miércoles, junio 27, 2007

Luis Pousa, Mas y mejor preparados

jueves 28 de junio de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Más y mejor preparados
Galicia lleva tres décadas clavada en los 2,7 millones de habitantes. El reloj demográfico no se mueve porque los nacimientos no alcanzan la tasa de reposición generacional y las entradas de inmigrantes apenas sí llegan para compensar ese desfase.
Este cuadro provoca el efecto estadístico de incrementar la renta per cápita, por el simple hecho de que al ser menos habitantes toca a más dinero por cada uno. Es verdad, por otra parte, que todavía falta un buen tramo para la plena incorporación de la mujer gallega al mercado de trabajo, lo que traerá consigo aumentos del PIB gallego y de las rentas de las familias. Otro tanto puede decirse con la incorporación a los procesos productivos de las innovaciones tecnológicas, con la consiguiente mejora de la productividad. Y, en íntima relación con todo lo anterior, hay que incluir los efectos positivos que vierte sobre la renta y el empleo un modelo productivo cimentado en la incorporación de capital humano.
Bien, pero la política económica no puede olvidar otros aspectos de suma importancia, como, por ejemplo, las consecuencias que implica, para el sistema económico gallego y para la calidad de vida de los ciudadanos de este país, una demografía caracterizada por la baja tasa de natalidad y el envejecimiento de la población, y no únicamente en términos de cómo garantizar la viabilidad de las pensiones en un escenario con tendencia a que los pasivos superen a los activos.
En ese sentido parece acertada la decisión, anunciada por el conselleiro de Economía, José Ramón Fernández Antonio, de que los Presupuestos autonómicos para 2008 incorporen medidas que favorezcan el crecimiento demográfico de Galicia a corto y medio plazo. A corto plazo, la mejor alternativa para cambiar el signo de la tendencia es recurrir a la inmigración, con medidas de apoyo para que los inmigrantes se asienten y echen raíces en la tierra de acogida. A medio plazo, comenzarán a dar fruto las actuaciones que ahora se pongan en marcha para favorecer e incentivar un aumento de la natalidad.
Adoptar la cuestión demográfica como uno de los objetivos de la política económica diseñada por la Xunta es un paso preceptivo para afrontar el problema en serio. Por eso, también, le corresponde al Gobierno poner en marcha medidas que superen la vieja receta de asignarle a la mujer en exclusiva las tareas naturales de reproducción y asuman el trabajo femenino como socialmente legítimo. Lo que es tanto como entender que la mayoría de las mujeres gallegas busca una identidad basada en la dimensión del trabajo, y que esa identidad le aporta más a ellas que cuando su roles socialmente legítimos se reducen al de ser madres y esposas.
Paralelamente, hay toda una serie de actuaciones que han de ser abordadas por el estado del bienestar, en la medida que ayudan a conciliar la vida familiar, y, en consecuencia, a valorar la familia.
En definitiva, para que la economía gallega siga creciendo y convergiendo con la media de la Unión Europea, Galicia necesita más habitantes y mejor preparados. Dos premisas lo suficientemente poderosas como para que sean de la incumbencia de la política económica del Gobierno gallego y, por lo tanto, tengan la correspondiente buena acogida en los Presupuestos Generales de la comunidad autónoma.

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