algunos de esos traidores oportunistas están ya probando suerte en Miami y Santo Domingo, donde las cosas funcionan mejor que barrio adentro.

Lo triste es que, por ser revolucionarios, hemos destruido la poca capacidad de prestar servicios médicos básicos a través del Ministerio de Sanidad y los seguros sociales. Las vacunaciones, los tratamientos contra la disentería y la deshidratación de los niños, la asistencia básica que, aplicada a tiempo, salva vidas, han desaparecido; y es que la famosa revolución ha truncado la evolución y funcionamiento de las instituciones que teníamos antes. Serían malas o mediocres, pero existían y, mal que bien, funcionaban. Por lo menos no nos las teníamos que ver con la pestes bubónica, y habíamos erradicado el paludismo y la polio.

Hoy, los venezolanos somos vulnerables a cualquier plaga o epidemia conocida, porque no tenemos ni mercurocromo. La escasez de medicinas y médicos locales es de tal magnitud que no hay prevención ni tratamiento ni para pobres ni para ricos.

A mí que me den evoluciones y no revoluciones. Las revoluciones se las regalamos a los franceses, que han hecho un mito de ellas. Ahora bien, con el mito se han quedado. Vivieron una hace doscientos años, ¡y más nunca! Cantan ahora La Marsellesa, pero su revolución acabó con más gente que las pestes medievales y les trajo las guerras napoleónicas, que convirtieron a un soldado competente y audaz en un emperador insoportable, que terminó vencido y desterrado en Santa Helena.

Hubiera sido mejor que Napoleón, el guerrero, se hubiera limitado a escribir el Código Civil. Pero nadie es perfecto. Por eso es que son siempre mejores las evoluciones paulatinas que las revoluciones altaneras, confusas y destructivas.


© AIPE
MAÑANITA OCHOA, analista venezolana.

http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234652

martes, abril 29, 2008

Samuel Gregg, Los empresarios y el mercado

miercoles 30 de abril de 2008
LIBERALISMO
Los empresarios y el mercado
Por Samuel Gregg
"Los comerciantes del mismo gremio rara vez se reúnen, siquiera para pasar un buen rato, sin que terminen conspirando contra el público o tramando cualquier cosa para subir los precios". Son legión quienes se sorprenden de que esta frase no proceda de algún escrito de Marx o algún otro socialista eminente, sino de La riqueza de las naciones, la célebre obra del apóstol del mercado libre Adam Smith.
A juicio de Smith, y a diferencia de lo que suelen decirnos desde los medios, las aulas y los púlpitos, son muchos los empresarios que no sienten entusiasmo alguno por los mercados libres. Pensemos, por ejemplo, en los dueños de aquellas empresas a las que los poderes públicos conceden un trato preferente, ya sea mediante subsidios, ya sea mediante exenciones fiscales.

Reparemos un momento en los subsidios agrarios. Con la excusa de la seguridad nacional o de la preservación del medioambiente, en EEUU y Europa se conceden enormes cantidades de dinero a grandes compañías del sector. Los perjudicados son los agricultores de los países en desarrollo, cuyo margen de maniobra en el mercado exterior se ve gravemente restringido.

Buena parte de los dirigentes empresariales de EEUU y Europa se oponen en los hechos al libre comercio. No quieren oír hablar de desregulaciones y eliminación de aranceles porque no quieren competir con aquellos productores de las economías emergentes que ofrecen productos mejores o más baratos que los suyos. Por lo que hace a América Latina, determinados grupos empresariales disfrutan de un status privilegiado por su proximidad a quienes detentan el poder y su capacidad de sobornar al funcionariado.

The Economist se hizo eco el año pasado del auge de la boliburguesía en Venezuela, esto es, de esa clase empresarial de nuevo cuño cuyo principal activo es su conexión con el Gobierno de Chávez. Los sobornos, en la patria del socialismo del siglo XXI, están a la orden del día. No es de extrañar, por tanto, que en 2007 el Banco Mundial considerara a Venezuela el segundo país más corrompido de las Américas.

Aunque, como ha confirmado Transparencia Internacional, la corrupción es menor en los países desarrollados, también aquí hay quien trata de recurrir a medios ajenos al mercado para alcanzar sus metas. Pensemos, por ejemplo, en aquellos empresarios que se confabulan con los poderes públicos para conseguir, mediante expropiaciones, terrenos que les resultan de interés. Esa clase de empresarios prefieren no saber que la protección de la propiedad privada es fundamental para la prosperidad y el desarrollo. Pensemos también, claro, en todos aquellos que, valiéndose de medidas keynesianas, tratan de impedir que quiebren quienes han hecho malos negocios en el mercado hipotecario.

Significativamente, en las escuelas de negocios se presta mucha atención a la contabilidad, las finanzas y las relaciones laborales... y muy poca a la libre competencia y a la empresarialidad. El caso es que no basta con que los empresarios quieran serlo: han de apoyar asimismo la libre empresa. Si no, se convertirán en conseguidores, y el éxito de sus compañías no se medirá por los servicios que presten a los consumidores, sino por los favores que le otorgue el poder político.


© AIPE
SAMUEL GREGG, director de investigaciones del Acton Institute.



http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234646

Carlos Semprun Maura, La socialburocracia simpatica

miercoles 30 de abril de 2008
CRÓNICAS COSMOPOLITAS
La socialburocracia simpática
Por Carlos Semprún Maura
Ahora que falta tan poco para los conflictivos Juegos de Pekín, mueve al orgullo nacional saber que la carrera de los minusválidos intelectuales la ha ganado un compatriota, ese José María Lasalle que se ha declarado abierta y tontamente socialdemócrata en El País.
Resulta que este señor no sólo es diputado del PP por Cantabria, sino secretario de Estudios de ese partido. Se entiende, entonces, que los populares tengan problemas.

Evidentemente, el artículo de Lassalle se enmarca en la polémica desatada a propósito de las declaraciones de Esperanza Aguirre. Y es muy sintomático que haya salido en El País, que atiza esa guerra con su soberbia habitual y siguiendo el viejo precepto de dividir para reinar.

Comienza su escrito este joven analfabeto, secretario de Estudios, declarando que Esperanza Aguirre, gran presidenta de la Comunidad de Madrid, se equivoca al exigir un profundo debate de ideas en el seno del PP y defender tesis liberales. ¡Pero si somos liberales de toda la vida, incluso desde antes!, replica Lassalle; y para demostrarlo cita algunos puntos del programa que presentó el partido en las elecciones que perdió en marzo. Yo lo siento mucho, pero los puntos de marras son tan vagos, onusianos, mequetrefes, que cualquiera, desde Zapatero hasta Cebrián, podría firmarlos. Y Ruiz-Gallardón, no faltaba más.

