jueves, mayo 31, 2007

Jose Hervas Garces, La fortaleza de Sarkozy evidencia la debilidad de ZP

viernes 1 de junio de 2007
La fortaleza de Sarkozy evidencia la debilidad de Zapatero José Hervás Garcés

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, no ha necesitado más de dos horas para hacer cambiar de criterio a Rodríguez Zapatero sobre el futuro Tratado de la Unión Europea, que aprobamos los españoles por abrumadora mayoría y cuyo texto quedará en saco roto. Sarkozy fue rotundo ayer al asegurar que con Zapatero “ya estamos de acuerdo, pero los dos no es suficiente”.
El voto en contra en los referendos de Francia y Holanda en el 2005 ha producido la paralización de las instituciones europeas. Para solucionar la situación Nicolas Sarkozy ha planteado a sus socios un nuevo proyecto, en su mayor parte desconocido, que hasta ahora había merecido el más profundo rechazo de los responsables de Exteriores españoles.
La última de las manifestaciones, hasta el apoyo prácticamente incondicional ofrecido ayer por Zapatero al presidente de Francia, la expuso el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, quien dejó claro en el Senado todavía no hace un mes, el pasado 10 de mayo, que el Gobierno español no apoya el Tratado constitucional simplificado propuesto por el presidente de Francia.
Moratinos respondió de forma airada, como hace siempre que le plantean cualquier pregunta los responsables de Exteriores del Partido Popular, que Zapatero no dio ningún respaldo y que su postura sigue siendo la de defender al máximo el Tratado aprobado en Roma en el 2004. Respondía a una pregunta de Jorge Moragas, en la que el popular le recordaba que Sarkozy había dicho durante el último debate electoral televisado que el jefe del Gobierno español había aceptado su oferta para salir de la situación de bloqueo.
Con la rotundidad que le permite su tartamudeo, Moratinos aseguró: “Que Sarkozy en un debate televisivo dijese que había apoyado eso, pregunte a Sarkozy, yo le puedo contestar que no hubo un apoyo, lo que sí hay es voluntad de conseguir un acuerdo, pero no hay un apoyo”.
Más preocupante es que este cambio rápido que supone dar la espalda a los españoles y a los ciudadanos de otros dieciocho países que han votado a favor de la nueva Constitución haya ocurrido con el propio presidente. A finales de marzo Zapatero, con ocasión del 50 aniversario del Tratado de Roma, tras aprovechar para criticar a Aznar y asegurar que gracias al cambio de Gobierno ahora “hay una clara impronta de las posiciones políticas de España en el devenir de la UE”, dijo que España defenderá las ideas sobre el futuro Tratado de la UE que cree que van a beneficiar al futuro comunitario y, entre ellas, destacó la necesidad de que exista un Gobierno más ágil y que las mayorías puedan adoptar decisiones.
Asegurar textualmente como hizo Zapatero en Barleín el 25 de marzo que España es “un firme baluarte” del Tratado constitucional que defiende que las instituciones europeas tengan fortaleza, liderazgo e impronta en el mundo para decir ayer que no importa cómo esté redactado el Tratado evidencia una debilidad y una incongruencia por parte del Presidente que quedó más en evidencia ante la seguridad y la solvencia de las afirmaciones de Sarkozy. Con todo lo que le resultará más difícil de explicar es que La Carta de los Derechos Fundamentales vaya a quedar en una simple recomendación como aconseja el Reino Unido y defiende Sarkozy.
No es de extrañar que ante tanta debilidad y pese a que se trata del proyecto de un correligionario, el Presidente del Partido Popular haya tenido que advertir a Sarkozy, que llegado el caso, apoyarán a Zapatero en defensa de los intereses españoles en el seno de la UE si lo hace con determinación "como lo hacen la mayoría de los Jefes de Estado o de Gobierno". En el fondo está el temor de que España vuelva a ceder en el reparto de poder en el interior de la UE como ya hiciera con el nuevo texto constitucional frente a lo logrado por José María Aznar en Niza y pese a lo afirmado en contra por Zapatero una y otra vez. Pero los hechos son distintos. A todo esto, ¿de qué proyecto hablamos?, porque nadie sabe lo que dice, nadie lo ha visto escrito a pesar de que ya cuenta con el apoyo del presidente del Gobierno.
El debate sobre la negativa de Francia a participar en las conversaciones con ETA a propuesta del Gobierno español, como desveló ayer Sarkozy, habrá que analizarlo con más datos.
jhervas@estrelladigital.es

Marcelo, Se va el caiman

viernes 1 de junio de 2007
Se va el caimán

Se va el caimán, se va Rafael Simancas, se va Miguel Sebastián, se van para Barranquilla, se va el caimán, de la Comunidad y la Alcaldía, se va el caimán. Y en el PSOE nacional se abre una nueva lucha por el control de Madrid y de la crisis de Navarra. Rubalcaba lanza un órdago, reaparece Alfonso Guerra —“quién es ése, y de qué dimite”— con mofa de Sebastián. Y sale González a pista diciéndole a Zapatero que nadie puede imaginar el futuro de esta España sin echar la vista atrás, en referencia a Navarra, y al pacto de la transición. Se va el caimán de Madrid, pero regresan los viejos cocodrilos al PSOE de la capital, advirtiendo al presidente que no se puede jugar con la España federal, ni con la trama de ETA, en el año electoral.
Hay tensiones en el PSOE, en Moncloa y en Ferraz, se va el caimán. Como siguen las intrigas en el seno del PP, entre Aguirre y Gallardón, por causa de la victoria, mientras bosteza Rajoy. Y todos miran a FAES a ver qué dice el patrón, otro viejo cocodrilo con sonrisa de caimán, con disfraz de penitente, estilo Carlos Jesús, pulseras de enamorado y mirada de alcotán. Aznar vigila de lejos y aunque, de momento, calla, ya no tardará en hablar, mas ojo con la Botella, que lo puede controlar.
Se va el caimán Sarkozy de Moncloa y de Zarzuela y se lleva a Gallardón de paseo por París, en pos de una dulce foto amorosa y familiar, con los Albéniz al fondo, Rumores de La Caleta, y la portada de ABC. Para que rabien los de El Mundo, a los que, de momento, les falló su secretista “plan B” para sustituir a Rajoy al frente del PP, utilizando en la caza malas artes de mujer. Se vuelve a París Sarkozy tras robarle a Zapatero el sí a su vieja Europa, y llega a la capital la embajadora de Bush, la guerrera Condoleezza, la buena amiga de Aznar, con su ronda de palacios, Santa Cruz, Moncloa, Zarzuela, para hablar de Afganistán y sacarle a Zapatero otro sí, de más soldados, a cambio de lo de Iraq.
Hay movidas en el PSOE, tensiones en el PP, todos piensan en Navarra, mientras en el Hospital, que ha dado el alta a De Juana, ya se ultima la comedia de su puesta en libertad. El caimán de las pistolas, un conocido criminal, se va tan campante a casa, para pagar el alto el fuego, que los señores de ETA venden por su libertad, el regreso de ANV y Navarra por llegar.

Jose Oneto, El "tsunami" popular se traga a Sebastian

viernes 1 de junio de 2007
El ‘tsunami’ popular se traga a Sebastián José Oneto

El tsunami político provocado en Madrid por los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del domingo 27 de mayo se ha tragado al candidato socialista a la Alcaldía, el economista Miguel Sebastián, que ha anunciado que ni siquiera tomará posesión de su cargo de jefe de la oposición en el Ayuntamiento madrileño, y que se incorporará a su puesto de catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.
Antes de Miguel Sebastián ha sido el secretario general del Partido Socialista Madrileño (PSM), Rafael Simancas, el que ya había decidido tirar la toalla al comunicar en rueda de prensa que no concurrirá a las próximas elecciones autonómicas aunque seguirá de secretario general del partido en Madrid por deseo del presidente del Gobierno, que no quiere abrir una crisis (aunque la crisis ya está abierta) en la federación socialista más conflictiva del país.
La renuncia de Miguel Sebastián se produce después de que varios de los concejales socialistas que salieron elegidos el domingo pidiesen públicamente, en un gesto insólito que demuestra el poco entusiasmo con el que acogieron la candidatura del responsable de la Oficina Económica del Presidente y la poca ayuda que ha recibido del partido, que no tomase posesión de su cargo...
Su referencia al PSM, al intentar salvar al presidente de la quema, ha sido clara: “Zapatero lleva poco más de ocho años como secretario general del PSOE y el Partido Socialista de Madrid lleva 20 años. Muchos militantes esperan una profunda renovación”.
La debacle de Sebastián, que obtuvo tres concejales menos que Trinidad Jiménez, supone, de hecho, el final de su carrera política cuando más intensos eran los rumores de que en la primera crisis que se produjese en el Gobierno ocuparía una cartera económica importante. Incluso se había hablado (¡gran disparate!) de la vicepresidencia económica tras la salida de Solbes.
Con Sebastián ha terminado el tsunami político que ha provocado Alberto Ruiz-Gallardón en el PSOE; los escándalos que en plena campaña electoral han salido sobre la Oficina Económica del Gobierno y su intervención tanto en la fracasada OPA de Sacyr contra el BBVA como en la de Endesa a favor de Acciona y la italiana Enel, y, sobre todo, la soberbia y la inexperiencia del candidato.
Ungido por la gracia del presidente del Gobierno, pensó que tenía licencia para todo. Incluso para romper una regla no escrita en la politica española de que hay que respetar todo lo que tenga que ver de cintura para abajo. Por eso, en el debate de la televisión pública saco a relucir las relaciones de Ruiz-Gallardón con Montserrat Corulla, la testaferro del capo de Marbella Juan Antonio Roca. Y no sacó la foto del Palacio de Villagonzalo, en el que algo ha intervenido el Ayuntamiento (y eso hubiera situado el debate en otro terreno), sino la foto de la Corulla, personaje implicado de lleno en la “operación Malaya” de Marbella y antigua amiga de Gallardón.
Entre el escándalo de la CNMV, en el que todavía queda pendiente el futuro de su vicepresidente, Carlos Arenillas, el tremendo error de la foto televisiva, la falta de apoyo que en la campaña ha tenido de su partido en Madrid y el empuje de Ruiz-Gallardón, que ha sabido utilizar a su favor el tema Corulla, aunque le haya acarreado enormes problemas personales y familiares, Miguel Sebastián ha perecido víctima del tsunami popular.
Es toda una advertencia para los que creen que los políticos se improvisan y es también una advertencia para el propio presidente del Gobierno, su valedor, acostumbrado a prescindir de todos los que no pertenezcan a su generación y a todos los que han tenido responsabilidades políticas, mediáticas, económicas o sociales en estos últimos 25 años.

German Yanke, El reto socialista en Navarra

viernes 1 de junio de 2007
El reto socialista en Navarra Germán Yanke

Navarra no es una cuestión baladí. Lo que está en juego allí no es, como ahora dicen los que han perdido las elecciones (porque las ha ganado UPN, aunque a algunos sorprenda), la existencia de una tendencia electoral que pide el “cambio” en el Gobierno. Lo que ha pasado es que, tras muchos años en el poder, UPN, que ha mejorado su total de votos, no ha conseguido esta vez la mayoría absoluta que tenía en coalición con CDN. Es decir, que tampoco UPN “ha perdido la mayoría absoluta”, como se repite.
Si se quiere confundir lo que ha pasado realmente, qué decir con lo que está por venir. Lo del deseo de cambio del electorado es bastante parcial. El nacionalismo se ha reunificado en una candidatura y ha mejorado su posición, que no debe medirse con una de las candidaturas anteriores de ese color sino con todas las que ya estaban representadas en el Parlamento. Una cosa es el éxito electoral y otra que se desborde la fantasía. Y lo que ha pasado también es que los socialistas navarros han fracasado. Así que, ahora, resulta muy particular que ese hipotético deseo de cambio se quiera traducir en que gobierne quien ha perdido las elecciones y presida el Ejecutivo quien las ha perdido doblemente.
Pero decía que Navarra no es una cuestión menor porque no se trata de formar un Gobierno con coaliciones llamativas y alternativas, sino de un banco de prueba de las políticas de los grandes partidos. La responsabilidad del PSOE no es conseguir una mayor cuota de poder allí, sino explicar a los ciudadanos qué pinta la izquierda española coaligada con el magma del nacionalismo vasco que no gusta del estatus constitucional actual de la Comunidad Foral. Explicarlo, insisto, más allá del tópico de la voluntad de los navarros, etc.
Si a esto se añade que los nacionalistas quieren un pacto que afecte también al Ayuntamiento de Pamplona, el asunto se complica (o se clarifica, si se quiere) aún más. En Pamplona ha cambiado tanto el electorado, puestos ya a bromear, que UPN ha obtenido el mismo número de concejalías que antes del 27 de mayo. Este pacto no puede conseguirse sin el apoyo de ANV, y ya aparecen quienes quieren desligar el voto libre de ANV —que dice apoyará la candidatura alternativa a la derecha— del acuerdo de Nafarro Bai con el PSOE. “Ellos pueden votar a quien quieran, nosotros no se lo pedimos ni le damos nada a cambio…”, se oye decir en algún sector atrabiliario del socialismo navarro. No, la cuestión para los socialistas es si, en estas circunstancias, hay candidatura alternativa. Porque si la hay, sabiendo los apoyos que recibirá, la situación sería similar a la del apoyo de Batasuna al Plan Ibarretxe: una vergüenza democrática.
Espero, y deseo, que el PSOE no se pliegue a ello, que de ninguna manera quiera conseguir el poder en Navarra con estos apoyos. Pienso que, para el socialismo en primer lugar, es mejor esperar con coherencia que correr con vergüenza.

El heroe "cool" de Venezuela

viernes 1 de junio de 2007
El héroe «cool» de Venezuela

TRAS la decisión del Gobierno venezolano de no renovarle la licencia de transmisión por supuesta violación de los estándares éticos, la cadena televisiva más antigua de Venezuela salió del aire el pasado domingo. Radio Caracas Televisión (RCTV), el pugnaz medio de comunicación que colmó la paciencia de Hugo Chávez y sus miñones, se convierte así en la más reciente «cause cél_bre» de América Latina.
No es fácil para quienes no están familiarizados con la historia de la región comprender el alboroto mundial que ha provocado la decisión de Hugo Chávez de clausurar RCTV. He visto muchas informaciones periodísticas en los Estados Unidos y otras partes que delatan cierto escepticismo con respecto a las credenciales heroicas que le han sido conferidas, dentro y fuera de Venezuela, a la difunta cadena televisiva y a su presidente, Marcel Granier. Después de todo, parecen apuntar estas informaciones, se trata de una cuestión burocrática y, no obstante lo arbitraria que pueda haber sido la decisión de Chávez, RCTV había traspasado los límites del periodismo independiente, convirtiéndose en un brulote político dirigido contra las autoridades.
Dejando de lado el argumento elemental de que corresponde a los espectadores y no a los comisarios juzgar la línea periodística de una cadena televisiva, y de que los antecedentes de Chávez hacen de él un improbable custodio de la moral pública, existen motivos más profundos por los cuales el caso de RCTV merece atención universal. Tienen que ver con el papel que esta cadena se vio obligada a desempeñar ante la ausencia de contrapesos y límites al poder en la marcha inequívoca de Venezuela hacia el totalitarismo.
Obligado por las circunstancias, RCTV se había convertido en los últimos años en una especie de sustituto de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y el ente electoral. «No somos políticos», me decía hace unos días Granier, «pero en una situación como ésta, no siempre se puede evitar ser percibido como parte de la contienda política por quienes carecen de un representación eficaz o de protección jurídica, y por los responsables de haber acabado con ambas. Simplemente por brindarle información a una sociedad hambrienta de información fuimos colocados en esa posición».
Esto calza con una tradición tanto latinoamericana como de algunos otros lugares, donde las recurrentes tiranías han obligado a menudo a ciertas instituciones cívicas a sustituir a los partidos políticos y los dirigentes opositores. Durante las décadas de 1960 y 1970, Brasil se convirtió en la capital mundial de las telenovelas. Debido a la censura de los medios de comunicación, los brasileños comenzaron a ver en sus telenovelas un reflejo más exacto de la vida real que la información que recibían en los boletines noticiosos. Del mismo modo, en muchos países latinoamericanos y centroeuropeos los novelistas han jugado el rol de conciencias morales porque sus ficciones lucían más respetables y creíbles que las instituciones oficiales.
En algunas naciones, los medios de comunicación han asumido roles políticos. Durante la dictadura de Somoza, el periódico nicaragüense «La Prensa» se convirtió en un símbolo tan poderoso que su propietario, Pedro Joaquín Chamorro, fue asesinado por matones del Gobierno. Tras la caída de Somoza, la viuda de Chamorro, un ama de casa, fue catapultada por fuerzas que escapaban a su control a la palestra cívica. Doña Violeta se convirtió en el látigo de la dictadura sandinista y acabó ganando los comicios presidenciales.
Granier y su cadena de televisión merecen, sin duda alguna, la solidaridad que están recibiendo de millones de venezolanos y de gobiernos y organismos internacionales que han denunciado el bárbaro atropello contra esta institución de 54 años de antigüedad que empleaba a tres mil trabajadores. RCTV, la nave insignia de la corporación 1BC, es el último capítulo de una larga tradición de virtud cívica convertida en necesidad política en tiempos de peligro extremo para la libertad de una nación. La decisión del Tribunal Supremo de Venezuela -institución que debería haber revertido el «ukase» de Chávez- de confiscar los equipos de transmisión de RCTV, echando con ello toneladas de sal en la herida de la clausura, permite entender las circunstancias que han hecho de Granier y sus periodistas un referente para tantos venezolanos desesperados por aferrarse a algo que personifique la idea de justicia.
RCTV tuvo al líder perfecto en una circunstancia límite: un hombre sereno y pausado que jamás retrocedió ante fuerzas abrumadoras. No lo hizo cuando, hace un par de años, Chávez promulgó la Ley de Responsabilidad Social y modificó el código penal para amordazar a los medios de comunicación, ni cuando los «círculos bolivarianos» del Gobierno atacaron a sus empleados, ni cuando su féretro anticipatorio fue paseado por las calles.
Chávez acierta al apuntar sus cañones contra un hombre así. Granier triplicó las inversiones de su empresa en Venezuela cuando todo le indicaba que podría llegar a lamentar esa decisión y, ofreciendo periodismo crítico y entretenimiento, logró hacerse con el 44 por ciento de la audiencia nacional, según el último informe. Genio y figura hasta la sepultura, la noche del cierre Granier prometió: «Regresaremos a trabajar el lunes incluso si estamos fuera del aire y la gente no puede ver lo que estamos haciendo». En «Chávezlandia», un hombre así resulta ciertamente intolerable.
© 2007, The Washington Post Writers Group

Los laureles del PP

viernes 1 de junio de 2007
Los laureles del PP
El Partido Popular, como se ha destacado una y otra vez, ha obtenido en Madrid unos resultados espectaculares. El alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, ha llegado al 55,54% del electorado y Esperanza Aguirre, en la Asamblea regional, con el sur de la Comunidad de fuerte implantación socialista, hasta el 52,93% de los votos. La diferencia en número de papeletas ha sido también subrayable. Para no llenar esta página con excesivos números (porque habrá que aportar otros más adelante), citaré sólo los de la Comunidad: el PP ha superado al PSOE en aproximadamente 515.000 votos. Añádase a este sonado triunfo la crisis subsiguiente en el socialismo madrileño: Miguel Sebastián, la apuesta del presidente Rodríguez Zapatero para la capital, ha dimitido sin recoger su acta de concejal como colofón a una de las campañas electorales más lamentables de los últimos tiempos, y Rafael Simancas, secretario general del Partido Socialista de Madrid, desasistido en esta aventura por la dirección nacional del PSOE, ha anunciado que no volverá a ser candidato a la presidencia de Madrid.
El éxito de la derecha en Madrid se ha convertido, paradójicamente, en la disculpa del socialismo español que, en estos días posteriores a los comicios, ha tratado de convencer a la opinión pública que, salvo Madrid, sus resultados han sido más que satisfactorios. Aún más, que, salvado el escollo de Madrid (de la manera que quieran salvarlo de ahora en adelante), el futuro electoral está asegurado para el PSOE. A esa estrategia responde seguramente el ridículo de hacer público el miércoles un sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas -hecho antes de los comicios locales-, según el cual el PSOE aventajaría al PP en tres puntos de cara a las próximas elecciones generales. El mensaje se repite una y otra vez y de uno y otro modo: el resultado ha sido malo en Madrid, pero las expectativas para las generales nos son favorables.
Es, a mi juicio, un mensaje falso, una suerte de artificial calmante para el nerviosismo que en el PSOE y en La Moncloa han producido los resultados del 27 de mayo. El éxito espectacular del PP se puede y se debe extender a Valencia (12% de diferencia), Murcia (23%), Castilla y León (10%), La Rioja (7%) y Ceuta y Melilla, en donde la distancia es casi cósmica. Añádanse otras Comunidades en las que los pactos de la izquierda o con partidos nacionalistas o regionalistas desplaza o podría desplazar (esta eventualidad más complicada ahora) al PP a pesar de ser la fuerza más votada. La diferencia del PP respecto al PSOE es más que considerable en Baleares (13%), Cantabria (19%), Galicia (10%) y Navarra (15%). Ha mejorado su situación, además, en Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura.
Así que, dando la vuelta al argumento del PSOE («todo bien salvo Madrid»), el PP podría decir que todo ha resultado magnífico salvo en Aragón, Canarias, Cataluña y el País Vasco. Es más, dando la vuelta a las cifras concretas que manejan los socialistas (150.000 votos más en el cómputo general, pero 515.000 en Madrid, así que...), el PP podría responder que los socialistas catalanes han obtenido 640.000 votos más que los populares en esa Comunidad, así que, realmente, sólo tienen un problema -importante, sin duda-, pero que no impediría, en esta hora, el triunfo general del PP. No se olvide tampoco que en las elecciones municipales hay aproximadamente un millón y medio de votos que van a candidaturas independientes, muchas de ellas en el ámbito de la derecha del electorado, que no concurren a las generales.
El PP, con más electorado
Sirva este pesado repaso para desmontar la disculpa socialista, porque su problema es sólo Madrid, sino una quiebra de la relación del PSOE con sus votantes: mantiene la base electoral de las últimas municipales pero ha perdido los apoyos añadidos conseguidos en las generales de 2004 que le llevaron de nuevo al Gobierno. La movilización solicitada para que el PP no ganara ha fracasado; es más, el electorado de los conservadores se ha ampliado. En las elecciones municipales tienen importancia, no hay duda, los candidatos de cada lugar y sus programas concretos, pero no se puede obviar el peso que, siempre pero más en esta ocasión, han tenido las candentes cuestiones de la actualidad nacional y el impulso de los líderes de los partidos. El PSOE quiere hacer ver que Ruiz-Gallardón ha ganado a Sebastián y Aguirre a Simancas, pero, siendo cierto, también lo es que Rajoy, en esta ocasión, ha ganado a Rodríguez Zapatero.
Nada es, ciertamente, definitivo y ahora se trata de ver cómo reaccionan los dos grandes partidos tras conocer esa gran encuesta de tendencias de voto que suponen las elecciones locales, en las que todos los españoles son consultados y, los que lo desean, votan realmente. Para el PSOE, Navarra se convierte en un importante test a fin de comprobar si el camino del partido se dirige hacia un programa socialdemócrata y razonable o hacia los acuerdos con nacionalistas tras la ensoñación de renovar el mal llamado «proceso de paz».
Pero no es menos interesante comprobar qué va a hacer ahora el PP. Parte de la primera posición en la carrera de las generales, pero necesita todavía un importante impulso para mantenerla y para mejorarla más allá de un hipotético triunfo ajustadísimo, que es lo que ofrece la traslación de los votos del pasado domingo. Como estoy convencido de que el resultado significa un éxito de Mariano Rajoy, es de suponer que, quienes estaban a la espera de sustituirle en vez de sucederle en su momento, se sientan ahora, incluso con la amplia sonrisa del triunfo en los labios, un tanto desanimados en lo que respecta a otras aspiraciones.
Un partido es una organización compleja, más compleja que democrática. Los cambios que implica un nuevo impulso, a pesar de contar con este triunfo electoral, no son fáciles y hay una tendencia a no causar problemas que a menudo se convierte en inmovilismo. En estas elecciones, el PP ha podido constatar, quizá, que el tono de algunos de sus líderes regionales da mejor resultado que el sector más alterado que rodea al líder y que ha permanecido en esta ocasión más oculto que antes. Puede ser una idea para comenzar, porque lo que es evidente es que estos laureles no sirven para dormir. Se ha equivocado Ruiz-Gallardón en reiterar su deseo de ir en las listas de Madrid al Congreso en un momento inoportuno para abrir públicamente el debate. Y se equivoca Rajoy si piensa, como dice, que cuenta con muchos como él. El camino puede estar entre esas dos

Ferrand, La desercion de Sebastian

viernes 1 de junio de 2007
La deserción de Sebastián

M. MARTÍN FERRAND
ESTÁ claro que Miguel Sebastián, como candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, perdió las elecciones frente a la fuerza arrolladora de Alberto Ruiz-Gallardón; pero no es menos diáfano y notorio que medio millón de madrileños votaron la lista encabezada por el candidato que llovió de La Moncloa y, al hacerlo, confiaron en él, y en sus acompañantes, la representación de sus intereses durante los próximos cuatro años. En España no votamos alcaldes -ni presidentes autonómicos o nacionales-; votamos listas, cerradas y bloqueadas, de las que salen los concejales que, en segundo grado, elegirán al presidente del Concejo y le entregarán, para su mejor uso, la vara del poder. Es decir, Sebastián pidió un voto que le otorgaron muchos millares de personas y ahora se da a la fuga, renuncia a su compromiso y vuelve a una Universidad, en donde no le falta el prestigio y de la que, seguramente, nunca debió salir.
Nuestra vida política se enrarece por momentos. Para remediar un despropósito como fue, sin duda, la proclamación de Sebastián como candidato del PSOE para arrebatarle el asiento a Gallardón se recurre a otro desatino. La caprichosa decisión de José Luis Rodríguez Zapatero -¡Sebastián porque yo lo digo!- rompió el principio constitucional que obliga a los partidos a la democracia interna, debilitó la coherencia del socialismo madrileño y fue, como ahora se demuestra, una apuesta perdedora. Eso no se enmienda con un nuevo disparate, con la deserción de Sebastián; sino que, desde la seriedad, exigiría la toma de posesión del candidato y su ejercicio de oposición, aunque sólo fuera por guardar las apariencias de respeto a las instituciones, durante el mismo tiempo que hubiera ejercido como alcalde en el supuesto de una victoria.
El principio representativo, ya debilitado por nuestro sistema de listas, quiebra cuando los representantes niegan la voluntad de quienes les eligieron. Se rompe un contrato que, tácitamente establecido entre candidatos y votantes, es el armazón de la democracia y da consistencia a las instituciones que se sustentan en la representación ciudadana. Sólo una razón de fuerza mayor podría justificar la huida de Sebastián y, a ese respecto, convendría recordar a quienes le zahieren desde la Federación Socialista de Madrid que su rechazo llega con retraso. Hubiera tenido sentido cuando el dedazo del líder le impuso a las bases. Ahora suena a pataleta de quien digiere mal una derrota. Además, con su retirada a la paz del claustro universitario, Sebastián se hace el haraquiri para la vida política. Al frente de la oposición municipal de Madrid podría haber servido para otra guerra, que nunca sobran combatientes en los frentes electorales; pero así, con tan precipitada renuncia a la responsabilidad que voluntariamente solicitó, se inhabilita para los restos. No podrá ser ministro ni de Marina.

Ignacio Camacho, La saga-fuga de Miguel Sebastian

viernes 1 de junio de 2007
La saga-fuga de Miguel Sebastián

IGNACIO CAMACHO
HA hecho en sólo tres meses la carrera política descendente más brillante y meteórica de España. Medalla de oro en la modalidad de fracaso olímpico. Así como Al Gore se presenta a sí mismo como «el ex futuro presidente de los Estados Unidos», Miguel Sebastián podrá elegir para su tarjeta de visita la consideración de «ex probable vicepresidente económico» o de «ex concejal nonato del Ayuntamiento de Madrid». También podrá poner en su currículum una línea con el cargo de «ingeniero de conspiraciones malogradas de la Presidencia del Gobierno», y otra con el rango honorífico de «el candidato socialista madrileño con menos votos de la democracia». Títulos no le van a faltar en su rutilante trayectoria hacia ninguna parte. Ni trabajo: le espera un futuro prometedor como tertuliano de «Salsa rosa», y las principales escuelas de negocio se lo van a disputar para impartir un master de Progreso Negativo según el canon de la epistemología «marxista»: cómo pasar en tiempo récord de la nada a la más absoluta miseria.
Nada de esto habría podido conseguir sin la ayuda inestimable y decisiva de Rodríguez Zapatero y su afición por la inventiva política. Sólo el ojo clínico del presidente podía avistar una lumbrera semejante en el fondo gris de la fontanería de la Moncloa. Cuando hace apenas un año blasonaba con arrogante suficiencia de haber encontrado un candidato imbatible para presentar a la gran batalla municipal de Madrid, ni los más avezados zapaterólogos suponían que la chistera del pensamiento mágico era tan profunda y versátil como para encontrar una minerva tan preclara. Chistera de chiste, por supuesto.
Ahora, consumado el prodigio de alcanzar los peores resultados de la era moderna con el aspirante más desconocido y menos valorado, Zapatero mira para otra parte mientras los militantes del PSOE capitalino buscan a alguien en quien clavar sus recién afiladas navajas ante la fuga in extremis de la víctima, que ha preferido hacerse el haraquiri antes que caer cosido a puñaladas bajo la estatua simbólica de su mentor. Lo malo es que una vez desenvainadas las dagas va a ser menester que corra alguna sangre, y los muy cabreados victimarios están mirando de soslayo al pobre Simancas, sobre el que podría caer la doble culpa de haber perdido él mismo por goleada y de haber permitido -a ver cómo no, si traía el aval del César- el paso del candidato fantasma. Los más aviesos pensaban que el castigo más retorcido para Sebastián era obligarle a permanecer en el cargo de edil derrotado que se ha ganado con su esforzada ineptitud, pero el interesado ha optado por la incomparecencia para evitarse ajustes de cuentas, a sabiendas de que deja una insuperable marca de nulidad e incompetencia. Cuando se alcanza un descalabro tan perfecto conviene no estropearlo con algún eventual, aunque improbable, acierto. Y Sebastián, que estudió en Minnesotta, debe haber aprendido lo suficiente para entender que lo único más inútil que un concejal de la oposición en minoría absoluta es la primera rebanada de un paquete de pan Bimbo.

Carlos Herrera, Sebastianazo, segunda parte

viernes 1 de junio de 2007
Sebastianazo, segunda parte

CARLOS HERRERA
HASTA los comentaristas menos sagaces, entre los que indudablemente me encuentro, habían pronosticado el batacazo electoral que le esperaba a Miguel Sebastián, candidato a la alcaldía de Madrid por el PSOE, merced a lo retorcido de su nombramiento, lo áspero de su campaña, el poco apoyo de su federación y la cantada mayestática en el debate de Telemadrid. Todo ello invitaba a aventurar que tenía menos futuro como candidato que un cofrade en Riad. Y así fue: el resultado obtenido por el elegido de Rodríguez Zapatero -ese que le vio pasar una mañana frente a su despacho y le preguntó: «Miguel, ¿tú de dónde eres?- estuvo muy por debajo del que había obtenido Trini Jiménez, la anterior candidata y jefa de la oposición municipal por la que el presidente se inventó una secretaría de Estado en Exteriores -nada menos, como si no estuviese allí el muy operativo Bernardino León-, obteniendo algunos concejales menos y dando la sensación de que Madrid es un feudo inexpugnable para la derecha española. Demasiado para todos. Especialmente para la antigua Federación Socialista Madrileña, ese reducto del peor guerrismo de los ochenta en el que ya se levantan sin recato voces oxigenadas reclamando un cambio razonable, voces que entienden que se ha profesionalizado en exceso la política en el seno de su formación, siempre en manos de personas que sólo han tenido como oficio y beneficio el cargo público o el cargo orgánico de partido.
Tras el primer «sebastianazo» ya descrito por todos, el economista amigo de las presiones y las componendas acaba de brindarnos una segunda edición del mismo al renunciar a ocupar su puesto en el Ayuntamiento de Madrid, cosa que se ha considerado como normal por no pocos observadores y como obligada por muchos de los compañeros de candidatura. Sé que hoy, Sebastián está deseando encontrar un boquete por el que desaparecer unos días, y puede que se lo merezca; así hayan pasado unos años recordará estas horas como unas de las más densas de su vida, parecidas en intensidad a las más delicadas por las que haya transitado, y si su mentor, el presidente de Gobierno, no le recupera para mayores desafíos, cosa que no deberían descartar ya que siente por su ejecutoria intelectual una absoluta debilidad, el futuro de nuestro hombre se diluirá en la enseñanza y en la empresa privada, labores para las que, tengo entendido, está sobradamente preparado. Su incursión electoral quedará como un pasaje desabrido, incómodo e infeliz en un tiempo agitado e indeciso. Renunciando a su acta, por demás, Sebastián ha evidenciado la crisis solemne que asola a los socialistas madrileños, que ya no rascan bola ni en algunos ayuntamientos emblemáticos del cinturón de Madrid, deja la pelota en manos de Simancas y compañía -que tienen por delante una papeleta- y declara a Ruiz-Gallardón «césar de todas las victorias», que es justamente lo que le faltaba para seguir enredando. No sólo vence sino que, además, descompone al contrario. Viendo a Sebastián coger el petate y marcharse al campo ante el regocijo de muchos de los suyos, el actual alcalde va a tardar dos o tres minutos en sentirse el vencedor totémico de estas elecciones municipales y autonómicas. No sé si es una excelente noticia para el Partido Popular, que está perplejo ante las maniobras del alcalde paras situarse en el número dos del escalafón a esperar tranquilamente su momento.
Las generales que se atisban quizá más próximas de lo que dicen los calendarios oficiales, condicionarán la renovación de los socialistas de la capital, como tantas cosas más. Pero en bien de alternancias y debates de ideas es saludable que ello ocurra. Lo que pasa es que a ver quién es el guapo que se quita de en medio a pocas millas de puerto y con el barco haciendo aguas. Simancas, por ejemplo, no se puede marchar. Todos en sus puestos. Ni una tontería. Ya hemos tenido bastante con la ocurrencia del jefe, que nos hace ir de sebastianazo en sebastianazo, dicen en voz no tan baja.

Atisbos de crisis en Esquerra

viernes 1 de junio de 2007
Atisbos de crisis en Esquerra
NO es de extrañar que algo se mueva en Esquerra Republicana de Cataluña. Huele a crisis profunda. Los pésimos resultados acumulados tanto en las pasadas elecciones autonómicas de noviembre de 2006 como en las municipales del domingo están pasando factura a la formación, aquejada de un liderazgo en declive, manejada por una dirección ineficaz cada vez más contestada por sus bases y con programas de gobierno caducos, insolidarios y revanchistas. En 2003, en pleno renacer del grotesco republicanismo diseñado por Carod-Rovira, Esquerra logró más de 544.000 votos y 23 escaños; el pasado 1 de noviembre, después de que el Estatuto hiciera añicos el tripartito y acabara con la carrera política de Pasqual Maragall, ERC obtuvo poco más de 416.000 votos. Es decir, perdió 128.000. Ahora ha ocurrido algo muy parecido: de 419.000 votos en las anteriores municipales ha pasado a 347.460, lo que le ha supuesto la pérdida de decenas de alcaldías y concejalías.
ERC se está despeñando y es natural que dirigentes como Jordi Portabella, su candidato a la alcaldía de Barcelona, y quizás el dirigente que mejor encarna hoy el severo varapalo sufrido por este partido, se plantee una «retirada táctica» y rompa el tripartito municipal. No falta mucho tiempo para las elecciones generales y Esquerra asume que para seguir condicionando con sus extravagancias la política nacional necesita recuperar mucho terreno. El problema de fondo radica en la evidencia de que las bases de ERC no digieren la manera que tienen sus dirigentes de rentabilizar su política de pactos. Además, es evidente que hay una ruptura entre la clase dirigente de ERC y sus simpatizantes por una simple cuestión de principios: no debe resultar fácil convencer a este electorado tan radicalizado, independentista, republicano, de tintes cuasi-revolucionarios y tremendamente despreciativo con las instituciones y la Constitución con ademanes de líderes aburguesados e instalados en la comodidad del despacho y el coche oficial.
Es lógico que a ERC le resulte más rentable difundir sus proclamas demagógicas desde la oposición que hacerlo con el bastón de mando. Sencillamente, porque cuando una formación basa toda su política en una entelequia, al llegar al poder se da de bruces con la realidad y deja de ser creíble. Su apariencia de coherencia se desmorona y su dirección termina por ser castigada. Y hoy, a la indudable pérdida de peso específico como proyecto político autónomo y al malestar de fondo entre una parte significativa de su electorado, ERC debe añadir otros dos riesgos determinantes para su futuro. Primero, el de ver su proyecto fagocitado por el PSC, un partido mucho más apegado al terreno y con más experiencia y disciplina en el manejo de sus bases. Segundo, el de la pugna por superar el liderazgo de Carod-Rovira ya que el teórico recambio natural, Joan Puigcercós, está llamado a ser discutido por sectores del partido muy irritados con la deriva actual. El aviso dado por Joan Carretero meses atrás fue una señal de lo que se cuece dentro de ERC, que probablemente -y víctima de su propia desesperación- dará un nuevo giro a su extremismo oportunista y de ocasión.
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Naufragio del socialismo madrileño

viernes 1 de junio de 2007
Naufragio del socialismo madrileño
LA decisión de Miguel Sebastián de renunciar al acta de concejal y volver a la docencia universitaria demuestra que la derrota socialista en las elecciones locales del 27-M va a tener más recorrido que el que aparentaba el forzado consuelo del PSOE con cargo a los nuevos gobiernos municipales que habría ganado. La crisis provocada en el Partido Socialista de Madrid por la rotunda victoria de Ruiz-Gallardón en el ayuntamiento de la capital no es un hecho aislado, sino que se suma a problemas similares en la Comunidad Valenciana o en localidades muy emblemáticas del poder municipal socialista, como Alcobendas. La situación interna del PSOE se va agravando por días y revela que las organizaciones locales, tanto en Madrid como en Valencia, no han acatado las órdenes impartidas por Rodríguez Zapatero y José Blanco de aparcar las depuraciones hasta después de las elecciones generales.
La autoridad de la dirección nacional del PSOE está cuestionada de forma clara por una militancia que siente que la derrota sufrida no tiene paliativos y de la que culpa, en última instancia, bien a la falta de conocimiento de sus máximos dirigentes sobre la realidad interna del propio partido, bien a la falta de respeto por la opinión de los militantes y dirigentes locales. A todo esto contribuye la desaparición en los últimos días de los ministros del Gobierno y de destacados dirigentes socialistas, como José Blanco, a quien ahora se le recuerda aquel anuncio de que en la próxima legislatura abandonaría el protagonismo que tiene en la actualidad.
Es muy ilustrativo de cómo se encuentra el PSOE el hecho de que la primera derrota electoral haya descosido de tal manera las estructuras del partido en dos comunidades decisivas para cualquier aspiración de ganar las futuras elecciones generales. La facilidad con que han aflorado estas divergencias profundas con la dirección central y, en concreto, con Rodríguez Zapatero y José Blanco, revelan que hay un problema de fondo en la autoridad de su secretario general y presidente del Gobierno. En estas situaciones de crisis es cuando se nota el peso específico de un político dentro de su partido. Mariano Rajoy no sufrió un conflicto de esta envergadura tras la derrota electoral del 14-M, a pesar de que todo su partido estaba orientado para gestionar cuatros años más de gobierno y no de dura oposición. El PP ha respondido con cohesión interna y coherencia ideológica, recogiendo los buenos resultados del 27-M. En cambio, el PSOE se resiente del sentido accidental que ha marcado el acceso de Rodríguez Zapatero a sus puestos de responsabilidad. Fue nombrado secretario general de su partido como un cortafuegos de los socialistas periféricos frente a José Bono. Y llegó a La Moncloa tras una legítima victoria electoral, pero imprevista y en un contexto trágico de conmoción general, con su buena dosis de manipulación de los sentimientos ciudadanos en la jornada de reflexión previa al 14 de marzo de 2004.
Hay crisis en el PSOE, donde Zapatero empieza a perder pie, porque es un partido que no asimila bien la pérdida de poder y que gestiona con nervios las situaciones de incertidumbre. No sólo cabe recordar el lamentable episodio de la caída del candidato Josep Borrell, pese a ser elegido en primarias. Pascual Maragall, el primer presidente socialista de la Generalitat, no repitió como candidato a los tres años de ganar y acaba de renunciar a la presidencia del PSC. En Madrid, Rafael Simancas no será candidato en 2011 y su permanencia como secretario general de los socialistas madrileños aparenta ser un parche de corta duración. El abandono de Miguel Sebastián es la síntesis del fracaso personal de Rodríguez Zapatero en Madrid -el segundo que sufre en la capital, después de la derrota en 2003 de Trinidad Jiménez- y, por eso, las ondas expansivas de la insubordinación de las bases socialistas le afectan directamente, porque, en definitiva, Rodríguez Zapatero ya no es garantía de continuidad en el poder. Sin más aval que haber sido beneficiado por necesidades y acontecimientos ajenas, el presidente del Gobierno se enfrenta a una incipiente, pero nítida, pérdida de crédito en su propio partido.

ZpM en Villar del Rio

viernes 1 de junio de 2007
ZP en Villar del Río
HACE ahora cincuenta y cinco años que todo el pueblo de Villar del Río, imaginariamente al norte de la capital, se movilizaba ansiosamente para recibir a los americanos, por entonces enfrascados en ayudar a Europa con su famoso Plan Marshall. Las expectativas de los lugareños se vieron frustradas, porque la caravana de coches oficiales, con los americanos a bordo, sólo dejaron en el pueblo la polvareda de la velocidad con la que lo atravesaron sin detenerse. Era la España de Franco y la generosidad de la América democrática iba a parar a otras manos. Pues bien, si hoy Luis García Berlanga quisiera hacer un remake de su sarcástica «Bienvenido Mr. Marshall», no podría encontrar mejor inspiración que la fugaz visita que este viernes realiza a España la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice. De paso entre aquí y allá ha encontrado el hueco, finalmente, para verse en Madrid con Moratinos, Rodríguez Zapatero y Su Majestad el Rey. También tomará café con el presidente del PP, Mariano Rajoy, gesto que la honra.
El actual gobierno socialista dirá que esta visita pone de relieve la completa normalización de las relaciones bilaterales entre los dos países y que todo se reduce a una mala sintonía personal entre ambos presidentes, George W. Bush y Rodríguez Zapatero. Pero si de verdad piensan eso los dirigentes españoles, se engañan. Si lo dicen para engañarnos, se equivocan, porque se les nota demasiado bien su mentira. La mala relación entre España y Estados Unidos no puede reducirse ni explicarse por cuestiones personales, que también, sino por profundas divergencias de políticas concretas ante determinadas situaciones.
Por ejemplo, mientras que nuestro ministro de Defensa, José Antonio Alonso, avisa de una «iraquización» de Afganistán, el departamento que dirige la señorita Rice piensa todo lo contrario, que Afganistán va por el buen camino y que todo iría mejor si los aliados hicieran una contribución algo mayor de la que están haciendo. De hecho, los americanos se quejan amargamente de que los miembros europeos de la OTAN hacen promesa tras promesa al respecto, sin poder o querer cumplir sus palabras. El colmo de las desavenencias también la ha protagonizado España, al ponerse al frente de un pequeño grupo de países que exige que las operaciones antiterroristas llevadas a cabo por las fuerzas de la operación Libertad Duradera tengan que ser comunicadas previamente y coordinadas con la misión para la reconstrucción de las tropas de la ISAF. Un sinsentido que sólo puede llevar a agravar la situación sobre el terreno y a complicar innecesariamente el esfuerzo de los americanos en la zona. Aún peor, mientras que Washington solicita una mayor presencia de fuerzas aliadas en Afganistán, teme que nuestro gobierno esté meditando seriamente otra de sus sonadas retiradas, movido por puras consideraciones electorales que nada tienen que ver con la estabilidad y la seguridad en aquel país.
Pero hay más, el inexplicable giro del gobierno español hacia América Latina, con sus guiños al populismo y al indigenismo, sus negocios con Chávez, el distanciamiento de Uribe, y el empeño por lavarles la cara a los Castro, le ha privado a los Estados Unidos del mejor aliado que podía tener en la zona, España, para fomentar una agenda de fortalecimiento de las instituciones democráticas, el respeto a la seguridad jurídica y el desarrollo de un mercado libre y un horizonte de prosperidad. Nuestra secretaria para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, sólo puede presentar como resultados un par de horas de conversación con su homólogo Tom Shannon, pero nada más. La política del gobierno Zapatero no pasa en este continente de avanzar de la mano con los americanos, sino todo lo contrario. Y si no ha ido más allá en su anti-americanismo, es porque sus amigos de por allí, desde Chávez a Evo, pasando por el Comandante, nos han despreciado una y otra vez. Prefieren a Ahmadinejad o a Pekín porque Madrid no cuenta ni entre los buenos ni entre los malos.
Respecto a Europa, Washington guarda un sano escepticismo respecto a las bondades de la discutida Constitución Europea y puestos a elegir parece más lógico que apuesten por el minitratado de Merkel y Sarkozy que por el «más constitución, no menos» de Moratinos. Israel y Oriente Medio es otro asunto donde España y Estados Unidos no pueden hallarse más distantes el uno del otro. Más para bien que para mal, Bush está plena y fielmente aliado con el gobierno de Olmert en Jerusalén, no vio con buenos ojos la conferencia montada por nuestro titular de exteriores sobre Madrid 15 años después y no le ha dejado el menor resquicio al responsable de nuestra diplomacia para que juegue papel alguno en una posible solución al problema árabo-israelí. Patético es el recuerdo de cuando Moratinos afirmó que Rice le había encomendado una delicada misión en la zona, que motivó un desmentido formal del propio Departamento de Estado norteamericano.
Y esto sólo es una pequeña muestra de lo más sabido, porque hay más temas. En cualquier caso bien es sabido el celo de los diplomáticos con las formas y aunque me puedo imaginar que Condoleezza Rice no hará concesiones en sus posiciones, todo quedará de puertas adentro y la foto, que es lo que verdaderamente le importa a nuestro presidente, inmortalizará las sonrisas mutuas. Ya se ha dicho que se evitarán los temas más espinosos que puedan arrojar un tinte ácido en la visita, pero, a tenor de lo que piensa cada uno, poca sustancia podrán tratar. Quién sabe, anclados como estamos en el pasado, tal vez Rodríguez Zapatero intente convencer a Rice de que la intervención en Irak fue ilegal, ilegítima y un desastre y que no puede olvidarse de eso porque lo utiliza aquí todos los días para atacar a la oposición del PP. No sería la primera vez que lo hace con un dirigente occidental. Que se lo pregunten a Tony Blair.
El inefable Tony Isbert, en su papel de alcalde de Villar del Río, soltaba aquella famosa frase de «como alcalde que soy os debo una explicación. Y esa explicación que os debo, os la voy a pagar». Rodríguez Zapatero nos debe a los españoles muchas explicaciones. Pero las consecuencias de su política exterior no nos las va a pagar, sino que las pagará, las está ya pagando, España. Esto es, todos los españoles. Nos guste reconocerlo o no, hace media docena de años España contaba con todas las cartas en su mano para jugar decisivamente en el tablero internacional. La sedimentación democrática, la acumulación de riqueza y una visión ambiciosa para nuestro país nos puso el sueño de ser una nación seria, creíble y que cuenta al alcance de la mano. José María Aznar, se diga lo que se diga, tuvo un papel decisivo en ello. El cambio de alianzas de la mano de Rodríguez Zapatero sacó a España, es verdad, de la foto de las Azores, es decir, nos sacó de estar en medio de Norteamérica y el Reino Unido para situarnos en un nuevo lugar. ¿El corazón de Europa? Desgraciadamente, no. En realidad, entre Castro, Chávez y Evo Morales. Esa es la auténtica dimensión de la España de Zapatero, una España menguante, marginal y que no es ni respetada ni tomada en consideración.
Y todo esto lo saben, y bien, en Washington. Condoleezza Rice aterriza por fin en Madrid. Pero poco puede esperar de nuestro país y menos denuestro gobierno. Es que éramos el único miembro de la OTAN que no había visitado. La seriedad y la credibilidad internacional son como los jarrones chinos: si se rompen se pueden pegar, pero ya no valen lo mismo. Y hace tres años que nuestro jarrón se hizo añicos.
RAFAEL L. BARDAJÍ

