miércoles, mayo 30, 2007

Dario Valcarcel, Gordon Brown y la Union

jueves 31 de mayo de 2007
Gordon Brown y la Unión

POR DARÍO VALCÁRCEL
UN grupo próximo a Jacques Delors -el 12 de junio habla en Madrid, Academia de Ciencias Morales- prepara un informe sobre los daños (incalculables) que el embarrancamiento del proyecto europeo originaría a escala mundial. Si Europa quedara a medio hacer, moriría quizás antes de 2030. Entender lo que está en juego, trabajar con la tenacidad de los años 1950, 1980... Poner el tejado a la estructura, hoy al descubierto.
El proyecto Merkel-Nicolas Sarkozy avanza. La canciller y el presidente tratan de formar un frente para negociar con Reino Unido: antes de un mes. Los británicos saben que serán barridos del mapa, ellos también, si no fragua la Unión. Los británicos admiran a Europa. Buscan un sistema particular de integración en el conjunto: gran autonomía pero leales al proyecto. La Unión es el solo sistema que permitirá a los europeos ser amigos de Estados Unidos sin que éste confunda amistad y servicio doméstico. Los británicos quieren conservar a su reina, y esta no es cuestión menor, sino elemento definitorio. Quieren (y necesitan) lanzar, con alemanes y franceses, también con italianos y españoles, la política de defensa nacida en 1998, en Saint-Mâlo. Les importa cumplir el informe Stern sobre el calentamiento planetario.
Hay que llegar a un acuerdo, ya, sobre el nuevo tratado. La línea roja que Sarkozy y Merkel explicarán a Gordon Brown incluye tres bases institucionales: reconocimiento de la personalidad jurídica de la Unión; elección de un presidente del Consejo y un responsable de asuntos exteriores, nombrados para cinco años (dos y medio, reelegibles) para acabar con las frustrantes presidencias semestrales; y acuerdo de doble mayoría para facilitar la toma de decisiones (número de estados y número de habitantes representados). Merkel y Sarkozy quieren ampliar a 50 capítulos más las materias decididas por mayoría cualificada: Brown propone menos de 10. Pero sabe que no se puede gobernar una institución de 27 votantes por medio de la unanimidad. Antes de que la Unión se anule a sí misma, una refundación se abriría paso, sin los británicos. Y bien sabe Brown los esfuerzos europeos por mantener a la gran nación insular en el núcleo duro.
Un español de calidad intelectual poco común, el aragonés Camilo Villarino, diplomático, 43 años, pone sobre la mesa algunos argumentos empíricos, procesados después de cada batalla dialéctica. Europa no se construirá sin el patriotismo de los europeos; no sólo de alemanes, franceses o británicos, también españoles, italianos o griegos; de los fundadores del Benelux y de los portugueses, irlandeses, austríacos; sobre todo, del patriotismo nórdico. La Europa Occidental -añadimos aquí- habrá de llegar primero a un acuerdo. Para negociar después con los Doce, llegados a la UE en éste siglo. Si el acuerdo existe entre los Quince, la negociación con los diez rescatados de la dictadura soviética (además de los malteses y chipriotas) se hará con mejores garantías. Villarino sostiene que la UE no avanzará sin cuatro elementos: mercado interior, de progresiva cohesión económica y social; nuevos pasos hacia la integración económica, no sólo monetaria; creación del Espacio Europeo de Libertad y Justicia; y desarrollo de política exterior común, política de defensa incluida. Europa se basa en la paz y en el Derecho. Pero sin comercio potente, integración económica, espacio jurídico y política exterior, Europa no será escuchada: ni siquiera oída, cree Villarino.
El Parlamento Europeo acaba de ganar una batalla de siete años a Vodafone y France Télécom, obligando a estas compañías a bajar las tarifas de telefonía móvil, las roaming fees (llamadas desde otro país), en una proporción de 5 a 1. Telefónica tuvo en su día la inteligencia de aplicar tarifas más equitativas. Los abogados y lobistas de las dos compañías, británica y francesa, han preferido enarbolar bandera blanca antes de ser laminados por el Parlamento y la Comisión. Europa demuestra ser un entramado de defensa de los ciudadanos, no una pesada burocracia

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