viernes 1 de junio de 2007
Gallardón vs. Esperanza
Crisis de vencedores
Agapito Maestre
El auténtico problema, en mi opinión, es saber si la concepción de la nación que defiende Rajoy es idéntica a la de Gallardón. Sospecho que los dos, por desgracia, defienden lo mismo en este asunto.
Las elecciones del 27-M han traído quiebras relevantes para los dos partidos nacionales. De momento, la del PP es la más preocupante, porque casi siempre son dramáticas las crisis entre vencedores. Sí, la crisis de los grandes triunfadores de Madrid está abierta. Unos la llaman crisis de sucesión y otros de liderazgo. Yo sería partidario de hablar de crisis nacional. Rajoy puede mirar para otro lado y decir que es una cuestión menor. Vale. Pero está ahí. Es su peor enemiga de aquí a las elecciones generales. Lo grave es que ni siquiera Rajoy puede resolverla en solitario. Esta quiebra debería ser tratada cuanto antes por los órganos de la dirección del PP.
Ahora es llevadera, pero mañana podría ser trágica. Lo peor que puede hacerse, a pesar del poco tiempo que queda hasta las elecciones, es dejarla correr para que se degrade en una falsa arena pública. Naturalmente, puede negarse el problema, o culpar a sus respectivos protagonistas del asunto, con tal de no hacerse cargo de la brecha ya existente. También puede decirse que es un falso problema creado por la prensa, que apuesta por uno u otro candidato, sin otro interés que el empresarial. Falso. Aparte de que los medios de comunicación tienen todo el derecho del mundo a mediar en el asunto, ¿o es que no estamos en una democracia de opinión?
Lo que emerge de la crisis a la opinión pública es que Ruiz Gallardón se postula como número dos en la lista electoral encabezada por Rajoy; pero el auténtico problema, en mi opinión, es saber si la concepción de la nación que defiende Rajoy es idéntica a la de Gallardón. Sospecho que los dos, por desgracia, defienden lo mismo en este asunto. En efecto, los dos juegan a gobernar con los "nacionalismos moderados". Hay otros, sin embargo, que apuestan definitivamente por un Estado-nación fuerte llamado España.
Es obvio que allí donde el PP ha apostado por la segunda opción, consúltense los resultados electorales, no sólo ha ganado sino que ha barrido. Por el contrario, allí donde ha abierto la opción de pactar con el falso "nacionalismo moderado" no sólo ha perdido sino que corre el peligro de un descenso brusco. Por lo tanto, mientras este asunto no esté resuelto, y bien resuelto, el juego de Ruiz Gallardón, o de cualquier otro candidato que se postule para ir en las listas de Madrid, me parece secundario. En otras palabras, el fondo de la crisis de los vencedores sólo tiene una salida o el PP traga con el "nacionalismo moderado" –apoyado en las cuentas de la lechera de los sondeos electorales– o apuesta por un discurso sólido de "reforma de la Constitución" para consolidar un Estado-nación fuerte.
jueves, mayo 31, 2007
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