miércoles, marzo 14, 2007

Diplomacia compleja

miercoles 14 de marzo de 2007
Diplomacia compleja

Las dos relaciones bilaterales más importantes y difíciles de gestionar en la política exterior española son las establecidas con Marruecos y Argelia. Uno y otro compiten en la región con una rivalidad permanente. Con ambos, España conserva una creciente interdependencia por asuntos tan diversos como la inmigración o el suministro energético, con un problema de fondo que enfrenta a los dos países: el estatus del Sahara Occidental. La semana pasada, el presidente Zapatero apoyó el plan de autonomía marroquí para dicho territorio como base para impulsar el diálogo entre las partes concernidas y encontrar una solución definitiva. Ayer, al inicio de su visita a Argelia, el Rey Juan Carlos recordó que el conflicto del Sahara requiere una solución justa, duradera y mutuamente aceptable, que pase por la libre autodeterminación. Es probable que estas palabras hayan encauzado hacia el terreno de la negociación la amenaza de una considerable subida del gas que Argelia envía a España, aproximadamente el 60% del total que consumimos. Es cierto que el precio lo determinan las empresas, pero a nadie se le oculta la enorme influencia que ejerce el Gobierno de Argel sobre esta cuestión estratégica.En cualquier caso, la constatación de la dependencia del gas argelino debe obligar al Gobierno español a reaccionar. Argelia dista mucho de ser un modelo de democracia estable y avanzada. Las soluciones pasan por el desarrollo político y económico del Magreb y una conversión de la Unión Europea en un actor internacional con un peso y una voz propia que favorezcan su seguridad energética.

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