Xavier Navaza, Que no parezca el reparto del botin

viernes 1 de junio de 2007
POR XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Que no parezca el reparto del botín
Se trata de cubrir las apariencias y darle un cierto baño de nobleza institucional a los pactos que ha desatado el 27-M sobre la piel de la nación. Se trata, también, de evitar que sobre la ciudadanía que puebla el finisterre de la Unión se proyecte la idea de un castigo histórico y descomunal al PPdeG, la imagen de una venganza acariciada y alimentada durante décadas de emboscadas. Que no suene a la gran revancha de los desheredados durante la larga y agotadora era de Manuel Fraga en Compostela; el desquite, iniciado hace dos años con la constitución del Gobierno bipartito y continuado ahora tras última cita con las urnas.
Pero, sobre todo, se trata de evitar que cunda la idea de que asistimos al reparto del botín: a un intercambio de cromos y coronas, a un escenario donde la ideología y los principios pasan a un segundo lugar de baja estima en los complejos laberintos del poder local y provincial.
Ésa es la múltiple virtualidad de la doble comisión que PSdeG-PSOE y BNE, con Ricardo Varela y Francisco Jorquera a la cabeza, han puesto en marcha para darle nombre y apellidos a la nueva geografía municipal que ha traído consigo la azarosa lluvia del 27-M. A ver si así, abrigada por la suave y digna púrpura de las instituciones autonómicas, a la almoneda que viene se le quita el bravío del jabalí recién atrapado. O sea, que en el fondo hay mala conciencia.
Cuanto aquí se ha dicho forma parte, mutatis mutandi, de las reflexiones de patricios que militan en las filas del socialismo galaico y del Benegá. Evidentemente, se trata de comentarios anónimos, realizados con el discreto encanto de la democracia de base, porque si se entera el inquilino de Monte Pío y sus ingenieros poselectorales... hay madera a manta para todos.
Así que cuanto nos han sugerido en esta línea queda férreamente archivado en el of the record de los viejos tiempos. Chitón, pues, y seamos políticamente correctos: ensalcemos la magnífica labor de los tribunos que estos días se reúnen en Compostela para rehacer el marchito y agostado campo del municipalismo patrio.
Al final, Jorquera y Varela, junto a quienes integran la comisión bipartita que harán posible el gran reparto o almoneda, tendrán su merecida medalla a tiempo. Y sin embargo, la verdad es tozuda como una mula en celo y comienzan a surgir elementos que demuestran que estamos ante un escenario de cartón piedra instalado en la solemne capital de Galicia, mientras en las ciudades deciden por su cuenta y riesgo sobre el futuro de sus vecinos. Hombre, sí, hay alcaldables, como el de Ourense (Francisco Rodríguez) y el de Vigo (Abel Caballero), ambos del PSdeG, que acatarán con disciplina -tan espartana como interesada- las directrices que emanen de Compostela con tal de garantizar el mullido de sus posaderas. Pero hay nacionalistas, como Miguel F. Lores en la ciudad del Lérez, que insisten en afirmar que no admitirán injerencias externas, pero tampoco internas. Y no digamos en A Coruña y Lugo, donde lo que se plantea es un desafío el "centralismo".
FUERA DE JUEGO
Cantos de sirena en Compostela
Es sintomático que la primera reunión que Javier Losada (PSdeG) ha realizado para ir bosquejando el futuro de A Coruña, haya tenido como interlocutor al candidato del PPdeG, Carlos Negreira, y no a sus adversarios y potenciales socios en la ciudad: los nacionalistas. También hay enjundia en el anuncio realizado por el socialista Clemente Orozco en Lugo, que el lunes -desoyendo los cantos de sirena de Compostela- hará lo propio con el popular Joaquín García Díez. Y habrá más .

Luis Pousa, Un movimiento profundo

viernes 1 de junio de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Un movimiento profundo
Quienes tomaban a broma lo del cambio en Galicia deberían empezar a tomárselo muy en serio. Porque no es algo pasajero, de ciclo corto, para entendernos. Más bien se trata de un movimiento profundo, que previsiblemente va mucho más allá del plano político y se adentra en las redes intercomunicadas e interactivas de la sociología y la psicología de las gentes. También de la cultura en sus distintos estratos y manifestaciones, así como de las modificaciones que se corresponden con los avances y retrocesos que reactualizan la civilización, en un período determinado.
Porque ese cambio, que ahora se percibe políticamente con mucha mayor nitidez, viene de lejos. Está vinculado a la modernización iniciada en Galicia hace veinte años; a las nuevas pautas de comportamiento adoptadas por los gallegos a lo largo de ese período; a los efectos de la interactuación de las nuevas tecnologías en las conductas de los ciudadanos, especialmente las relacionadas con la llamada sociedad de la información. En fin, a muchas cosas.
Ese cambio se ha ido gestando poco a poco, tomando cuerpo a medida que iban variando las condiciones de vida de los ciudadanos, aumentado su grado de conocimiento y de discernimiento del mundo que los rodea. Y en ese magma en ebullición, que no en erupción, han comenzado a tomar cuerpo en la sociedad gallega dos fenómenos de gran peso en la evolución de las sociedades humanas, pero que nunca como hasta ahora han disfrutado del rango de imprescindibles: la innovación y el riesgo. Dos factores que si bien son consustanciales a la economía, no se quedan confinados en ese enorme torreón, sino que empiezan a impregnar otros ámbitos de expresión y reflexión.
Por todo ello, era previsible que el cambio político concretado en junio de 2005 en el campo del poder autonómico se haya extendido al del poder local, y con una tranquilidad que escapa a los ex abruptos de la campaña y a aquellas estratégicas que trabajan con las peores sensaciones para, al tiempo, presentarse como milagrosos curanderos de tantas y perversas aflicciones patrias.
Sin menoscabo de aquellos análisis que intentan penetrar en la logística partidaria de la campaña, es un hecho irrefutable que el respeto al territorio y al medioambiente ha calado en la mayoría de los gallegos. O dicho de otra manera, aciertan con el sentir de la mayoría social quienes desde la responsabilidad política asumen el compromiso firme de la defensa de la naturaleza y el paisaje, y toman medidas en esa dirección. Visto desde ese ángulo, el mal urbanismo es enormemente depredador porque está concebido desde el desafecto a la naturaleza y desde el reduccionismo de tratar al ciudadano como una unidad de consumo destructiva.
Frente a todo esto, otro urbanismo es posible y, además de posible, necesario. Esta es quizá una de las proposiciones que deberían aplicarse con mayor empeño en la legislatura municipal que dará comienzo el próximo 16 de junio. Pero para que el propósito se cumpla, los gobernantes locales necesitan del apoyo de la Administración autonómica y, por tanto, del desarrollo de herramientas y métodos adecuados para conseguirlo. En este caso, el tiempo es un factor de enorme importancia por la incidencia que tiene en la aplicación de la función y en el resultado.

Carlos Luis Rodriguez, Siempre caminaras solo

viernes 1 de junio de 2007
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
Siempre caminarás solo
Si los delegados del Gobierno como Manuel Ameijeiras tuvieran un escudo de armas en la puerta, habría una leyenda de resonancias liverpoolinianas que les iría al pelo. Siempre caminarás solo. Porque se trata de cargos que, en teoría, tienen a su disposición un amplio aparato policial y administrativo, pero que en la práctica están solos frente a una clase política y una opinión ciudadana que, en cuestiones de orden público, son bastante hipócritas.
Rechazan los disturbios y, cuando se producen, se quejan de la pasividad policial, reclaman mayor contundencia, exigen acciones vigorosas. Sin embargo, esa contundencia que proponen, después está reñida con el uso de la fuerza. Siempre parece excesiva. Nunca hay un apoyo explícito a la Policía que actúa contra manifestantes que provocan disturbios. Nadie felicita al delegado solitario cuando hace lo que tiene que hacer para defender la legalidad.
La aparición en escena de la Polícia con la porra en ristre provoca una especie de reflejo condicionado. Igual que el perro de Pavlov segregaba saliva a la vista del alimento, en determinados sectores se despierta un espíritu antirrepresivo cuando se produce una carga contra individuos que vulneran los derechos colectivos.
En la mente de esa gente se produce una lucha entre sentimientos contradictorios. Uno dice que los policías hacen lo que deben, y son los agitadores quienes dañan la convivencia. Es verdad, replica el otro, pero habría que hacerlo de otra forma, sin violencia, con estética y buen gusto.
¿Cómo preservar la estética cuando un grupo de mariscadores okupan una ría como si fuese suya? No vale que el patrón de la cofradía, o el portavoz del comité anti-Reganosa, nos digan que a ellos les parece ilegal la planta, o peligrosa la entrada de un metanero, porque eso es una opinión particular, que no está avalada por la administración ni por los tribunales.
Es como si de repente Greenpeace enviara el Rainbow Warrior para impedirles mariscar, alegando que posee unos estudios que demuestran que se están esquilmando las especies. La cofradía, con su patrón al frente, tendría todo el derecho de pedir la presencia policial para garantizar sus intereses. Tales estudios no servirían para legitimar semejante acto de fuerza.
Tampoco los pareceres contrarios a Reganosa legitiman el bloqueo de la ría. Sin embargo, anteayer se pudieron ver reportajes de televisiones nacionales que presentaban el conflicto como una lucha contra la injusticia gasística, con escenas de los incidentes y testimonios dramáticos de algunos portavoces de la protesta.
Nadie recordó que la planta cuenta con todos los requisitos legales, el apoyo de los ayuntamientos de la zona, el respaldo de las principales fuerzas políticas de la comarca, y el consenso de los sindicatos. La protesta marítima no es sólo ilegal, sino también claramente minoritaria.
Ahora bien, ningún ayuntamiento, fuerza política o sindicato saldrá a defender en público la actuación del delegado del Gobierno para permitir que este segundo barco descargara el gas en Mugardos. Como mucho, alguno habrá llamado a Ameijeiras para decirle a media voz que muy bien. En público, aún se mantiene ese extraño pudor en lo que respecta al orden ídem, que los agitadores saben aprovechar. De ahí que los delegados estén condenados a caminar solos por el ejercicio del cargo. Para atemperar esa soledad, es de suponer que éste será seguidor habitual del Liverpool de Benítez.

