Miguel Escudero, La kele borroka como juego

La kale borroka como juego
28.06.2007 -
MIGUEL ESCUDERO

La farsa, jocosa y cara, comienza con el propio nombre. 'Lucha callejera' es jarana programada para destrozar y amedrentar. Grupitos que tratan de hacer creer que son más fuertes de lo que son. Los medios de comunicación a veces les siguen el juego y recalcan que «actuaron perfectamente organizados». ¿Pobres diablos! ¿Cuándo se les perderá el respeto por su escenificación? Ignorantes que repiten su recreo gracias a la ineficacia policíaca y judicial. Sus tropelías suelen tener escaso riesgo. ¿Se tiene presente, para comparar, cómo andan de liados dos jóvenes españoles por 'sólo' bromear con una bandera de Letonia? (La ciudadanía española ha de servir para acceder en este caso como instancia solvente y pedir por ellos mesura, ecuanimidad y piedad tras su mamarrachada, la cual para las autoridades letonas significa ofensa y escarnio, una falta grave a la que aplicar sin miramientos sus leyes civiles).Los 'chicos de la gasolina', en cambio, son los chicos de los encargos cafres. No nos engañemos, son 'folclóricos' enmascarados, una muestra vasca de la Españeta cutre e incendiaria. No tienen entidad y, sin mejor cosa que hacer, corren programados y manipulados. Son pantalla detrás de la cual se ocultan motivos de sus mayores que ellos no conocen y no pueden controlar. Se dice a veces que los jóvenes que se definen como 'antisistema' simpatizan con los procedimientos filoetarras de la 'kale borroka'. Pero a poca inteligencia que apliquen reconocerán que ésa no es su batalla, sino un ejercicio alienador. Por eso el primer asunto que debemos abordar es el incremento personal y social de la inteligencia y la bondad, el reto es un gran y generalizado 'desclasamiento'. Hay que aprender a distinguir con rigor las cuestiones en conflicto, los motivos claros de la hostilidad, sus límites infranqueables. Aquí se nos ha formado en el contagio por las palabras talismanes, el gustillo de pronunciar con engolamiento irrealidades. Sometida, hoy por hoy y sin lugar a dudas, a una banda armada, la expresión 'izquierda abertzale' suena bien. Pero es la cuadratura del círculo: ni patrióticos, ni de izquierdas, sino rancios exaltados, como los de ayer o los de allá. Distintas banderas, idénticos tonos. Antiguallas consentidas por tontos y aprovechados.