miércoles, marzo 28, 2007

Quintano, Sexando al franquismo aniquilable

miercoles 20 de marzo de 2007
Sexando al franquismo aniquilable

POR IGNACIO RUIZ QUINTANO
LO dice un garañón del séptimo arte: «Dejar el sexo en manos de las feministas es como dejar a tu perro de vacaciones con el taxidermista.» Y algo parecido es dejar la política en manos de los progres, cuyas urgencias ha desvelado Juaristi al hilo de la última charlotada del hijo de Ascencio y Dolores en la Audiencia Nacional:
-Lo que urge es convertir a los humillados y ofendidos en franquismo aniquilable.
Para no resultar franquista, el presidente Rodríguez se declara feminista y blande una ley de bolsillo en virtud de la cual, con sólo una firma en el Registro, uno pasa de ser caballero legionario a chica de la Cruz Roja. El procedimiento, sin embargo, no puede ser más franquista. En uno de sus mandos del Tercio, Franco tenía cantinera, pero una orden de Madrid prohibió llevar mujeres en las marchas de tropa. Franco decidió comunicar al Mando: «Sienta plaza en esta Bandera el legionario Pedro Pérez.» Al cabo de un año, Petrita Pérez fue de vacaciones a su pueblo y regresó con su novio y un anuncio de boda. Franco anotó en el parte diario: «Se da de baja el legionario Pedro Pérez, muerto en acción de guerra.»
Aunque Bermejo se ponga como un fox-terrier de pelo duro, el éxito del franquismo fue que no tuvo oposición. De hecho, sólo quienes se deleitaron con las secreciones azucaradas del franquismo han podido seguir deleitándose con las secreciones azucaradas de la democracia. En la democracia tapan la mala conciencia maldiciendo del franquismo, pero igual que en el franquismo la taparon maldiciendo de la democracia. Y es precisamente la nostalgia de aquel éxito franquista la que ahora mueve a los progresistas a eliminar cualquier oposición al progresismo. Es, en fin, lo que esa apoteosis de nuestra calabaza cultural, Almodóvar, denominó, pensando en el chavismo, «nueva experiencia democrática». En un país que anoche estrenó su propio «Aló, Presidente», lo normal es coger a la oposición y soplarle en la culera para sexarla. ¿Que rabia? Se le pone la anilla de «franquista» y se la arroja a los cerdos del chino Wu, porque España podría verse como una especie de Deadwood con todos los muñecos bailando al son de Al Swearengen, el inglés, y sus correveidiles y demandaderos. España es el único país occidental en el que constituyen escándalo las manifestaciones contra el gobierno. En este ambiente «prebélico», los medios de progreso refuerzan su autoestima llamando «franquista» a la oposición, y los políticos de la oposición creen reforzar la suya castigando a los medios de progreso sin entrevistas.
En palabras de Gómez Dávila:
-Los factores preponderantes del desorden social actual son la «inquietud intelectual del tonto» y el «deseo de superación» del cuco.
La entrevista es la expresión de la necesidad al servicio de la necedad, dijo Ruano, entrevistador. Entrevistado, D´Ors dijo que la entrevista es un artículo que escribe uno y cobra otro. ¿A quién perjudica, pues, este boicot a un género periodístico tan precario? Los medios españoles, decía Camba, viven de la política como la mayoría de los ciudadanos; en cuanto dos españoles se reúnen, ya están hablando de política: «Todos los españoles son políticos, y ésta es, probablemente, la causa de que España esté tan mal gobernada.»
No han faltado politiquillos de la oposición que han aprovechado la ocasión para romper la disciplina de grupo y procurarse los quince minutos de gloria que a cada quisque prometió Andy Warhol. (En el socialismo gonzalón había un diputado leonés cuyo currículo oficial sólo registraba un dato: «Participó en un programa de «La Clave».) Ahora, ¿por qué Calderón («me llamo Calderón y doy suerte»), presidente del Madrid, no da entrevistas a muchos medios y el periodismo de progreso reconoce en él a un senador de Massachussets? Porque lee el «As» y lucha contra la oligarquía financiera. ¿Por qué Rajoy, jefe de la Oposición, hace lo propio y ese mismo periodismo reconoce en él a un falangista de Quintanilla de Onésimo, sin que le sirva de atenuante mandar al pobre Uriarte a comprarles -para retirarlas- todas las águilas (de San Juan) a los manteros? Porque lee el «Marca» y tararea el Himno Nacional.

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