Margarita Riviere, La fatiga catalana

viernes 1 de junio de 2007
La fatiga catalana
MARGARITA RIVIÈRE

La abstención en Cataluña ha superado todos los pronósticos: ha sido la mayor de todas las elecciones municipales de la democracia; diez puntos por encima de la abstención española. Uno de cada dos barceloneses no ha votado. Todos los partidos han perdido miles de votos: el que más, el PSC (más de 130.000) seguido por la coalición nacionalista de CiU (unos 70.000). Sólo pequeñas fuerzas, algunas tan inquietantes como la xenófoba Plataforma Catalana, pueden apuntarse votos, significativos porque la extrema derecha ha sido 'non grata' en la Cataluña democrática y por haberse producido en lugares de fuerte inmigración, y también por lo que tiene de crítica a los partidos convencionales y a su rutinaria campaña. La pequeña sorpresa de los antinacionalistas de 'Ciutadans' ha pinchado: sólo han logrado un alcalde, tránsfuga del PP, en un pueblo diminuto. El voto en blanco se ha doblado.No son buenas noticias. Una abstención tan fuerte en la cita municipal, que es la que, supuestamente, más afecta a los ciudadanos, habla de que algo, bastante serio, pasa: los políticos que debieran ser más cercanos a la gente en su tarea diaria no han sido capaces de motivarla. ¿Por qué? Llevará tiempo entender este mensaje tan claro y más tiempo aún saber a qué responde realmente, aunque constata una fatiga cierta del electorado catalán, que acudía por tercera vez a las urnas en poco más de un año desde el referéndum del Estatut. Una fatiga de mensajes convencionales dictados por la propaganda. Una fatiga de tener que contemplar la transformación de una elección municipal en unas falsas primarias de generales. Una fatiga que se acrecienta cuando, para elegir al alcalde, hay que votar opciones políticas y eso se confunde con el personalismo de la dinámica de las campañas.Los catalanes, por tanto, están fatigados. Y este desdén al voto muestra que la política no está a la altura de las expectativas; la gente, tal vez, ha ido a votar 'lo menos malo'. Dicho con claridad: la oferta no era atractiva, la mediocridad política es la tónica, la credibilidad de los políticos baja al mínimo. Casi todos los partidos catalanes lo han reconocido ya, pero dijeron lo mismo en noviembre, tras la votación autonómica. Tampoco ayuda a entender la política la perplejidad que supone que el partido más votado y con mayor incremento de concejales (el PSC) tenga menos ediles que CiU, o que ciertos políticos insistan en ignorar la tradición pactista y planteen que la lista más votada dirija los municipios. Vivimos una época confusa, y eso se nota. Así, aunque las formaciones políticas no deberían estar muy contentas, no lo parece. La enorme abstención se olvida cuando los socialistas parecen muy felices de haber logrado -¿por fin!- gobernar en Tarragona, mantener su hegemonía en el 'cinturón rojo' de Barcelona y seguir decidiendo en Barcelona con un alcalde nuevo y poco conocido. Jordi Hereu, nuevo alcalde barcelonés, ya ha aceptado el reto de acercar la política a la gente: no lo tiene muy fácil, pese a que CiU también se olvida de la abstención cuando se ufana de haber conseguido su mejor resultado en la capital catalana, tras 28 años de gobiernos socialistas. Iniciativa-Verds y Esquerra Republicana se consuelan con la idea de que mantienen, más o menos, el tipo pese a que la abstención les ha tocado de lleno: el voto catalán es volátil, se adapta al tipo de elección. Y el PP asegura que ha resistido, pero ha perdido votos y pinta muy poco en el cuadro electoral autonómico. La fatiga catalana es un hecho real que confirma una tendencia iniciada con la discusión del Estatut y que tiene mucho que ver con el desencanto de la política, como si ésta pudiera, ahora mismo, dar muy poco de sí. Es una situación que no encaja con lo que ha sido la Cataluña democrática y en la que inciden factores exteriores como la bronca perpetua entre el PSOE y el PP y la colocación de la política terrorista como símbolo de la política en España. A los catalanes, gente realista y concreta, no les gusta el drama cotidiano que hacen de la política algunos políticos de Madrid: esta lectura también puede hacerse del resultado en Cataluña y, si así fuera, se notaría, probablemente, en las próximas generales. Éste es un dato para el futuro: el panorama de unos ciudadanos desinteresados y pasivos es la más preocupante manera de hacer política porque sólo favorece a los oportunistas, aprovechados y sus intereses poco democráticos. Muchos catalanes han votado, precisamente, para que eso no sucediera.

Antonio Elorza, Cortina de cifras

viernes 1 de junio de 2007
Cortina de cifras
ANTONIO ELORZA /CATEDRÁTICO DE PENSAMIENTO POLÍTICO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

La complejidad de los resultados electorales en comunidades como Baleares, Navarra y Euskadi abre la posibilidad para hacer incluso apuestas sobre cuál será la sopa de siglas que va a presidir este o aquel gobierno local o comunitario. Muy bien situado, el Partido Socialista tiene en los tres casos citados la opción de desalojar del poder a los populares, a pesar de ser éstos el primer partido. En Canarias, el candidato del PSOE, allí primero en votos, reivindica la «legitimidad» de acceder él a la presidencia por esa razón, pero el mismo criterio no es aplicado por los socialistas en otros lugares. Es más, nadie espera que lo respeten, e incluso el líder del PSN, después de haber quedado tercero y vencido en sólo doce ayuntamientos del ex reino, un auténtico varapalo, se cree con derecho a exigir la presidencia de la comunidad. Ahí está el precedente catalán.En principio, parece perfectamente legal, pero no muy razonable, que de modo sistemático el partido que alcanza el primer puesto con una mayoría amplia se vea condenado luego a pasar a la oposición por efecto de una alianza en la que pueden intervenir, como sucedió en Baleares, auténticos enanos políticos. La solución de este problema es, no obstante, legal, y nadie puede privar a los distintos grupos de aliarse para arrebatarle la primacía al Partido Popular. Las cifras mandan a la hora de formar gobiernos en una democracia representativa. Ahora bien, no cabe ignorar los efectos perversos del recurso sistemático a este predominio absoluto de los números, que puede desempeñar el papel de una cortina de humo que impide apreciar la puesta en marcha de procesos de degradación del orden democrático.Uno de ellos es la potenciación de un grupo muy minoritario, el cual, a la vista de la pugna entre las dos grandes organizaciones nacionales, fuerza el chantaje hasta exigir la presidencia de la comunidad, para desde allí hacerse literalmente partido, incrementando de forma considerable sus votos y escaños. El mapa político natural resulta afectado, a favor de estrategias particularistas. Así ha sucedido con los regionalistas cántabros, en el poder desde 2003 cuando no lo merecían por la proporción de votos recibidos. Es muy importante, al parecer, que no gobierne el PP, pero peor es que sigan multiplicándose partidos de gobierno como el PRC, no por sus méritos propios, sino por estar los demás encerrados en la discusión sobre los galgos y los podencos.Más grave es la situación cuando por causa de ese enfrentamiento bipolar son olvidadas las consideraciones de política general del Estado. Todo vale con tal de dejar fuera al adversario y maximizar la propia cuota de poder. No faltan ejemplos en Europa de esas actitudes agresivas hacia el otro y de atrapalotodo a la hora de formar las alianzas. Berlusconi es un buen ejemplo: no importa que un grupo sea fascista, con tal de que aporte votos al llamado Polo de las Libertades. Hasta ahora Francia es ejemplo de lo contrario. No sin momentos difíciles, un partido antisistema como el Frente Nacional ha quedado fuera de las combinaciones de poder, incluso en medios conservadores. Habría resultado inconcebible en Francia que un partido socialista, como aquí el PSC, formase gobierno regional con un partido del tipo Esquerra, que hace del independentismo su seña de identidad. Lo ocurrido en la gestación del Estatut vino a probar que tal operación no puede efectuarse sin graves costes. Pero no importa. Es inútil pedirle a Zapatero una reflexión crítica. 'Ladran, luego cabalgamos', dirá para sí y para su círculo de íntimos.Todo indica que en Navarra va a repetirse. Buen número de dirigentes socialistas piensan en los votos que van a perderse en las elecciones generales con la alianza PSN-Nafarroa Bai, y Zapatero hará todo tipo de gestos para aparentar que la solución, con toda la pinta de estar ya prácticamente acordada, no es de su gusto. En realidad lo es, y la apoyará si logra enmascararla suficientemente. No va a desperdiciar la jugada a tres bandas: echar al PP, prioridad, formar gobierno después de una derrota electoral y aliarse con un grupo nacionalista que puede allanar el camino del 'proceso' (lo de la 'autonomía de transición' encantaría a Na-Bai). Si la opinión pública ha acabado tragando que siga 'el proceso de paz', eso sí bien escondido, después del atentado de la T-4, ¿por qué no se va a aprovechar la ocasión de compartir gobierno con una coalición como Nafarroa Bai, tan mesurada en sus últimas manifestaciones? Que el PP pida perdón, o nos entregamos a esta saludable labor de redimir democráticamente a abertzales que no son filoterroristas. Y si lo pide, ya buscaremos otra salida, tal vez la autonomía propia del PSN, coartada que ya funcionó para el PSC. Más gobierno para mí y los míos, sin que importe agudizar las fracturas en la configuración del Estado: tal es la fórmula. A modo de Esaú, el plato de lentejas para mañana es lo que cuenta.La política de Zapatero viene triunfando una y otra vez en las maniobras a corto plazo. Ha funcionado a la perfección el acuerdo tácito o encubierto de dejar pasar a ANV, permitirle a Batasuna reconquistar sus feudos, sin una autorización global de las candidaturas, a cambio de que ETA se limite a lanzar por las calles a sus alevines con la kale borroka, pero no hace atentados, que es lo que necesitaba ZP. En la misma noche electoral, en el local de ANV, quien celebra la victoria es Otegi, para mayor vergüenza del fiscal general del Estado, cuyo sentido del derecho en lo que concierne a la Ley de Partidos debe de encontrarse, lo mismo que para el Gobierno, en lugar desconocido. Una farsa bien hecha, y tal vez de utilidad pública, habrán pensado muchos ciudadanos, hartos de vivir bajo el terror. El resultado electoral lo prueba, pero conviene recordar que nada ha sido resuelto, y que de momento la imagen del Estado de Derecho queda hecha trizas, con una Ley de Partidos que se cumple o incumple a gusto del consumidor.De momento, la política vasco-navarra de ZP ha tenido un resultado estupendo: convertir en protagonista de los medios y en eje simbólico de la política vasca a un partido ilegalizado por pertenecer a una organización terrorista. A fuerza de satanizar al PP y de insistir en 'el proceso de paz', tal vez Patxi López sea un día lehendakari de papel con los votos de Otegi, y entretanto Nafarroa Bai, dentro del gobierno Puras y con Cultura en sus manos, empujará con toda discreción y con todas sus fuerzas hacia la vinculación con Euskadi y hacia la autodeterminación a plazo, sin olvidar la euskaldunización a ultranza (euskara, idioma oficial, Patxi dixit). Nafarroa Euskal Herria da, por fin. Y 'last but not least', de paso queda arrinconado Imaz. El PSOE a favor, no de ETA, pero sí del nacionalismo radical. Una novedad histórica, cuyos frutos difícilmente dejarán de ser amargos.

