domingo, diciembre 30, 2007

Felix Arbolí, Reflexiones despues de la Navidad

domingo 30 de diciembre de 2007
Reflexiones después de la Navidad
Félix Arbolí
Y A ha pasado la Navidad y estamos en los prolegómenos, (como decía el inolvidable Matías Prats en sus retransmisiones futbolísticas), de un nuevo y temido año, brevemente dulcificado por la festividad de los Reyes Magos, que colma de ilusiones y hace olvidar penas y malos presagios a chicos y mayores. Un pequeña pausa que nos hará olvidar durante dos días esa amenaza de infortunios venideros que se cierne sobre nuestra querida España, si Dios no le remedia y Dios parece estar un poco harto de éste extraño país, que no solo le ha olvidado, sino que le tiene la guerra declarada. Para nuestra desgracia, se presenta un horizonte lleno de negros nubarrones que descargarán un diluvio de calamidades y eliminaran por completo las escasa esperanzas que aún teníamos de que se produjera un prodigio y dotara de cordura, inteligencia y buenas intenciones a nuestros políticos para que se olvidaran de una puñetera vez del habitual cacareo en el hemiciclo y se dedicaran a gobernar con equidad y a generar mejores condiciones y oportunidades a los sufridos ciudadanos. Ni aún con la presencia de unas nuevas elecciones, donde suelen hacerse engañosos “milagros” políticos de cara a la galería buscando el voto de los incautos, se ha podido evitar que el ciudadano de a pié, ese que no vive de prebendas y amistades políticas, pelotazos urbanísticos, prodigios financieros surgidos de la profundidad de los pozos o la usura camuflada bajo la respetable profesión de banquero, se sienta tranquilo y esperanzado ante el panorama político, económico, cultural y de seguridad que les van a hacer padecer. La situación normal en todo país que se precie de avanzado, civilizado y bien gobernado, que nada tiene que ver con el nuestro. Estamos en la famosa Casa de Tócame Roque, donde todos hacen cuanto les venga en ganas sin preocuparse si con su actitud están fastidiando al prójimo y matando a la gallina de los huevos de oro que con tanto trabajo, tesón y especial interés logramos conseguir. Se ha impuesto la archiconocida frase de “El que venga atrás que arree”. Sin querer darnos cuenta que los que vienen atrás son nuestros propios hijos y nietos a los que le vamos a dejar una herencia de penas, enfrentamientos y sacrificios. Una vida sin ilusiones y esperanzas ni en lo divino, ni en lo humano, donde la Cruz será un lejano y anticuado recuerdo, ante extravagantes y foráneas creencias que nos están llegando en pateras allende el estrecho para convertirse en auténticas y peligrosas panteras, defendiendo unas ideas y normas de conducta que nada tienen que ver con nuestras ancestrales costumbres y cultura. Donde nuestros gustos y sentimientos se verán alterados ante las ominosas claudicaciones de nuestros gobernantes al someterse a las exageradas exigencias y pretensiones de los que llegaron buscando un mundo mejor y van a terminar por implantarnos los criterios y medidas que son habituales en los mundos que han abandonado. Eso que según nuestro refranero define como “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Una serie de nefastas medidas y abusivos intentos por parte de gobernantes y autoridades influenciados y dirigidos por logias y secretas organizaciones, para borrar de España todo destello de cristianismo, ofreciéndoles a las religiones opuestas o diferentes, todo tipo de facilidades y subvenciones para que hundan cuanto antes al barco donde ondea la Cruz como símbolo y bandera. Una creencia mayoritaria y ancestral convertida por unos desalmados y cretinos en objeto de burla, humillación y alentada blasfemia, como testimonio de lo que ellos llaman progresismo y la razón considera una imperdonable falta de respeto a algo que está muy por encima de sus bastardas pretensiones e ínfimos puntos de mira. Bendita aquella España de pandereta, que al menos proporcionaba buen humor y sana alegría, de la que tanto se mofaban nuestros enemigos y competidores, envidiosos quizás al no poder lograr ese ambiente festivo y sin complicaciones en el complicado mundo de entonces. . No me diga que no era más grato vivir en esa unida comunidad de regiones, que ir camino de tener que utilizar diccionario y pasaporte para ir de Madrid a Gerona (tampoco digo London, sino Londres), o de Jerez a las Vascongadas, aunque a la hora de comercializar sus productos se tenga en buena cuenta al resto de España. “La pela es la pela”. Estoy harto de aberraciones, enfrentamientos, ateísmos y tantos otros ísmos y de tener que enfrentarme a un verdadero puzzle cada vez que tengo que estudiar y conocer a mi propia patria. Otra cuestión que me enerva es la ofuscada intención generalizada que nos invade en prensa, radio y televisión, para desprestigiar y atacar o poner en tela de juicio a personas, criterios y acontecimientos importantes en nuestra vida espiritual. El afán por traer a la palestra, precisamente en estas fechas, documentos, libros y comentarios que pongan en solfa o generen dudas y desconfianzas entre los cristianos, sobre dogmas, misterios, textos sagrados y hasta a los más relevantes personajes de nuestra religión. Son frecuentes los foros, excesivos a mi parecer, que en estos días y los precedentes se han organizado no para estudiar y ampliar conocimientos en nuestras vivencias y sentimientos cristianos, como sería lo lógico y plausible, sino para introducir el “demonio” de la desconfianza e incluso su tajante negativa, basándose en lo testimoniado por catedráticos, especialistas, filósofos y escritores, que parecen pontífices máximos en lo relativo a estos temas, ya que al hacerlo se consideran con más autoridad y fundamentos que lo pueda hacer el propio Papa, al que no le conceden crédito ni consideración, aunque hable “ex cátedra”. Dan su opinión con la misma contundencia y razón que si hubieran sido coetáneos y testigos presenciales de los hechos que intentan rebatir o del que hacernos dudar. Hablan de la Magdalena y sus amores; ponen en duda la virginidad y asunción de María; de los hermanos de Jesús; de la duda sobre la fecha y forma de nacer el Niño en Belén; de la inexistencia de los Magos en ese acontecimiento, la falsedad de la degollación de los inocentes por parte de Herodes, etc. etc, Para estos señores todo es rebatible, pura invención o hecho bastante falseado. No es nada difícil averiguar quienes andan detrás de estas torcidas y mal intencionadas interpretaciones. Hay que contrarrestar como sea, empleando los métodos y medios que hagan falta para ello, todo lo concerniente a la religión cristiana y la vida de nuestro Redentor. Hay que desterrar la creencia religiosa del corazón y los sentimientos de los españoles. Pero la relativa al Cristianismo. Las demás religiones deben ser respetadas y ayudadas para que entre sus ataques y el progreso y la propagación de éstas, nuestra Fe se derrumbe por completo. Es el principal enemigo de la Bestia Negra de las mil figuraciones a la que se han entregado sin reservas nuestros políticos, científicos, actores, dibujantes y escritores, salvo las excepciones que puedan desligarse de este conjunto general. Hubo un político, muy afín con los que hoy detentan el poder que dijo en plan triunfante y profético “España ha dejado de ser católica”. Y se quedó tan pancho con su “hazaña” el homónimo al que le sobra la “h”. Y esto, deben pretender los que se afanan en atacar sin contemplaciones lo que a la mayoría le merece un gran respeto y una ferviente veneración. Yo desde este artículo posnavideño quiero manifestar que a pesar de que unos y otros se empeñen en desacreditar y ofender lo que para mi es más querido y reverenciado, jamás lograrán bajar la Cruz del pedestal donde la ha colocado la Historia y la Fe de muchas miles de generaciones, ni terminar con la Iglesia fundada por Cristo, por muchas amenazas, martirios y vejaciones sufridas, ni que en España, a pesar de lo que nos está entrando a diario con intenciones bien definidas y objetivos muy trazados, no habrá Luna capaz de desterrar a ese insigne madero que en el Gólgota escribió la página más hermosa y abnegada en la Historia de la Humanidad. Y el que no quiera arroz, que se vaya a su tierra a comer judías. Y me da igual que Jesús haya podido tener más hermanos, que Herodes en lugar de mandar degollar a los inocentes, los invitara a hamburguesas en MacDonald, que la Virgen haya sido madre de más hijos, ya que eso no le restaría un ápice a la grandeza y trascendencia de su maternidad divina, ni su labor de sublime intercesora de la Humanidad; que la Magdalena haya sido una apóstol de los más destacados en la propagación de la doctrina de Cristo y hasta llenara de amor las trágicas horas del Sagrado Cordero que se ofrecía al sacrificio para salvarnos. Ninguna de esas tercas consideraciones que intentan imbuirnos escritores y falsos profetas, haría cambiar la naturaleza de mi fe, ni mi confianza en la doctrina de Cristo. Moriré dentro de ella, cuando Dios lo estime oportuno, ya que pienso que nuestras creencias no deben estar basadas en textos y comentarios de unos y otros, sino en lo que sentimos y vivimos como Verdad irrenunciable.

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Miguel Martinez, In dubio pro SGAE II, el imperio contraataca

