jueves 31 de mayo de 2007
XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Paco Vázquez, a pesar de don Emilio
Se le fue la lengua, al premier galaico, cuando rechazó con sarcasmo la sugerencia que Francisco Vázquez ha hecho desde Roma para que los socialistas coruñeses estudien la posibilidad de alcanzar acuerdos con el PPdeG local, antes de tener que agachar la cerviz ante el Benegá: su más viejo e irreconciliable enemigo interior: "Por decir cosas como ésa, está de embajador donde está: en el Vaticano", fueron, más o menos, las palabras de Emilio Pérez Touriño.
El presidente del Gabinete autonómico, de entrada, ha cometido la torpeza de insinuar que Vázquez, al ser designado como embajador ante una de las representaciones diplomáticas más importantes del planeta, ha sido objeto de un castigo ejemplar. O sea, que Roma es una galera, el destino de los forzados del moderno Dragut que ordena y manda sobre las inquietas aguas del laberinto español. Vaya, que si eso es un castigo, ¡vivan las cadenas!, habrá pensado el embajador.
Don Paco y don Emilio, como sospechábamos, se llevan francamente mal, fatal.
Pero eso no debería impedir que el honorable presidente de la Xunta de Galicia admita que, a la hora de las alianzas, la ciudad de A Coruña es un caso aparte y por eso mismo exige un guión particular. Si lo sabrá Javier Losada, alcalde en funciones y portador del relevo del vazquismo en la ciudad: tanto a él como a Clemente López Orozco, en Lugo, el cuerpo les pide gobernar en solitario, en minoría... y no se les va el alma al regazo del diablo cuando en petit comité reconocen que, puestos a elegir, antes de sellar un acuerdo con los nacionalistas preferirían contar con apoyos puntuales del PPdeG y salir adelante, día a día, en la durísima legislatura que se avecina.
Quienes conocen al ex ministro de Transportes y todavía presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo, Abel Caballero, se preguntan qué haría el inminente alcalde de la ciudad del olivo si hubiese arañado en las urnas del 27-M dos votos más que Corina Porro, la dama del PPdeG en la gran urbe del Sur. Nadie lo duda: la respuesta, si don Abel se viese en esa tesitura, se situaría en la misma escala de la partitura política y sentimental que Orozco y Losada interpretan en sus respectivas ciudades. Caballero está hecho de una madera muy parecida a la de Ventura Pérez Mariño, el hombre que más dolor de muelas le causó jamás al nacionalismo galaico en Vigo. La diferencia entre ambos estriba en la ambición política y personal de don Abel, de la que Mariño carecía. Así que, tranquilo, sanedrín del Benegá: Caballero se dejaría extirpar un riñón si con ello garantizase su reinado local.
PROGRAMA DE MÍNIMOS
A la busca de la dorada piedra filosofal
Ricardo Varela -secretario de Organización del PSdeG-PSOE- y su homólogo en el BNG, Francisco Jorquera, inician hoy la partida en Compostela. Objetivo, la búsqueda de la piedra filosofal: un programa de mínimos que sirva como elemento de cohesión de ambas organizaciones a escala autonómica y evite rupturas como la que protagonizó la ciudad del olivo en 2003. No lo tienen fácil en algunas localidades menores, como Porto do Son, Vimianzo, Corcubión en la provincia de A Coruña; Foz en Lugo; O Carballiño en Ourense o Poio en Pontevedra... entre otras, donde odios de intensidad africana entre vecinos cruzan la calle en pleno día. Peor lo tienen en A Coruña y Lugo, donde la consolidación de gobiernos del PSdeG en minoría, apoyados en la lista más votada el 27-M, pondría en entredicho la política general de alianzas impulsada por socialistas y nacionalistas para desbancar al PPdeG .
miércoles, mayo 30, 2007
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