viernes 29 de junio de 2007
Apuntaciones diversas sobre vividores y habitantes de España
Antonio Castro Villacañas
1.- EN TORNO AL DIARIO "MADRID" EL 24 de abril de 1973, unos cuantos periodistas que habían trabajado llenos de esperanza en ese diario, se subieron a la azotea de un bloque de apartamentos próximo al edificio de su periódico, dispuestos a contemplar el penoso espectáculo de cómo -por medio de una de las primeras "voladuras controladas" que se llevaban a cabo en la capital de España- saltaba el "Madrid" por los aires. Algunos de tales espectadores no pudieron contener las lágrimas al contemplar los escombros que aparecieron ante sus ojos tras la nube gris que se produjo tras la explosión. La maniobra fue un éxito para la empresa encargada de llevar a cabo la demolición, y también para quienes la habían proyectado y tenían que pagarla, pues si la primera acreditó con ella su capacidad profesional para realizar tal tipo de obras, sin víctimas ni daños, en pleno corazón de la ciudad, los segundos consiguieron en muy poco tiempo los dos objetivos que buscaban: el político de atribuir la voladura a las autoridades franquistas, que según ellos así dinamitaban el atisbo de libertad de expresión mostrado por ese diario; y el económico de obtener un beneficio muy considerable al convertir en solar apto para la edificación en altura los amplios terrenos hasta ese momento ocupados por los talleres y la redacción del periódico. Conviene repetirlo y tenerlo muy en cuenta. No fue el franquismo quien ordenó volar el edificio del diario "Madrid". Fueron sus propietarios, entre los que se encontraba Antonio Fontán, que fue su director en el último quinquenio de su vida y hoy preside la Fundación que utiliza el nombre del diario para seguir obteniendo beneficios económicos y políticos, quienes se negaron a negociar con la Dirección General de Prensa las posibilidades que había para que el periódico superase las varias irregularidades administrativas causantes de su cierre. Un abogado experto en distintas clases de negocios jurídicos, que había tenido que abandonar su condición de notario por haberla utilizado para más de un tejemaneje, se dio cuenta de que el "Madrid" era mucho más rentable, desde el punto de vista político y económíco, cerrado y dinamitado que abierto y libre... Treinta y cuatro años después de su voladura, cuando el franquismo pronto hará ya treinta que está enterrado, todavía hay periodistas, escritores, catedráticos, publicistas y políticos que obtienen algún provecho de aquel triste episodio. Todavía hay alguien que "vive" de él. Entre esos explotadores y vividores no existe ningún trabajador de los talleres y de las oficinas del diario "Madrid". Es algo tan curioso como significativo. 2.- LA POBLACIÓN DE ESPAÑA EL padrón administrativo indica que en nuestro país vivimos 45,2 millones de personas, de los que 4,48 son extranjeros. Ese mismo documento nos enseña que mientras en el año 2006 apenas si se empadronaron unos 70.000 españoles más, el número de extranjeros aumentó en 338.000 unidades. La tasa de inmigración en España se ha quintuplicado en menos de un decenio. Los flujos anuales hacia nuestro país ya se encuentran entre los más altos del mundo. Si en el último cuarto del siglo XX se veía con pesimismo la reducción inminente del tamaño de la población española dada su progresiva tasa de envejecimiento, las nuevas proyecciones demográficas --que ya tienen en cuenta el crecimiento de la población inmigrante y un ligero aumento por ello de la tasa de fertilidad- predicen que la población de España (no el número de españoles) puede llegar a ser de 53 millones de personas en el año 2050. Si nuestros políticos tuvieran un mínimo de inteligencia y de sentido de la responsabilidad, se darían cuenta de lo que esas cifras representan en orden a la necesidad de una adecuada educación nacional y de una flexible política económico-social.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario