viernes, marzo 30, 2007

Ertzaintza, policia de partido

31-III-2007
Ertzaintza, policía de partido
EDITORIAL

La historia de estos treinta años demuestra que la libertad y la democracia gozan de mucha mejor salud allí donde España está más presente.

La actuación de la policía autonómica vasca tras la agresión a Antonio Aguirre demuestra bien a las claras la falta de libertad y democracia que se vive en el País Vasco. Es natural, porque la historia de estos treinta años demuestra que ambas gozan de mucha mejor salud allí donde España está más presente. En los lugares donde el nacionalismo separatista se ha impuesto en las urnas y gobierna, la ausencia de libertades para quienes disienten está completa, total y absolutamente garantizada.
El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco es una de las pocas instancias públicas en la región que aún no ha sido absorbida en su totalidad por el nacionalismo excluyente. La razón principal es que, mientras no se creen la división en diecisiete poderes judiciales independientes como pretende Zapatero, sigue siendo una institución española y, por tanto, mucho más proclive a la libertad, la democracia y el Estado de Derecho que cualquiera de las controladas por el nacionalismo. Allí se dirime una causa contra Ibarretxe por violar la ley de partidos, iniciada por la denuncia del Foro Ermua. El PNV, el partido en el poder, ha organizado repetidamente manifestaciones y concentraciones contra el tribunal y los demandantes. Cuando el lunes éstos últimos quisieron acceder al Palacio de Justicia fueron increpados y Antonio Aguirre recibió una patada en los testículos.
El autor, identificado como peneuvista a sueldo del ayuntamiento de Bilbao, no sólo no ha sido expulsado de su partido y, claro está, del cargo que disfruta, sino que ha sido defendido y su víctima acusada de provocadora, como si de una mujer violada con minifalda se tratara y el PNV un juez machista. Detenido por un escolta en el momento en que tuvieron lugar los hechos, fue liberado allí mismo por la Ertzaintza, que no vio evidente que a un agresor capturado in fraganti debe, al menos, tomársele el nombre para garantizar que el agredido pueda denunciarlo. Días después del hecho, y de que el Foro Ermua identificara a este abyecto personaje, la policía del PNV ha emitido su dictamen: hubo agresión, sí, pero fue debida a una "contramanifestación".
El informe de la Ertzaintza no supone "una de cal y otra de arena", como ha afirmado el dirigente popular Carmelo Barrio. Las imágenes de la agresión están grabadas; reconocerlas no supone ningún mérito para la policía política de Ibarretxe, pues lo contrario habría supuesto una clara prevaricación. Lo único reseñable es la caradura con que intentan justificar la violencia de los suyos, cada vez más parecidos a los batasunos, acusando al Foro Ermua de hacer una "contramanifestación ilegal", en plena complicidad con los insultos de Miren Azcarate, la portavoz del Gobierno vasco, la misma que días antes había amenazado a los jueces asegurando que "estas actuaciones no pueden salir gratis".
La "contramanifestación" consistía en una comitiva de doce personas cuyo único objetivo era entrar en el Palacio de Justicia, cosa que le impedían los cientos de energúmenos defensores del nacionalismo racista del PNV, congregados para presionar de forma inaceptable al poder judicial. Su provocación, acompañar al abogado que acusa a Ibarretxe y gritar que los etarras son unos asesinos. Doce personas que intentan entrar en un edificio mientras son insultadas por la manifestación "legal" de la extrema derecha vasca son ahora una "contramanifestación". Ese es el modo en que los nacionalistas vascos entienden la democracia.
Esto es el llamado "nacionalismo moderado". Y, por supuesto, todo esto sucede con el silencio, es decir, con la complicidad de Zapatero. La libertad, la democracia y el Estado de Derecho son conceptos que le son completamente ajenos. Con la Alianza de Civilizaciones ya tiene bastante, claro.

No hay comentarios: