viernes, marzo 30, 2007

Blanca Sanchez de Haro, Neocons

viernes 30 de marzo de 2007
Neocons
Blanca Sánchez de Haro
L EO mi nombre escrito en mayúsculas por el respetabilísimo pulso de los que yo considero ya, mis compañeros. Y la ilusión y el empuje que eso me supone, también me turba un poco. Hoy me enfrento a mi segundo artículo en “Firmas invitadas” con más temor que vergüenza, y con tono quizá algo ácido, porque aunque no soy propensa al enfado, si que hay cosas que me enfadan. Así pues...hablaré, Félix, hablaré para que me conozcas. … Antes de comenzar este artículo quiero dejar constancia de que mis opiniones, no van en absoluto referidas a quien quiera usar de este término, como definición de su ideología política, siempre dentro de las virtudes de la Democracia y en buena lid de la defensa de sus ideas (esté yo - y hasta el vecino de enfrente - de acuerdo con ellas o no) Los ratones, ratoncillos (sagutxoa, como dicen los vascos), nunca me dieron temor. Muchos he encontrado en mi jardín o en mi huertito cuando estoy cuidando mis rosas o mis lechugas. Lo más que hago, si atino, es subirlos en la azadita de jardinería y lanzarlos al jardín o la huerta del vecino. Sé que no es cívico en absoluto, pero me da verdadera pena matarlos. Últimamente, sin embargo, empiezan a inquietarme algo. No tengo claro si los ratones pequeños se acaban convirtiendo en ratas de aspecto repugnante e intenciones peligrosas. O las ratas nacen por su propia cuenta dentro de un entramado genético diferente. Y me preocupa, porque en este inmenso sub mundo ínter nauta donde todos podemos, con más o menos habilidad sumergirnos, empiezo a ver extenderse cada vez con mayor rapidez y subversividad a pequeños ratoncillos, que no se si serán como los perros de compañía que no crecen nunca, o pequeñas ratas que aun no se han destetado ni empezado a medrar. Defienden el término NEOCONS como representativo de su ideología moral, social y política, al hilo de los blogs de ciertas representaciones de grupos, más que sospechosos, de jóvenes norteamericanos. Han sido tardes enteras buscándoles y leyéndolos. Tardes enteras y aún, no salgo de mi sorpresa. Una de esas tardes, debía yo estar mejor dormida de siesta, quise retomar una antigua lectura que me recordaban y mencionaban en otras páginas, donde la oficialidad de dicho término tiene cariz bien distinto: Un ensayo titulado “El Fin de la Historia” de Francís Fukuyama, escrito en el 89. Y los posteriores análisis sobre libros, comentarios y críticas. Volvía a parte de aquellos escritos de forma ligera (releerlo todo me pareció un esfuerzo infrahumano). Me centré más en las explicaciones, correcciones y aclaraciones que el propio autor continuó dando durante casi 15 años a sus teorías. En algún momento incluso llegó a decir; cual niño en rabieta que no quiere ir a escuela: “Yo, me desapunto”. Dicha rabieta del Sr. Fukuyama se produce cuando otro señor; Leon Strauss, utiliza sus teorías, - bajo el apoyo incondicional del Sr. Ronald Reagan y su homóloga Margaret Tacher - para definir el término NEOCONS. Apoyo que luego ha continuado modelando y remodelando el también Sr. Bush. Strauss, profesor de la universidad de Chicago, apostilla su definición al término con frases tan iluminadas como esta. Necons: Neoconservador. “Ser neoconservador es ser liberal y demócrata” (Bien, ¿no?) “Los gobiernos tienen que darse cuenta de que no existe moralidad, sólo un derecho natural, un derecho que les permite mandar sobre el resto” ( N/C) Yo sólo quiero, modestamente, aferrarme a mi objetiva subjetividad para comentar parte del ensayo “El fin de la Historia”. Al terminar la guerra fría, y tras el fracaso del régimen comunista en la Unión Soviética, Fukuyama aventura que los únicos sistemas políticos que pueden tener eficacia a partir de ese momento, son las democracias liberales, porque son ellas las que pueden tomar las riendas y aprovechar el desarrollo industrial y económico de Estados Unidos, Europa Occidental y Japón. De esta forma, opina, se crearían sólo sistemas representativos parejos con la base de una democracia estable. Defendía también en su trabajo la globalización, las reformas neoliberales en lo económico y en lo político, la libre economía privada. Aconsejaba evitar los gobiernos autoritarios y represivos. Recurría a la ciencia y al humanismo como edificadores de un futuro mejor, y a la educación social como sustituto de los dogmas morales o éticos. (Francís Fukuyama era, creo saber que sigue siendo, Comunitarista (?). Yo debo haberme perdido en el camino que unió unas teorías y otras y que acabó posicionando la definición de neoconservador en lo alto de la lista de los 40 principales en Europa y España, desde hace un par de años. Quizá mis relecturas sobre el tema, no han sido suficientemente meditadas. De todas formas ni yo soy una analista de historia política, ni ése es el caso. Insisto; Evidentemente es respetable que ideólogos o comprometidos con la realidad política y social deseen utilizar el vocablo “neocons” como una nueva forma de representar una corriente liberal, demócrata, católica, basada en sus valores. Eso es cosa bien distinta a lo que estoy tratando de decir. Mi preocupación es, como decía, que en la vorágine de la red, se extiende una pléyade de sagutxoas o de pequeñas crías de ratas, que se aferran al oportunismo de la definición, para decir exabruptos y estupideces. Para instar a una nueva joven derecha radical y violenta con la que ya nadie quería volver a contar. Que ni siquiera en los momentos de la transición, junto con las juventudes radicales izquierdistas, aportaron nada que fuera bueno para nadie. Sean peligrosos o no, el discurso de esta especie de logia es, a mi modo de ver, de tal disparate y ofensa que voy a permitirme el lujazo de no citar ninguna de las fuentes donde aprendí sobre ellos. No voy yo a dar pábulo abiertamente a lo que a mi juicio, repito, es una auténtica verborrea de ignorantes. Y como me niego a citar fuente alguna, no puedo transcribir aquí ninguno de los argumentos y definiciones que los abanderan. Creedme, algunos de ellos sacados casi literalmente de los discursos de Hitler en los años 30. Ni voy a hacer alusión alguna a quien manipula el término para luchas personales y políticas. Eso es que, sencillamente, no me interesa. Pero con esta cabezonería mía de no darles referencia alguna de lo que cuentan, este articulo queda totalmente mutilado. Y algo de ambición de contar se me queda en el tintero del alma, volviéndomela más negra que una pena mora. Por eso no me resisto a recomendarles que escriban el término en la barra de su buscador y que buceen. - quien no lo haya hecho ya-.. Empiecen por las juventudes neocons estadounidenses, y a ver hasta donde son capaces de llegar.

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