Dice Lassalle que el PP dice que el reformismo es "garantía de progreso y bienestar y de la igualdad de todos los españoles dentro de una economía libre", y que la libertad "es el fundamento de la dignidad de la persona y el motor del progreso y el bienestar de las sociedades". Y digo yo: queda por definir lo que cada cual entiende por libertad; les aseguro que no es lo mismo para todos.

Lo más jocoso es que este sociata travestido de liberal señala sus principales enemigos, porque si todo el mundo, hoy, se declara partidario de la libertad y la igualdad, no todo el mundo proclama que sus adversarios ideológicos son nada menos que Hayek y Friedman, y sus enemigos políticos Reagan y Thatcher. Llega incluso, con infinita bondad zapaterista, a decir que no piensa que Aguirre sea neocon, pero sospecha de alguno de sus consejeros.

Considera este cretino, como cualquier columnista de El País, que con decir neocon sobra y basta: es la nueva estrella amarilla, la condena a las llamas del infierno, el tópico antiyanqui de toda la gauche divine europea. Pero resulta que los llamados neoconservadores, y precisamente los que cita: Wolfowitz, Perle y Kristol, forman parte de la crema y nata del pensamiento liberal, neo o ultra, de los USA.

Un liberal español de verdad, no un sociata disfrazado, debería conocer, y considerar con interés, las ideas de esos intelectuales norteamericanos. "Un neoconservador es un progresista asaltado por la realidad", escribió Irving Kristol, el más eminente de todos ellos, según recuerda José María Marco en su espléndido libro La nueva revolución americana, cuya lectura no aconsejo al señor Lassalle porque lo entendería, el pobre. Por cierto, es asimismo sintomático que Lassalle acuse a Esperanza Aguirre de estar sometida a unas ideas que provienen del Gran Satán, como haría cualquier progre, porque es el tópico de las izquierdas.

En cambio, nada dice sobre los problemas esenciales de la sociedad española.

En un artículo no se puede hablar de todo, pero como dice tantas chorradas podría haber dicho algo, por ejemplo, del papel del Estado en nuestras sociedades, que constituye uno de los ejes del enfrentamiento entre liberales y socialistas y muchos conservadores, como demostró, precisamente, Hayek. ¿Hay que mantener el peso, y muchas veces el monopolio, del Estado en tantas cosas: la Seguridad Social, las pensiones, la enseñanza, la cultura, el mercado laboral, etcétera? Sin embargo, al mismo tiempo se destruye España, el Reino de Taifas de las Autonomías, que ahora andan a la greña, ricas y pobres, ¡y Barcelona sin agua!

Si el Estado se retirara –no de la noche a la mañana, se entiende; no se trata de suprimir, sino de cambiar el sistema– de tantos sitios y sectores, como hizo en el Reino Unido en tiempos de Thatcher y hace ahora, y desde hace ya, en varios países escandinavos tradicionalmente socialdemócratas, tendríamos una sociedad más abierta, con más iniciativas privadas y menos paro, y más recursos para dedicar a cuestiones como la lucha contra ETA y la legítima defensa en esa "guerra de nuevo tipo" (Elorza dixit) que nos ha declarado el islam radical. O sea, más Ejército, más Policía y más servicios de Inteligencia, y menos funcionarios de los demás palos.

Poner a una mujer embarazada al frente de Defensa podrá parecer muy feminista y posmoderno, pero en realidad demuestra la poca importancia que Zapatero concede a ese ministerio, antaño llamado "de la Guerra". Pero como opinan que España está en paz, una paz eterna, la paz de los cementerios, ¿qué mejor imagen que la de una mujer embarazada para simbolizar la concordia universal?

Los liberales no somos ni corderos, ni testigos de Jehová, y, aunque muy minoritarios, siempre hemos luchado contra los totalitarismos, comunista o nazi, y más consecuentemente que muchos conservadores, y no hablemos de los socialistas, fascinados por la dictadura del proletariado. Ahora somos casi los únicos en denunciar el terrorismo islámico, mientras que el socialburócrata Lassalle, ni mu. Por cierto, ¿qué opina de Aznar y de la guerra de Irak? ¿Qué piensa de la "alianza de civilizaciones"? Me temo que lo mismo que Soraya. Si este señor es representativo de la mayoría del PP, tenemos Zapatero para rato.

http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234650

La "simpatica" web del PP gallego

30-IV-2008
La "simpática" web del PP gallego
No sabemos que es más rechazable, si la deserción de los principios que refleja ese afán en el PP por caer "simpáticos" a los nacionalistas o la ignorancia de que con esa estrategia los únicos que van a terminar resultando simpáticos son los nacionalistas

Poco importa el amplio rechazo de los gallegos a la coactiva inmersión lingüística que padecen, reflejado en la última encuesta publicada, en la que un 80 por ciento de la población se mostraba a favor de que fuesen los padres –o los alumnos cuando tengan capacidad decisoria– quienes elijan libremente el modelo lingüístico educativo. Poco importa también, o muy olvidado está, el compromiso que hace unos meses hizo Rajoy, precisamente en Vigo, de promover una ley que garantizase el derecho a usar el castellano en el ámbito escolar y en todas las administraciones públicas de donde ha sido erradicado. Es tal el afán de Núñez Feijóo de que el PP caiga "simpático" a los nacionalistas, que no ha tenido reparos en que el portal de internet de su partido esté disponible exclusivamente en gallego. Eso, por no hablar del acomplejado documento, rayano en la incoherencia, con el que el PP gallego recientemente mostraba su supuesta discrepancia con la última vuelta de rosca del liberticida proceso de normalización lingüística, discrepancia que el propio PP suavizaba publicándola exclusivamente en gallego y centrándola, además, no en la "crispante" reivindicación de la libertad individual, sino en la "conciliadora" reivindicación de un consenso perdido en materia lingüística, que, aunque menos, también era liberticida.
Con todo, Núñez Feijoo no ha sido muy original, pues esos mismos contraproducentes guiños al nacionalismo ya los hizo en Cataluña el PP cuando este era el Partido de Piqué; por no hablar del hecho de que el dirigente gallego no es el único dirigente en impulsar esa suicida vía de acercamiento a los nacionalistas que el propio Rajoy parece dispuesto a asumir.
Por otra parte, no hay que olvidar que, con la excusa del "deber de formar mayorías de gobierno" del partido que ganase las elecciones, Núñez Feijoo ya hizo pública su disposición de pactar hasta con los separatistas del BNG.
En cualquier caso, no sabemos que es más rechazable, si la deserción de los principios que refleja ese afán en el PP por caer "simpáticos" a los nacionalistas o la ignorancia de que con esa estrategia los únicos que van terminar resultando simpáticos son los propios nacionalistas.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_43327.html