domingo 30 de diciembre de 2007
In dubio pro SGAE II. El imperio contraataca
Miguel Martínez
M E encargaba David, uno de mis queridos reincidentes –y pese a ello amigo-, un artículo sobre el nuevo canon digital con el que el Gobierno pretende gravarnos –con uve- la adquisición de una serie de chismes y cachivaches electrónicos. Pese a que este columnista ya dedicó artículo a los mismos protagonistas en abril de 2005, cuando nos endosaron el canon en los CD, la incoherencia de la medida, así como la amable petición del reincidente al que antes me refería, hacen que quien les escribe se sume a las reivindicaciones de la plataforma “www.todoscontraelcanon.es” y dedique esta columna a poner como un trapo a la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) y a aquellos que desde el Gobierno intentan colarnos doblado el susodicho canon. Por si les diera pereza leer -o releer si ya lo hicieron en su día- el artículo que forma la primera parte de esta saga, les resumo en doscientas y pico palabras lo que en aquél les exponía: En Derecho, la expresión “In dubio pro reo” significa que si existe alguna duda sobre la participación en la comisión de un delito del presunto autor, esa duda favorecerá al presunto delincuente hasta el punto de que, en ausencia de pruebas concluyentes, deberá ser absuelto, o, lo que es lo mismo, la presunción de inocencia estará siempre de parte del reo a menos que existan evidencias determinantes –no meras conjeturas- sobre su participación en el ilícito penal. Siendo esto así, a priori, todo el mundo es inocente salvo prueba en contrario. Pues bien, eso que sirve a nuestros jueces y tribunales para juzgar nuestras conductas cuando éstas tengan que verse en el ámbito penal del Derecho, no sirve si usted se compra un CD grabable. Y es que la SGAE consiguió que se gravaran –nuevamente con uve- estos soportes digitales con un canon, pues, según ellos, son susceptibles de ser utilizados para hacer copias piratas de música, vídeo, etc. Da igual que usted utilice los CD para guardar las fotos de sus vacaciones, o como posavasos originales, o para cortar la pizza -no se rían, que un servidor lo hace y funciona de maravilla- en cualquier caso usted paga un plus por ese CD porque existe la posibilidad de que en él haga copias de material protegido por las leyes de propiedad intelectual. Y eso viene a ser como si a usted, cuando se saca la licencia de pesca, le hiciesen pagar una multa antes de obtenerla por si alguna vez se le ocurre pescar en un lugar prohibido; o que si a los futbolistas en cuanto saltaran al campo, les mostraran una tarjeta amarilla por si luego, durante el transcurso del partido, le dieran una patada alevosa al contrario, perdieran tiempo injustificadamente, o se acordasen -con ánimo escatológico- de la genealogía difunta del colegiado. Y uno se pregunta de dónde ha sacado tanta influencia el imperio de la SGAE como para conseguir que el Gobierno -como lo consiguiera con los anteriores en los cánones de copia privada de los soportes magnéticos no digitales- se líe la manta a la cabeza para llevar a cabo una medida tan ilógica como impopular, pues se manejan datos de un 96% de la población contra la aplicación de este canon. Y probablemente el cuatro por ciento restante sean los socios de la SGAE, sus cónyuges, y, sumándose a éstos, ese dos por ciento de cabreados con el mundo que se oponen sistemáticamente a todo lo que defiende la mayoría. Y no contentos los de la inSaciedad de Autores con los cánones ya en vigor, han conseguido que a cualquier cachivache capaz de albergar en su interior un fichero digital le sea de aplicación el canon de marras. Así que cuando un servidor quiera adquirir una tarjeta de memoria para su cámara fotográfica, donde obviamente no se almacenan más archivos digitales que las fotos que un servidor toma, le va a costar un 28% más de lo que venía costando, porque según el malvado imperio de la SGAE en esa tarjeta se puede albergar música obtenida corsariamente, por mucho que un servidor jure ante lo más sagrado que jamás de los jamases ha utilizado su cámara fotográfica para escuchar ni almacenar música. No me digan ustedes que no les dan ganas de hacerle fotos en cueros a algún pez gordo de la SGAE, a ver si las puede vender a los del Tomate y así amortizar algo la tarjeta. De la misma manera, cuando usted acude a hacerse una fotocopia de su propio DNI, en el precio que le cobren en la librería por la fotocopia, ya vendrá incluido el canon que el comercio ha de pagar por cada copia. Y digo yo… ¿Por qué narices he de pagarles a la SGAE por una fotocopia de mi propio DNI? ¿Está mi DNI protegido por las leyes de la propiedad intelectual y nadie me lo ha dicho? ¿Alguna vez me llegará la liquidación de la SGAE por las copias efectuadas sobre mi DNI? Si usted, mi querido reincidente, está pensando que de lo del DNI se libra porque se hace las fotocopias en casa con una impresora que es la repera y que escanea, imprime y hace fotocopias, lamento sacarlo de su error, pues usted ya pagó en su día el puñetero canon al adquirir la impresora y, además, la cantidad de tinta que emplea su magnífico ingenio electrónico para hacer esa simple copia, así como el precio de esa tinta, hacen que le resulte más económico que le fotocopien el DNI en la imprenta pese al canon y pese a la SGAE. Y así podríamos seguir con que el precio de los discos duros aumenta hasta un 24 % aunque su ordenador sea para uso exclusivo de su tienda de lámparas y jamás vaya a albergar música alguna; o que el precio de su grabadora de DVD se incremente hasta en un 17% aunque sólo la use para obtener copias de seguridad de su contabilidad; o que el precio de su teléfono móvil crezca un 6 % aunque, como la mayoría de mortales, sólo lo utilice para llamar y recibir llamadas. ¿Y por qué? Porque “In dubio pro SGAE”, y usted está adquiriendo cachivaches en los que existe la posibilidad de albergar ficheros digitales sujetos a las leyes de propiedad intelectual. Y se preguntarán mis queridos reincidentes si además del inalienable derecho al pataleo se puede hacer alguna cosa. Pues pueden ustedes firmar contra la aplicación del canon en la página web “www.todoscontraelcanon.es” (ya llevan recogidos varios centenares de miles de firmas, entre ellas la de un servidor) para que sean presentadas al gobierno, y donde se pueden dejar mensajitos del tipo “pues yo creía que tenía claro a quién iba a votar, pero con leyes como ésta…), aunque también pueden ponerle un par de velas negras a los de la SGAE, al más puro estilo bruja Lola, que sin duda las merecen. Un servidor, por su parte, ya tiene decididas sus propias medidas anti SGAE. Por lo pronto no piensa comprar ni un puñetero DVD en España, que para eso tiene Andorra a una hora y media de su casa y se piensa pegar los 260 Km (ida y vuelta) de mil amores -aunque le resulte más caro el collar que el perro- sabiendo que ante eso la SGAE no puede hacer nada. Un paquete de 50 DVD cuesta unos 14 Euros en Andorra y aquí costará, una vez aplicado el canon, sobre unos 75; para que vean la magnitud de la tragedia, o de la estafa, como ustedes prefieran. Y, además, ya puestos a pagar cánones aplicados a mi ordenador, o a las tarjetas de memoria de mi cámara de fotos o mi teléfono, atendiendo al razonamiento de que me cobran por si alguna vez se me ocurre bajar música de Internet, pues eso: que se me está ocurriendo ahora bajarme –obviamente por la patilla-, y de forma compulsiva, todas las canciones y todas las películas cuyos títulos se me pasen por la cabeza, y pienso grabarlas en mis DVD comprados en Andorra, en mi teléfono -que hasta ahora sólo utilizaba para llamar- y hasta en mi cámara de hacer fotos. ¡Ea!

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Villacañas, Apuntaciones sobre la segunda etapa de...

domingo 30 de diciembre de 2007
Apuntaciones sobre la segunda etapa de la Falange con Franco
Antonio Castro Villacañas
L O que yo llamo segunda etapa de FET-JONS, la Falange de Franco, comenzó el 2 de diciembre de 1937 -día en el que Raimundo Fernández Cuesta, antiguo secretario general de FE-JONS, la Falange de José Antonio, fué designado por Franco secretario general de la Falange que él mismo había creado el 19 de abril de ese mismo año- y duró hasta el 10 de agosto de 1939, fecha en la que el Jefe del Estado y Jefe Nacional de FET-JONS decidió que la Secretaría General de este Movimiento debía formar parte del Gobierno de España como uno más de su docena de Ministerios. Por muchas razones no podemos analizar aquí cual fue la total actividad política de FET-JONS en su segunda etapa de vida, pero sí podemos llamar la atención de los aficionados a esta clase de temas políticos e históricos -muy numerosos, a juzgar por los mensajes y las cartas que me envían- sobre dos de los hechos más significativos de esa actividad: la constitución del Primer Gobierno de la España de Franco y la proclamación del Fuero del Trabajo. A los dos meses escasos de haber nombrado Franco a Fernández Cuesta su segundo en el mando de FET-JONS, y concretamente el 30 de enero de 1938, el Jefe del Estado Nacional promulgó una Ley que estructuraba la Administración Central de ese Estado. Sin perjuicio de que muchas otras personas influyeran en Franco sobre la conveniencia política de sustituir cuanto antes el modo "técnico" -en teoría "apolítico", en realidad simplemente conservador- de gobernar la España en que él mandaba desde el 1 de octubre de 1936, nadie puede desconocer la notable coincidencia de las fechas antes citadas. Para mí no hay duda de que Ramón Serrano Suñer y Raimundo Fernández Cuesta tuvieron mucho que ver en esa trascendental medida, tanto por su formación jurídica como por su inquietud política. Me parece lógico pensar que si el primero contribuyó de muy notable manera a la constitución de FET-JONS como movimiento político inspirador y base del Nuevo Estado, el segundo procurara avanzar por ese mismo camino poniendo en juego su valía personal y la potencia del puesto que se le había encomendado. El día 31 de enero de 1938 quedó formado el primero de los trece Gobiernos que Franco presidió a lo largo de su vida. Si lo analizamos con un mínimo criterio político, concluiremos pensando que fue uno de los más "revolucionarios" habidos en España en los dos últimos siglos, no tanto por las personas que en él se integraron como por la forma en que se constituyó. Conviene resaltar que Franco -inducido sin duda por su cuñado y por Raimundo- incluyó en él figuras representativas de las varias tendencias políticas actuantes dentro y fuera de FET-JONS, e hizo notables reformas relativas a su aspecto externo y a su poder político-administrativo. La principal de ellas fue el crear la Vicepresidencia del Gobierno, que de hecho -aunque no en derecho- resolvía el problema de quién debería suceder a Franco en la gobernación del Estado, al menos con carácter provisional, en los posibles eventos de su ausencia, enfermedad o muerte. También se creó la Secretaría del Consejo de Ministros, encargada de redactar y conservar las actas de las discusiones y acuerdos de tal Consejo; se bautizó como Ministerio de Asuntos Exteriores al que tradicionalmente se conocía como Ministerio de Estado; se refundieron los clásicos Ministerios de la Guerra y de Marina en uno común a todas las fuerzas militares con el nombre de Defensa Nacional; se desdobló el antiguo Ministerio de la Gobernación (del Reino) en dos, uno dedicado a fijar la seguridad pública, que se llamó de Orden Público, y otro, que recibió el nombre de Ministerio del Interior pues debía cuidarse del funcionamiento de los Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales; se cambió también el nombre del Departamento encargado de la Instrucción Pública, que desde entonces se conoce como Ministerio de Educación Nacional; y por último, lo que para mí resulta muy significativo, se acordó llamar Ministerio de Organización y Acción Sindical al conocido hasta entonces como Ministerio de Trabajo, lo que valía tanto como reconocer, por primera vez en el mundo, la importancia política y gubernativa del mundo sindical en el amplio y conflictivo ámbito de las relaciones laborales. Las novedades introducidas en la estructura de la Administración del Estado se complementaban con el nombre de las personas designadas para hacerse cargo de los respectivos Ministerios. Vale la pena examinar brevemente cada nombramiento. Don Francisco Gómez-Jordana y Sousa, conde de Jordana, fue la persona escogida por Franco para ser Vicepresidente del Gobierno y Ministro de Asuntos Exteriores. Se trataba de un general más antiguo que Franco, monárquico a la vieja usanza, de tendencia liberal-conservadora y que entendía mejor las formas y las prácticas políticas de Inglaterra y Francia, por ejemplo, que las de Alemania o Italia, lo que en aquel momento tenía una profunda significación. Hasta ese momento venía desempeñando con gran eficacia la presidencia de la Junta Técnica del Estado. Don Tomás Domínguez Arévalo, conde de Rodezno, fue designado por Franco para ocupar el Ministerio de Justicia. Era un significado prohombre carlista, y con él inauguraba Franco su política de confiar esa cartera a personas procedentes del tradicionalismo. El Ministerio de Defensa Nacional lo ocupó don Fidel Dávila Arrondo, general más antiguo también que quien lo nombraba, y de gran carrera africana. Este buen "técnico" militar era monárquico alfonsino y en política estaba más cerca de sistemas viejos que de posiciones nuevas. Con el Ministerio conservó el mando del Ejército del Norte. Don Andrés Amado y Reygondaud de Villebardet se hizo cargo del Ministerio de Hacienda por su condición de experto en la materia y persona "de orden" y derecho. Había sido colaborador de Calvo Sotelo y miembro de su Bloque Nacional, y realizado una brillante gestión económica y financiera en la Junta Técnica del Estado. Otro general, también más antiguo que Franco, fue el encargado de organizar y dirigir el Ministerio de Orden Público. Don Severiano Martínez Anido había acreditado su nombre, y hecho méritos para ocupar tal cargo, cuando años atrás había combatido y vencido en Barcelona al terrorismo anarquista. No cabe duda de que se le escogió para garantizar la tranquilidad en la retaguardia de una nación en guerra. Era un hombre parecido a Dávila y Jordana, incluso más inclinado a la derecha. Ramón Serrano Suñer, abogado del Estado, cuñado del Generalísimo, amigo personal de José Antonio, y ex diputado de Acción Popular (el partido demócrata y cristiano derrotado en las elecciones de 1936) se convirtió en Ministro del Interior y Secretario del Consejo de Ministros. Aparte de reflejar con ello la relevancia de su personal influencia en Franco, y en consecuencia el importante papel que desempeñaba e iba a seguir representando en la política española a lo largo de esos años, lo cierto es que se ponía en sus manos la renovación de todo el tinglado político y administrativo de la España no combatiente, con la excepción del ligado en forma directa con FET-JONS, pues los Gobiernos Civiles, las Diputaciones de cada Provincia y todos los Ayuntamientos dependerían de él. Se le puede considerar como la personalidad más representativa de los "camisas nuevas". Atrajo hacia sí mismo, y hacia su manera de entender la política que necesitaba la nueva España, un importante grupo de antiguos jonsistas y de nuevos falangistas (los apellidos Bedoya, Ridruejo, Laín Entralgo, Tovar, Rosales, Arias Salgado, me saltan a la memoria como ejemplo) que a sus órdenes realizaron una importante labor en diversas tareas de divulgación doctrinal, propaganda ideológica y captación personal. Con él al frente, este grupo se dejó llevar -en grados dignos de ser analizados cuidadosamente para cada hecho y para cada persona- por el indudable atractivo que en esos años tenían las formas italiana y alemana de hacer política... Alfonso Peña Boeuf recibió el Ministerio de Obras Públicas. Ingeniero de Caminos, monárquico alfonsino y "hombre de derechas", había realizado también una buena labor en la Junta Técnica. El Ministerio de Agricultura se lo confió Franco a Raimundo Fernández-Cuesta y Merelo, hombre ajeno a los problemas del campo y de los campesinos, quien tuvo que apechugar con la responsabilidad de una misión -para la que no estaba preparado- en razón de ser el Secretario General de FET-JONS y querer el Generalísimo llevar a la política agraria el signo social característico de la Falange, aunque con media España en poder de los rojos y la otra media afectada por la necesidades de la guerra, pensar en que podía en tales circunstancias realizarse una mínima clase de reforma agraria era en verdad inconcebible. La auténtica razón de este nombramiento debemos buscarla en el propósito franquista de que en el Gobierno se encontraran representadas todas las fuerzas políticas participantes en el Alzamiento Nacional, y en la dura realidad de que a Franco no le interesaba en aquel momento conceder a la Falange una representatividad mayor o mejor que la otorgada a otros sectores. Juan Antonio Suanzes y Fernández, amigo personal de Franco desde la infancia, competente ingeniero y de firmes convicciones monárquicas, fue el Ministro de Industria y Comercio de este primer Gobierno. Para el nuevo Ministerio de Organización y Acción Sindical Franco escogió a don Pedro González-Bueno y Bocos, también ingeniero de caminos y que acababa de cumplir 42 años. Recomendado por Juan de la Cierva a Serrano Suñer, se había incorporado desde el primer momento a la Junta Técnica del Estado, donde realizó una destacada labor colaborando a las órdenes de Andrés Amado. Participó en las tareas preliminares de la Unificación junto con Nicolás Franco y Serrano Suñer, y ello motivó el que fuera nombrado miembro del Secretariado Político de FET-JONS. Desde este puesto dirigió la creación y organización del Servicio Nacional del Trigo, lo que le proporcionó el contactar directa y frecuentemente con Franco y de este modo conocer su interés por el problema social de España. Ello quizás hubiera debido valerle para ser nombrado Ministro de Agricultura en vez de Raimundo Fernández Cuesta una vez que el Caudillo se decidió a formar su primer Gobierno, pero -por lo que él mismo dijo tras la muerte de Franco- desde que se conocieron ambos congeniaron sobre la necesidad de ordenar políticamente la economía y superar la lucha de clases, defendiendo la producción en general y en particular al trabajador. Fruto de todo ello fue su viaje a Italia en el verano de 1937 para enterarse de cómo eran y funcionaban los Sindicatos de Mussolini. En esta afinidad personal debemos encontrar la razón de que Franco escogiera un "camisa nueva" en vez de un "camisa vieja" a la hora de proyectar y organizar sus propios Sindicatos. Por último, don Pedro Sainz Rodríguez, que en 1936 tenía 38 años de edad y conocía a Franco desde 1920, año en que ganó la cátedra de Lengua y Literatura Española de la Universidad de Oviedo, fue el hombre escogido por el Generalísimo para hacerse cargo de la cartera de Instrucción Pública y el que convenció al Caudillo de que este ministerio debía ser llamado de Educación Nacional. Tenía, a pesar de su juventud, una amplia experiencia política, pues había trabajado en la Dictadura del general Primo de Rivera como vocal de la Asamblea Nacional, no quiso participar en el Gobierno del General Berenguer, fue diputado en los tres parlamentos de la II República como miembro destacado de la minoría monárquica, y actuó de modo significativo en la preparación del Alzamiento como enlace especial del general Sanjurjo. En el primer Gobierno de Franco representaba al Bloque Nacional y a Renovación Española, fuerzas monárquicas que habían actuado en la legalidad republicana a las órdenes de José Calvo Sotelo y Víctor Pradera, ambos asesinados en 1936 inmediatamente antes y después del inicio del Alzamiento. El primer Gobierno de Franco representa, pues, con toda fidelidad, lo que el Jefe del Estado pensaba de este y del Movimiento que le respaldaba: que ambos eran y debían ser el resultado de una conjunción de fuerzas a sus órdenes. Por eso no escogió ningún nombre a capricho, sino con plena conciencia de lo que representaban cada uno de ellos y todos en unión. Por eso predominaban en él los técnicos civiles y militares, en teoría asépticos o indiferentes a la política, aunque en su práctica totalidad inclinados a una renovada monarquía alfonsina. Por eso designó un solo -aunque significado- representante de los monárquicos tradicionalistas, dos claros miembros de Renovación Española, tres falangistas (uno, de FE-JONS; dos, de FET)... Para FET-JONS, esta segunda etapa de su vida fue tan importante como la primera, y aún más fructífera. Su Secretario General formó parte del Gobierno, y dos miembros de su Junta Política le acompañaron en el Consejo de Ministros. Por eso pudieron influir en la organización y en la puesta en práctica de tres cosas de la mayor trascendencia política: la educación juvenil, académica mediante el nuevo Bachillerato y social-deportiva a través de centurias y campamentos, y la acción social que significaron el Fuero del Trabajo y la puesta en marcha de los Sindicatos. Estos tres aspectos bien merecen apuntaciones propias que, Dios mediante, figurarán aquí la semana próxima.

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Mucho mas que un error de Zapatero

domingo 30 de diciembre de 2007
Mucho más que un error de Zapatero
UNO de los dos errores que reconoció Zapatero en su comparecencia del pasado viernes fue el pronóstico que hace un año hizo sobre la evolución del «proceso de paz» con ETA, vaticinando que 2007 sería mucho mejor que 2006. Más que un error de percepción, aquella opinión voluntarista expresaba el fracaso absoluto de la principal apuesta política de Rodríguez Zapatero para la legislatura, pues al día siguiente -hoy hace exactamente un año-, ETA reventaba la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas y asesinaba a dos ciudadanos ecuatorianos, Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate. Sin embargo, aquel atentado estaba incluido en la lista de riesgos o «accidentes», así los calificó el propio presidente del Gobierno, del proceso de negociación, por lo que ni fue una «deslealtad» de los terroristas ni canceló el diálogo con ETA.
En efecto, para ETA el proceso de diálogo con el Gobierno tenía un contenido político que había sido preparado en las conversaciones iniciadas desde 2002 por el Partido Socialista de Euskadi con Batasuna y formalizadas entre ETA y el Gobierno desde 2005. Nunca fue un verdadero proceso de abandono de las armas, sino de transacción política, que también tuvo sus contrapartidas por parte del Gobierno. Si, como dijo Zapatero después de la revocación de la tregua, el diálogo con ETA terminó cuando los terroristas plantearon objetivos políticos, los contactos con los terroristas no debieron haber durado ni un minuto, en vez de los cinco años que ocuparon, pues en el mismo comunicado de anuncio del alto el fuego -el 22 de marzo de 2006- ya advertían de que su tregua debía desembocar en un proceso de autodeterminación. Por tanto, el error de Zapatero no fue sólo el pronóstico del 29 de diciembre de 2006, sino toda su apuesta por un final negociado -más que dialogado- de la violencia de ETA, a caballo de una permanente tergiversación de los hechos para confundir a la opinión pública sobre la realidad de lo que estaba sucediendo. El Gobierno minusvaloró el rearme de ETA, llegó a negar la relación de la «kale borroka» con la organización terrorista, discutía hasta el matasellos de las cartas de extorsión, calificaba como «consumo interno» actos públicos de intimidación y parecía no reparar en la gravedad de las amenazas que ETA iba acumulando en sus comunicados.
El atentado de Barajas tampoco supuso el cierre del proceso de negociación, lo que permitió a ETA saber que, con muertos sobre la mesa, también era posible el diálogo. Un diálogo que incluyó, a pocas semanas de las elecciones autonómicas, un «consenso» para colar parte de las listas de la izquierda proetarra, mediante una aplicación mutilada de la ley de Partidos Políticos con la que el Gobierno pretendía cubrir el expediente ante la opinión pública y no romper el «proceso» con ETA. Ahora se explican, guste o no al Gobierno oírlo, las presencias del PCTV en el Parlamento de Vitoria desde 2005, y de ANV en los ayuntamientos vascos y navarros desde mayo de 2007. Al final, en efecto, ETA rompió la tregua, pero no porque el Gobierno no hubiera hecho cesiones, sino porque éstas eran insuficientes y porque a ETA le parecía el momento oportuno para reanudar su estrategia puramente violenta, después de haber cosechado suficientes estragos entre los demócratas y el Estado de Derecho -blindaje de Otegui, excarcelación de De Juana-, de haber vuelto a las instituciones y de haber radicalizado al nacionalismo vasco en su conjunto. De anunciarnos un 2007 mucho mejor que 2006, hemos pasado a un horizonte de terrorismo a largo plazo.
El atentado de Barajas no fue el punto de inflexión que habría merecido la democracia española en la lucha contra ETA. El Gobierno no recuperó el consenso con el PP, ni volcó el Estado de Derecho contra la izquierda proetarra; siguió especulando con la negociación y ocultando a la opinión pública lo que estaba haciendo. Por eso, Rodríguez Zapatero no tiene derecho a culpar al PP por no haberle apoyado, pues todo lo hizo al margen y con desconocimiento de la oposición y, además, con la intención de hacerle imposible al PP el respaldo por el que ahora se lamenta. Lamentablemente ya no es suficiente la palabra del presidente del Gobierno para convencer a los ciudadanos de que, si gana en 2008, no habrá más diálogo con ETA.

http://www.abc.es/20071230/opinion-editorial/mucho-error-zapatero_200712300255.html

Jose Antonio Zarzalejos, La fe de nuestros padres

domingo 30 de diciembre de 2007
La fe de nuestros padres (Lectura para agnósticos)
JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS, Director de ABC
VASILI Grossman en su monumental «Vida y destino» escribe que «nada hay más duro que ser hijastro del tiempo. No hay destino más duro que sentir que uno no pertenece a su tiempo». Este sentimiento de bastardía lo padecen muchas personas que se sienten descolgadas por sus creencias y pulsiones confesionales de las grandes corrientes de opinión que hegemonizan la sociedad occidental y que propugnan el relativismo moral, la negación de la trascendencia y nuevas idolatrías que arrumban la fe religiosa otrora vertebradora de los hábitos y usos colectivos. Por esa razón, tiene un enorme valor testimonial y efectivo el reciente libro de Valentí Puig -escritor, periodista e insigne colaborador de ABC- en el que relata lo que él denomina «un retorno». Bajo el título «La fe de nuestros padres. Una reflexión católica para el siglo XXI» (Editorial Península), Puig elabora un relato breve e intenso en el que cuenta cómo abandonó la fe de sus padres -la católica- y de qué modo la recuperó. Pero nada se entenderá de la historia de Valentí Puig si, previamente, no se tienen en cuenta sus perfiles temperamentales y culturales. Para él, «la fe católica y la joie de vivre suman» afirmación que, desde el principio, sitúa su experiencia espiritual en un plano alegre y vital, alejado de la umbría semántica tan al uso en los relatos de esta naturaleza.
A Valentí Puig -que vive en la plena madurez vital, equidistante de la juventud y de la senectud- le ocurrió como a muchos: «En la adolescencia me alejé de Dios y de la Iglesia por un acto de oscura rebeldía. Puse en duda la Iglesia, la fe y, de repente, decidí que Dios no existía. Tomaba un café en un bar de Palma. Encendí un cigarrillo. Había alcanzado una ilusoria independencia radical, frente a la familia, a la educación religiosa, a las formas de sociedad. Por tanto, Dios no existía (...) Me negué a apadrinar sobrinos en la pila bautismal. No fui a misa. No rezaba. Fui, en suma, un conformista cuando todo había comenzado por una inconformidad». Estas sencillas palabras -lineales, sin adornos- dan cuenta de un abandono -conformista según el autor- a partir del que fue dándose cuenta de la certeza de la conclusión de Henri de Lubac en «El drama del humanismo ateo» según el cual «no es verdad que el hombre, aunque parezca decirlo algunas veces, no puede organizar su vida sin Dios. Lo cierto es que sin Dios no puede, a fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre». Puig asume este apotegma de Lubac y sostiene con una sinceridad desgarradora y natural que «yo deserté de Dios cómodamente, con una impunidad vergonzante. Volvía a la irresponsabilidad del punto cero y sin sentimiento alguno de culpa».
No desvelaré con más citas el contenido extraordinario de este libro que es, sin duda, un texto que, aunque en la naturalidad de un relato personal, ha debido producir al autor no pocas dudas y confusiones y, seguramente, un acto de valentía personal al plantarse desde su joie de vivre -Puig es escritor, pero también gastrónomo respetadísimo, viajero infatigable, culto de modo exhaustivo y sin amaneramientos, liberal y conservador sin afectación y moderado por naturaleza- con una religión que establece todo aquello que el siglo XXI quisiera clausurar: la exigencia en el vivir, la asunción de interdicciones morales y éticas y que permite -Valentí Puig lo demuestra- un margen amplio para el debate y la crítica, sin vincular la fe al fetichismo pedestre de algunos sectores, ni a la militancia religiosa en una especie de beligerancia ideológica que se encona en lo político y en la política.
Puig regresa a su pasado recordando con una frase entrañable a sus progenitores: «Mi madre vivía en un mundo de amor y mi padre aspiraba a ser justo», para añadir, quizás como corolario de esa expresiva descripción, que «hacer experimentos con la familia altera y debilita la naturaleza de las sociedades abiertas». El autor, al desgranar en ocho capítulos los avatares de su conversión, exuda libertad intelectual, no hay en sus proposiciones rigidez dogmática de ningún género y, en una revolera brillante y oportuna, desafiando así «el duro destino de no pertenecer a su tiempo», lanza la cita de Chesterton: el catolicismo «salva al hombre de la degradante esclavitud de ser un hijo de su época». Y esta es la cuestión: creer, creer religiosamente, en la fe católica ¿es liberador u opresor? ¿atrapa la conciencia o la libera? La respuesta de Valentí Puig es evidente: piensa, con Chesterton, que la fe -aquella que nos trasmitieron nuestros padres, deshabitada de ornamentos y cachivaches- emancipa al hombre y lo libra de lo que Miquel Porta Perales, en la recensión del libro de Puig (ABCD de las Artes y las Letras. Del 22 al 28 de diciembre de 2007), denomina «discursos emancipatorios».
Para el crítico catalán estos discursos emancipatorios «ensangrentaron el mundo durante el siglo XX ante la irrelevancia y el bajo perfil de lo posmoderno que nos rodea, ante la falta de valores sólidos y la dictadura ideológicamente correcta del soi-disant progresismo que nos invade, ante el rebrote de viejas y el rebrote de nuevas sectas que aspiran a convertirse en la fe del futuro, ante el vacío que se percibe cuando lo sólido se desvanece (...)». Concluye Porta Perales -y le secundo en la sugerencia- que «este es un libro de provecho no sólo para los creyentes sino también para los agnósticos». Quizá no es el momento de la agonía unamuniana -esa pelea interior entre la fe y la increencia que hace gemir al autor bilbaíno-; tampoco el de oponer la fe católica -con lo que conlleva de moralidad distintiva- con actitudes defensivas y victimistas. Es el tiempo de recuperar el discurso sereno del relato de Valentí Puig que es el de la naturalidad, el que contiene todos los elementos que hacen humana la fe y la convierten en una energía expansiva. Todo ello desde -tengo que insistir- ese «gozo de vivir» (esta vida no sería necesariamente una «mala noche en una mala posada» como advertía Santa Teresa que veía a Dios «entre los pucheros») que provoca una satisfacción íntima, profunda, en los intersticios del alma que alcanza un más allá tranquilizador y generoso.
Hoy en Madrid se celebra una concentración multitudinaria en defensa de la familia, convocado por la Iglesia española. La jerarquía eclesiástica y las diversas organizaciones que apadrinan este acto no precisan -lo comprobaremos- de apoyos políticos ni de acompañamientos partidistas. Se trata, desde luego, de un encuentro público confesional, católico, pero abierto -así debe ser- a tantos cuantos se sienten «hijastros de su tiempo», desplazados porque determinados valores en los que se cree padecen de un desgaste social, cultural e ideológico que los está deteriorando y, sobre todo, desacreditando como vigente para ésta contemporaneidad. Leer en esta tesitura a Valentí Puig procura un sosiego moral sustantivo porque su «La fe de nuestros padres» contiene cuanto precisa el discurso confesional al día de hoy -sencillo, abierto, natural- y explica la compatibilidad radical de creer, ser coherente con la fe y el disfrute de una vida feliz, solidaria y con sentido de la trascendencia. Puig ha ofrecido, en definitiva, una lección de semiótica a una Iglesia cuyo relato ha perdido la lozanía querecupera este mallorquín irónico, culto e hijo de su tiempo que es nuestro autor.


http://www.abc.es/20071230/opinion-la-tercera/nuestros-padres-lectura-para_200712300256.html

