lunes, marzo 05, 2007

Juan Velarde Fuertes, El Monstruo Behemoth, vuelve

lunes 5 de marzo de 2007
El Monstruo Behemoth vuelve
Por Juan Velarde Fuertes
Hobbes, tomándolos de la Biblia y de la tradición babilónica, aportó para siempre dos monstruos al análisis político. Uno, Leviatán, es el más conocido normalmente. El otro, Behemoth, no lo es tanto. Este monstruo estaba caracterizado porque cada parte de su organismo intentaba progresar devorando a otra u otras. La inspiración le venía a Hobbes del caos británico en la etapa de las guerras puritanas, cuando los comerciantes de Londres peleaban por sus intereses frente a los campesinos, o los importadores de productos holandeses contra la nobleza, o los calvinistas contra los papistas, y los escoceses contra los ingleses, y el Parlamento contra la Corona, las Universidades contra los clérigos, y así sucesivamente. Se creaba de este modo una realidad parecida a la que personifica un diosecillo del sincretismo religioso brasileño: el Sasi Parere, que se devora a sí mismo, o a lo que Cervantes pinta en la pelea nocturna de la Venta.
Poco a poco en España, como consecuencia del desarrollo, cada vez con mayor amplitud, del capítulo III, Título VIII de la Constitución de 27 de diciembre de 1978, ha surgido este Behemoth, en principio a través de la búsqueda de la ampliación de competencias, y también de fondos, de las Comunidades Autónomas respecto a la Administración estatal, y pronto, a costa de los ámbitos de otras Comunidades Autónomas. A veces en esto se llega a ridículas reivindicaciones territoriales, y todo con el resultado de la fragmentación forzosa de la política económica.
A su amparo, surgen otras subdivisiones, que van desde las corporativas a las de las pymes, y no digamos la que comienza a surgir en el ámbito académico, en las cuencas fluviales, y, asimismo, lo que propicia la aparición de Comunidades como la islámica, con sus reivindicaciones, a más de las que buscan diferencias idiomáticas y, por supuesto, el fortalecimiento, en esas aguas revueltas, de variados grupos de presión. Como consecuencia, al hilo de un intervencionismo creciente derivado de esta política autonómica, surgen mil elementos adicionales perturbadores del desarrollo económico, que provocan a su vez, divisiones y subdivisiones del mercado. Tres grandes líneas, encabezadas por brillantes economistas las tres, señalan cómo de todas estas fracturas del ámbito económico nacional, se derivan frenos notables al progreso material. Son la que viene de Adam Smith y las condiciones que exige la división del trabajo y llega a Allyn A. Young y los rendimientos en la industria; la que de Wicksell desciende hasta Myrdal, y el concepto de la causación acumulativa negativa, que explica una especie de hundimiento implacable en lo económico; finalmente, la que sobre las economías de escala va desde Marx a Coase y Stigler.
No se olvide tampoco, en este daño colectivo, la perturbación colateral de endeudamiento de las comunidades autónomas y, para encubrirlo de momento, la proliferación en ese ámbito de empresas públicas. Behemoth es por esencia, insaciable. Tengámoslo en cuenta.

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