miércoles, marzo 28, 2007

Xavier Navaza, Soberanismo de capa caida

miercoles 28 de marzo de 2007
POR XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Soberanismo de capa caída
Ayer hubo milagro en el Congreso de los Diputados y, por una vez en la vida, mientras sobre el laberinto español se reparten tortas entre sí, socialistas y populares sumaron sus votos para rechazar una inciativa de la Esquerra Republicana de Catalunya. La propuesta presentada por la organización que lidera el vicepresidente charnego de la Generalitat, Josep Lluís Carod Rovira, aspiraba a que la Cámara Baja apoyase la transferencia a las comunidades autónomas de la facultad constitucional de convocar referendos, hoy en las manos exclusivas del Gobierno central. La iniciativa, apoyada por los catalanistas y por los nacionalistas gallegos, entre otros, cayó laminada bajo el inmenso poder que PSOE y PP aglutinan en el Congreso, cuyos dirigentes pudieron mirarse a los ojos sin la ira que desde hace tiempo atenaza al ruedo ibérico.
Ha sido una lección de realismo que ha puesto en su sitio a los fantasmas del irredentismo, cuando aún se oían las chanzas que provocó la oferta que ERC le lanzó el pasado domingo a los convergentes que lidera Artur Mas.
Ya saben de qué va: que si CiU le echaba arrestos al asunto y se avenía a exigir, con los independentistas catalanes en mancomún, la convocatoria de un referendo que vindicase la autodeterminación, la Esquerra, sin pensárselo dos veces, rompía con el también charnego José Montilla y mandaba saltar por los aires el Gobierno tripartito. Mas y los suyos se lo tomaron literalmente de cachondeo y la cosa se quedó ahí: un amago con forma de vodevil que, al menos, ha servido para que el diputado Francisco Rodríguez -secretario general de la UPG- recobrase por un momento el viejo sueño de la soberanía de Galicia.
Fue Rodríguez, hace años, junto al hoy alcalde de Allariz, Francisco García, cuando éste ejercía como secretario de Organización del BNG, el primero en decir públicamente que la autodeterminación de Galicia "no figura entre los objetivos inmediatos del Bloque Nacionalista Galego". Por aquellos días nacía la trilateral Declaración de Barcelona, impulsada por Xosé Manuel Beiras, y la principal preocupación de la U era no aparecer como demasiado radical ante la derecha nacionalista de Euskadi y Catalunya. Jordi Pujol, a la sazón presidente de la Generalitat, había transmitido sus recelos hacia una alianza (Galeusca) con una formación que, como el asambleario Benegá, estaba estratégicamente dirigida por un partido de corte marxista leninista.
"No renunciamos a nuestros objetivos", dijo García, "pero la autodeterminación es un proceso que se construye poco a poco. No queremos sumirnos en una especie de ideologismo, aspiramos a que el ciudadano gallego perciba que el nacionalismo es útil para resolver sus problemas". Es decir, que nada de aventuras y hablemos de la realidad, con los pies en la tierra. Ha pasado una década de moderado tabú sobre ciertas palabras y a nadie debería extrañarle que a don Paco le pidiese el cuerpo echar una canita al aire, apoyando las tesis soberanistas de los lanzarotes de Carod Rovira.
EL AMIGO "ESPAÑOLISTA"
El hacha de la autodeterminación
Con los años, la UPG se ha convertido en el verdadero garante de la moderación del nacionalismo en Galicia: un proceso que culminó, tras las elecciones locales de 1999, en un pacto con el PSdeG-PSOE en una treintena de municipios. Aquellos pactos se repetirían en las elecciones municipales de 2003 y aunque fracasaron de modo ruidoso en la ciudad de Vigo, marcaron el camino hacia una alianza entre socialistas y nacionalista a escala autonómica. Ése es el contexto en que ha decidido moverse la U y que, en la medida en que asume el pacto con aquellos a quienes antes rechazó por su "españolismo", desaconseja desenterrar el hacha de la autodeterminación .

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