jueves 29 de marzo de 2007
POR XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Siempre nos quedará La Habana
Sin Fidel Castro en plenas facultades físicas, el viaje que Emilio Pérez Touriño realizará este año a La Habana jamás será lo mismo. De entrada, el comandante no estará esperando al premier galaico al pie de la escalerilla del avión. Sí, estará Ramón, el hermano menor de la saga de Láncara, pero no hay color. El día 25 de septiembre de 1991, en el aeropuerto José Martí y a las dos de la madrugada, el veterano león de Vilalba recibió el primer abrazo. El líder de la revolución cubana llevaba allí siete horas, a la espera, visiblemente irritado porque llegó a creer que el presidente de la Xunta de Galicia había sido objeto de un boicot y el viaje había sido cancelado en el último momento.
"Comandante, le traigo un saludo de Felipe González", fueron las primeras palabras de Fraga. "Señor presidente", contestó Castro, "quiero que usted se encuentre aquí como en su tierra gallega; le acompaño a su residencia". Bebieron ron y charlaron durante dos horas e incluso hubo algún momento para la posteridad en aquella madrugada:
-Dígame, señor Fraga, ¿cuántos años cree usted que puede durar al frente de su Gobierno, en Galicia?
El de Compostela miró a Fidel con aire divertido:
-Pues mire usted, señor Castro, sé que usted no puede estar de acuerdo con lo que le voy a decir, pero yo tengo la idea de que no es bueno durar mucho tiempo en el poder. Yo mismo he dejado mi partido en manos de otro más joven, el señor Aznar. En todo caso, más de ocho años no es aconsejable para nadie.
Luego, ya se sabe, pasó lo que pasó y tanto uno como otro aún tenían por delante década y media cómodamente establecidos en los machitos del poder. Eran tal para cual: ambos excesivos, capaces de llamar la atención planetaria en un tiempo en que arreciaban los sinsabores del bloqueo internacional que USA impuso a la isla hace 45 años. Cuba, tras la caída del muro de Berlín y el derrumbe de los regímenes comunistas, se hallaba cada vez más aislada y la visita del presidente gallego, aunque modesta desde el punto de vista de la diplomacia, supuso para Fidel Castro un respiro: una bocanada de reparadoras nostalgias.
Lo de don Emilio en la isla no será lo mismo, ni por asomo. Sin embargo, el actual presidente gallego llega en un momento muy interesante y preñado de expectativas. Anteayer, Pedro Álvarez, presidente de la empresa estatal de importaciones de Cuba, Alimport, reveló que el Gobierno de La Habana acaba de firmar un importante acuerdo comercial con empresas del Estado norteamericano de Nebraska. De seguir así, según Álvarez, estaríamos ante las puertas de un posible término del bloqueo y, por tanto, del nacimiento de expectativas que sólo pueden traer consigo beneficios para todos. El viaje de Touriño se justifica por la celebración del primer centenario del Himno de Galicia, estrenado en el Centro Gallego de La Habana en 1907. Pero más allá de la morriña, hoy, por primera vez, hay un verdadero filón de negocios empresariales a la vista.
EL DOMINÓ
Nueve meses para preparar la agenda
El viaje de Manuel Fraga forma parte de la crónica sentimental. El de Emilio Pérez Touriño debe ser el comienzo de una nueva era, donde lo económico prime sobre todo lo demás. Y don Emilio tiene nueve meses por delante para preparar una agenda pragmática y esencial que muchas personalidades del universo empresarial gallego están dispuestas a compartir y a realizar. Cuba vive un momento distinto y esperanzador que hoy ya no se puede despachar con una partida de dominó .
jueves, marzo 29, 2007
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