viernes 1 de junio de 2007
El reto socialista en Navarra Germán Yanke
Navarra no es una cuestión baladí. Lo que está en juego allí no es, como ahora dicen los que han perdido las elecciones (porque las ha ganado UPN, aunque a algunos sorprenda), la existencia de una tendencia electoral que pide el “cambio” en el Gobierno. Lo que ha pasado es que, tras muchos años en el poder, UPN, que ha mejorado su total de votos, no ha conseguido esta vez la mayoría absoluta que tenía en coalición con CDN. Es decir, que tampoco UPN “ha perdido la mayoría absoluta”, como se repite.
Si se quiere confundir lo que ha pasado realmente, qué decir con lo que está por venir. Lo del deseo de cambio del electorado es bastante parcial. El nacionalismo se ha reunificado en una candidatura y ha mejorado su posición, que no debe medirse con una de las candidaturas anteriores de ese color sino con todas las que ya estaban representadas en el Parlamento. Una cosa es el éxito electoral y otra que se desborde la fantasía. Y lo que ha pasado también es que los socialistas navarros han fracasado. Así que, ahora, resulta muy particular que ese hipotético deseo de cambio se quiera traducir en que gobierne quien ha perdido las elecciones y presida el Ejecutivo quien las ha perdido doblemente.
Pero decía que Navarra no es una cuestión menor porque no se trata de formar un Gobierno con coaliciones llamativas y alternativas, sino de un banco de prueba de las políticas de los grandes partidos. La responsabilidad del PSOE no es conseguir una mayor cuota de poder allí, sino explicar a los ciudadanos qué pinta la izquierda española coaligada con el magma del nacionalismo vasco que no gusta del estatus constitucional actual de la Comunidad Foral. Explicarlo, insisto, más allá del tópico de la voluntad de los navarros, etc.
Si a esto se añade que los nacionalistas quieren un pacto que afecte también al Ayuntamiento de Pamplona, el asunto se complica (o se clarifica, si se quiere) aún más. En Pamplona ha cambiado tanto el electorado, puestos ya a bromear, que UPN ha obtenido el mismo número de concejalías que antes del 27 de mayo. Este pacto no puede conseguirse sin el apoyo de ANV, y ya aparecen quienes quieren desligar el voto libre de ANV —que dice apoyará la candidatura alternativa a la derecha— del acuerdo de Nafarro Bai con el PSOE. “Ellos pueden votar a quien quieran, nosotros no se lo pedimos ni le damos nada a cambio…”, se oye decir en algún sector atrabiliario del socialismo navarro. No, la cuestión para los socialistas es si, en estas circunstancias, hay candidatura alternativa. Porque si la hay, sabiendo los apoyos que recibirá, la situación sería similar a la del apoyo de Batasuna al Plan Ibarretxe: una vergüenza democrática.
Espero, y deseo, que el PSOE no se pliegue a ello, que de ninguna manera quiera conseguir el poder en Navarra con estos apoyos. Pienso que, para el socialismo en primer lugar, es mejor esperar con coherencia que correr con vergüenza.
jueves, mayo 31, 2007
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