miercoles 28 de marzo de 2007
Otegi
Semántica de alta traición
Luis Hernández Arroyo
Brillante paradoja: una bandera inventada por un loco, hace menos de un siglo, se comerá a otra basada en una historia gloriosa puramente española. ¡Las cadenas de las Navas de Tolosa serán borradas!
Cuando Otegi dice que necesita la paz y la democracia para rematar el "proceso" no miente: dice la verdad. Ahora bien, lo que él llama paz y democracia es, simple y llanamente, rendición del Estado, de la fuerza legítima del Estado. De modo que no hay mentira ni engaño, es una simple cuestión "semántica". Otegi y otros colegas son, hemos de reconocerlo, nuestra principal fuente de información sobre la demolición del Estado. El Gobierno reconoce que hay proceso, pero no rendición. No informa de su marcha, ni de lo que ha pactado ya. Ellos, en cambio, hablan de pactos escritos. El Gobierno nos brinda mentiras y sospechas. En cambio, ETA y los suyos son tan inmunes que no mienten.
Otegi está en un gran momento y se le nota: posa con las banderas vasca y navarra, como dando por hecho que la fusión de ambas está en "proceso". Brillante paradoja: una bandera inventada por un loco, hace menos de un siglo, se comerá a otra basada en una historia gloriosa puramente española. ¡Las cadenas de las Navas de Tolosa serán borradas!
A la pregunta de Reuters sobre si va a condenar la violencia antes de las elecciones, dice que ahora no está para juegos semánticos. "No tenemos ahora mismo la voluntad de intentar hacer algún tipo de juego semántico". Brillante. Ahora sería el momento de los improperios contra el personaje. Pero resulta que eso sería un fatigoso ejercicio semántico, pues lo que veo en tan claras y heladoras palabras es el crudo reflejo de las pocas ganas que tenemos los españoles de defender nuestra herencia más importante.
A Otegi le importan poco nuestras manifestaciones pacíficas. Está en una posición de dominio sobre el Estado, y esto no se había visto nunca. ¿Qué más le da que el día diez de marzo salieran dos millones a la calle? Ahora mismo es el hombre más poderoso de España, pues no se adivina qué fuerza legal podría dar con sus huesos y sus declaraciones en la cárcel. Otegi, cabeza visible de ETA y su entorno, domina tribunales, fuerzas de seguridad, y muchos medios de comunicación escritos y audiovisuales. El diario "independiente" de la mañana, por ejemplo, a los pies de Otegi. Y sus miles de lectores y oyentes, también.
Reconozcamos fríamente lo insólito de la situación. Todo gobernante que pone de rodillas al Estado frente al enemigo es un felón. Felonía es alta traición. A Fernando VII le llamaron el rey felón. Los que ahora están en el poder –e incluyo todas las instituciones– se han doblegado a las fuerzas separatitas enemigas de la nación. ¿Qué calificativo merecen?
miércoles, marzo 28, 2007
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