miércoles, mayo 30, 2007

Demetrio Pelaez, El centro, la derecha y el abuelo de ZP

jueves 31 de mayo de 2007
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
jueves 31 de mayo de 2007
AILOLAILO
El centro, la derecha y el abuelo de ZP
Las declaraciones de Xosé Sánchez Bugallo en torno al resultado de las elecciones del 27-M -opina que la bofetada que iba dirigida a ZP se la llevó él en plena cara- siguen dando mucho de qué hablar y muchos opinan que con dicho discurso lo único que intenta es eludir responsabilidades, esconder la cabeza y culpar al boss de todos sus males, conducta, por otra parte, muy hispana.
Cada cual puede pensar lo que quiera, pero otros muchos opinamos que a Bugallo y a buena parte de los socialistas del ruedo local no les falta razón cuando dicen lo que dicen. La razón es muy simple: el repelús supino y el odio verdadero que infinidad de personas sienten hacia un presidente que, en su opinión, llegó de penalti y que, para colmo, oculta bajo su jeta de buen chico, de tipo educado, un talante revanchista que ha resucitado viejos odios y ha vuelto a dividir a la sociedad española en dos bloques, los buenos (como él y sus coleguis) y los malos (a los que, claro, es preciso educar para que vayan perdiendo el gusto por los golpes de estado y esas cosas).
Así es como piensa gran parte de la derecha -la que tira a radical y también, ojo, la que antes estaba centrada-, que ahora conforma un bloque compacto y muy motivado en pos de un solo objetivo: tumbar al leonés y darle bien en las narices, a él, a su abuelito, a toda su parentela y a todo bicho viviente que enarbole las siglas del PSOE.
De todas formas, lo raro es que esta reacción extrañe a alguien a estas alturas de la película, porque con el Aznar de la última época, el de los zapatos encima de la mesa y el ridículo acento de Oklahoma, pasó lo mismo y la izquierda, con su Almodovar, su pesadita Bardem y su pásalo, reaccionó de igual forma.
ZP, decididamente, no es Felipe González, que supo actuar con talante bastante centrista pese a que en él hubiese estado mucho más justificado el revanchismo, y Aznar tampoco era Adolfo Suárez, el gurú sensato que realmente supo unir, ilusionar y centrar. Por lo que se ve, las añadas políticas no mejoran, como el vino, con el tiempo, sino todo lo contrario. Y catar caldos picados no mola un carallium.

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