jueves, junio 28, 2007

German Yanke, Titulares

jueves 28 de junio de 2007
Titulares
POR GERMÁN YANKE
Son muchos los acusados, muchos los letrados y muchos los informes finales. Ni son muy originales ni pretenden serlo, aunque cada abogado tiene preparada una frase con el convencimiento de que podrá ser quizá no definitivamente exculpatoria de su patrocinado, pero sí un buen titular. Sólo puedo poner uno a esta columna, pero sí reseñar las intenciones.
Ayer, el defensor de Abdelilah el Fadual el Akil expuso la suya: «Ser amigo de un terrorista no le convierte a uno en terrorista». Al parecer, el acusado estaba en todo con «El Chino» salvo en lo que importa: la falsificación de documentos y el traslado de explosivos. La letrada de Othman el Gnaoui, rizando el rizo, dejó el suyo: su único delito es «estar en el lugar inadecuado con las personas inadecuadas», entre las que también está «El Chino». El lugar inadecuado era la casa de Morata de Tajuña, en donde se almacenaron y montaron las bombas según el relato de la Fiscalía. Más literaria estuvo la abogada de Mohamed Bouharrat: «Casi hay más indicios contra mí que contra mi cliente». Y el casi no es porque a su juicio haya alguno contra su defendido, sino porque si no fuera ella sino su marido, que es musulmán, «no tendría salvación».
Todos, como ya se ha visto en anteriores informes, tenían malas compañías. Los defensores no pretenden exculpar a esos malos amigos, sino a sus patrocinados, que son presentados como unos benditos equivocados o despistados. Los acusados, en su cristalera, no se miran pero en el ambiente parece que se dicen: «Has sido tú, maldito, yo sólo pasaba por allí».
Pero la letrada de Bouharrat, en la búsqueda del titular, se equivoca de pleno metiendo en el informe la religión de su marido o de su defendido. Primero, porque en este grave asunto, ni fuera ni dentro de la Sala, se ha vinculado la religión de cada uno con el delito que se juzga y se lamenta. Segundo, por haberlo hecho ella, como si presentar a Bouharrat con una suerte de inexistente estigma social por sus creencias o sus costumbres fuese una defensa. Estuvo mejor cuando insistía en que nadie le conoce: es mejor defensa el anonimato que una fe que nadie ha vinculado con las bombas.

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