jueves, enero 11, 2007

Juan Orellana, Mujeres en el parque

jueves 11 de enero de 2007
CONTRA LA GENERACIÓN DEL 68
Mujeres en el parque
Por Juan Orellana
Se estrena Mujeres en el parque, drama intimista del siempre minoritario director español Felipe Vega (Nubes de verano, Grandes ocasiones...). Repite coautoría del guión con el escritor Manuel Hidalgo, y vuelve por enésima vez a sus temas y obsesiones matrimoniales.
Con un reparto encabezado por Adolfo Fernández, Blanca Apilánez, Emma Vilarasau y Bárbara Lennie, la película trata de hacer una crítica feroz a cierta forma de vivir el amor y la pareja que se puso de moda en los setenta. Daniel y Ana se están separando después de más de veinte años de vida en común. Su hija Mónica, de veintidos años, no entiende el divorcio de sus padres y, a medida que profundiza en ello, se va convenciendo de que son unos irresponsables y unos manipuladores, especialmente Daniel, que curiosamente se llama como el protagonista de Nubes de verano.
Sin embargo, el film no sólo lanza una andanada mortal contra la generación del 68, sino que las relaciones de pareja que mantiene Mónica parecen susceptibles de reproducir los mismos patrones que ella condena en sus padres. En el fondo, Mujeres en el parque testimonia un vacío existencial que se traduce en un desconcierto afectivo que no entiende de edades porque caracteriza la época entera en que vivimos. La película no propone salidas ni alternativas, y en ese sentido se queda, como tantas otras producciones de Gerardo Herrero, en una constatación triste de precariedad emocional y nada más.
Felipe Vega insiste en que huye de mensajes y que no quiere transmitir moralejas, pero de hecho, aunque él no quiera juzgar a sus personajes, lo cierto es que se juzgan solos por su amargura, infelicidad y soledad. Por otra parte, la mentira parece ser un ingrediente demasiado frecuente en las relaciones que nos presenta el film. Si, después de todo, el director no pretende denunciar esa falta de lealtad con la experiencia, habría que concluir que el film es tremendamente autocomplaciente. En cualquier caso, se agradece que ponga el dedo en la llaga.

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