Un tuerto en el pais de los ciegos

30-IV-2008
Un tuerto en el país de los ciegos
Amarrado a la poltrona, mediocre en las formas y en el fondo y perdedor por duplicado, Mariano Rajoy ha eliminado cuidadosamente todo lo que pudiese hacerle sombra o comprometer su liderazgo

Mariano Rajoy ya tiene equipo de confianza. El mismo día en que Eduardo Zaplana anunciaba su retiro de la política activa para desempeñar la delegación de Telefónica en la Unión Europea, el Partido Popular ha hecho público el reparto de portavocías en el Congreso de los Diputados. La salida de Zaplana constituye una importante pérdida para el Grupo Popular. Hombre experimentado y con una hoja de servicios impecable, las buenas maneras y el carácter combativo del ex portavoz parlamentario vendrían en estos momentos de perlas a un partido que se encuentra inmerso en una grave crisis de identidad.
Con Zaplana alejado del escenario principal hasta el punto de que ha renunciado a su escaño, Rajoy ha tenido libertad absoluta para dotarse de un equipo propio que poco o nada deba al pasado. Amagando cierta continuidad con Federico Trillo, Ignacio Astarloa o Andrés Ayala repitiendo en el cargo, la cara parlamentaria del PP ha sufrido un importante cambio. De mano de Soraya Sáenz de Santamaría, que ha tenido la humorada de ofrecer a la histórica Ana Torme un cargo menor, estrenan cargo dos rutilantes estrellas del nuevo modo de entender la oposición que Rajoy ha alumbrado tras perder las elecciones.
Beatriz Rodríguez Salmones, la ex portavoz de Cultura, célebre por haber defendido el disparatado canon digital contra viento, marea y, lo peor, contra la posición de su propio partido, pasa a ser portavoz de Defensa. Bonita manera de premiar a una diputada que no ha hecho más que sembrar la discordia y que no figura entre las más populares del hemiciclo. José María Lassalle, por su parte, se hará cargo de Cultura. Lassalle, diputado desde 2004, que se labró un nombre en base a repetir hasta la saciedad que él era liberal, ha dado sobradas muestras de lealtad rayana con lo perruno. A estas alturas ya no es un secreto para nadie que en el nuevo PP que Rajoy está pariendo la obediencia paga.
Pero, más que las presencias, lo que llama la atención son las ausencias. Juan Costa, ex ministro de Aznar y responsable del programa electoral en las pasadas elecciones, se ha quedado fuera. Manuel Pizarro ha hecho lo propio. El número dos por Madrid, presentado a bombo y platillo por Mariano Rajoy durante la campaña como necesaria mano derecha del líder, ha pasado de serlo todo a desvanecerse en un escaño sin más cometido que el de votar.
Las razones por las que Rajoy ha dado la espalda a Pizarro y, con él, a buena parte del partido, no son tan misteriosas como parece. Amarrado a la poltrona, mediocre en las formas y en el fondo y perdedor por duplicado, Mariano Rajoy ha eliminado cuidadosamente todo lo que pudiese hacerle sombra o comprometer su liderazgo. El congreso en el que aspira a legitimarse como presidente del partido está cerca, de ahí que sus necesidades pasen por rodearse de un gabinete personal no muy brillante pero de fidelidad contrastada. Prefiere, en una palabra, disfrazar su condición de tuerto en el país de los ciegos que verse obligado a superar sus limitaciones con un equipo maduro, preparado y listo para dar la batalla de la oposición en el Parlamento.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_43326.html

lunes, abril 28, 2008

Tomas Cuesta, Don Bernat va de culo

lunes 28 de abril de 2008
Don Bernat va de culo
POR TOMÁS CUESTA
SI los autores de «Esta guía va de culo» -lubrificados por el ministro salutífero con trescientos cincuenta y nueve mil euros a costa del erario- tuviesen un ingenio chispeante en vez de chispear por salva sea la parte, habrían titulado su folleto con algo más de guasa. De hacerla, hacerla gorda, tal cual mandan los cánones, que el tamaño sí importa y sobremanera en este caso. Pongamos, por ejemplo, que la publicación de marras se hubiese llamado «Opúsculo» o, inclusive, «Oráculo»; dos chistecillos que, por estar a puro huevo, resultan vergonzosamente fáciles. Menos, no obstante que lo de «va de culo», que se encuentra al nivel de un niño de primaria. Y eso, entre otras cosas, es lo preocupante. En cambio, haber utilizado el calambur (que, aunque suene a perversión es, como saben, un inocente adorno literario) le añadiría un punto de descaro a la vulgaridad ramplona del escándalo. Objetarán ustedes que el fondo del asunto sigue siendo igual de repugnante y que una marranada es una marranada al margen de etiquetas o pamemas verbales. Uno no es quién, sin duda, para llevarles la contraria, pero, aún así, las formas hay que cultivarlas. Cuando los griegos afirmaban que los muslos de Hefestión eran lo único capaz de derrotar al divino Alejandro, se podían haber ahorrado la retórica y decir, sin tapujos, que el gran conquistador había perdido el culo por su dilecto camarada. Claro que, al expresarse de ese modo, en lugar de ser griegos, hubiesen sido bárbaros. Los romanos, en cambio, que no eran tan mirados, le colgaron a César el mote, harto expresivo, de «la puta calva». Y el ameno Suetonio, que se convertiría, andando el tiempo, en el primer historiador con vocación de «paparazzo», le llegó a retratar de cuerpo entero con una sola frase: «Fue la mujer de todos los maridos y el marido de todas la mujeres». ¡Coño con Julio César! Ahí es nada, monada.
El problema es que, ahora, el realismo sucio, que encanalla el paisaje y el lenguaje, ha puesto a barato las pasiones -virtuosas o no- de la época clásica. Ha hecho del amor un pasatiempo y del sexo (del sexo en general, a vela o a vapor, pertinaz o esporádico) una burda rutina de gimnasio. Para gustos, colores, sin embargo; siempre que darse el gusto no perjudique a nadie. Porque ahí radica el quid de la cuestión, la enrevesada incógnita que ha de despejarse. ¿A quién ha perjudicado el señor Soria con la dichosa guía que, desdichadamente, le han metido doblada? El memorial de agravios, por no salirnos del guión, es, más que amplio, dilatado. A muchos les ha tocado la moral, que es material sensible y sumamente frágil, y a otros muchos, también, quizá no tan atentos a las moralidades, lo que les ha tocado han sido los colgajos. El titular de la cartera de Sanidad y Consumo (será la primera vez que el área de Consumo se haya ocupado de gestionar la coprofagía) ha argüido, yéndose por las ramas, que se cayó del guindo al leer el diario. O sea, este diario. ¡Pero, hombre, don Bernat, haberlo dicho antes! Al «dictum» celebérrimo que esculpió Carmen Calvo -«El dinero público no es dinero de nadie»- el ministro en embrión le ha encasquetado un corolario: «El dinero público, puesto que no es de nadie, no hay necesidad de que lo controle nadie». ¿Qué son, al fin y al cabo, trescientos cincuenta y nueve mil euros del ala? Son grano de anís y moquillo de pavo. Una gota de agua en el océano de los Presupuestos Generales del Estado.
Resumiendo: agua de borrajas. El señor Bernat Soria ha retirado los folletos y asunto concluido, se acabó lo que se daba. Alguien habrá que encuentre que la broma nos ha costado un ojo de la cara. Obviamente, ese alguien es un desaborío y un carcamal intolerante. Lo mismo que Quevedo, otro reaccionario, que, en «Gracias y desgracias del ojo del culo», anticipó la actualidad en un perfecto castellano. «Quien tanto se precia de servidor de vuesa merced, ¿qué le podrá ofrecer sino cosas del culo?». Ánimo, don Bernat, a poco que se esfuerce, ha de acabar usted emulando a los clásicos.