Ismael Medina, Navidad bajo secuestro

domingo 30 de diciembre de 2007
Navidad bajo secuestro
Ismael Medina
P ASÓ la Nochebuena, pasó la fiesta grande de la Natividad y nos encaminamos hacia las bromas del día de los Santos Inocentes, la juerga del cambio de año, la liturgia de la Epifanía y el sueño de esperanzas, no sólo infantiles, a que nos convocan los Reyes Magos. Jornadas todas ellas que desperezan la emoción, aventan recuerdos y, sobre todo, invitan a la meditación. Se encendieron prematuramente las luminarias urbanas en contradicción flagrante con las exigencias gubernamentales de que ahorremos energía. Una paradoja que podríamos definir como el síndrome Al Gore. Y también de Bali. Las andanzas políticas y mediáticas de Al Gore producen más emisiones de CO2, el coco obsesivo de un demagógico ecologismo, que la aplicación de sus consignas a una gran urbe. Lo mismo puede decirse de la innecesaria y fallida reunión de Bali, cuya riada de aviones, concentración de automóviles y festejos dispendiosos vertieron a la atmósfera CO2 a raudales. También un grueso desperdicio de dinero que desdice las prédicas de ayuda al despegue de la pobreza en el tercer y cuarto mundos. Y son precisamente algunos de esos países con unos pocos archimillonarios y masas empobrecidas, cristianos no, los que disputaron la competición estúpida de cual de ellos levantaba el más colosal y artificioso árbol de Navidad con millones de bombillas. Un contrasentido que explicaría otros muchos de variada índole en que la humanidad está inmersa. La estrategia laicista busca apropiarse de las tradiciones cristianas para secuestrarlas y demolerlas. Un diabólico juego equivalente al desfondamiento conceptual de las palabras que configuran el acervo sustancial de una cultura. De las luminarias municipales desparecen los tópicos e ingenuos motivos navideños bajo el pretexto de la innovación modernista. No es único el caso de Madrid, en el que se refleja la proclividad laicista de Ruíz-Gallardón, cuya inclinación al supuesto centro progresista aparece cada vez más en la vecindad de la izquierda enrojecida. El deslizamiento hacia una aparente neutralidad se registra en numerosos municipios y no sólo en los que están bajo control socialista. Aquí, en Aranda de Duero, sede de mi exilio interno, los arcos luminosos de la calle principal los componen una media luna invertida, de color rojo, que abraza estrellas de cinco puntas. Si se colocara en posición vertical se identificaría enseguida con el emblema de algunos países islámicos. La masturbación política y cultural a que se reduce la invención rodriguezca de la Alianza de Civilizaciones irrumpe también en las fiestas navideñas. La estrella de cinco puntas, símbolo que imprime el iluminismo en todos aquellos países bajo su dominio, carece de tradición en España. El único antecedente que he encontrado hasta que se produjo la invasión masónica en nuestros centros de poder, fue una moneda acuñada en tiempos de Alfonso VIII, acaso iniciativa de sus banqueros judíos. Nunca la estrella que guió a los Reyes Magos tuvo cinco puntas. Ahora sí. LA SUCCIÓN LAICISTA DE SAN NICOLÁS, TAMBIÉN SANTA CLAUS Y PAPA NOEL UNA similar absorción laicista de la simbología cristiana se ha registrado con Papá Noel y su otra versión Santa Claus, en este caso un cambio de género importado. En ambos casos se trata de San Nicolás, que en el siglo IV fue obispo de Mira, en la antigua Anatolia. Y tan grande su fama como bienhechor que se convirtió en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y La Lorena. Cuando los musulmanes invadieron Turquía, los cristianos sacaron a escondidas sus reliquias y las llevaron a Bari, en cuya basílica se guardan. Muchos son los relatos de las obras de caridad a que se daba San Nicolás, con especial dedicación a los niños desvalidos. Siempre se le ha representado con la vestimenta de color rojo correspondiente a su condición sacerdotal. Merece la pena recordar que una de las obras de caridad ejercidas por San Nicolás en secreto se refiere a la dote matrimonial de tres hermanas, la pobreza de cuya familia les impedía casarse. San Nicolás prendió en su ventana una bolsa con onzas de oro. La leyenda asegura que entraba por una ventana y colocaba las bolsas con el oro en los calcetines de las niñas, puestos a secar en la chimenea. La fiesta navideña de San Nicolás se denomina Sinterklaas en Holanda, a la que arriba puntualmente cada año por mar, llevando naranjas de España. Se celebra entre el 5 y el 6 de diciembre. La historia de cómo San Nicolás se convirtió en Santa Claus y en Papá Noel excede de la pretensión de esta crónica. Pero explica como se produjo la traslación de su entidad cristiana a la laicista. Los holandeses que emigraron a Norteamérica llevaron consigo su Sinterklaas a Nueva Ámsterdam, hoy Nueva York. Su descristianización se inició, y no por casualidad, en el curso del siglo XIX. Fue Washington Irving el primero en satirizar a Sinterklaas, traduciéndolo como Santa Claus a un inglés grosero. Años más tarde lo convirtió el poeta Clamen Clarke Moore en un duende enano que, sobre un trineo, regala juguetes a los niños en Navidad. El dibujante sueco Nast lo convirtió después en un personaje gordo y bonachón. Su comercialización en gran escala la inició la Lomen Company y la siguió Coca-Cola a comienzos del XX. Fue a mediados del siglo XIX cuando de los USA, a caballo del iluminismo, pasó a Gran Bretaña y luego a Francia, donde se confundió con el Bonhome Noel y se transformó definitivamente en Papá Noel. Si me he detenido en las anteriores anotaciones sobre la historia de Santa Claus o Papá Noel no ha sido con la intención de intervenir en la polémica suscitada en Foro por un artículo de Contraportada. Tampoco presumir de erudición. Un relato más completo puede encontrarse en varias páginas de Internet. He pretendido sugerir la projimidad entre la descritianización de San Nicolás y la que se registra en España con la Navidad y de manera específica con nuestra tradición de los Reyes Magos, cuya cabalgata ha derivado en un carnavalesco desfile comercial. Y tampoco por casualidad. Un pueblo desgajado de sus tradiciones rompe con sus raíces y sus señas de identidad, pierde el sentido de la orientación histórica y se convierte en masa manipulable. COMERCIALIZACIÓN LAICISTA DE LOS REYES MAGOS Y DEL DÍA DE LA MADRE VIENE de lejos la defensa de nuestras tradiciones navideñas frente a la introducción adulterada del anglo Santa Claus o del europeo Papá Noel. En la colección del semanario “Juventud” de finales de los cuarenta y comienzo de los cincuenta pueden encontrarse artículos que advertían sobre la irrupción de tradiciones ajenas y defendían la preservación de nuestras tradiciones navideñas y de los Reyes Magos en concreto. Descolló en este afán José María García de Viedma. Empeño del que eran partícipes el Frente de Juventudes y la Sección Femenina. También la Iglesia, todavía no contaminada por las desviaciones postconciliares ni por la infiltración del Movimiento PAX, promocionado por el KGB desde Polonia, contribuyó a la defensa de las celebraciones litúrgicas y populares de nuestro patrimonio navideño. Pero, poco a poco, iría penetrando la traslación laicista bajo paraguas comercial. Y fue a partir de la consumación del transaccionismo “democratizador” cuando la conspiración descritianizadora irrumpió con fuerza y sin careta, alentada desde las plataformas “progresistas” de aluvión, tanto políticas como mediáticas. Para buena parte de ellos bajo la estúpida presunción de que nuestras tradiciones navideñas eran cosa del franquismo y del llamado “nacional-catolicismo”. Algo parecido sucedió en España con el Día de la Madre, en coincidencia con la fiesta de la Inmaculada, de acuerdo con una tradición que venía de los primeros cristianos. La hizo suya el Frente de Juventudes. Sus miembros llevaban flores ese día a las madres de camaradas fallecidos o de caídos en combate, hábito que se extendió a la propias progenitoras. No tardaron las redes comerciales, para hacer negocio, en aprovecharse de una costumbre que arraigaba en tradición. Y cuando llegó el momento y se debilitó una tangible oposición, fue desplazado el Día de la Madre de la festividad de la Virgen Inmaculada a una fecha neutra. También en este caso proviene el desplazamiento del siglo XIX y su origen radica asimismo en los Estados Unidos de Norteamérica. Ya en el siglo XVII se celebraba en Gran Bretaña el Día de la Madre, festividad en que se rendía homenaje a la Virgen María y se celebraba en Domingo. Después de asistir a Misa, los niños regresaban a casa llevando regalos para sus madres. De Inglaterra pasó a Norteamérica. Pero en 1872 la feminista Julia Ward Home propuso que la fecha fuera dedicada ha honrar la paz en recuerdo de la guerra civil. A comienzos del siglo XX se generalizó esta conmemoración en Norteamérica y se convirtió oficialmente en fiesta nacional, dos años después de que se creara la Asociación Internacional Día de la Madre. Bajo sus auspicios y la influencia del imperio esa festividad laica se extendió por el mundo, fuertemente comercializada. También en España, aunque en fecha significativamente más tardía. Para una conciencia cristiana, aunque no para las laicistas, resulta paradójico que se pretenda honrar a las madres, aunque sea con perfiles lúdicos, cuando se legaliza el aborto, se favorecen los divorcios, se otorga la condición de matrimonio a las uniones contra natura entre maricones y lesbianas o la maternidad se ha desplomado, favorecida por degradante hedonismo que impulsa desde las instituciones del Estado un “progresismo” de encarnación iluminista, por no decir luciferina, para el caso lo mismo. LA PROTECCIÓN AL ISLAMISMO COMO INSTRUMENTO CONTRA LA FE CATÓLICA EL iluminismo ha abierto otro frente contra la Iglesia Católica del que Rodríguez, y no sólo él, se ha convertido en dócil y activo instrumento. No me refiero sólo a la siniestra y desalmara asignatura Educación para la Ciudadanía, sino especialmente a todo lo que encubre la Alianza de Civilizaciones. Hasta ahora no ha sido asumida de manera formal por los restantentes países de la Unión Europea, pese al amparo de la Secretaría General de las Naciones Unidas, plataforma propicia del internacionalismo iluminista, pues para eso se creó. Pero su ideología ha tomado cuerpo dentro y fuera de una Europa en decadencia e incapaz de defender sus raíces. Basta que un imán cualquiera proteste por la existencia de un símbolo cristiano en una escuela o centro público para que se haga desaparecer. Un signo reciente de la prepotencia adquirida en Europa por el islamismo ha sido la exigencia de que el equipo balompédico de Milán retire de sus camisetas ocasionales la cruz roja inserta en ellas. O que en España considere una ofensa a su religión la existencia de un “nacimiento” en local o espacio público para que la autoridad concernida lo retire de inmediato. Pero haría caso omiso e incluso se rasgaría las vestiduras si un católico exigiera lo mismo respecto de determinadas exhibiciones públicas musulmanas, que las hay, y no pocas. Menudo escándalo organizaría la progresía roja o rosa si los padres católicos enviaran a sus hijos a un centro de enseñanza público o concertado laicista con un ostensible Crucifijo colgado al cuello. Pero que alumnos musulmanes lo hagan con cualquiera de los signos de identificación islámicos se considera un derecho democrático inviolable. Se niega a los creyentes cristianos el derecho a la objeción de conciencia respecto a Educación para la Ciudadanía, pero ya veríamos si ocurriría lo mismo en el caso de que fuera un padre islámico quien la objetara. Creo que fue Ben Bella, aunque pudo ser Ben Barka, ahora no lo recuerdo bien y la cita se me ha traspapelado, quien anticipó: “Conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres”. Podría haber añadido ahora: “Y también con la inmigración musulamana”. Semanas atrás insertó Vistazo a la Prensa en Contraportada un magnífico e irreprochable artículo de Gustavo Morales sobre la verdadera naturaleza y entidad del peligro islámico. Gustavo Morales ha vivido muy de cerca el fenómeno en el seno de países islámico y conoce bien el paño. Se trataba en realidad de una conferencia ante un auditorio internacional que impresionó a los asistentes. Me sorprende que no tuviera en Foro el eco que yo esperaba tras su lectura. Pero el mayor peligro para españoles y europeos, según demostraba Morales, no radica esencialmente en el propio islamismo, sino en la ausencia de una lógica reacción defensiva occidental. Alecciona un viejo refrán que “allí donde fueres, haz lo que vieres”. Una regla de oro de buena educación extensible a comportamientos colectivos en tierra ajena. Pero el suicida entreguismo progresista de izquierda y derecha ha trocado el refrán, respecto del insurgente y expansivo islamismo, en sean los de casa quienes se sometan a lo que imponen los que gozan de su hospitalidad. Y sin pareja contrapartida en sus países islámicos de origen. Una encuesta sobre la actitud de los musulmanes en España trata de tranquilizarnos. Sólo un 5% apoya al yidahismo, en su mayoría jóvenes. Pero ese 5% representa alrededor de 40.000 personas, puntualiza Rafael L. Bardají en “ABC”, para afirmar que “la yihad está entre nosotros”. Lo confirma el hecho de que la policía haya detenido en los últimos tiempos en torno a 300 islamistas radicales y yidahistas. Al Qaeda, cuyo sendero siguen, no dejó dudas en lo que respecta a España en una grabación difundida a través de la página web de que se vale esta organización criminal: “Juramos por Dios que no abandonaremos las armas, no detendremos nuestra guerra santa, no renunciaremos a nuestras creencias ni a Al Andalus (toda España), Ceuta y Melilla por muchas conferencias de Anápolis que se celebren”. También Gadafi ha respaldado a Marruecos en su reivindicación de Ceuta y Melilla unos días antes de venir a España, invitado por el gobierno Rodríguez . Y con especial entusiasmo por la Junta de Andalucía para que recorra Sevilla, Granada y Córdoba con gran boato. Es lo que se esconde bajo la esperpéntica jaima socialista de Alianza de Civilizaciones. Además de conducir hacia la independencia a Cataluña, Vascongadas y Galicia, Rodríguez tampoco hace ascos a la islamización del resto de España. Todo con tal de desarraigar la religión católica, aunque hoy sin necesidad de recurrir a la que se entregó el Frente Popular, su modelo, con voracidad asesina. Al menos por ahora. Ya veremos lo que ocurre cuando entren en acción esos miles de cachorros yidahistas y los que infiltre Al Qaeda. HA LLEGADO PARA LOS CATÓLICOS LA HORA DE REACCIONAR YA sé que son amargas y lacerantes estas reflexiones en tiempo navideños que celebramos bajo el lema cristiano de “Gloria a Dios en los Cielos y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”. Podría haber dado suelta a la nostalgia y enhebrar un gozoso relato de aquellas Navidades idas en que niños y mayores, pese a las penurias que nos acosaban, celebrábamos con fraternal alegría e impregnados de fe. Pero la traicionaría y me traicionaría si me evadiera de la agreste realidad en que nos vemos inmersos. Y como ya es hora de que asumamos la evidencia del peligro estamos en el deber de reaccionar mediante afirmaciones activas de fe que dejen a u,n lado rutinas, tibiezas y mansedumbres. Hemos de salir de catacumbas acomodaticias para mostrar sin miedo nuestras señas de identidad católica y contagiar a los pusilánimes. Pero esta exigencia que concierne a los seglares lo es aún mayor para los pastores, en particular la jerarquía. A comenzar por la Curia vaticana. Por eso es necesario que la convocatoria del 30 de diciembre en Madrid, en defensa y afirmación de la familia, desborde las más óptimas previsiones de asistencia. Los creyentes hemos de hacer de ella el comienzo de un reencuentro vital con el ejemplo de los mártires que dieron su vida por Dios y por España.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4345

Emilio Campmany, Programa, programa

30 de diciembre de 2007
Contestación a Luis del Pino
Programa, programa
El PSOE ha cambiado las armas con las que se va a combatir el duelo. Eligió el garrote para las municipales, creyendo, con buen criterio, que es el arma que mejor domina y, a la vista del fracaso, ha decidido pasarse al florete.

Emilio Campmany

Me regaña amistosamente Luis del Pino en su blog por aconsejar al PP una campaña de perfil bajo cuando, según él, los hechos demuestran que es el "perfil alto" el que permite recoger una mayor cosecha de votos en unas elecciones. Estoy de acuerdo con él. Su análisis de los resultados en Madrid capital en las municipales de 2007 es impecable y resulta muy ilustrativo, siempre y cuando estemos hablando de elecciones en general.
Sin embargo, cuando escribí lo que escribí, lo hice pensando en estas elecciones concretas, las que van a tener lugar en marzo. En ellas, hay que tener en cuenta varias cosas de las que Luis prescinde. Primero, tras el fracaso electoral en las municipales de 2007, el Gobierno del PSOE ha hecho un importante esfuerzo por corregir el rumbo, o, mejor dicho, por hacer que corrige el rumbo. Segundo, hay un notable número de electores (entre quinientos mil y un millón) que votan unas veces al PSOE y otras al PP. Es a ellos a los que se dirige este simulado cambio de rumbo y el PP necesita buena parte de esos votos para ganar. Tercero, estas elecciones generales se van a decidir en circunscripciones pequeñas, con gran cantidad de electores residentes en zonas rurales, donde la información libre no llega regularmente y en las que únicamente se percibirán con claridad los mensajes de brocha gorda. Y cuarto, el electorado de derecha está tan extraordinariamente movilizado que difícilmente dejará de ir a las urnas a votar a Mariano Rajoy aunque llegara a considerarle un melifluo, un bizcochable y un blandito (y todos sabemos que no lo es).
El PSOE ha cambiado las armas con las que se va a combatir el duelo. Eligió el garrote para las municipales, creyendo, con buen criterio, que es el arma que mejor domina y, a la vista del fracaso, ha decidido pasarse al florete. El estar en el poder le da derecho a elegir el arma. Y a la oposición del PP no le queda otra que aceptarla. Por otro lado, en estas elecciones, merece la pena dorarle la píldora al electorado que hoy vota una cosa y mañana otra porque apenas hay riesgo de perder el voto de lo que Luis llama, parafraseando a César Molinas, derecha volátil. Sólo habrá abstención en la derecha si, desde sus medios, se extiende la idea de que las elecciones están perdidas. Si se llega al 9 de marzo con la esperanza viva, acudirán todos a votar. El problema es que ellos no bastan para ganar. Hace falta el desánimo de los otros y el voto de los que hoy pueden votarte, pero mañana quizá no lo hagan.
Por último, insistía yo en que el perfil bajo no es incompatible con propuestas ilusionantes (a lo Sarkozy, como diría Luis). Por ejemplo, en vez de limitarse a denunciar la desastrosa política antiterrorista y de seguridad del PSOE, el PP podría, además, proponer una reforma del artículo 25.2 de la Constitución, el que dice que "las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social", para introducir en él una excepción que permita imponer la cadena perpetua y el cumplimiento íntegro de las penas a terroristas, narcotraficantes y miembros del crimen organizado, ya que es ese artículo de la Constitución el muro con el que choca la reforma que cada vez con más urgencia necesita nuestro Código Penal antes de que España se convierta en paraíso de criminales. Es sólo un ejemplo, pero hay decenas de propuestas como esta que podrían y deberían hacerse.
Así que, Luis, creo que estamos más de acuerdo de lo que parece, aunque no acabemos de estarlo del todo.


http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41169.html

Ignacio San Miguel, Jesucristo como objeto comercial

domingo 30 de diciembre de 2007
Jesucristo como objeto comercial
Ignacio San Miguel
L OS lectores de toda la vida normalmente apreciamos la buena literatura y nos apartamos de los superventas debido a su baja y adocenada expresividad y sus argumentos de fantasía descontrolada. No se trata de un falso elitismo, sino del hecho constatado de que el tedio nos invade desde las primeras páginas. Y si encima sabemos que el argumento es irreal y sin ninguna justificación seria… Esto me ha desanimado a iniciar siquiera la lectura de “El código Da Vinci”. Por lo que he oído después sobre su argumento, he comprendido que mi decisión fue la correcta. Preveía que los absurdos camparían por sus respetos y no me equivoqué. Porque pretender que Jesucristo estuvo amancebado con María Magdalena y que tuvieron descendencia, y que parte de esa descendencia la constituyeron los reyes merovingios de Francia… Y que en el cuadro de Leonardo “La última cena” se puede comprobar que los rasgos del discípulo amado son, en realidad, los de una mujer, precisamente María Magdalena… Y otros disparates más, como el comienzo de la novela en que alguien es asesinado en el museo del Louvre mediante puñaladas en su vientre. Pero tiene tiempo, antes de morir, para trazar con su propia sangre unos signos misteriosos en el pavimento, los cuales han de llevar al que los descifre al misterio de Jesucristo mediante la pintura de Leonardo de Vinci. Y así... Provoca el desaliento ver a jóvenes leer con avidez este libro como si estuvieran descubriendo algo importante que hasta ahora se nos había ocultado a todos. ¿Y ya se preguntarán qué bagaje de conocimientos puede tener Dan Brown, el autor, para ofrecernos tan tremebundos descubrimientos? Esperemos que algunos, por lo menos, así lo hagan. Hace bastantes años, después de muchas dudas, me decidí a ver la película “La última tentación de Cristo”. Está basada en la obra del mismo título de Nikos Kazantzakis, autor de mayor altura literaria que Dan Brown, sin duda. No he leído esta obra, y tampoco puedo decir que haya visto la película enteramente, pues lo cierto es que no pude soportarla hasta el final y abandoné el cine un poco después de mediada la proyección. Me resultó fastidioso y lamentable contemplar a un Jesús convertido en un pobre hombre sometido a voces o impulsos supuestamente llegados de lo alto y que lo torturaban obligándole a representar un papel no deseado. Un pobre neurótico, en suma. Hay bastantes obras, como “La pasión según Jesucristo”, de José Saramago, que han procurado conseguir ventas con el escándalo. Y es lo fallido de esta pretensión, el escándalo, en bastantes lectores y espectadores, entre los que me encuentro, así como el aburrimiento invencible que nos invade ante estas obras, lo que me ha hecho reflexionar. Sobre el escándalo, es fácil comprender que en esta época que atravesamos estamos bastante curados de él. Son tantos los dislates que se hacen y dicen que no es posible destinar a cada uno de ellos una actitud escandalizada. Pero el tedio tiene un origen que los autores de estas obras sobre Jesucristo no sé si han tenido en cuenta. Aunque tampoco creo que les importe que una porción minoritaria de personas se aburran con sus obras, si el resto las compra. Sea como fuere, a mí y a otros nos ocurre que el personaje Jesucristo, si se le apea de su divinidad, no nos resulta ni muy impresionante, ni muy interesante. Y es que ¿puede haber algo más fascinante y estremecedor que un ser humano en el que Dios mismo está encarnado? Esa fue siempre la creencia tradicional. Por el contrario, un simple rabí, por muy recta que fuese su vida y santa su enseñanza, a muchos nos impresiona relativamente poco. Por mi parte, no me siento inclinado a venerar y adorar a otro ser humano, por muy santo que sea. Claro que si resulta que ese ser humano no es un simple ser humano… las cosas cambian. Sin embargo, estos libros y películas llenos de chismorrerías fantásticas, obras en puridad blasfemas, tienen gran éxito entre el gran público. Son obras que no parten de ninguna base documental, ni siquiera lógica; son el mero producto de la imaginación de engañabobos de sus autores, movidos por el afán de lucro. Oportunismo de granujas. La tolerancia con que estas obras son acogidas en el mundo occidental, a diferencia del furor que inspiran en el ámbito musulmán cualesquiera faltas de respeto que se puedan tener con sus creencias, no hay por qué achacarla a nuestro mayor grado de civilización, sin duda existente, sino a nuestra inmersión en una decadencia debilitadora y que no parece tener remedio. Y si la mayor parte del clero ha permanecido silenciosa y sumisa, no ha sido por dulzura evangélica, sino por la gran extensión del descreimiento en sus filas. La apostasía silenciosa de la que se habla de vez en cuando. En un hábitat favorable como este, es inevitable que proliferen obras como estas, que convierten a Jesucristo en un simple objeto comercial, susceptible de todo género de abigarradas atribuciones y de diversas aventuras, ninguna muy favorable a su persona. La conversión de Cristo en producto de mercadotecnia quizás comenzó con “Jesucristo Superstar” en 1970, una pavada musical que tuvo mucho éxito. Pero las raíces de la desacralización son antiguas, muy antiguas. Y, como todo va unido, junto con un Cristo desnaturalizado, nos encontramos en una época sin fuste, con la moral derruida, marcada por el escepticismo, cuando no la hostilidad hacia el hecho religioso, y por el desprecio hacia la vida humana (aborto) y la orientación a las perversiones de la ley natural (homosexualismo). Esa es la sociedad querida por nuestros gobernantes, cuya meta es la destrucción de todo poder, siquiera espiritual, que no sea el suyo. Con este planteamiento disolvente no pueden ver sino con ojos complacientes cómo unos y otros van despojando a Cristo de su condición divina. Es como si le arrancasen los galones al más prestigioso general de un ejército enemigo. Pero es ahora cuando los inconformistas, siempre reacios a convertirnos en ovejas, nos vemos obligados a manifestar que el nuevo Cristo que nos presentan nos resulta soberanamente aburrido y lamentable. Nosotros no tenemos más que una opción. Aut Deus aut nihil.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4349

Con la familia no se juega

30-XII-2007
Con la familia no se juega
La denominada por José Luis Rodríguez Zapatero “revolución cultural” que pretende producir en España tiene como uno de sus objetivos fundamentales la banalización y pérdida de autonomía de la familia

Hoy domingo, la Plaza de Colón de Madrid se llenará de personas venidas de todos los rincones de España, reunidas para celebrar una de las instituciones naturales más importantes de la civilización occidental y cristiana, la familia. Organizada por la Iglesia, esta concentración trasciende las denominaciones religiosas, pues se trata de reivindicar y valorizar un sustento básico de la libertad, la igualdad de derechos y la resistencia contra el abuso y la opresión de los poderosos. Unos valores elementales y universales con los que ningún gobierno que se llame democrático, ni ningún Estado que se precie de ser “de Derecho”, debería experimental, y menos aún subvertir.

Una manifestación oportuna y necesaria, ya que la denominada por José Luis Rodríguez Zapatero “revolución cultural” que pretende producir en España tiene como uno de sus objetivos fundamentales la banalización y pérdida de autonomía de la familia. El primer envite se lo llevó la propia definición de matrimonio, modificada de forma autoritaria y torticera en aras de la supuesta igualdad de derechos lograda gracias a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. Una igualdad que, como demuestra la experiencia de otros países europeos y algunos estados norteamericanos, no implicaba ni identidad ni equivalencia con el matrimonio, ni menos aún el enfrentamiento y la legítima sensación de fraude, ultraje y manipulación electoralista que millones de españoles de toda condición y orientación sexual sintieron cuando se aprobó la ley de matrimonio homosexual.

Sin embargo, esta polémica ley no fue sino el primer paso en una serie de medidas tendentes a socavar los cimientos de una institución libre y privada, anterior no sólo a la Constitución, sino al propio Estado-nación, y que garantiza como pocas la autodeterminación y la solidaridad frente a la injerencia de los que ejercen el monopolio de la violencia. Así, el llamado “divorcio exprés” y la desigualdad entre hombres y mujeres a la hora de ser protegidos frente a la violencia doméstica no han resuelto ninguno de los problemas que se suponía solventarían. Desafortunadamente ha ocurrido más bien lo contrario: un aumento de las agresiones con resultado de muerte producidas en el hogar y una cada vez mayor irresponsabilidad y frivolidad a la hora de contraer matrimonio y de disolverlo.

Junto a esto, la mal llamada Educación para la Ciudadanía, cuyo apartado dedicado a la educación afectivo-emocional consiste en el adoctrinamiento obligatorio de todos los niños en la llamada perspectiva de género y en el denominado “feminismo dialéctico”, que considera que hombres y mujeres son seres opuestos, antagónicos y por tanto incompatibles, y la llamada teoría queer, según la cual sufrimos una “dictadura heterosexual” de la que sólo nos libraremos destruyendo la familia tradicional. Que estas teorías, minoritarias y con poco sustento empírico, hayan pasado a ser política de Estado, ejemplifica el talante delirante y el sesgo radical del actual Gobierno de España.

Y como colofón a esta auténtica astracanada, el discurso equívoco sobre el aborto, que algunos socialistas pretenden convertir en un derecho inalienable de la mujer, con la consiguiente y peligrosa reducción del acto sexual a puro ejercicio gimnástico, y de la persona a un mero objeto de placer pasajero. Por no mencionar el alarmante aumento de los embarazos de adolescentes y de todo tipo de enfermedades de transmisión sexual que ha acompañado la adopción de este discurso por buena parte de las autoridades educativas y sanitarias.

Por tanto, y más allá de la religiosidad, ideología política y otras creencias y circunstancias sociales y personales, el acontecimiento de hoy merece el respeto y el apoyo de la inmensa mayoría de los españoles, quienes continúan manifestando, tanto en las encuestas como en su vida, que la familia sigue siendo el elemento más importante de sus vidas. Una celebración que no va contra nadie, sino por y para todos, inclusive el inquilino del palacio de La Moncloa.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41181.html

Miguel Angel Loma, Mirar para otro lado

domingo 31 de diciembre de 2007
Mirar para otro lado
Miguel Ángel Loma
L A influencia televisiva es tan determinante que, con cierta lógica, se dice que lo que no sale en la tele, no existe. Por eso, sorprende el secuestro de imágenes con que la mayoría de televisiones está tratando el espeluznante caso del doctor Morín y sus lucrativas clínicas abortistas. Y sorprende porque, esas mismas televisiones, tan acostumbradas a golpearnos sin pudor con la exhibición de las imágenes más escabrosas, vengan o no a cuento, ahora se manifiestan exquisitamente celosas en privarnos de cualquier filmación o fotografía relacionados con los «productos» de las habilidades quirúrgicas de Morín, no sea que su visión pueda despertar conciencias e incluso inteligencias. En el colmo del cinismo, esas televisiones tan «respetuosas» argumentan que si censuran las imágenes es por nuestro bien, porque podrían herir sensibilidades... Seguramente, si las destapadas atrocidades del negociazo abortista, con trituradora incluida, en vez de ser aplicadas sobre bebés prácticamente viables lo hubiesen sido sobre fetos de infelices animalillos, como el lince, sus imágenes habrían sido difundidas con todo lujo de detalles abriendo los informativos de todas las cadenas, nacionales y extranjeras. A este paso, la única esperanza posible de que merezcan mayor dignidad los seres humanos más inocentes e indefensos que morirán sin siquiera haber nacido, será equipararlos a la condición de animales. Los partidarios del aborto saben muy bien que el método más eficaz para su «normalización» es la censura de cualquier imagen relacionada con el tema. Y si en un descuido se cuela alguna, nos recomendarán mirar para otro lado. A fuerza de mirar para otro lado hay quien ha dado ya tantos giros de cabeza que parece la niña del exorcista.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4356

Garcia Brera, Fin de año

domingo 31 de diciembre de 2007
Fin de Año
Miguel Ángel García Brera
V AMOS a terminar el año, o al menos yo, con el impacto causado por dos cifras que en esta semana se han dado a conocer: La primera es que, uno de cada diez adolescentes españoles es un delincuente, y la otra que hay 60.000 jóvenes que maltratan a sus padres. Quedará por ver el número de los que maltratan a sus profesores y añadir para el espanto que nuestra comunidad juvenil es la mayor consumidora, en Europa, de cocaína y otras drogas y la menos capaz de comprender un texto escrito en nuestro, idioma. Al parecer esa dificultad de lectura es causa principal de que nuestros escolares figuren a la cola de la Unión Europea. Y siendo esos los datos, quiero recordar la responsabilidad de los legisladores en la cuestión, ya que no tengo duda alguna respecto a que los efectos dañosos que parecen sufrir nuestros hijos y nietos, viene de medidas tan insanas como adelantar la mayoría de edad a los 18 años con carácter general, despenalizar el consumo de drogas, castigar levemente el tráfico de las mismas, si se considera la conexión de las penas con la facilidad de incumplirlas en gran parte, dictar leyes de educación sin ton ni son ni un efectivo estudio de los planes y de las evaluaciones, desmotivar a los profesores disciplinándoles a ellos y no al alumnado, y ya, para colofón, la reciente ley de modificación del Código Civil que suprime la facultad de moderación de los padres y suprime drásticamente el cachete casi simultáneamente con una encuesta nacional en la que sociólogos, psicólogos, educadores y padres se habían mostrado favorables a mantener ese leve castigo físico como algo surgido de la experiencia pedagógica y no de la insania siempre reprobable. Pensar que, en cada grupo de diez muchachos, hay un delincuente o que suman miles los que maltratan a sus progenitores, es algo tan difícil de asumir por una sociedad sana, que sinceramente espero una reacción masiva en las urnas, frente a quienes legislan con tanta imprudencia, en temas del mayor valor para el futuro de España. Ello sin contar esas otras veleidades que protagoniza ZP y que dibujan más Kosovos en el horizonte; un país donde no funciona nada; los Aves, inaugurados hoy, se retrasan y detienen mañana porque no saben idiomas, y se confunden al traducir las voces de los carriles, al decir de la ministra Magdalena, que no hace honor al nombre, pues no sólo no se arrepiente sino que se jacta de su labor; los túneles se hunden y ponen en peligro entrañables barrios catalanes; el Metro de Madrid ha de soportar una huelga que, para evitar posibles epidemias, al menos podría resolver el Ejército al modo de ONG como, según el Ministerio de Defensa, no guerrea sino ayuda a los libaneses, bosnios, kosovares, afganos y demás etcéteras; y los avisadores internacionales convocan a los cacos de todo el mundo para que se acerquen a esta Jauja de la inseguridad donde José Luís Moreno es agredido en su casa casi blindada, y lo cito simplemente por mas conocido que los miles de personas que han visto asaltados sus chalets y viviendas en los últimos años. Eso sin contar con el tercermundismo de un país donde, para renovar el carné de identidad, has de acudir a hacer una cola a las 7 de la mañana, para que, a partir de las 9, te den una treintena de tickets, para iniciar el trámite, al que, si no llegan los números no tienes acceso y has de volver a madrugar otro día hasta que la suerte te haga estar entre los agraciados de cada jornada; y así todo sin seguridad de que el frecuente atasco de los medios informáticos no te impidan realizar la gestión, como a mi me ha ocurrido en dos ocasiones. En fin, ya digo, salimos del 2007 con deseo de abandonarlo y esperar que el 2008 llegue con cambio. Y no hablo sólo del cambio de Partido, que sucederá o no, y cada cual es muy libre de votar lo que quiera, sino porque pienso que, aunque siguiera el PSOE en el poder, es llegada la hora de que se responsabilicen sus dirigentes y enmienden la incompetencia, la estupidez – con zeta, claro – y los graves yerros de este mandato que termina. Yo brindaré por esa esperanza, cenando lo que pueda, sin pensar en el conejo, que aunque me lo recomiende el Gobierno, creo que sólo pensar en él ya entraría en colisión con el sexto Mandamiento, aunque, ya puestos, “enchufaré en el tocadiscos” aquél que hizo célebre entre los horteras, algún cómico cuya “gracia” (utilizo la palabra por nombre y no por acto de humor) no recuerdo, titulado algo así como “El conejo de la Loles”. Y eso sí que no falten las uvas, aunque me temo que van a ser las de la ira. Al margen de todo, deseo felicidad a mis amigos y lectores y que en el 2008 los españoles entremos en reflexión profunda desde el mismo día primero de año. Hay mucho en juego hasta los idus de Marzo. Hasta entonces el tiempo y desde allí la eternidad, como reza el Dante, con mínima rectificación para traerlo a cuento, en el frontispicio del cementerio de Reinosa.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4357

Joaquin Abad, La unica alegria del año

domingo 31 de diciembre de 2007
La única alegría del año
Joaquín Abad
N O sé cómo expresarlo, pero desde lejos, las cosas que pasan en España se ven de otra manera. Como con más atención, más interés, más crítica incluso. Todo este año que termina ya, ya era hora, lo he observado desde el otro continente, norte y sur. Y cada vez que España era noticia internacional los de aquí me preguntaban como si yo fuera el único que pudiera dar una explicación de una política errante. Y es que ven España como un referente, como una madre patria de la que proceden en gran medida. Y cada vez que se escuchan las avanzadas nacionalistas camino de la vertebración y unidad nacional, se santiguan. Desde grandes países donde se exhiben sin ningún rubor la bandera nacional no pueden comprender que si alguien pasea con una bandera española por determinadas ciudades del País Vasco o Cataluña, por poner un ejemplo, corran peligro de hacer el ridículo, por lo menos, si no de exponerse a un mal trago. Ya se acaba este fatídico dos mil siete con sabor electoral, con un mal presagio tanto económico como en actividad terrorista de una Eta crecida por el coqueteo gubernamental. Con este sabor agridulce vivido durante todo el tiempo que observaba mi patria, mi país, sólo tuve una alegría: el porqué no te callas del Rey al payaso amigo de Moratinos. Casualmente me encontraba en Chile cuando nuestro monarca atinó. Los de allí me preguntaban por qué no se levantaron junto al Rey los demás miembros de la delegación española… ¿Cómo se lo explico a estos americanos?

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4358

viernes, diciembre 28, 2007

Pakistan se sumerge en un caos

viernes 28 de diciembre de 2007
Pakistán se sumerge en el caos
EL asesinato de la dirigente opositora y antigua primera ministra paquistaní, Benazir Bhutto, es uno de los mayores crímenes que ha cometido la galaxia del terrorismo islámico. La unanimidad universal de la condena que ha suscitado el crimen, como demuestra el voto del Consejo de Seguridad de la ONU, es la expresión más evidente de la preocupación general que suscita el futuro de uno de los países geoestratégicamente más importantes del mundo, una república islámica dotada de armamento nuclear y situada en el centro de un área donde la inestabilidad de unos acaba provocando la instantánea degradación de los vecinos.
El atentado compromete seriamente el futuro de Pakistán, que se había convertido en uno de los aliados más importantes de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo islámico. El regreso de Bhutto desde su exilio debía ser, según los planes de Washington, el principal ingrediente para intentar transformar a medio plazo el régimen militar del ex general Pervez Musharraf en un sistema de gobierno más homologable, que pudiera a su vez servir de apoyo a los intentos de estabilizar el vecino Afganistán, donde los esfuerzos de la OTAN empiezan a estar seriamente amenazados. El paréntesis del estado de emergencia decretado por Musharraf fue el primer tropiezo de estos planes. El asesinato de Benazir Bhutto deja ahora en el aire la posibilidad de que se celebren las prometidas elecciones parlamentarias el 8 de enero y pone en duda, incluso, la posibilidad de un futuro estable a corto plazo para el país. Es difícil saber si el régimen logrará contener los disturbios que el asesinato ha desencadenado sin utilizar otra vez medios extraordinarios, lo que a su vez podría tener consecuencias muy graves y encadenar una espiral de violencia generalizada de efectos imprevisibles.
Es posible que ni Estados Unidos ni Musharraf llegasen a evaluar hasta qué punto los fanáticos integristas estaban decididos a boicotear este proceso, precisamente atacando al eslabón más débil. La dirigente del Partido Popular de Pakistán ya escapó milagrosamente de un atentado el 18 de octubre, el mismo día en que regresaba al país después de más de seis años de exilio, y estaba claro que los que querían acabar con su vida estaban determinados a hacerlo. Bhutto representaba todo lo que los extremistas totalitarios pueden abominar en un país musulmán: fue la primera mujer que ocupó el puesto de primer ministro y era descendiente de una dinastía política vinculada a la era de la independencia y al objetivo de convertir a Pakistán en un país desarrollado y no en una teocracia cavernaria anclada en costumbres medievales.
La guerra que han desencadenado los adversarios de la libertad es ya un fenómeno global y va adquiriendo una orientación cada vez más perversa. Occidente puede proteger más los aeropuertos y los trenes, pero los terroristas han comprendido que no necesitan apuntar siempre hacia objetivos directos en nuestro entorno, si pueden sembrar el caos en aquellos países donde precisamente las ideas de la democracia y de la libertad están en juego. Pakistán no es un modelo de liberalismo. Al contrario, se puede considerar que cuando intentaban reafirmar su estatura de potencia regional y utilizaban las veleidades del ejército y sus servicios secretos con la galaxia del integrismo internacional, estaban inoculándose el virus que ahora intenta destruirles. La mayoría de las madrasas donde se extiende la doctrina del extremismo intolerante entre los musulmanes están en Pakistán y por eso no debe extrañar a nadie que el país sea lo más parecido a un polvorín en medio de un incendio. Por ello, es uno de sus principales objetivos, igual que lo ha sido recientemente Argelia, porque en sus planes criminales es más eficaz golpear allí donde las estructuras políticas son débiles. La situación después de este atentado es muy grave y nadie debería ignorarlo. La voluntad de los terroristas totalitarios es muy clara: imponerse a sangre y fuego. Hace falta que desde Occidente sigamos siendo capaces de mostrar que estamos dispuestos a seguir defendiendo nuestros principios.

