Manuel Alcantara, !Vayan pasando, señores¡

Vayan pasando, señores!
29.06.2007 -
MANUEL ALCÁNTARA

Nuestra acreditada hospitalidad se ha tornado en necesidad. No sólo es que nos guste ver a personas de distintas razas oscuras por nuestras calles, sino que hemos comprendido que nos veríamos negros sin ellas. El ministro de Trabajo, señor Caldera, ha reconocido noblemente que si no hubiera inmigrantes estaríamos obligados a trabajar los nativos. En su documentada opinión, la economía española necesita este año 180.000 más. No unos pocos, de esos que caben, bien apretados, eso sí, en un cayuco, sino 180.000. Ese es el cupo de desdichados que nos son precisos para mantener nuestro dichoso octavo puesto en la clasificación mundial de estados de alto desarrollo. Quiere decirse, y el ministro lo ha dicho, si bien con otras palabras, que para ser ricos nos hace falta que sigan viniendo muchos pobres.Hasta ahora han llegado unos cuatro millones y medio. Entre ellos, un 20% tiene estudios primarios y secundarios, lo que demuestra que ser menesteroso no siempre es sinónimo de ser analfabeto. Nuestra economía no sólo absorbe inmigrantes de baja cualificación, ya que el único requisito que se les exige, aparte de que tengan 'papeles', es que estén dispuestos a currar, preferentemente en labores que desdeñamos los indígenas. O sea, en los trabajos donde se suda. El sudor, en palabras, del gran Miguel Hernández, nos viste «una blusa silenciosa y dorada». Ese y no otro es el atavío de los inmigrantes. ¿Vayan pasando, señores! Que nos hacéis mucha falta. No sólo para partirse el pecho, sino para darlo por una patria que no es la suya. Se ha reparado en la prensa colombiana de que tres de los muertos en el Líbano con uniforme español y sin inhibidores de frecuencia, aunque se llamaran Jeferson, John y Jeyson, tenían apellidos españoles. La muerte no se inhibe nunca y ellos, que venían a ganarse aquí la vida, la encontraron lejos.