viernes 1 de junio de 2007
Reflexiones y sentido común
XABIER GURRUTXAGA
Tras las elecciones, los agentes que han participado en la contienda electoral pasan sus horas analizando los resultados obtenidos. Después llega la hora de la valoración, donde se nos dan las pistas de cómo se han leído e interiorizado los distintos mandatos o mensajes que los electores han enviado a cada formación. En esas reflexiones, a veces se contienen las pautas que piensan seguir en el futuro inmediato. Hay formaciones y responsables políticos que aprovechan el momento de la reflexión postelectoral para hacer un ejercicio de autocrítica o, en su caso, para hacer un intento de reconocimiento de la realidad que nos han mostrado los comicios.De las cosas que he podido leer estos días me han llamado la atención las reflexiones que en este mismo periódico realizaba Antonio Basagoiti, candidato del PP en Bilbao, cuando en un ejercicio de libertad de pensamiento se atrevía a afirmar que «hablando de la negociación con ETA nos va muy bien de Miranda para abajo, pero de Miranda para arriba, estando de acuerdo en lo que dice Rajoy, hay que hacer las cosas de manera más inteligente, sutil». O cuando reconoce que el factor político centrado en el proceso de negociación con ETA ha actuado como motor para la activación del voto socialista. Pero sobre todo cuando descubre parcialmente la realidad vasca y se da cuenta que «a una parte de la población no le ha parecido tan mal que Batasuna se presente a las elecciones». Probablemente a mucha más gente de lo que cree Basagoiti. Es una manera interesante de acercarse a la realidad, sobre la que tienen que actuar los políticos, bien para consolidarla o bien para cambiarla. Con toda seguridad, Batasuna estaría hoy muy debilitada si no se hubiera creado ex novo la vía excepcional de la ilegalización civil-administrativa, cuando todos sabemos que la vía normal para expulsar de la legalidad a una formación política por vinculación con el terrorismo es la vía penal. La auténtica derrota política de Batasuna se produjo en las elecciones autonómicas de 2001, cuando incapaz de rebelarse ante ETA por la ruptura de la tregua, los electores les castigaron con la pérdida de más de 80.000 votos, que a su vez significó la pérdida de la mitad de los escaños. También me han llamado la atención, por su sentido común y su realismo político, las manifestaciones de Iñaki Galdos, candidato de EA a diputado general de Guipúzcoa, cuado reflexiona sobre la pérdida de posiciones del nacionalismo institucional representado por el binomio PNV-EA, pero sobre todo me alegra que haya puesto encima de la mesa un problema estratégico de gran calado, cual es el de la política de alianzas, a fijar teniendo en cuenta los objetivos que se pretenden en Euskadi y en Navarra. Dice Galdos, con razón, que «el eje central -refiriéndose al tripartito más Aralar- es insuficiente y, si tenemos en cuenta la correlación de fuerzas en el País Vasco y Navarra, difícilmente podremos avanzar en un proceso de normalización y gobernabilidad si no es con el PSE». Puro sentido común, y si no que les pregunten a los respectivos homónimos de esas formaciones del eje central en Navarra, qué es lo que se debería hacer en la comunidad autónoma para ayudar a lo que ellos pretenden en la comunidad foral. Coherencia y sentido común.x.gurrutxaga@diario-elcorreo.com
jueves, mayo 31, 2007
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