http://www.abc.es/20080428/opinion-firmas/bernat-culo_200804280324.html

Carrascal, Piratas del cuerno de Africa

lunes 28 de abril de 2008
Piratas del cuerno de África

POR JOSÉ MARÍA CARRASCAL
No es una novela de Salgari ni una nueva película. Es otra crisis que añadir a las muchas que tenemos encima. Mejor dicho, una vieja crisis que rebrota, como la tuberculosis, cuando la creíamos erradicada.
Las causas son varias, simples en apariencia, peliagudas de resolver. La primera, es el desplome del «orden» internacional mantenido por Washington y Moscú durante la guerra fría, y ponemos «orden» entre comillas pues se apoyaba sólo en la tranca. Pero bastaba que alguien se desmandase para que fuese llamado inmediatamente a capítulo por la superpotencia que controlaba su campo, y dejara de dar la lata. Era la «paz atómica», basada en el equilibrio nuclear, que podía llevarnos a todos al otro mundo en caso de que el conflicto se declarase entre los dos grandes señores, pero que nos ahorraba el engorro de los conflictos pequeños. Cuando Washington rompió ese equilibrio con el sistema antimisiles, multitud de satélites, sobre todo en el campo soviético, empezaron a buscar sus propios objetivos -entre ellos, el nuclear-, que chocaban con los del resto. Sin que los Estados Unidos, ganadores de la guerra fría, sean capaces de controlar todas las pequeñas guerras que van surgiendo.
La segunda causa del desorden mundial que sufrimos es lo mal que se hizo la descolonización de África. En vez de obligarse a las potencias coloniales a quedarse como meras administradoras de sus ex colonias hasta que estas fuesen estados operativos, se las hizo salir deprisa y corriendo. Algo que ellas aceptaron encantadas, por saber la escabechina que dejaban detrás. Pues esas colonias no eran estados, ni naciones, ni nada parecido. Eran tribus, la mayoría rivales de las vecinas desde tiempo inmemorial. Y cuando se marcharon los colonos, la lucha entre ellas fue inmediata, haciendo imposible toda administración central. El resultado está a la vista. África es hoy una inmensa herida, un panorama dantesco de asesinatos múltiples, campos de refugiados, niños-soldados, sátrapas, corrupción y todos sus viejos problemas multiplicados por la eficacia de las armas modernas. Antes, los africanos se mataban con lanzas y fechas. Hoy lo hacen con armas automáticas.
Una de las viejas prácticas que surgen es la de la piratería. Esas bandas incontroladas de asesinos que pululan por África han encontrado mucho más provechoso asaltar barcos extranjeros que tribus vecinas. Es lo que hacen y seguirán haciendo, pues nada aviva tanto la toma de rehenes como el pago del rescate. ¿Qué puede hacerse ante ello? Contra la piratería sólo hay un remedio, tan viejo como ella: colgar al pirata del palo mayor. ¿Por qué los piratas no fueron detenidos por comandos especiales tras abandonar el barco, como ocurrió con los que habían asaltado un velero francés? Pero con una ministra de Defensa que se declara pacifista, sólo queda pagar el rescate. Ya se hizo con don Miguel, gracias a lo cual tenemos el Quijote. Aunque creíamos haber adelantado algo.

http://www.abc.es/20080428/opinion-firmas/piratas-cuerno-africa_200804280325.html

