jueves, mayo 31, 2007

Ladron de Guevara, Perifrasis constitucional

jueves 31 de mayo de 2007
Perífrasis constitucional
Ernesto Ladrón de Guevara
E N una reunión sindical de la que he participado, alguien ha dicho en un momento refiriéndose a una cuestión espinosa:  ¡Eso es inconstitucional! Y yo, casi irreflexivamente, he dicho...  ¿Según qué Constitución? Tras unos segundos de perplejidad, los asistentes, sin decir nada, se han mirado dirigiéndose una sonrisa cómplice de asentimiento. Efectivamente: ¿qué Constitución? ¿Existe realmente una Constitución con vigencia y efectividad? Yo lo dudo, pues sus resultados, observando su aplicación práctica, son actualmente nulos. En sentido estricto no existe más allá del mero hecho formal. La han ido desvirtuando y deshilachando a golpe de leyes de dudosa, cuando no flagrante, inconstitucionalidad. Al menos en el espíritu del que fue el constituyente. Es cada vez más necesaria una reforma para recuperar el consenso constituyente que posibilite una convivencia política y una colaboración constructiva por parte de todas las fuerzas políticas, para reconstruir la Nación, que es ese destino colectivo que todos los españoles tenemos. En definitiva trazar las decisiones estratégicas y unas actuaciones sólidas y sostenidas en el tiempo. Al día de hoy se ha destruido prácticamente el pacto constituyente y estamos en un contexto de deliberada arbitrariedad, superando la voluntad constitutiva de 1978. Aquella Constitución no fue creada por un proceso constituyente, puesto que nació de una transición política que posibilitó el paso de una dictadura a un régimen monárquico como eslabón previo al pacto plural y democrático, pero no hubo un ente constituyente como tal. Es necesario plantearse la reforma constitucional para instaurar un transcurso realmente constitutivo que impida las dinámicas de disgregación y caos incontrolado en el que se encuentra en este momento España. No sabemos qué va a pasar en Navarra y en el País Vasco con los recientes resultados electorales, ni tampoco conocemos la deriva final de Cataluña bajo el signo del independentismo. Hay que hacer algo para evitar la balcanización de España, y eso sólo se conseguirá poniendo las bases para, de forma pacífica y responsable, las fuerzas políticas y sociales sumen sus energías y voluntades para reinstaurar las bases del entendimiento y unos fundamentos jurídicos constitucionales realmente efectivos y eficaces para construir ese marco de convivencia que, de forma acelerada, se ha ido destruyendo. En este momento los instrumentos para la protección de los derechos y libertades públicas de los ciudadanos españoles están desgastados y en progresiva descomposición.

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