Javier Gurruchaga, Reflexiones y sentido comun

viernes 1 de junio de 2007
Reflexiones y sentido común
XABIER GURRUTXAGA

Tras las elecciones, los agentes que han participado en la contienda electoral pasan sus horas analizando los resultados obtenidos. Después llega la hora de la valoración, donde se nos dan las pistas de cómo se han leído e interiorizado los distintos mandatos o mensajes que los electores han enviado a cada formación. En esas reflexiones, a veces se contienen las pautas que piensan seguir en el futuro inmediato. Hay formaciones y responsables políticos que aprovechan el momento de la reflexión postelectoral para hacer un ejercicio de autocrítica o, en su caso, para hacer un intento de reconocimiento de la realidad que nos han mostrado los comicios.De las cosas que he podido leer estos días me han llamado la atención las reflexiones que en este mismo periódico realizaba Antonio Basagoiti, candidato del PP en Bilbao, cuando en un ejercicio de libertad de pensamiento se atrevía a afirmar que «hablando de la negociación con ETA nos va muy bien de Miranda para abajo, pero de Miranda para arriba, estando de acuerdo en lo que dice Rajoy, hay que hacer las cosas de manera más inteligente, sutil». O cuando reconoce que el factor político centrado en el proceso de negociación con ETA ha actuado como motor para la activación del voto socialista. Pero sobre todo cuando descubre parcialmente la realidad vasca y se da cuenta que «a una parte de la población no le ha parecido tan mal que Batasuna se presente a las elecciones». Probablemente a mucha más gente de lo que cree Basagoiti. Es una manera interesante de acercarse a la realidad, sobre la que tienen que actuar los políticos, bien para consolidarla o bien para cambiarla. Con toda seguridad, Batasuna estaría hoy muy debilitada si no se hubiera creado ex novo la vía excepcional de la ilegalización civil-administrativa, cuando todos sabemos que la vía normal para expulsar de la legalidad a una formación política por vinculación con el terrorismo es la vía penal. La auténtica derrota política de Batasuna se produjo en las elecciones autonómicas de 2001, cuando incapaz de rebelarse ante ETA por la ruptura de la tregua, los electores les castigaron con la pérdida de más de 80.000 votos, que a su vez significó la pérdida de la mitad de los escaños. También me han llamado la atención, por su sentido común y su realismo político, las manifestaciones de Iñaki Galdos, candidato de EA a diputado general de Guipúzcoa, cuado reflexiona sobre la pérdida de posiciones del nacionalismo institucional representado por el binomio PNV-EA, pero sobre todo me alegra que haya puesto encima de la mesa un problema estratégico de gran calado, cual es el de la política de alianzas, a fijar teniendo en cuenta los objetivos que se pretenden en Euskadi y en Navarra. Dice Galdos, con razón, que «el eje central -refiriéndose al tripartito más Aralar- es insuficiente y, si tenemos en cuenta la correlación de fuerzas en el País Vasco y Navarra, difícilmente podremos avanzar en un proceso de normalización y gobernabilidad si no es con el PSE». Puro sentido común, y si no que les pregunten a los respectivos homónimos de esas formaciones del eje central en Navarra, qué es lo que se debería hacer en la comunidad autónoma para ayudar a lo que ellos pretenden en la comunidad foral. Coherencia y sentido común.x.gurrutxaga@diario-elcorreo.com

Sarkozy con Zapatero

viernes 1 de junio de 2007
Sarkozy con Zapatero

La primera visita del nuevo jefe de Estado francés a España permitió ayer que el presidente Rodríguez Zapatero y Nicolas Sarkozy abordasen tres de los asuntos prioritarios en la amplia agenda común: el futuro de la Unión Europea, las políticas ante la inmigración en el Mediterráneo sur y la lucha contra ETA. La coincidencia entre ambos mandatarios, 'conjurados' para alcanzar con los demás países un pacto que brinde a la UE un tratado básico que contenga los aspectos esenciales de la fallida Constitución Europea, es la noticia más destacada. Aunque el capítulo institucional que franceses y alemanes quieren resucitar con dicho pacto favorece a los cuatro países más poblados de la Unión, el presidente español optó por evitar la discrepancia en ese punto, sugiriendo que su intención sería dotar al nuevo texto de avances en asuntos como la inmigración, el espacio común de libertad, seguridad y justicia o el capítulo energético. Pero si esto último es relevante para dotar a la UE de la cohesión que precisa ante los propios ciudadanos europeos, no lo es menos alcanzar un equilibrio institucional que acomode al conjunto de los países en una definición aceptable de las 'mayorías cualificadas' con que se habrán de adoptar las decisiones en la Unión. En cualquier caso, la cumbre europea del 21 y 22 de junio confiere a la sintonía puesta de manifiesto ayer el carácter de un compromiso a plazo fijo.El propósito de animar la creación de una Unión Mediterránea concede a la colaboración entre Francia y España una nueva dimensión. El reconocimiento por parte de ambos presidentes de que las políticas de inmigración han de ser coincidentes para París y Madrid -mostrando Sarkozy una actitud comprensiva respecto a la regularización española, que en su día criticó tan duramente- permite idear estrategias que conviertan el área mediterránea en un espacio compartido por los países ribereños para el desarrollo, la cooperación y la seguridad. Pero obliga en lo inmediato a dar respuesta conjunta y solidaria a los problemas más acuciantes a que se enfrenta sobre todo España, tanto con la llegada masiva de inmigrantes desde el sur como con la afluencia de otros que convierten el territorio francés en la puerta de acceso al nuestro.El presidente Sarkozy reiteró el compromiso de Francia en la lucha contra ETA, señalando que se trata de un problema español, por lo que compete al Gobierno de España orientar los pasos a seguir. Una vez más quiso dejar claras dos cosas: que la estrategia antiterrorista no será nunca, en lo que a él respecta, motivo de controversia, y que ETA no conseguirá involucrar a París en la asunción del 'conflicto' como un problema propio de los franceses. Esta buena disposición no sólo merece la consideración del Ejecutivo español, requiere también que su actuación corresponda a la confianza depositada en nuestras instituciones evitando que la ingenuidad, la precipitación o el oportunismo se crucen en el camino de una política que, como ayer calificó Sarkozy, ha de volver a ser en España «política de Estado».

Garcia Brera, ¡Oh Democracia, cuan debil creces en España!

viernes 1 de junio de 2007
¡Oh Democracia, cuan débil creces en España!
Miguel Ángel García Brera
E L pasado 27, voté por correo, y me fui a un pueblecito idílico de esos que hay muchos en España, aunque yo adore particularmente éste donde se habla un chapurreado castellano-valenciano-catalán, que entiendo muy bien, y que, posiblemente, termine hablando ya que mis vecinos en esa localidad son parlanchines como hay pocos; apenas abres la puerta de la calle, ya hay alguno que te saluda y pega la hebra, cosa muy de agradecer para el que llega sin otra cosa por hacer que pasear y disfrutar de un conjunto monumental urbano como hay pocos y de un entorno, precioso, de olivos, viñas, cerezos y cereales, con colinas donde asienta sus reales la devoción expresada en ermitas deliciosas, casi colindantes de yacimientos arqueológicos iberos, y con horizontes rotos por el perfil de una sierra con grises atrayentes y blancos que, además de por la forma de acantilado, no dejan de recordar las rocas blancas de Dover. ¿Qué mejor que la charla del pueblo, la auténtica, recibida de propia mano y en los paisajes, donde, decía bien el poeta, que se hace camino al andar? Voté, ya digo, por correo, con demasiada incomodidad -tres veces tuve que ir a la estafeta hasta terminar el trámite-, de tal modo que, de haberlo sabido, tal vez hubiera sido uno de los abstencionistas, cosa por otro lado bien lógica en una persona de edad que conserva la sensatez. ¿Qué ilusión de participar puede tener el que ha de votar a una lista cerrada, sin que ello signifique ni siquiera que, si su lista gana, gobernarán quienes la integran, pues, de no ser gananciosos con mayoría absoluta, tendrán que someterse al pacto y, como mínimo, depurar a la baja su programa para engarzarlo con el de otros a los que uno no votó o, incluso, repudia firmemente? Del resultado de las elecciones no he sacado lección alguna que me permita variar esa decepción con que vivo la política española. Y no hablo ahora de la corrupción, que sería otro cantar, sino de la cuestión electoral, en donde se asienta el arranque mismo de la democracia. Si en la base del sistema no está la real posibilidad de que el pueblo pueda elegir a los dirigentes, sino sólo la de optar por un partido y dejar el gobierno al albur de los resultados de otros, aunque aquél sea mayoritario, la democracia es pura frustración para el votante. En el pueblo al que aludo en el comienzo de este artículo, hacia 75 años, según me dicen, que no había ganado el PSOE ni una sola elección, pero esta vez sí lo ha conseguido. El día antes de acudir a las urnas, algunos me pusieron en antecedentes de que por el PP hubo dos precandidatos: Una mujer al parecer muy del gusto de la gente –supongo que de la simpatizante de ese Partido y un hombre más del gusto de los burócratas comarcales. Parecido a lo que también ocurrió en Madrid con el PSOE, que embarcó a Miguel Sebastián en una misión imposible, puesto que en el PSM no fue recibido con palmas, en el pueblo del que vengo hablando se forzó la candidatura del paniaguado comarcal. En ambos casos – Madrid y el innominado pueblo - los propios militantes, o algunos de ellos, debieron rebelarse y decidieron no votar ni a su candidato, que verdaderamente, como he dicho, no era el suyo sino el del Jefe, comarcal o nacional, pues en el caso de Sebastián quien lo ató al duro yunque fue el mismísimo Zapatero, después de que no picaran el astuto Bono ni la mefistofélica De la Vega. Otras enseñanzas he sacado de mi inmersión en el pueblo. Algunos simpatizantes o afiliados del PP, -cosa que no puedo saber con exactitud porque no suelo preguntar sobre esas cosas y sólo de las conversaciones deduzco las simpatías políticas- me contaban cómo en anteriores legislaturas, el hecho de que ganara las elecciones municipales el PP, mientras se alzaba con las autonómicas una Formación regionalista, supuso que el pueblo no recibió ayuda ni se realizó proyecto alguno con fondos del Gobierno Autonómico. Algo semejante a la que ocurre en la Autonomía de Madrid, según viene denunciando Esperanza Aguirre, dada la disidencia entre su Partido y el que gobierna la nación. Lo curioso es que mis interlocutores, daban por bueno que para que el pueblo no se quede anclado sin progreso económico, era mejor que votar a su propio partido, hacerlo a aquel que presumiblemente fuera a ganar la presidencia de la Comunidad. Es más, llegaron a contarme que, no hace mucho, una Corporación del PP fue invitada a que sus miembros cambiaran su militancia a la del partido gobernante en la Autonomía, para de ese modo garantizar que se verían atendidas las necesidades del pueblo. Lo que al parecer hicieron, recibiendo la prometida ventaja. Así es que, gobernando ahora el PSOE en la Comunidad, cuyo nombre no acabaré por dar, pues no creo que sea un caso aislado, sino expresión de los que ocurre en nuestra nación, los ciudadanos –incluidos los que votaron a la actual oposición- del maravilloso pueblo, de cuyo nombre sí quiero acordarme, pero no voy a decirlo, están en cierto modo contentos de que haya ganado el PSOE por mayoría absoluta. Piensan, me han dicho, que por encima del sentimiento ideológico, desean que su pueblo prospere y la única manera de recibir apoyo económico institucional es coincidir políticamente con quien tiene las llaves del presupuesto nacional o autonómico. O sea que eso de “seré el gobernante de todos”, puesto en boca de quien gana una elección, no es más que una promesa para incumplirla, como enseñaba Tierno, y muy bien ha aprendido su discípulo Miguel Sebastián, quien, en campaña, afirmó que iba a estar en el Ayuntamiento y a ocuparse de Madrid, ganara o perdiera, pero le ha faltado tiempo para presentar su dimisión como concejal. He leído en un titular que se retira de la política, pero no lo creo. Don José Luis que le hizo pasar por Don Tancredo, ya le encontrará un buen acomodo que compense la sensación de repudio que debe asaltar al perdedor, tras haber quedado a la altura más baja que se pueda quedar en una contienda electoral y encima haciendo doblete en la Caja Tonta, ante una importante audiencia a la que costará olvidar la afición del candidato a teñir de rosa los debates

¿Desenbarco de Miguel Sebastian en el INE?

¿Desembarco de Miguel Sebastián en el INE?
Miguel Ángel Orellana

1 de junio de 2007. Siete meses y una amarga derrota después, Miguel Sebastián abandona definitivamente la lucha política cuerpo a cuerpo. Esta realidad –sugerida e incluso exigida hasta por el propio número de tres de su candidatura a la alcaldía de Madrid, Oscar Iglesias– ha sido certificada este jueves por el propio Sebastián. Condenados a otros cuatro años de oposición, turbados por la incertidumbre de un futuro aciago, los socialistas de la capital le han ganado este pulso a Ferraz, donde hace apenas veinticuatro horas daban por hecho que el ex jefe de la Oficina Económica de La Moncloa recogería su acta de concejal y se mantendría en el cargo, aunque sólo hasta después de las elecciones generales. El mandato inicial del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, era abordar una renovación ordenada del tumultuoso PSM, pero la envergadura de la debacle lo ha hecho imposible. Tras el brillo de navajas y las exigencias de algún harakiri inmediato, Zapatero, ante la necesidad de la vuelta a la paz, de evitar el estallido de una crisis con un coste en las generales, ha entregado la cabeza de su "amigo" y asesor económico. En el breve lapso de tiempo en que irrumpió en el socialismo madrileño, Sebastián contó siempre con destacados opositores. Y cuando enarboló la foto de Montserrat Corulla ante Alberto Ruiz-Gallardón, selló el final de su carrera política. Sebastián no está para muchos trotes, con posibles frentes judiciales en el horizonte por el escándalo del intento de control del BBVA y de grandes compañías como Endesa, que, antes o después, terminarán por llamar a su puerta. Porque ya se sabe, la Justicia se arrastra pesada como un lobo de mar, pero inexorablemente termina por llegar a la ribera de los juzgados. Manuel Conthe, dimisionario presidente de la CNMV, se llevó por delante el escaso prestigio que le pudiera restar a Miguel Sebastián. Y es posible que Zapatero le prometiera en su día una vicepresidencia económica futura, pero sus opciones –los mercados llaman "futuros" a esas posibilidades– están bajo mínimos.Sebastián vuelve pues en ambulancia a las bambalinas. Poco antes de anunciar su adiós público, se reunió con Zapatero, al fin y al cabo fue su valedor, en una cita "discreta" en la que se tomó la decisión de volver a su plaza de profesor de Económicas en la Universidad Complutense. De ahí que haya surgido con fuerza la hipótesis de que el presidente del Gobierno le "echará un cable" dándole algo en la Administración central. En este sentido, el PSOE es un hervidero. Anda suelto el rumor de que Miguel Sebastián podría sorprendernos con el desembarco en la presidencia del Instituto Nacional de Estadística. "Poco más podría hacer ya por él el presidente del Gobierno, salvo mantenerlo oculto y entretenido calculando el IPC, echando cuentas y aplicando metodologías de cálculos", alegan fuentes socialistas.

La tesis de Mauro Muniz

La tesis de Mauro Muñiz
Santi Lucas

1 de junio de 2007. En medio de la pasada campaña electoral asistí encantado al ceremonioso y severo examen de la tesis doctoral del veterano periodista Mauro Muñiz. Su trabajo de investigación se había dedicado a la efímera vida de un periódico llamado Nivel, que salió a la calle una sola vez, el último día del año 1969, antes de ser censurado por las autoridades franquistas al no poder sortear las restricciones impuestas a la libertad de expresión por la Ley de Prensa vigente. El director de este único, curioso y frustrado experimento periodístico fue el propio Mauro Muñiz. Nadie como él, por tanto, para bucear en las fuentes, refrescar los datos, las metas y los obstáculos de aquella aventura, compendiarlos con seducción y lograr el doctorado en Ciencias de la Información con la calificación de sobresaliente.Mauro Muñiz es un periodista de raza, inteligente, agudo, comprometido y brillante. Una de las últimas veces que lo visité estaba sorteando la parca en un hospital gallego. Superó felizmente aquella emboscada a su salud y retomó la vida con una renovada lucidez y tesón que ha dado frutos tan fecundos como esta tesis doctoral.Las 170 jugosas páginas en las que se relata la peripecia de Nivel están plagadas de reflexiones penetrantes. Ésta, por ejemplo: "No hay, por tanto, pretensión más hipócrita que la de defender el bien común". Porque si es "bien" y es "común" no hace falta que nadie lo defienda. Y si hay que defenderlo es que alguien lo ataca, sin duda porque no lo considera un "bien", y en este caso no es "común".La nómina de Nivel alumbró un proyecto audaz, moderno, europeo, desideologizado, "umbral de la prensa democrática". Una escuela profesional, desperdigada por culpa de la censura, que ha ofrecido el mejor periodismo hasta nuestros días. Los promotores de Nivel comprobaron desgraciadamente que "no se puede hacer un periódico que vaya a cien por hora cuando el país sólo va a sesenta".

Surface o los ordenadores para el futuro

Surface o los ordenadores para el futuro
José Luis Barceló
SURFACE
El Surface es una gran pantalla táctil con todos los contenidos posibles que puedan imaginarse en un ordenador, por lo que sus posibilidades son infinitas.
TECLADO VIRTUAL
Otra de las grandes aplicaciones para el futuro son los teclados virtuales, integrados con pequeños leds en Palms, teléfonos móviles, PDAs, Blackberries, miniportátiles y todo tipo de aparatos de comunicación o información.

1 de junio de 2007. El desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación abre nuevas puertas en numerosas aplicaciones. La potencia y la tecnología dejan paso a las aplicaciones y los contenidos y vemos que tecnologías diversas confluyen en ánimos nuevos y novedosos: teléfono, conexiones potentes, televisión por cable o digital y telefonía móvil convergen en una sola aplicación con posibilidades infinitas.Hace poco publicaba en este mismo espacio una columna sobre las posibles aplicaciones de los teclados virtuales, integrados en PCs portátiles o teléfonos móviles, y ahora nos aparece un ordenador con forma de mesa de café que tiene una pantalla táctil capaz de reconocer objetos y servir de interfaz para difundir información, con las manos u objetos en lugar de ratones y teclados. Surface, que así se llama el invento, ha sido presentado por Steve Ballmer, presidente de Microsoft, y puede reconocer decenas de objetos que se posen encima de ella, y proporcionar información vinculada previamente.El objetivo inicial de Microsoft es instalar el ordenador -valorado entre 3.800 y 7.500 euros- en lugares públicos, aunque en el futuro estas superficies-interfaz se proponen para todas partes. Según Steve Ballmer, el objetivo es que cientos de miles de hoteles o restaurantes puedan estar interesados en Surface, y ya han firmado un acuerdo con un par de casinos de Las Vegas, los hoteles Sheraton y las tiendas de T-Mobile, en las que se presentarán aplicaciones como la carta de los restaurantes con fotos en la pantalla o juegos de cartas virtuales, que se pueden jugar a varias manos.Las posibilidades para el nuevo invento son nuevas e infinitas, y tan espectaculares como manipular fotos con las manos, situar un vaso sobre la pantalla y que apareciera información porque reconoce el objeto, o pintar un dibujo entre varias personas al mismo tiempo usando una paleta de color. Callejeros, publicidad interactiva, escaparates, mesas de restaurantes de franquicias y todo un largo etcétera son algunas de las más inmediatas aplicaciones, eminentemente visuales, del nuevo ordenador, pero también módulos de control de máquinas como aeronaves o buques, seguridad o escuelas se abren paso en un futuro inmediato.Estos días de atrás asistí a la lectura de la tesis doctoral del doctor Juan Ramón Sánchez Carballido –calificada con sobresaliente Cum Laude en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense-, un reconocido experto sobre comunicaciones que trabaja en el departamento de comunicación de Telefónica, y entre los mismos doctores del tribunal se abrió un animado debate sobre la vigencia de las redes y las tecnologías –todas ellas convenidas de caducas-, sobre las aplicaciones y los contenidos, a los que deben servir en aras de un mercado voraz.Si hace pocos años el campo de batalla era la fibra, o los satélites o los tendidos de redes, hoy la cuestión primordial es la de los contenidos, por lo que las tecnologías deben mutar al son de las necesidades de los mercados. En USA hay ya compañías de teléfono o tele por cable que se distribuyen por los hilos de cobre de la luz, una red universal que cubre todos los puntos cardinales. Doble-Play, Triple-Play o Cuadruple-Play darán paso a N-Play infinitos, a la carta, más ajustados a las necesidades o requerimientos específicos de cada usuario.La compresión abre paso a nuevas capacidades de redes que parecían vetustas, y los ordenadores del futuro pueden ser diferentes aparatos interconectados –no uno solo-, que integren TV, soportes de datos, aplicaciones de presentación o comunicación tipo e-mail y telefonía mixta que simulará a la vez la móvil con la tradicional. Una simple conexión inalámbrica superará todas las necesidades domóticas, de comunicación o de teletrabajo que se requieran en cada momento, y los teclados virtuales podrán abrirse en cada momento o sobre cualquier superficie a golpe de led láser.Curiosamente, todas las aplicaciones se van encaminando cada vez más a la interfaz visual o manual, las más intuitivas, que simplifican el aprendizaje. Uno solo tendrá que pensar qué es lo que le hace falta y la industria se lo dispondrá como un genio de la lámpara.

La dulce derrota de Cospedal

La "dulce derrota" de Cospedal
Antonio Martín Beaumont

1 de junio de 2007. Mucho se ha hablado estos días de los grandes triunfadores populares de las últimas elecciones del 27-M. Rajoy -en primer lugar, claro-, Esperanza Aguirre, Francisco Camps, Alberto Ruiz-Gallardón y Rita Barberá han saltado -con razón- a la palestra. Como "los cuatro ases de Rajoy" se les denominó en un editorial de este periódico.Pero hay otros candidatos que merecen al menos los mismos elogios que este cuarteto de ases. Candidatos y candidatas, unos que han ganado y otros que, incluso sin haber ganado, han sufrido llamémosles "dulces derrotas" muy significativas sobre el futuro que les reservan los electores. Uno de esos candidatos "peperos", en este caso candidata, es María Dolores de Cospedal, quien a pesar de enfrentarse, casi recién llegada, a todo un régimen socialista en Castilla-La Mancha, fundado por el sinuoso José Bono y continuado por José María Barreda, ha logrado que su partido crezca tres diputados llevándolo hasta el 42,45% de los votos, cinco puntos más que el resultado que obtuvo el PP hace cuatro años y a sólo cinco escaños de diferencia de un PSOE que en 2003 les ganó por 11 diputados. No es extraño por ello que, pese a no ganar, el PP de Castila-La Mancha esté contento y confiado en que por primera vez ha entrado un rayo de sol por sus ventanas que señala el camino del cambio. Cospedal ha mostrado por ejemplo su tirón consiguiendo más votos en Toledo, la capital de la región, que el candidato a la Alcaldía de su partido, José Manuel Molina –a quien sucedió al frente del PP de Castilla-La Mancha- o que el propio presidente socialista Barreda. María Dolores de Cospedal, con su personalidad, por supuesto, pero forjada a imagen y semejanza política de Esperanza Aguirre, jugando en campo contrario, con unos medios de comunicación –tanto públicos como privados- casi siempre hostiles, ha demostrado estos meses tener la imagen, la garra y el gancho popular de los líderes en los que el centro derecha español debe apoyarse si quiere ser vencedor.