Manuel de Prada, Descapellando hospitales

lunes 28 de abril de 2008
Descapellanando hospitales

POR JUAN MANUEL DE PRADA
EN el Matrix progre se empieza apiolando embriones, con la promesa de que así se logrará que los enfermos no sufran; pero, mientras la promesa no se cumple (y sólo se cumplirá cuando las ranas críen pelo), los enfermos siguen sufriendo. De manera que, para solucionar el problema, se termina apiolando enfermos. Ya lo dijo el bueno de Bernat cuando lo nombraron ministro: «En esta legislatura no tengo tiempo, pero la eutanasia es una asignatura pendiente en la sociedad española». Conque, recién inaugurada otra legislatura, nuestro Gobierno de Progreso se ha puesto a desasnar a la sociedad española, para que apruebe su asignatura pendiente; y la va a aprobar por cojones, pues ya dice el refrán que la letra con sangre entra. Pero para que la sangre empiece a correr en los hospitales hay primero que descapellanarlos, pues los capellanes son unos tíos muy subversivos que se niegan a aceptar las dos grandes mentiras que fundamentan el dominio del Matrix progre sobre el hombre. ¿Y cuáles son esas dos grandes mentiras? Pues la primera consiste en hacerle creer al hombre que es un semidiós mientras está sano; y la segunda, en hacerle creer que es un gusano cuando está enfermo. Y así, mientras está sano, el Matrix progre le dice al hombre: «Eres libre, no te sujetes. Eres soberano, no obedezcas. Disfruta de todos los placeres». Pero, ¡ay!, cuando la enfermedad se ensaña con ese hombre ahíto de placeres, entonces el Matrix progre le dice: «Eres un absurdo, una miseria. La vida no merece la pena ser vivida. Apresúrate a quitártela, pues más allá del dolor sólo te aguarda el abismo de la nada». El Matrix progre primero exalta al hombre y luego lo humilla, pues es condición del mentiroso corregir una mentira con otra mentira aún más grande.
¿Y qué es lo que dicen a los enfermos esos capellanes de los hospitales? Pues les dicen una verdad que refuta de un plumazo las dos grandes mentiras sobre las que el Matrix progre asienta su dominio. Les dicen: «No eres un semidiós, pues fuiste modelado con barro; y no eres un gusano, pues sobre el barro con el que fuiste modelado exhaló Dios un soplo de vida». Les dicen: «Mientras vivas, tu barro está enaltecido por el soplo de Dios; y, cuando mueras, Dios enviará tu alma al cielo y tu cuerpo a la tierra, pero ese cuerpo pulverizado por la muerte será semilla de resurrección». El Matrix progre predica al hombre arrebato ante la vida; y, ante la muerte, desesperación. Y esos capellanes predican al hombre templanza ante la vida (también ante el dolor, puesto que forma parte de ella); y, ante la muerte, esperanza, una esperanza mucho más arrebatada que todos los placeres de los que pueda disfrutar un semidiós. He aquí la gran verdad que predican esos capellanes; y, como bien se sabe, el Matrix progre condena al destierro a todo aquél que se atreva a refutar sus mentiras.
Aunque, por supuesto, esa condena al destierro hay que disfrazarla con los ropajes sacrosantos de los Derechos y Libertades, que para eso estamos en una Democracia que te cagas. Y nuestro Gobierno de Progreso, para evitar que los capellanes les digan a los enfermos que no son gusanos, aduce cínicamente que con sus prédicas vulneran el Derecho a la Intimidad, la Libertad Religiosa y el Derecho a la Salud. Cuando, en verdad, lo que les predican es la íntima unidad del hombre, su libertad de hijo de Dios y la salud de su alma inmortal; les predican, en fin, que no son gusanos en la enfermedad, como tampoco fueron semidioses en la salud. Una vez descapellanados los hospitales, los enfermos ya sólo podrán rezar, mientras los apiolan como gusanos, aquel hilarante Credo del Incrédulo que dejó escrito Leonardo Castellani: «Creo en la Nada Todoproductora, d´onde salieron el cielo y la tierra./ Y en el Hómo Sápiens, su único Rey y Señor,/ que fue concebido por Evolución de la Mónera y el Mono./ Nació de la Santa Materia,/ bregó bajo el negror de la Edad Media./ Fue inquisicionado, muerto, achicharrado,/ cayó en la miseria,/ inventó la Ciencia,/ y ha llegado a la era de la Democracia y la Inteligencia./ Y, desde allí, va a instalar en el mundo el Paraíso Terrestre./ Creo en el Libre Pensamiento,/ la Civilización de la Máquina,/ la Confraternidad Humana,/ la Inexistencia del pecado,/ el Progreso Inevitable,/ la Putrefacción de la Carne/ y la Vida Confortable. Amén».
www.juanmanueldeprada.com


http://www.abc.es/20080428/opinion-firmas/descapellanando-hospitales_200804280326.html

Benigno Pendas, El supermercado de las ideas

lunes 28 de abril de 2008
El supermercado de las ideas
Por Beningno Pendás, Profesor de Historia de las Ideas Políticas
POR una vez, la consulta del historiador de las ideas está llena de gente. Es la moda del debate ideológico: efímera, claro, como es propio de la democracia posmoderna. Bailan las etiquetas: conservador, liberal, demócrata cristiano, centrista... No sólo en el PP, por cierto. También los socialistas amenazan con una fundación «ad hoc» para hablar de sociedad decente, republicanismo cívico, gobernanza multinivel o desarrollo sostenible. Palabras con muchas sílabas para ocupar el espacio sin precisar el contenido. Nuestros políticos han descubierto un juguete divertido, tal vez más peligroso de lo que aparenta. Estos conceptos son por definición ambiguos y polisémicos. No viven en un laboratorio aséptico ni pretenden ser descriptivos: llamarse «liberal» no es lo mismo que decir «hipotenusa». A efectos prácticos, los líderes y sus pensadores de cabecera acuden de vez en cuando al supermercado de las ideas y adquieren artículos de consumo inmediato envueltos en papel de regalo. Muchos vivimos -mejor o peor- de hacer cosas con palabras, y algunos incluso ganan fama de sabios. De vez en cuando les invitan: dentro de poco, por seguir en el ámbito del PSOE, vuelven de visita el ocurrente Lakoff, el aburrido Pettit y el inocuo Rifkin. El asunto es más serio de lo que parece: el siglo XXI necesita ideas atractivas y sólo le ofrecemos tópicos y anacronismos. Tal vez por ello renacen los fundamentalismos y otras actitudes antipolíticas, pero así están las cosas en el pensamiento actual y no es previsible que vayan a cambiar.
¿Cuántas veces, estos días, la misma pregunta? ¿Qué es ser liberal? El profesor no sabe por donde empezar. Ante todo, las palabras en política sólo significan algo en un contexto determinado. Les propongo un pasatiempo inocente: ¿Zapatero es republicano? Depende: hay tres respuestas posibles, y todas ellas son correctas. Por supuesto, no lo es en el sentido de Bush y el «great old party». Lo es a medias, en el fondo de su educación sentimental, por esa visión idílica de la II República, aunque sería injusto cualquier reproche sobre su actitud hacia la Corona. Por fin, es republicano de forma explícita en el terreno ideológico: ciudadanía activa y libertad como «no humillación», lugares comunes para ciertos autores con más impacto en el ámbito académico que influencia en el mundo real. Por cierto, también se llama «republikaner» uno de los partidos de la extrema derecha alemana, qué le vamos a hacer. Liberal sirve para todos: desde John Rawls y muchos otros progresistas americanos hasta Haider y su formación «ultra» en Austria, con feudo propio en Carintia, o el partido «liberal-democrático», nada menos, del inefable Zhirinovski en Rusia. Que no sonrían los socialistas: la ultra-derecha en Noruega se agrupa en torno al partido del «progreso» y la ultra-izquierda en Holanda, residuo de los viejos «provos» con gotas de maoísmo, adopta el nombre de socialista. No hace falta recordar que el término socialismo formaba parte de la nomenclatura oficial del partido nazi y que en la época de Stalin el objetivo era implantar el socialismo «real». Si nos vamos a democracia (o demócrata, o democrático) la pluralidad de significados resulta ya insoportable. Si hablamos de federal, unos piensan en centralismo y otros en ruptura de la unidad nacional. Así pues, la Teoría Política es una ciencia imposible, donde sólo una dosis notable de prudencia permite aprobar con cierta holgura un examen sobre conceptos inaprensibles. Cuidado, por tanto, con los líderes dispuestos a simplificar y a lanzar armas arrojadizas.
Aquí y ahora. El PP debe cerrar sus heridas internas y hacer oposición en nombre de un amplio abanico ideológico donde caben muchas cosas. Los partidos actuales generalizan sus mensajes para encauzar los apoyos sociales. Derecha e izquierda siguen ahí, como formas de ser y de sentir, pero no como sectas que impongan una profesión de fe. «Catch-all-parties», partidos abiertos «que lo atrapan todo»: da lo mismo que el ciudadano vote con entusiasmo o con indiferencia ya que todos los sufragios valen igual. En las democracias maduras, el resultado electoral depende de ese voto fluctuante, que funciona por gustos y preferencias a veces coyunturales y episódicos. Cada uno cumple su papel, pero solo la yuxtaposición de elementos heterogéneos sirve para ganar elecciones en la democracia mediática. No digo que me guste. Incluso lo siento por los amigos incapaces de superar el entusiasmo juvenil por ciertas doctrinas hermosas sin mezcla de mal alguno. Pero la política, decía Ortega, no está hecha para profesionales de la razón pura. La lógica resulta una enfermedad fatal para el régimen parlamentario: la cita es ahora de Churchill. El centro-derecha español, en Madrid y fuera de Madrid, es un conglomerado de teorías e intereses, en el espíritu y en la materia. Lo mismo que la izquierda, faltaría más. Igual que en toda Europa, como es notorio. En este ámbito natural, todos somos liberales. Claro que podemos dar la batalla de las ideas porque tenemos a los mejores. Lamento abusar de su paciencia con otra lista de nombres: Locke, liberal genuino; Burke, conservador inteligente; Tocqueville, aristócrata genial; Stuart Mill, utilitarista de nación... Ya en el siglo XX, Aron, resistente contra los totalitarios; Hayek, la moral del mercado libre; Berlin, la elegancia irrefutable; Nozick, capaz de arrebatar a la izquierda hasta el contrato social... También hay españoles, muchos y buenos, aunque los tópicos digan lo contrario. ¿Cómo no vamos a ganar la batalla de las ideas?
Sí, pero no olvide usted la pregunta reiterada: ¿qué es ser liberal? Vamos con las señas de identidad. A día de hoy, significa adoptar criterios de centro-derecha, esto es, moderación sin extremismo; preferencia del orden espontáneo sobre la ineficacia estatal; confianza en los individuos libres e iguales y desprecio de la tribu y sus discursos identitarios; tolerancia y respeto hacia el adversario; buen estilo en las formas y austeridad en los contenidos; creencia en el valor moral de la libertad y el imperio de la ley; escepticismo sobre los dogmas que quieren «obligarnos a ser libres». Piense el lector si cumple estos requisitos. De lo contrario, debería reflexionar. No obstante, puede quedarse tranquilo: tampoco son liberales unos cuantos que dicen serlo. ¿Hay algún libro recomendable? Cuidado con los títulos envenenados. Dos obras bajo el rótulo «liberalismo» pueden decir con toda naturalidad cosas contradictorias. Comparen a David Boaz, recién editado por FAES, con John Gray, publicado hace mucho por Alianza. El primero es liberal de verdad; el otro utiliza en vano ese nombre prestigioso, como es frecuente por lo demás en los Estados Unidos. Allí, como saben, llaman liberales a los socialdemócratas, aunque algo conservan de su ilustre progenie: sus rivales son los comunitaristas y los nuevos republicanos. (Y ya comprenden que hablo de filósofos, y no de candidatos presidenciales). Un buen tema para que lo estudien en la fundación del PSOE y aprendan a ser coherentes.
¿Y después de tanto debate? La gente está confusa en el fárrago doctrinal y reclama hechos concretos. La política no es un escaparate de vanidades. Muchas personas de buena fe están decepcionadas ante un espectáculo que sólo conduce al fracaso. Por este camino, la legislatura puede ser un paseo triunfal para Zapatero ante una oposición ensimismada. El PP tiene que empezar hoy a ganar las próximas elecciones. Mañana puede que sea tarde.
BENIGNO PENDÁS
Profesor de Historia de las Ideas Políticas

http://www.abc.es/20080428/opinion-editorial/supermercado-ideas_200804280324.html

Breve historia del descabezador de Sanguinópolis

lunes 28 de abril de 2008
Breve historia del descabezador de Sanguinópolis


Durante treinta años desempeñó el cargo de verdugo en el reino de Sanguinópolis y fueron incontables las cabezas que durante tal lapso cortó con el hacha legendaria de su abuelo y los temibles cañones de su protector el Gran Sátrapa Secreto.Pese a que no figuraba en la línea directa de sucesión, la súbita muerte del sanguinario mayor le hizo depositario de la horrenda profesión de sepulcro.Como su patria atravesaba a comienzo de su período por una indefinida y cruel revolución política, no hubo un solo día durante décadas, en que no fuera llamado para cortar cabezas de revolucionarios, ladrones o adúlteras o a lanzar cañonazos contra inermes pueblos o países vecinos.Aprendió a soportar la mirada lagrimosa de muchas de aquellas pecadoras condenadas y el llanto que se agudizaba en el instante de hincarse sobre el ensangrentado tronco de sus tormentos.También conoció el rostro de valientes idealistas, que entraban al recinto poseídos por un orgullo inconmensurable, gritando vivas a la revolución, hasta que la hoja caía certera sobre sus cuellos.No podía olvidar la voz grave que a veces se prolongaba en los labios de la cabeza convulsa que rodaba por el piso. Una vez, la de Pedro el Rojo continuó gritando vivas a su héroes durante varios segundos y sólo lo callaron asestándole otro hachazo.Al principio no podía borrar de sus sueños tantas desgarradoras escenas. A veces despertaba gritando a causa de las pesadillas, se levantaba y caminaba largos trechos por el campo, tratando de disipar las voces y los gritos, el sonido viscoso de los charcos de sangre, al rodar en borbotones sobre las frías planchas del nefando recinto.Durante muchos años suavizó su pena leyendo libros decomisados a los reos y así degustó viejas bibliotecas raídas por la humedad, cuyos volúmenes estaban marcados por notables ex libris.Para el descabezador de Sanguinópolis cada uno de los supliciados era la simbólica representación del género humano y al cortarles sus cabezas, pensaba que le cortaba la testa al destino.Y así hablaba a su heredero, el próximo verdugo del reino: “Debes saber, hijo mío, que un mendigo que hoy duerme bajo un puente, puede tal vez mañana ser un príncipe y un príncipe que hoy degusta los más delicados almíbares, puede mañana morir leproso en una cueva de Yakutia.Sólo hay algo cierto hijo: es preciso subir para caer y mientras más alto el ascenso, más fastuosa la caída. La ambición de poder o de gloria sólo se deposita en seres escogidos cuya sangre envenenada parece cargada por una extraña energía que secretamente invade la atmósfera.Quien nunca ambiciona, nunca cae. Quien no actúa, no yerra. Los hombres buscan la gloria y el poder para robarle el tedio de vivir sus ominosos látigos”.Meses después, el día en que varios alguaciles que fueron antes sus amigos lo condujeron hasta el fatídico tronco que fatigó con sus hachazos, se escuchó un terrible murmullo en la plaza de armas.“¡El descabezador también será descabezado¡”.Los curiosos huyeron aterrorizados de la plaza y después una nube de golondrinas cruzó por el firmamento azul del reino.

