viernes 29 de junio de 2007
El regreso de Rodrigo Rato Pablo Sebastián
Revuelo en el PP, y en el PSOE, por la noticia del regreso a España del Director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, quien ayer anunció en Washington su decisión de abandonar este importante cargo “por motivos personales y para dedicarle más tiempo a la educación de su hijos”, según sus propias palabras. Las que fuentes próximas al Gobierno de Zapatero han querido completar diciendo, como quien se teme otra cosa o lo peor, que el ex vicepresidente económico del Ejecutivo español durante los pasados gobiernos de Aznar “no piensa regresar a la política”, lo que hasta el momento no ha dicho el interesado.
Un político, Rato, que en esta hora de su anunciado regreso —una vez que concluya la Asamblea General del FMI del próximo mes de septiembre—, despierta todo el interés por lo que significa y representa en España, como autor de una muy exitosa política económica, de cuyos réditos aún disfruta el gobierno de Zapatero; y en el PP, donde fue postergado por José María Aznar en beneficio de Rajoy, porque en este partido y en su electorado el ex vicepresidente del Gobierno, era la persona con más apoyos para haber sucedido a Aznar, y con más posibilidades para haber derrotado a Zapatero en las elecciones generales de 2004.
Todo esto nos permite analizar tres cuestiones esenciales: por qué regresa Rato; qué podría hacer en España; y como puede afectar su regreso al PP y al PSOE.
Por qué regresa Rato. En primer lugar porque su larga estancia en el FMI y en la fría y distante ciudad de Washington afecta a su vida privada y familiar, y ello es muy importante para él. En segundo lugar, porque concluida con éxito la reforma del Fondo Monetario Internacional que lideró, el resto de su mandato carece de un mayor interés —salvo el ver en primera fila el patético final de Bush, porque Rato discrepó de Aznar sobre la guerra de Irak—, y además cumplidos tres años de estancia en el cargo, parece que recibirá una importante jubilación económica.
Pero también, y ello es muy importante, porque Rato, que dedicó su vida a la política y al PP está, como muchos españoles preocupado por lo que ocurre en España, desde la llegada de Zapatero. Y de una manera especial, por: el deterioro creciente de la convivencia entre los españoles; la fractura del espíritu de la transición y de la cohesión nacional; por la preocupante deriva de la economía y el creciente intervencionismo del Gobierno en las grandes empresas, como se ha visto en el ataque concertado contra BBVA y Endesa.
Pero también debe de preocupar a Rato la pérdida de la centralidad y la escasez de liderazgo en el PP. Y, en cierta manera, porque tiene clavada la espina del desprecio personal que le hizo Aznar en el 2003 designando a Rajoy como sucesor, sin permitir que el partido tomara democráticamente esa decisión.
Qué podría hacer en España. Podría regresar a la política activa y ayudar a Rajoy, en compañía de Gallardón y en la lista electoral del PP al Congreso de los Diputados por Madrid, a ganar las elecciones generales e impedir otros cuatro años de Zapatero. Una labor, la de lazarillo de Rajoy por la que no tendrá demasiado entusiasmo Rato, porque si Aznar despreció su natural primogenitura en la herencia del liderazgo del PP, Rajoy tampoco pestañeó a la hora de saltar por encima de su “hermano mayor”. Aunque, seguramente, llegado este caso, habrá llamamientos patrióticos a la responsabilidad de Rato, a no ser que Rajoy siga pensando que es Sansón y que puede con todo, incluso derrumbar sobre su cabeza el templo del PP, como parecía decir en últimas declaraciones despreciando la oferta de Gallardón de acompañarle en las próximas elecciones.
También podría Rato dedicarse a la empresa privada —ofertas no le van a faltar—, o incluso aceptar algún otro cargo institucional en la Comisión Europea o en el Banco Central Europeo, cuyas sedes están mucho más cerca de España y de su familia que el FMI.
Como afecta su regreso al PP y al PSOE. Pues de manera más que importante, de hecho los efectos ya han comenzado. Y vamos a ver muy pronto en el PP grandes elogios de los que le apuñalaron y se subieron al barco de Rajoy con gran entusiasmo, intentando además quedarse con su liderazgo en el PP de Madrid y en el sector liberal de este partido, cosa que han pretendido de una manera grotesca el trío de Zaplana, Aguirre y Acebes, otorgándose premios de cartón y haciendo se fotos en Cádiz para camuflar su verdadero rostro de traficantes de influencias, ultra conservadores y manipuladores de la vida democrática y de los medios de comunicación, con los que están empeñados en estrellar a Rajoy en la conspiración del 11M, para ver si colocan a la liberticida Aguirre al frente del PP en caso de fracaso de Rajoy, que es a lo que han estado jugando estos años los tres con la ayuda del diario El Mundo, la COPE y Telemadrid. Si se confirma la derrota de Rajoy que ansía el falso clan liberal, el futuro del PP, si es que quiere ganar las elecciones, estaría entre Rato y Gallardón.
Habría que adivinar lo que, en estos momentos, piensa Aznar sobre el regreso de Rato a España, una vez que parece convencido de que se equivocó al designar a Rajoy como sucesor y que se transforma como “el increíble Hulk” cada vez que oye el nombre de Zapatero.
Como también habrá que saber que piensan en la Moncloa y en el PSOE sobre el posible regreso de Rato a la política española. Alguno creerá que esto es otro motivo más para que el presidente adelante las elecciones generales, antes de que los populares, con Gallardón y Rato, empiecen a recuperar el centro y a dialogar con nacionalistas moderados por si les hicieran falta para gobernar.
En todo caso, la noticia del regreso de Rato a España se ha convertido en un acontecimiento político y mediático de primer orden y de importancia singular.
jueves, junio 28, 2007
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