miércoles, mayo 30, 2007

Juan Orellana, Lluvia de documentales

jueves 31 de mayo de 2007
SOBRE BAILARINES, PSIQUIATRAS, OBREROS Y TRAPECISTAS
Lluvia de documentales
Por Juan Orellana
Estamos ante un auténtico boom del documental comercial, es decir, exhibido en salas de cine como si se tratase de una cinta de ficción cualquiera. El público ha descubierto una forma de ocio, una manera distinta de ir al cine, a menudo más exigente y más inteligente. Y es que el documental al uso, el llamado documental de creación, tiene poco que ver con la fórmula televisiva imperante hasta hace diez años.
Los directores de documentales han encontrado una fórmula que aúna arte e información y han aproximado el oficio de documentalista al de creador del séptimo arte. El resultado es que hay ya mucha gente dispuesta a destinar sus seis euros del cine a ver en la gran pantalla un documental, algo impensable hace una década. Pensemos en títulos como En construcción, Ser y tener, Enron, Balseros...
Hace un par de semanas se estrenó el excelente documental alemán Esto es ritmo, de Grube y Sánchez Lansch, que nos ponía frente a una experiencia educativa memorable, la que llevó a cabo la Orquesta Filarmónica de Berlín al seleccionar a 250 estudiantes berlineses de barrio para afrontar una adaptación coreográfica de La consagración de la primavera de Igor Stravinsky. Esto es ritmo se centra en tres de los chavales y su proceso de aprendizaje: el tímido Martin, la dubitativa María, y el buscador Olayinka. En el documental se ve cómo el coreógrafo es un educador exigente, que parece pedir más de lo que los jóvenes son capaces de dar, pero que al final consigue que saquen a la luz lo mejor de sí mismos. El resultado es una película deliciosa, casi poética, fluida, inconformista, de gran valor musical y, sobre todo, pedagógico.
La semana pasada se estrenó Elisabeth Kübler-Ross: Acompañar a morir, un documental suizo dirigido por Stefan Haupt y que resume la vida y el pensamiento de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, fallecida en Arizona en 2004 y que fue una de las mayores expertas mundiales en la atención a los moribundos y pionera de la medicina paliativa. La cinta combina imágenes de época, entrevistas a conocidos de la psiquiatra y conferencias y declaraciones de ella misma, incluso poco antes de morir. Aunque algunas de las posiciones de la doctora son discutibles o antropológicamente débiles, el conjunto resulta valioso por la dignidad que confiere a la vida humana y al enfermo y por su superación de los atajos eutanásicos.
Esa misma semana se estrenó En el hoyo, un documental mexicano de Juan Carlos Rulfo, hijo del famoso literato. Cuenta la historia de varios de los obreros que participan en la construcción de un puente gigante en la ciudad de México. En realidad, esto es la anécdota que utiliza para acercarnos a la vida cotidiana del obrero de esa gran urbe, a sus sueños y a su conciencia de dignidad. Un testimonio social interesante, pero con defectos de ritmo y un cierto aire caótico.
Y esta semana se estrena La muñeca del espacio, un documental sobre Carmen Sánchez, una mujer de 84 años que fue una gran artista de circo y que recorrió Europa subida en un trapecio hasta que un accidente hace 46 años le hizo perder la vista y cambió su vida. Vive sola y hace ejercicios físicos impropios de alguien de su edad. Fue conocida como "La muñeca del espacio", una gran trapecista. Con sólo 17 años abandonó Sitges, su pueblo natal, y se casó con un payaso de la troupe de los Rudi Llata. A pesar de lo surrealista y chocante de muchas situaciones, el documental no deja de ser un canto a la vida y a la positividad de la existencia.

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