Desde entonces en Sanguinópolis sólo reinó para siempre el silencio del odio.

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domingo, abril 27, 2008

¿Por que musulmanes si y mormones no?

lunes 28 de abril de 2008
¿Por qué musulmanes sí y mormones no?

Varas de medir la poligamia
Josep Carles Laínez

28 de abril de 2008

Aunque Warren Jeffs, líder de la llamada “secta poligámica”, hace tiempo que está en la prisión, el operativo policial y judicial contra este grupo sigue salpicando las noticias. Sin embargo, se ha recalcado tanto su característica más llamativa –la poligamia– que se olvida que ésta se apoya en bases religiosas, no en caprichos.

El mormonismo fue polígamo en sus orígenes. Tanto su fundador, Joseph Smith, como los dos posteriores presidentes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Brigham Young y John Taylor, tuvieron diversas esposas. No obstante, la poligamia fue abolida por Wilford Woodruff, cuarto presidente, en 1890, bajo pena de excomunión. Así, la Iglesia se transformó, de organismo exótico en el mundo cristiano, a algo respetado, dada la laboriosidad, honestidad y moralidad que caracterizan a los mormones.

Los orígenes de la actual “secta poligámica” se han de retrotraer a la Comunidad de Short Creek, fundada en la década de los 30 del siglo XX. Ésta sigue escrupulosamente una revelación de Joseph Smith contenida en el canónico Doctrina y convenios (132:61): Si un hombre se casa con una virgen y desea casarse con otra, y la primera consiente, y él se casa con la segunda, y son vírgenes, y no han dado su palabra a ningún otro, entonces queda justificado. Una cosa parecida se encuentra en el islámico Corán (4:4): se os permite casaros con dos, tres o cuatro mujeres. Los seguidores de Warren Jeffs y los musulmanes actúan, pues, por mandato divino, aunque en el primero de los casos ya no tenga validez.

Pero el desmantelamiento del grupo apóstata y polígamo ha tenido, en los medios, las características de un linchamiento. Así, EFE titulaba un teletipo “Nuevo golpe a una secta poligámica al rescatar a 137 niños de un rancho en Texas” (6/04/08); El Mundo encabezó “Rescatan a 137 niños de una secta polígama en Texas tras una denuncia por violación” (6/4/08); El País se moderaba: “La policía de Tejas libera a 52 niñas de una secta poligámica por presuntos abusos” (5/04/08). Y Qué llegaba al paroxismo: “Forzaban a las niñas a practicar sexo en el rancho de los horrores” (10/4/08).

No seré yo quien defienda a los fundamentalistas, pero sería conveniente matizar algunas cosas: esas niñas no estaban secuestradas, tienen padre y madre, algunas son bebés, y no han conocido otra forma de vida. Peculiaridades semejantes a las de millones de niñas musulmanas de las que nadie, en la prensa, dice esta boca es mía (la niña de 8 años del Yemen que ha pedido el divorcio tras huir de su casa es una gota en el océano). Por dar un ejemplo: en una fecha y en una revista tan poco sospechosa como la Gaceta Ilustrada (febrero, 1970), Luis Bettonica firmaba el reportaje “La nueva vida de los saharauis”, donde informaba de las tradiciones de aquella España irredenta: no olvidemos que la esposa se compra y que el marido puede tener tres esposas contemporáneamente, además de las concubinas (p. 56). ¿Alguien cree que esas esposas tienen 20 ó 30 años? ¿Es imaginable que el panorama haya cambiado a mejor?

Ahora bien, sorprende cómo se han ensañado los medios de comunicación contra la poligamia cristiana y, sin embargo, saludan con alegría las reivindicaciones de los polígamos musulmanes. En el reportaje de Juan G. Bedoya de El País (17/02/08), “Pensiones de poligamia”, leemos estas emotivas líneas: [no] está permitida la inscripción registral de segundos matrimonios contraídos por hombres, aunque su estatuto personal les permita la poligamia (…) En el mundo hay medio centenar de países donde la poligamia es una forma de unidad familiar aceptada o legalizada. ¿Estatuto personal?, ¿unidad familiar?

Tampoco hemos de olvidar que el entonces cabeza de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, Mansur Escudero (él mismo polígamo), solicitó en 2005, con motivo de los planes de aprobación del matrimonio homosexual, la legalización de la poligamia. O, más recientemente, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, ha abogado por la introducción en Europa de aspectos de la shari’a; entre ellos, supongo, reconocer segundas y terceras esposas a los inmigrantes, para no incurrir en injusticias (en caso de viudedad) y para no romper núcleos de familia. Por desgracia, no es un tema cerrado, y está en la agenda de los musulmanes residentes en Europa.

Vincular una poligamia atroz al mormonismo (porque el lector puede no distinguir entre sectas y la Iglesia; a veces tampoco lo hace TVE) y ligar una poligamia feliz a los musulmanes, la justicia y los derechos humanos, es haber perdido el norte. Si hay un problema con la poligamia en Occidente, no se encuentra en grupitos de unos miles de miembros, sino en los millones para quienes es ley divina y quieren imponerla mediante el acoso a nuestras instituciones y tradiciones.

La hipocresía evidenciada en el tratamiento de la poligamia, dependiendo si el delincuente es cristiano o musulmán, debería hacernos recapacitar sobre si, en España, prevalece el discurso altermundista de respeto por lo exótico, o la igualdad real de hombres y de mujeres. Todo polígamo habría de ser encarcelado por el solo hecho de serlo o de haberlo sido si el delito no ha prescrito, pues está realizando una discriminación directa de la mitad de los seres humanos.

No hay poligamias buenas y malas. Hay poligamia, y la hemos de extinguir.


http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=2099

Pirateria del siglo XXI, una historia con final no tan feliz

lunes 28 de abril de 2008
Y España, para variar, a la altura el betún

Piratería del siglo XXI: una historia con final no tan feliz

Los últimos sucesos sonados, el secuestro en el mar de un atunero con 13 ciudadanos españoles, las continuas interrupciones y asaltos armados a las estructuras petroleras en Nigeria, y el ataque a un petrolero japonés frente a la costa oriental de Yemen, son un signo alarmante de que ha surgido un desafío compartido para la seguridad internacional. Lo que encontramos más interesante en este problema, no es su naturaleza global, sino que sirve de partida para un trabajo común de muchas naciones.

Nos acercamos a una discusión política concerniente a la piratería marítima, y será una discusión digna de ser observada con detenimiento. La piratería no es una amenaza global, al menos todavía no, pero se está convirtiendo en moneda de cambio en la economía global y la necesidad de pararla está ahora en las mentes de muchos.

Según declaraciones diplomáticas de la semana pasada, los Estados Unidos y Francia están diseñando una resolución para la ONU que permitiría a los países cazar y arrestar piratas en las costas de Somalia, respondiendo a los numerosos ataques sufridos últimamente, incluyendo el reciente secuestro de un atunero español.

El embajador francés en la ONU, Jean-Maurice Ripert, dijo que la resolución autorizaría a los gobiernos extranjeros a perseguir embarcaciones piratas en aguas territoriales, efectuar detenciones y juzgar a los sospechosos.

¿Dónde está el problema?

De acuerdo con un reportaje de la Departamento Marítimo Internacional, la piratería está aumentando, señalando 49 ataques sufridos por marinos entre enero y marzo de este año, un 20 por ciento más que el año pasado.

En el número uno del ranking pirata se encuentran los nigerianos. India y el Golfo de Adén le singuen a corta distancia en segundo lugar, cada una con cinco incidentes denunciados.

En la costa de Somalia, desde Enero de 2007 han sido registrados cerca de dos docenas de incidentes provocados por piratas, de acuerdo con Andrew Mwangura, miembro de un Programa de Asistencia Marítima con base en Kenia.

¿Qué le importa a usted?

El ataque al petrolero japonés ayudó a que el precio subiera de nuevo un máximo de 117 dólares el barril, para luego bajar de precio ligeramente.

Cyrus Mody, un analista ejecutivo del Departamento Marítimo Internacional, advirtió de los efectos en la industria marítima:

“Las aseguradoras se ven envueltas, las primas suben, el propietario está disgustado, por lo que eleva a su vez los costos. Por consiguiente, los costos del trabajo y las mercancías se van elevando hasta llegar al consumidor común que no se libra de su parte en la crisis”, dijo. “Es un círculo vicioso”.

¿Hasta dónde llega la discusión?

El gobierno español dijo que se habían puesto en marcha los esfuerzos necesarios para la liberación de los marineros, y que se había buscado ayuda de la OTAN, la Unión Africana, Francia y Gran Bretaña. España no tiene embajada en Somalia, la cual no ha tenido un gobierno estable desde 1991. Finalmente, como es sabido, España pagó el rescate de los prisioneros; falta saber quién ha puesto el dinero.

El presidente de turno de la Unión Europea llamó a un esfuerzo internacional para enfrentar la piratería con contundencia, mientras el eurodiputado vasco Mikel Irujo Amezaga urgía a una acción inmediata:

“Hay un vacío legal en la Unión Europea en materia de seguridad marítima. La seguridad está más o menos regulada dentro de la Unión, pero una vez fuera, no hay nada en absoluto que proteja a los barcos europeos. Vamos a pedir de nuevo a la Comisión Europea que rectifique esta situación”, dijo Amezaga.

Como todo el mundo busca consenso en el reforzamiento de la ley en el mar, las miradas se han dirigido a aquellas instituciones internacionales cuya existencia, en el escenario post-Irak, debería justificarse en momentos como este: la ONU, la OTAN, la Unión Africana, y la Unión Europea.

La evolución más probable de los acontecimientos apunta a que distintas voces –y, por cierto, sobre todo europeas- planteen directamente que la Alianza Atlántica tome entre sus misiones el garantizar la “libertad de los mares”. Eso supondrá sacar a la OTAN de su ámbito geográfico natural –el Atlántico norte, precisamente-, pero los conflictos de Irak y Afganistán ya lo han hecho.

España, mientras tanto, ha vuelto a quedar a la altura del betún al anunciar que no perseguirá a los secuestradores del atunero vasco. Es un mensaje que los piratas entenderán a la primera: con España, hay negocio.

http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=2098#

German Yanke, Secuestro y rescata

lunes 28 de abril de 2008
Secuestro y rescate
Germán Yanke
Tras la liberación de la tripulación del pesquero español en las costas de Somalia, atribuida oficialmente a la acción “diplomática”, se sospecha —lo que no ha sido desmentido— del pago de un rescate a los modernos piratas. En las quejas que ya se han adelantado hay una cierta hipocresía, pero antes de ella se observa una actitud sorprendente en el debate político y social ante cualquiera de los problemas con los que podamos enfrentarnos. Parece, o se quiere hacer parecer, que esas dificultades son del Gobierno, y no de España. Está muy gracioso recordar aquella broma italiana de que, si llueve, la culpa la tiene el Gobierno (en nuestro caso sería la sequía), pero hay cuestiones, generales y concretas, desde la economía a un secuestro pirata como éste, en el que, aunque se discrepe, la preocupación de todos tendría que reflejarse en la acción de todos. Hay temas en los que, insisto, aún discrepando con espíritu positivo, se debe estar “con” el Gobierno y no a la espera pasiva del primer error.
Durante este secuestro se ha puesto de manifiesto, para discutir al Gobierno antes de que se resolviese de un modo u otro, la energía de Francia —con el mito Sarkozy de por medio— y el recuerdo de las imágenes de la Armada francesa trasladando a los pasajeros del yate también secuestrado hasta el buque militar. Pero Francia hizo también sus gestiones “diplomáticas” y, antes del abordaje, pagó el rescate que sólo en parte pudo recuperar después. Así que no nos escandalicemos antes de tiempo, sobre todo desde esas actitudes pasmosas que parecen ver en el Estado una maquinaria no al servicio de los ciudadanos, sino de los propios. Anoto esto último porque se ha dicho que, antes de gestiones de cualquier tipo o de una intervención militar, había que comprobar si en el pesquero se había ocultado la bandera española para que ondeara la ikurriña.
¿Se debía pagar, en el caso de que se haya hecho? Creo que sí, para resolver la emergencia, no el problema. Como hizo Francia, se trataba de salvar la vida de los seres humanos secuestrados por piratas que, lejos de cualquier tópico romántico, son una organización criminal en las costas de un país que ni es un Estado de Derecho ni supone ninguna garantía. Así que dejemos la hipocresía y coloquémonos del lado del sentido común. Pero así se resuelve la emergencia, no un problema que, en las circunstancias descritas, es endémico y que precisa no tanto la presencia de patrulleras españolas escoltando a los pesqueros, sino la acción internacional, “diplomática” y no diplomática, como varios países, con evidente retraso, han reclamado esta última semana en la ONU.
Queda, por tanto, la persecución de los secuestradores para que sean puestos a disposición de la Justicia —lo que también hizo la Armada francesa— y la acción internacional para luchar contra una mafia que también tiene sus derivaciones en Europa. Pero pagar, como instrumento inicial, no debería ser motivo de batalla.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=28/04/2008&name=german