El Gobierno intenta resolver sus contradicciones con la Guardia Civil
Elsemanaldigital.com
17 de marzo de 2007. Tras la impactante manifestación en enero de miles de agentes de la Guardia Civil de uniforme, que dio lugar a la apertura de diversos expedientes disciplinarios todavía no resueltos, se esperaba algún gesto del Gobierno para reducir el malestar existente en el Cuerpo. Ese gesto llegó ayer con la aprobación por sorpresa por el Consejo de Ministros de dos proyectos de ley orgánica, que ahora serán remitidos a las Cortes, para reformar el régimen disciplinario de la Guardia Civil y reconocer expresamente el derecho de asociación profesional a sus miembros.El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha afirmado que con estos proyectos el Gobierno pretende "sentar las bases de la Guardia Civil del siglo XXI". Por su parte, el director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, se apresuraba a asegurar que su departamento ha actuado en este asunto "sin ningún tipo de presión de ninguna naturaleza".Sin embargo, una reflexión que es difícil evitar ante el descontento existente en la Benemérita es que una parte del problema ha sido generado por el propio PSOE y sus contradicciones. La actitud de este partido respecto de la Guardia Civil durante todo el actual periodo democrático se ha movido entre una posición apriorística de rechazo al espíritu tradicional del Cuerpo, que le llevó en la campaña de las últimas elecciones generales a prometer de nuevo la desmilitarización del mismo, y el hecho de que, una vez en el poder, nunca ha querido dar ese paso, quizá por descubrir lo útil y necesaria que resulta una fuerza policial de esas características.Así, detrás del descontento de muchos guardias civiles se mezclan dos factores que tienden a confundirse indebidamente: la realidad innegable de un régimen jurídico y unas condiciones para la prestación del servicio, incluidas las retribuciones, que sólo se pueden comparar desfavorablemente con las de otros cuerpos policiales, y el cuestionamiento de algo que forma parte del propio espíritu de la Guardia Civil, su naturaleza militar. Si con estos proyectos de ley se lograse un equilibrio que, mejorando los aspectos más criticables de la situación que hoy padecen muchos agentes, mantuviese el carácter que ha llevado a la Guardia Civil a servir a España y a los españoles durante más de siglo y medio y bajo los más diversos regímenes políticos, bienvenidos sean.De todas formas, es de temer que la insatisfacción presente en la Guardia Civil no se vaya a resolver sólo con reformas legales. La verdadera modernización del Instituto llegará cuando realmente se atienda a las necesidades más acuciantes de los agentes, para lo que hacen falta las debidas dotaciones presupuestarias. Y si el problema concreto de algunas personas no es ése, sino su disconformidad con las especiales exigencias que derivan de la naturaleza militar de la Guardia Civil, la única solución es facilitar su salida del Cuerpo hacia otras fuerzas policiales.
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