viernes 30 de marzo de 2007
Testimonio
Ernesto Ladrón de Guevara
P ERMÍTANME que esta semana no escriba mi artículo habitual y que, en su lugar, reproduzca el testimonio de una de las personas asistentes al conato de linchamiento con alcance de las partes bajas del Sr Aguirre por parte de una turba a la que se le ha animado desde los batzokis a armarla gorda con ocasión del juicio contra Otegui e Ibarretxe. Vds, señores lectores, pueden juzgar o buscar otro testimonio más creíble, si existe, y sacar sus consecuencias. Definitivamente estamos en un país bananero y con síntomas preocupantes de pre-fascismo. Por razones obvias oculto el nombre de la autora del escrito, publicado en el Blog de Santiago González. “Yo había ido esta mañana a recoger al aeropuerto al abogado del Foro Ermua. Del aeropuerto de Loiu nos hemos ido al Hotel Abando, que está al lado de la Audiencia. Poco a poco han ido llegando otros miembros del Foro, y estaríamos unos 7; con nosotros estaban también los de Dignidad y Justicia (Dani Portero, su abogado, y otras 2 ó 3 personas). A las 10 y cuarto hemos salido del hotel para encaminarnos hacia la Audiencia, porque tocaba la declaración de Otegi y Etxeberria; hemos entrado por la parte de atrás, donde estaban concentrados los batasunos, como unos 100. Bueno, nos han llamado de todo; lo que ya me ha hecho contestarles es cuando he oído que nos gritaban: "¡vivís de los muertos!"; y claro, segura servidora les ha gritado: "¡los que vosotros matáis!" De esta primera etapa (ha sido un día largo), lo que más me ha impresionado es cuando hemos subido arriba y Dani Portero estaba como a dos metros de Otegi y Etxeberría. Yo pensaba: "el hijo del asesinado a dos metros de los asesinos". No olvidemos que Rufino Etxeberria fue el fastuoso autor de la ponencia de Herri Batasuna de "socialización del sufrimiento", que fue aprobada, y en la que se establecía que había que extender el dolor a toda la sociedad, indiscriminadamente. El Rufi calculaba que para que Euskalherria estuviera "madura", tenían que morir unas 20.000 personas porque, como él decía, matas a 1 y controlas a 100 (razón no le faltaba). Bueno, pues pasado ese trago: el de los batasunos, parecía que lo peor había pasado. Pero de éso, ná de ná. A las 12, hemos vuelto a salir del hotel para acompañar a nuestro abogado de nuevo a la Audiencia, ya que tocaba la declaración de Ibarretxe. En fin, para qué os cuento; había ¡¡¡miles de personas!!! vociferando, con las caras desencajadas de odio, MUCHO PEOR QUE LOS BATASUNOS. El abogado ha entrado, y los ¿10? (no más) que le habíamos acompañado nos hemos empezado a encaminar de vuelta al hotel. Y hete aquí que nos rodean unos mil, gritándonos, abucheándonos, cortándonos el paso... La ertzaintza hacía lo posible para controlar la situación pero estaban desbordados; nosotros estábamos apretujados contra la pared de la Audiencia, rodeados, 10 contra mil como os decía antes. Me imagino que como los del PNV son "los buenos", la ertzaintza no se podía ni imaginar el conato de linchamiento que iba a tener lugar. Yo no lo he oído, pero una de las que estaban con nosotros nos ha contado que se ha quedado blanca cuando uno de los jefes de la Ertzaintza les ha dicho a los otros: "como se lancen, tiros; tiros a la cabeza". La cosa estaba MUY CHUNGA, creédme. De vez en cuando, de entre la jauría vociferante, surgía algún héroe (todos de alrdedor de 60 años) que se lanzaba enloquecido a intentar alcanzarnos; los ertzainas los paraban pero empezaban a faltar brazos ante los arranques de justa ira incontenible de los abuelos nacionalistas (abuelos, sí, pero mil contra diez). De repente, espachurrada entre los ertzainas, miro para atrás y veo a Antonio caído en el suelo, en posición fetal, y con convulsiones en las piernas. Ha sido un momento horrible, porque durante 3 ó 4 minutos no respondía. Lo que había pasado es que uno de los energúmenos se había colado entre los cámaras de televisión y le había alcanzado con tremendo patadón en la entrepierna; uno de los escoltas le ha sujetado y le ha dicho al ertzaina más cercano (bueno, es un decir, estábamos todos amontonados): "identifíquelo" mientras lo retenía; pero no ha podido ser: el mando del Ertzaintza le ha dicho: "suéltalo, que se vaya", y el energúmeno se ha escabullido no sin antes darle tremenda bofetada a una de nosotros. ¿Sabéis lo que ha sido más espantoso? Pues ha sido que en esos minutos eternos que Antonio estaba en el suelo, y que no sabíamos lo que había pasado excepto que las piernas se convulsionaban, los del PNV ¡¡¡se reían!!! y han empezado a corear: "¡...qué se muera! ¡...qué se muera!". Alucinante. Yo ahí he empezado a llamarles asesinos, que es como he debido de salir en la tele para gran vergüenza de mi hermana. Es una experiencia curiosa: ser víctima de un intento de linchamiento colectivo. Y ver en las caras desencajadas por el odio la risa siniestra ante alguien que se puede estar muriendo, y a quien a coro le desean la muerte. El PNV. No sé cómo os lo contarán pero, creedme, yo os lo puedo contar porque estaba allí.”
viernes, marzo 30, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario