viernes 29 de junio de 2007
Cuidado, vuelve Rato Germán Yanke
Emoción, emoción, vuelve Rato. No se sabe bien si es la emoción, o la conmoción momentánea del anuncio de que dejará en septiembre el Fondo Monetario Internacional, o el desconcierto que algunos dirigentes imprimen al PP, pero algunas reacciones en el seno del partido conservador son bien significativas. Para empezar, Gabriel Elorriaga, secretario de Comunicación del PP, dice que se le recibirá con los brazos abiertos y que, si lo desea, podrá formar parte de las listas del partido en las próximas elecciones generales. Se diría que los recelos con el ofrecimiento de Alberto Ruiz Gallardón (hay mucha gente muy valiosa, no es el momento de decidirlo, etc.) no cuentan en este caso. Pero se entiende lo de los brazos abiertos, que debería ampliarse, porque no hay tanta gente valiosa para lo que se pretende, que es ganar las elecciones, y los nombres citados, los dos, podrían formar con Mariano Rajoy, ciertamente, un triplete de gran calidad y experiencia para encarar los próximos comicios. Rajoy ha ganado las locales, pero precisa refuerzos y un equipo de mayor envergadura del que ahora tiene para el futuro inmediato. Si no quiere cambios, por miedo a que se le altere el patio de butacas, podría disimular con incorporaciones.
Más emoción han encontrado los periodistas en la reacción de José Folgado, el que fuera Secretario de Estado de Economía y ahora, en las huestes de Esperanza Aguirre, alcalde de Tres Cantos: “es el gran político que necesita este país, junto con Mariano Rajoy, claro”. Ay, el subconsciente corregido por el realismo coyuntural más consciente. Porque Rato, si de verdad quiere volver a la política española y no sólo a España, va a ser visto, por muy leal que sea al presidente del PP, como la alternativa que pudo ser, cuando Aznar eligió a su sucesor, y que no fue. Jaime Mayor Oreja, otro de los nombres barajados para la sucesión, está en el Parlamento Europeo, un lugar de retiro, no lo olvidemos. Rato en Washington por el momento. Gallardón dedicado al ayuntamiento que, dicen sus oponentes, da mucho trabajo. Ya sabemos que todos están donde están por propia voluntad pero, si empiezan a volver y a postularse, será interesante ver si Rajoy es el primum inter pares o su liderazgo precisa esas distancias. Así que no sólo emoción de los propios, también interés de los observadores. A Folgado, de todos modos, ya que no sobre Ruiz Gallardón, se le podría preguntar: ¿y Aguirre?
Lo mejor, de todos modos, es lo de Eduardo Zaplana, portavoz parlamentario, que, para demostrar que está en el ajo, dijo a los periodistas en el Congreso que él ya sabía de la decisión de Rato y que, claro, se le recibirá muy bien, como no podría ser de otro modo. Es lo mejor porque, en los mentideros del PP, se cuenta con sorna que el propio Rato, cuando no tenía intención inmediata de volver, decía irónica y malvadamente que sólo daría un paso al frente (hacia la política española, se entiende) si constataba que aumentaba el poder de Zaplana. No parece que ahora sea el caso, la verdad, pero me temo que la emoción de Zaplana es de otro orden.
Rajoy, dicen los que le conocen bien, se tomará el asunto con calma, medirá los tiempos (añaden sus próximos que esa es su gran virtud) y decidirá cuando sea oportuno. Pero debería reflexionar, al hilo de estos anuncios y las reacciones, sobre lo que realmente se convierte en revulsivo en su partido, lo que anima el cotarro, a veces el debate, pero siempre el interés.
jueves, junio 28, 2007
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