La Educación para la Ciudadanía es totalitarismo puro y duro
Enrique de Diego
La Iglesia Católica se ha situado como el principal baluarte de la libertad personal en España. es justo reconocerlo. La Iglesia Católica ha advertido del riesgo totalitario.
30 de junio de 2007. A través de la Conferencia Episcopal, ha alertado del Estado como detentador de la moral relativista. Algo que antes que Zapatero y Mercedes Cabrera sólo se atrevieron a hacer Hitler, Mussolini, Lenin, Stalin, Mao, Pol Pot, Mengisthu, Castro... Ni tan siquiera la asignatura de Educación a la Ciudadanía es equiparable a la Formación del Espíritu Nacional del franquismo, porque ésta hacía referencia a la imposición de doctrinas políticas.La Conferencia Episcopal señala con una claridad inusitada en los textos episcopales que "el objetivo de la nueva asignatura es la formación de la conciencia moral de los alumnos". Indica que "los centros católicos o inspirados en la doctrina católica se verán obligados a introducir en su programación una asignatura que no resulta coherente con su ideario puesto que, según el actual curriculo, no es conforme con la doctrina social de la Iglesia, tanto por su carácter de formación estatal obligatoria de las conciencias como por sus contenidos".El órgano colegiado del episcopado español indica que "se puede recurrir a todos los medios legítimos para defender la libertad de conciencia y de enseñanza, que es lo que está en juego. Ninguno de estos medios puede ser excluido en ninguno de los centros".El diagnóstico y el mensaje de la Conferencia Episcopal no afecta sólo a los católicos, ni a los centros que han surgido de la iniciativa privada de organizaciones religiosas, sino que debería ser atendido por todos cuantos tienen aprecio a la libertad. El Estado no puede ser quien defina la moral, y sólo el que el Gobierno actual haya llegado a tal osadía resulta escandaloso y dice mucho del deterioro moral de nuestros gobernantes. El Estado buscaría, mediante lo que se pretende presentar como una iniciativa inocua y políticamente correcta, establecer una red de dogmas en cuestiones opinables, poner a toda la enseñanza al servicio de un proyecto de ingeniería social en el que se difundiría lo que han de considerar bueno o malo, correcto o incorrecto, las generaciones futuras. El hecho de que el PSOE se adhiera a posiciones contrarias a la moral clásica, y a lo que siempre se ha tenido por bueno, es una cuestión incluso menor, ante la suma gravedad de que el Estado pretenda convertirse en una iglesia para dominar, al tiempo, cuerpos y almas. Aunque esa asignatura difundiera la mejor de las doctrinas, la más estrictamente relacionada con los diez mandamientos, el mal absoluto es originario. Esa no es función del Estado.Una de las personalidades más relevantes del panorama religioso español, monseñor Antonio Cañizares, primado de España, arzobispo de Toledo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, ha explicado que los colegios que pretendan adaptar la asignatura de Educación para la Ciudadanía estarán "colaborando con el mal". No hay una Educación para la Ciudadanía buena, ni puede haberla. Esa asignatura es el mal absoluto.Monseñor Cañizares ha negado al Gobierno la capacidad, de la que pretende dotarse, para promover "la formación de la conciencia moral". Eso no es otra cosa que "imponerla obligatoriamente a todos los alumnos". Para monseñor Cañizares, con toda la razón, el Estado "está traspasando sus competencias". Ha recordado el derecho constitucional de los padres a la ´objeción de conciencia´.Estas declaraciones de monseñor Cañizares salen al paso de la postura tibia y acomodaticia de la Federación de Religiosos de la Enseñanza, que han puesto –y no es nuevo- las subvenciones por encima de los principios, la financiación por encima de la moral. La mayoría de los centros católicos de órdenes religiosas funcionan en régimen de concierto y temen represalias. El sistema de concierto es, en el fondo, una forma de nacionalización encubierta, que pasa factura.El secretario general de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE-CECA), Manuel de Castro, ha anunciado que impartirán la asignatura –como si se tratara de colaboracionistas con el totalitarismo- ya que "nadie nos puede pedir que no la demos. Eso sería rebelión cívica".Actitudes como éstas explican la crisis vocacional que padecen las órdenes religiosas católicas y son un pésimos ejemplo. Han de ser los padres los que practiquen esa urgente y necesaria rebelión cívica.
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