viernes 29 de junio de 2007
EEUU mantiene los tipos, pero no por mucho tiempo Primo González
Las últimas estimaciones sobre el crecimiento económico de Estados Unidos, apenas un 0,7% en el primer trimestre del año, no han ablandado el corazón a los exigentes rectores de la Reserva Federal, que tras dos días de intensos análisis han llegado a la conclusión de que hay que mantener los tipos de interés oficiales en el 5,25% y dejar todavía para más adelante un recorte de los costes de la financiación. Casi nadie esperaba que hicieran lo contrario.
La próxima ocasión en la que se reúnen los expertos de la Reserva Federal para analizar la situación económica y monetaria de la mayor economía del mundo será el 2 de agosto, prácticamente a la vuelta del verano o en el inicio de la recta final del mismo. ¿Qué tendría que pasar para que se produjera ese esperado recorte de tipos de interés, que esperan como agua de mayo muchos endeudados norteamericanos, a los que las deudas hipotecarias y de segundas hipotecas les han dejado en la cuneta?
En principio, los dirigentes de la Reserva Federal van a tomar decisiones en función de cómo vean las expectativas de inflación y de momento no les ven especialmente tranquilizadoras, aunque en todo caso menos pesimistas que en los primeros meses del año. Al menos hay dos motivos de riesgo para la inflación. Por un lado, los precios del petróleo se están mostrando últimamente más propensos al alza que en la primera parte del año. Segundo, el grado de ocupación de la capacidad productiva está en sus niveles más elevados desde hace meses. Dos señales que presagian dificultades en el logro de la estabilidad de precios, que los expertos de la Reserva Federal aseguran que deberían moverse en un rango no superior al 2%.
Cuando el actual inquilino de la Reserva Federal, Ben Bernanke, llegó al sillón que ocupó Greenspan, se especuló mucho sobre la posibilidad de que el banco central norteamericano implantara un objetivo de inflación al estilo del procedimiento que tiene en vigor el Banco Central Europeo. En la práctica, el objetivo de inflación se ha convertido en la única referencia para la actuación de los responsables del banco central norteamericano. El comunicado emitido este jueves sigue insistiendo en que existen peligros de realimentación de las tensiones inflacionistas, aunque el énfasis en esta afirmación está siendo cada vez más liviano. Los comunicados de los bancos centrales exigen, de un tiempo a esta parte, una concienzuda labor de interpretación, que hasta hace algún tiempo era desentrañada por los expertos en cuestiones monetarias, aunque en los últimos dos años el trabajo interpretativo corre más bien a cargo de analistas en lingüística y en semántica. Es de suponer que algo parecido sucederá con quienes los redactan.
El delicado equilibrio sobre el que se mueve la apreciación de las cosas con vistas a la toma de una decisión juega en estos momentos con una serie de factores también de indudable importancia, por mucho que la inflación sea el epicentro de las preocupaciones. Estados Unidos no podrá permitirse muchos trimestres con crecimientos por debajo del 1% en su PIB, de la misma forma que el termómetro de la crisis inmobiliaria no podrá seguir escalando puntos sin despertar la preocupación por una crisis de mayores proporciones.
Los síntomas de frenazo inmobiliario en el país y de aumento de los quebrantos relacionados con los créditos hipotecarios (algo que en buena medida, aunque no en todo, depende del nivel de los tipos de interés) van en aumento cada mes. Los tipos actuales tienen como referencia el oficial del 5,25%, pero la gente con menor capacidad de endeudamiento tomó sus créditos a tipos variables que ahora están más altos, a pesar de que en su momento asumieron las deudas cuando la financiación tenía como referencia el 1% de tipo oficial con el que el primer Gobierno del actual presidente trató de impulsar la economía. Por este motivo, unos crecientes problemas de solvencia en el sector bancario y en un cada vez mayor sector de la sociedad americana junto a un aumento del PIB que está ya más cerca del estancamiento que del bajo crecimiento hacen pensar que la Reserva Federal no puede demorarse muchos meses a la hora de recortar sus tipos de interés.
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