miércoles, junio 27, 2007

Xavier Navaza, Misteriosa llamada de Pontevedra

jueves 28 de junio de 2007
XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Misteriosa llamada en Pontevedra
Nunca, como ahora, tuvo en sus manos tanto poder el Bloque Nacionalista Galego. Y eso tiene un precio, como comenzamos a ver estos días en que, burla burlando, los lanzarotes intentan cerrar en Pontevedra y Lugo la alianza sellada a duras penas en Compostela. Antes de la irresistible ascensión de Anxo Quintana a la cumbre, el Consello Nacional del BNG tomaba una decisión y todos, sin excepción, desde Ortegal al Baixo Miño, la acataban con un sentido patriótico insobornable.
Hoy, no. Ése es el coste político y organizativo que tiene que abonar la gran coalición: la pérdida de cohesión interior... a veces sustituida por la voluntad personal e intransferible de los barones, al estilo de los viejos partidos tradicionales sobre cuyas amenazas y efectos contaminadores tantas veces ha advertido Francisco Rodríguez, el coronel de la U.
Por eso ha sorprendido en ámbitos de Santiago, siempre atentos a la críptica evolución del Benegá, esa misteriosa llamada telefónica que ha tenido la extraña virtud de hacer saltar por los aires el pacto que estaban a punto de suscribir Teresa Casal (PSdeG) y César Mosquera, negociador por parte del alcalde Miguel Anxo F. Lores en la ciudad del Lérez: "Eran las nueve de la noche y el acuerdo estaba a punto", cuenta doña Teresa. De pronto, Mosquera recibió un telefonazo misterioso: "Y a partir de ese momento cambió de actitud, pretendía seguir negociando cuestiones que ya habíamos cerrado".
¿Quién llamó a Mosquera? El joven Quin, desde luego, no; y en cuanto al coordinador general del Bloque, Francisco Jorquera, a quien en teoría competen estas cosas, tampoco: cualquiera de los dos se arriesgaría a recibir un sonoro y telefónico desplante por parte de quienes ordenan y mandan en el Sur. Hasta ahí podíamos llegar. Soplan nuevos vientos en la gran coalición y el centralismo democrático, que en tiempos antañones canalizaba el Comité Ejecutivo, ha pasado a mejor vida. Para bien o para mal.
En cuanto a los patricios del socialismo galaico, es una historia vieja y lleva el mismo derrotero. Emilio Pérez Touriño logró llevar la paz y el concierto a un PSdeG que, antes de que él se hiciese con el cetro, se divertía asistiendo a una interminable pelea de notables locales. Le costó Dios y ayuda terminar con aquello y algunos, en petit ­comité, llegaron a acusarle de ejercer una especie de estalinismo tan sordo como eficaz: ¿se han parado a contar las cabezas que rodaron tras la siega? Hoy, cuando don Emilio y Quintana adquieren la forma física del poder y se acomodan a él, retorna el espíritu de los antiguos condados. Sencillamente, se apoltronan cada día un poco más. Y mientras en el PPdeG, con sus baronías cuarteadas por la derrota, se lamen las heridas tras las humeantes almenas... socialistas y nacionalistas -eufóricos de poder- sienten la irresistible tentación de ir por libre en las ciudades. Es el imán municipal. El caso de Lugo es paradigmático, pero en Pontevedra y Vigo sucede lo mismo: la secreta llamada de Mosquera es todo un indicio y en Vigo, vaya, Abel Caballero ha comenzado a escribir su propio guión, incluso a costa de pisar territorios del Benegá. El hecho de que Xosé Clemente López Orozco mantenga puentes con el PPdeG al margen de sus hipotéticos socios nacionalistas, sugiere que eso mismo podría suceder muy pronto en la Ciudad del Olivo entre la ex calcaldesa Corina Porro y don Abel.
EL MARCO VIGUÉS
El primer pisotón de Caballero
La ocasión la pintaban calva y Abel Caballero habló urbi et orbi sobre el futuro del Museo de Arte Contemporánea de la Ciudad del Olivo, que aspira a ser una expresión de la inteligencia creativa de nuestro país. Su socio, Santiago D. Olveira, le llamó horas después por teléfono para protestar: don Abel se había estaba "extralimitando" al inmiscuirse en competencias exclusivas del BNG. O sea, que de entrada no se ven las caras y echan mano del teléfono. ¿Será siempre así? .
FERRAGOSTO QUE VIENE
Debate por la puerta falsa
El ferragosto sigue siendo un motivo de escarnio y maldecir entre sus señorías. Con la boca pequeña, muy buenas palabras: se trata de un desafío que nos afecta e interesa a todos y nadie, sin excepción, debería utilizar jamás los incendios forestales como un elemento de debate partidario. Todo muy bien. Todos de acuerdo: desde Alberto Núñez Feijóo a Anxo Quintana, pasando por el premier galaico Emilio Pérez Touriño. Pero todo ese consenso aparente se viene abajo en cuanto a alguien se le rompen las bridas. Ayer sucedió con don Emilio, cuando en respuesta a una intervención de Núñez Feijóo sacó a colación el tema de la violencia etarra: "Su propuesta", le dijo al líder del PPdeG, "recuerda a otro tipo de debate que hay en España", en el que a su juicio los populares "expresan su apoyo al Gobierno pero le exigen a cambio que rectifique". ¿Tiene sentido? Con puertas falsas de este jaez la entrada de las llamas está garantizada .

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