30-V-2007
La integridad del Defensor del Pueblo
EDITORIAL
Poco cabe añadir sobre la manifiesta inconstitucionalidad del "estatuto" catalán, después de que uno de sus mas destacados promotores, Pascual Maragall, haya terminado por confesar que fue "un error" impulsarlo "sin modificar previamente la Constitución"
Lejos de amedrentarse por el linchamiento político al que le han sometido los nacionalistas y hasta sus propios compañeros del partido, el Defensor del Pueblo, el socialista Enrique Múgica, ha vuelto a insistir en su informe anual en que el término "nación" para referirse a Cataluña no es sólo una "inconstitucionalidad manifiesta" que afecta al preámbulo del Estatuto catalán, sino que invalida "gran parte de la de la normativa", al tiempo que "preludia la desvertebración del Estado", tal y como fue concebido en la transición a nuestra democracia.
Poco hay que añadir a lo mucho ya que ha hemos manifestado durante estos años contra la inconstitucionalidad de todo ese engendro soberanista; más aún después de que uno de sus mas destacados promotores, Pascual Maragall, haya terminado por confesar que fue "un error" impulsarlo "sin modificar previamente la Constitución".
Lo importante ahora es destacar y elogiar la valentía y el sentido del deber que ha demostrado nuevamente Enrique Múgica como Defensor del Pueblo. Una probidad que es exigible a todos los poderes del Estado –especialmente a los magistrados del Tribunal Constitucional– ante un artero y deliberado intento de burlar la Constitución del 78 por parte de quienes confiesan que su pretensión es verla alterada.
martes, mayo 29, 2007
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