jueves, marzo 29, 2007

Delia Padron, Srebrenica, ¿Un genocidio sin genocidas?

jueves 29 de marzo de 2007
Srebrenica: ¿un genocidio sin genocidas?

POR DELIA PADRÓN
«SREBRENICA es también el nombre de un síndrome postraumático, experimentado por las mujeres, niños y ancianos que no murieron y que, desde julio de 1995 (...) no tienen noticia de sus maridos, hijos, padres, hermanos, tíos o abuelos. Millares de vidas (...) continúan mutiladas, privadas del afecto y el amor de sus seres queridos, los cuales han quedado convertidos en meros fantasmas que regresan para rondarlas día a día, noche tras noche...». Con estas palabras definía Almiro Rodríguez, juez del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), el drama que aún hoy viven las víctimas de una de las mayores atrocidades cometidas en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El hallazgo frecuente de fosas comunes, más de once años después del final de la guerra en Bosnia y Herzegovina, sigue alertándonos de que lo que allí aconteció no se ha resuelto ni mucho menos. El 10 de julio de 1995 el ejército de la República Srpska, las fuerzas serbias de Bosnia bajo el mando del general Ratko Mladic, avanzó sobre el enclave de Srebrenica. En los días siguientes, durante la caída de la ciudad, más de 8.000 personas fueron ejecutadas o siguen «desaparecidas», pues aún hay miles de bolsas con restos humanos sin identificar. Todavía hoy las víctimas no han recibido ni verdad, ni justicia, ni por supuesto reparación, y hay peligro de que su drama se desvanezca para siempre si serbios y bosnios no resuelven con urgencia el problema de la impunidad.
Después de catorce años de causa judicial, ha pasado un mes desde que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU fallara sobre Srebrenica, absolviendo a Serbia de responsabilidad directa en el genocidio allí cometido. La noticia no hizo demasiado ruido en su momento, dado que los perpetradores siguen sin aparecer ni comparecer ante la Justicia, una vez que la Corte ha establecido que el Estado serbio no tiene responsabilidad directa en las matanzas y que no tiene que resarcir a las víctimas. Bosnia y Herzegovina era la parte demandante, y habría recibido de Serbia miles de millones de dólares en concepto de indemnización si el proceso se hubiera resuelto en su favor.
La resolución de la Corte Internacional de Justicia confirma, sin embargo, que Serbia, como estado sucesor de la República Federativa de Yugoslavia, sí vulneró el Derecho Internacional al no evitar la matanza de Srebrenica, y no acató las obligaciones contraídas en virtud de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, entre otros motivos por no cooperar plenamente con el TPIY ni transferir a su custodia al general Ratko Mladic, uno de los perpetradores de gravísimas violaciones de derechos humanos. Y aquí nos encontramos.
Aunque algunos de los responsables de estos crímenes, como el ex general serbo-bosnio Radislav Krstic, ya han sido procesados por el tribunal internacional, otros ex dirigentes serbios de Bosnia acusados de genocidio, como Ratko Mladic y Radovan Karadzic, llevan huidos de la justicia más de once años. Otros cuatro individuos formalmente acusados por el tribunal también continúan en libertad: Zdravko Tolimir, Stojan Zupljanin, Goran Hadzic y Vlastimir Dordevic. El tribunal ha señalado en repetidas ocasiones que al menos algunos de ellos se encuentran en Serbia y la República Srpska o viajan de una a otra.
En contraste con estos procesos individuales, que deben resolverse con urgencia, una de las cuestiones que suscita interés sobre el discutido fallo de la Corte Internacional de Justicia es lo que atañe a la responsabilidad de Serbia como Estado.
Es la primera vez que un estado emprende acciones contra otro ante la Corte Internacional de Justicia en relación con acusaciones de genocidio. La decisión tiene su importancia, ya que viene a señalar que se podrán pedir responsabilidades a cualquier estado que participe en un genocidio y que haya reconocido la jurisdicción de la Corte para juzgar tales casos, aunque tampoco debe sobrevalorarse su relevancia. En primer lugar, porque sólo un número reducido de estados han reconocido la jurisdicción de la Corte. En segundo lugar, porque los estados son reacios a entablar acciones de esa índole contra otros estados. Y, en tercer lugar, porque al parecer existen importantes defectos en los principios de atribución de responsabilidad a los estados.
Independientemente del caso de las millonarias indemnizaciones reclamadas al Gobierno serbio, esta nueva reafirmación de que los hechos de Srebrenica fueron un genocidio debe servir, por lo menos, para que las autoridades serbias hagan un esfuerzo real para cerrar esta página negra de la historia y pongan en manos de la justicia internacional a los principales responsables. Sin embargo, hasta la fecha, y transcurrido un mes desde el fallo de la Corte, las autoridades serbias no han dado ninguna señal de cambio de actitud y no se ha llevado a cabo ninguna detención de las solicitadas por el tribunal.
No se puede hablar de reconciliación ni de una paz duradera en los Balcanes sin justicia para las víctimas, y esa justicia, más de once años después del final de la guerra, aún no ha llegado. El caso de los Balcanes, tan próximo a nosotros, es un claro ejemplo de que sin una voluntad política clara de los Estados, los esfuerzos que realicen los organismos internacionales en pro de la justicia universal pueden resultar estériles. Lamentablemente, las víctimas sólo saben que sus vidas rotas se van disolviendo en el olvido y la impunidad, en un mundo donde pueden existir genocidios sin genocidas.
Presidenta de
Amnistía Internacional
España

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