http://www.abc.es/20071228/opinion-editorial/pakistan-sumerge-caos_200712280303.html

Florentino Portero, Atentado contra la libertad

viernes 28 de diciembre de 2007
Atentado contra la libertad
Florentino Portero
LA lucha por la libertad tiene un alto coste en vidas humanas y en sufrimiento. Aquellos que en Pakistán no están dispuestos a aceptar que la mayoría vote en favor de un régimen político democrático se han adelantado asesinando a la candidata que más posibilidades tenía de ganar las próximas elecciones. Lo sucedido es un desastre para su familia, sus correligionarios y para todo aquel que se sienta comprometido con la defensa de los valores universales que dan sentido a la democracia.
Benazir Bhutto era una mujer sobresaliente. Nació en el seno de una rica familia de terratenientes y su padre fue Presidente y Primer Ministro. Zulfikar Alí Bhutto fundó el Partido Popular, cuya jefatura asumió su hija tras su ahorcamiento, acusado de homicidio, en tiempos de otra dictadura militar. No fue el único miembro de la familia muerto en circunstancias especiales. Su hermano también murió asesinado. Educada en Harvard y Oxford, representaba el Pakistán abierto a la modernización y contrario a las tendencias islamistas que no han dejado de crecer en las últimas décadas. Fue Primera Ministra en dos ocasiones, siendo la primera mujer en llegar a tal responsabilidad en el conjunto del Islam.
La familia Bhutto está unida a escándalos de corrupción política. No hay ninguna razón para pensar que fueran inventados. Como políticos profesionales en una sociedad donde las exigencias éticas nunca han sido muy grandes, no dudaron en fortalecer su partido a través de acuerdos o recibiendo «ayudas» inaceptables. Sin embargo estas acusaciones encubrían algo más. Los Bhutto representaban unos valores o gobernaban de una manera que muchos rechazaban, en una sociedad muy polarizada entre los defensores de la tradición y los que promovían una modernización.
Benazir ha conocido la cárcel y el exilio en más de una ocasión. La democracia es planta que no acaba de enraizar en Pakistán, el territorio que fuera corazón del Raj, del Imperio Británico, de quién recibió un valioso legado jurídico y político. El porqué India es una vigorosa democracia y Pakistán padece una sucesión de elecciones y golpes militares es un enigma, en el que la hegemonía musulmana en este segundo país puede tener algo que ver. Su último retorno vino precedido de intensas y prolongadas maniobras diplomáticas.
El general Musharraf había situado a Pakistán en la posición de aliado de Estados Unidos en la guerra contra el islamismo. El hecho era relevante, puesto que Pakistán había sido un pilar del régimen talibán en Afganistán y, sobre todo, el centro neurálgico de la proliferación nuclear para animar la fabricación de «bombas islámicas» en distintos países. Musharraf logró una importantísima ayuda económica, además de apoyo diplomático, pero no por ello dejaba de ser un aliado incómodo. No es fácil defender una política de democratización aliándose con un dictador. Más aún cuando ni siquiera cumple los acuerdos suscritos. El ejército pakistaní ha permitido a talibanes y a miembros de al-Qaeda actuar con libertad en la zona fronteriza con Afganistán. La ayuda económica para modernizar las unidades militares implicadas en la persecución de estos grupos se ha difuminado. El reciente golpe contra la autonomía del Poder Judicial, expulsando del Tribunal Supremo a los magistrados más críticos contra la actuación gubernamental, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Estados Unidos ha venido presionando a Musharraf para que dirija la transición de la dictadura a la democracia, siendo el puente entre ambas situaciones políticas, reteniendo la Presidencia de la República. La clave del proceso residía en un pacto entre el general y Benazir Bhutto, que garantizara la estabilidad y reforzara el sesgo pro-occidental y anti-islamista del gobierno. Musharraf ya se ha asegurado su continuidad como Presidente, dejando atrás su cargo como jefe del Ejército. El 9 de enero Bhutto debía hacerse con la mayoría parlamentaria. El plan tenía sentido. Se reconducía la situación política y se garantizaba un gobierno que mantendría una firme posición en el combate contra el radicalismo. Sin embargo no ha sido posible.
El asesinato de Bhutto era un objetivo tan evidente como reconocido por los sectores islamistas. Era el flanco más débil del frente democrático. En Pakistán, un estado con más de ciento sesenta millones de habitantes y una geografía compleja, el liderazgo político no es algo que pueda improvisarse. El Partido Popular es un complejo entramado de alianzas y lealtades, gestado durante años por la familia Bhutto y sus principales aliados. Al asesinar a Benazir pocos días antes de celebrarse las elecciones parlamentarias se hace difícil resolver su sustitución y sólo el tiempo nos dirá si queda garantizada la pervivencia de ese partido como fuerza política de referencia. No sabemos qué medidas adoptará el Presidente, si se mantiene la fecha de los comicios o si opta por su suspensión.
De lo que no cabe duda es de la lógica estratégica de este magnicidio. Tenían que hacerlo. Lo intentaron cuando aterrizó y fallaron por poco. Ahora lo han conseguido. Para los sectores islamistas tanto la democratización como, sobre todo, la vuelta de Bhutto era algo inasumible. En su radicalismo fundamentalista asocian la práctica democrática con valores occidentales contrarios a la esencia del islam, del auténtico islam que sólo ellos comprenden y que sólo ellos pueden interpretar. El previsible reforzamiento de las relaciones con Estados Unidos y Europa era una amenaza a evitar antes de que fuera demasiado tarde. Sin Bhutto los partidos islamistas tienen más posibilidades de hacerse con el control del Parlamento y afrontar así su objetivo final: convertir Pakistán en un estado «realmente» islámico.
Las Fuerzas Armadas vuelven a ser la clave. Han dirigido campañas contra los radicales, pero de forma muy desigual. Su currículo pro-talibán y en favor de la proliferación nuclear no es garantía. Como tampoco lo son los estrechos vínculos de la inteligencia militar con los sectores más extremistas. No puede extrañar que dirigentes del Partido Popular hayan acusado al Ejército de lo ocurrido. No están negando la responsabilidad islamista, sólo subrayan la posible «autoría intelectual». De lo que no cabe duda es de que los enemigos de la libertad y de la democracia han ganado una importante batalla en uno de los escenarios más importantes.
Pakistán es el teatro de operaciones más peligroso en la Guerra contra el Islamismo. Reúne la letal combinación de una posición geográfica clave, inestabilidad política y armamento nuclear. Mantiene un viejo y delicado conflicto con India por sus fronteras definitivas. No olvidemos que Pakistán, el «país de los puros», se desgajó de India para ofrecer a los musulmanes un estado propio. Pero los musulmanes no son un territorio. La disputa por Cachemira es el núcleo de un problema que ha causado varias guerras y que puede originar en el futuro otra de carácter nuclear. La estabilidad de Afganistán depende de lo que haga el gobierno de Islamabad. Las declaraciones del presidente Karzai no dejan lugar a dudas sobre el mal estado de las relaciones bilaterales. Los dirigentes de Kabul están convencidos de la colaboración de la inteligencia militar pakistaní con las fuerzas talibanes. Pero elescenario que más preocupa es la llegada al poder de un gobierno islamista que, desde ese momento, tendría el control de la fuerza nuclear y del amplio catálogo de misiles recogidos en sus arsenales ¿Qué uso les darían? De entrada serviría de paraguas para promover el radicalismo por todas sus fronteras sin alto riesgo de ser atacados.
Lo único seguro es que hoy los demócratas de todo el mundo hemos sufrido un serio contratiempo y que sólo unidos podremos sortear los retos que nos plantea el radicalismo.
FLORENTINO PORTERO
Analista del Grupo de Estudios Estratégicos GEES

Cristina Losada,

jueves 28 de diciembre de 2007
Nacionalismo y fútbol
Manque pierda
El partido que esta noche se ventila en el estadio de Balaídos no se juega contra el equipo que envía Camerún, sino contra España, que éste y no otro es el enemigo que constituye la razón de ser del tinglado de las selecciones "propias"

Cristina Losada

Hoy es un gran día para Galicia o más exactamente para Galiza, reducto y bastión del nacionalismo autóctono. Una gran día, no porque la renta per cápita vaya a registrar un aumento súbito, las empresas se den de bofetadas por instalarse en su territorio, la llegada del AVE se adelante milagrosamente y todos los escolares hayan logrado entender, de pronto, los textos escritos en un lenguaje diferente al de los sms. Se trata de algo mucho más trascendental, y es que la selección gallega de fútbol reaparece para un partido contra Camerún. Galiza-Camerún, rezan los carteles. He puesto "contra" por error. En realidad, el partido que esta noche se ventila en el estadio de Balaídos no se juega contra el equipo que envía aquel país africano, sino contra España, que éste y no otro es el enemigo que constituye la razón de ser del tinglado de las selecciones "propias" montado por los nacionalistas con el concurso de la pasividad socialista, ese laissez faire que sólo practican con los que necesitan para mantenerse en el Gobierno.
Será una gran noche de efervescencia nazional. Tremolarán las banderas secesionistas que lucen la estrella roja, lo cual resulta muy apropiado, toda vez que fue en la URSS y del mismísimo Padrecito que un ídolo de esta tribu, Castelao, recibió la revelación sobre el modo de resolver el problema de las naciones y nacionalidades. Un gran teórico, Stalin, aunque se le conozca más por su sobresaliente praxis en las artes de la deportación en masa, la hambruna y el asesinato. Pero bajo las estrellas de la noche de hoy, la diversión está asegurada. Como calentamiento previo, habrá una manifestación para exigir la oficialidad de todo esto y, en especial, la nación, que no hay selección sin nación y viceversa. Así, las huestes movilizadas entrarán con fervor patriótico en el estadio para darle a España, esa malvada entidad sin la que no pueden vivir, lo que se merece. Si se tercia, podrán repetirse las escenas del pasado año en La Coruña, donde en ocasión similar, los hooligans nacionalistas quisieron quemar una bandera española e hicieron destrozos diversos. El cóctel fútbol-nacionalismo produce y necesita esos excesos.
La selección gallega de fútbol, un proyecto estrella del BNG al que se han dedicado esfuerzos y recursos –públicos, naturalmente–, tiene capital importancia porque viene a cubrir un vacío vergonzoso. Y es que aquí, señores, no tenemos un Barça. Los clubs han sido sólo clubs. El fútbol sólo fútbol. Y desde la perspectiva de los nacionalistas de todos los partidos (políticos) eso resultaba lamentable. Máxime cuando se daba la circunstancia de que la lengua tradicional y espontánea en ese ámbito era el español. Con energía y fondos, se ha intentado "normalizar" lingüísticamente a los clubs y si en algún caso la operación ha resultado exitosa, no se ha podido garantizar con ello el triunfo deportivo. Ay. Pero eso, de momento, es lo de menos. Esta noche, por ejemplo, miles de personas, venidas ex profeso de Galiza, asistirán a un partido les guste el fútbol o no. Lo harán por la nazón. Hasta le perdonarán a Laporta que no haya permitido jugar a Eto'o con los cameruneses, un gesto impropio de la solidaridad galeusca, que desluce este ritual de afirmación. Uno que nos retrotrae a aquella longa noite de pedra, cuando el régimen, decíamos, utilizaba el fútbol para adocenar a la población. Ahora es un instrumento de la pedagogía del odio, sin la cual no hay nazón, aunque pudiera haber selección.
Cristina Losada es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41157.html