El PP rectifica y en Galicia se inicia el conflicto lingüístico
Luis Miguez Macho
29 de junio de 2007. La semana pasada daba cuenta desde estas páginas de la nueva agresión contra los derechos educativos de los padres, en este caso contra los derechos lingüísticos, que se estaba preparando en Galicia por obra del bipartito PSdeG-BNG, previo pacto con el PP. Hoy, por desgracia, debo añadir que la agresión se ha consumado, y el Consejo de la Xunta ha aprobado el decreto que permitirá que, a partir del próximo curso, se desequilibre absolutamente y al margen de la opinión de los afectados el régimen lingüístico de la educación no universitaria, pública, privada y concertada.Este lamentable episodio tendrá su continuación en los tribunales, porque el decreto será recurrido con sólida base jurídica en los diversos reparos de legalidad que el Consejo Consultivo de Galicia le había puesto y que no se han corregido en la versión finalmente aprobada. Pero, además, ya ha producido un trascendental efecto que, para los pesimistas, supondrá la iniciación de un conflicto lingüístico donde no lo había, y para los optimistas, el cuestionamiento de algo que hasta ahora era un tabú en la política gallega, el proceso de la mal llamada normalización lingüística, porque el PP se ha negado a avalar el decreto.En esto ha tenido mucho que ver la reacción social a la que me refería en mi artículo de la semana pasada, pero también un cierto proceso de reflexión interna acontecido en el PP gallego. Al PP, como a cualquier partido que llevaba mucho tiempo en el poder, le ha costado asumir su nuevo papel de oposición, y esto se aplica también a la política lingüística.Si hasta ahora la política de "normalización" lingüística se había podido llevar pacíficamente en Galicia, se debía a un sencillo compromiso tácito: el PP, contra la opinión y el sentimiento de buena parte de su base social, se plegaba a las exigencias minoritarias de los nacionalistas con la discutible excusa de "no darles argumentos" y "para mantener la paz social" y, a cambio, no aplicable o aplicaba tibiamente las medidas acordadas.Todo esto se ha acabado. Pactar con los nacionalistas en el poder (o con los socialistas nacionalistas, que son lo mismo a estos efectos) que "como mínimo" el cincuenta por ciento de la enseñanza no universitaria se impartirá en gallego es invitarles a imponer donde y cuando les dé la gana la enseñanza íntegramente en gallego. Ya hemos visto cómo se las gastan los socialistas nacionalistas de la Consellería de Educación con el caso de la programación docente de lengua y literatura españolas.Pero donde el decreto muestra más claramente su verdadero carácter es al no garantizar a los alumnos la libertad elemental de utilizar la lengua de su elección en las asignaturas impartidas en gallego. Pronto asistiremos a amenazas de suspensos a alumnos por el solo hecho de hablar su lengua, como ya se están lanzando contra los que optan en conciencia frente a la educación para la ciudadanía.El consenso político (porque, no nos dejemos engañar por la prensa subvencionada, consenso social sobre esto nunca lo había habido) respecto del proceso de "normalización" lingüística se ha roto en Galicia. Y es que la única normalización lingüística aceptable es la que consiste en que los padres puedan elegir libremente la lengua o lenguas en las que quieren que sus hijos se eduquen, y éstos puedan valerse del idioma que prefieran sin coacciones, en la escuela y fuera de ella. Lo demás es la tiranía, y contra la tiranía hay el derecho imprescriptible de resistencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario