jueves 28 de junio de 2007
Las joyas de la Corona tenían bisutería Inocencio Arias
La CIA, hecho histórico, ha hecho públicos documentos internos que revelan actividades ilegales realizadas por la Agencia hace unos cuarenta años. Los hechos eran, en su práctica totalidad, conocidos. No parece, concluye Los Ángeles Times, que contengan mayores revelaciones sobre actos impropios de la CIA. El interés para los historiadores o comentaristas está en la admisión oficial de que ocurrieron o en la descripción de los detalles.
El más relevante, el intento de asesinato de Fidel Castro, ya fue dado a conocer en su momento por el periodista Jack Anderson. Los documentos, en los que el New York Times ve algo de “paranoia y esporádica incompetencia”, cuentan que la Agencia contactó a un importante mafioso, Giancana, no percatándose de con quién estaba tratando, hasta que vio su foto en la lista policial de las personas más buscadas, para que eliminara al líder cubano. El precio ofrecido por la CIA era de 150.000 dólares.
La recomendación del mafioso fue que se hiciera no con armas de fuego sino con una píldora potente en el café. La operación, aprobada —éste es el dato importante— por el jefe de la CIA, Dulles, se abortó porque el cubano encargado de colocar la píldora se arrugó. Más tarde, los planes se abandonaron cuando fracasó la invasión de Bahía Cochinos y Kennedy cambió la política con Cuba. Se admite también que la CIA proyecto matar al incómodo líder congoleño Lumumba, que perecería, al parecer sin intervención de la Agencia, en un accidente de aviación cuando la crisis de Katanga.
Hay numerosos ejemplos de espionaje a ciudadanos estadounidenses, activistas políticos, etc., realizados con objeto de averiguar si determinados gobiernos comunistas tenían contactos con ellos para fomentar las protestas ciudadanas frecuentes en la época, y de escuchas a conocidos periodistas, Anderson, etc., tratando de saber de dónde procedían las filtraciones que alimentaban sus crónicas. Sospechoso de proporcionar fondos a unos manifestantes, el beatle John Lennon también tuvo interceptadas sus conversaciones.
Paralelamente salen a la luz pública dos libros que tratan para algunos de la conspiración y para otros del asesinato más sonado del siglo XX en Estados Unidos, el del presidente Kennedy. Uno de los libros no descarta la participación en él de la CIA. Se trata de Brothers: The hidden history of the Kennedy years (“La historia escondida de los años...”), de David Talbot. Sostiene el autor, en un artículo en Time, que Robert Kennedy, ministro de Justicia, siempre sospechó que el asesino Oswald no actuaba solo y que había una “siniestra alianza de la CIA, la Mafia y algunos exiliados cubanos que planeaban asesinar a Fidel Castro”. Cuando el presidente Kennedy, escaldado con el fracaso de la Bahía de los Cochinos, ordenó detener las operaciones contra el régimen de La Habana se ganó el rencor de los conspiradores. No está claro cuál de ellos estaba detrás de Oswald.
La tesis contraria es la de Vincent Bugliosi en su libro Reclaiming history: The assasination of John F Kennedy, que pretende demostrar, en más de 600 páginas, que no hubo la menor conspiración, que Oswald actuó solo. Entre las pruebas que aporta se haya la conducta de Oswald en las horas siguientes, impropia de un hombre que está en un complot y el hecho de que pasado 44 años no haya brotado la menor prueba creíble o confesión de que había un plan que tuviera detrás a la CIA, la Mafia, etc.
La gente sin embargo, está por la conspiración. El 75% de estadounidenses creen aún hoy que la hubo.
miércoles, junio 27, 2007
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