martes, enero 30, 2007

Ibarretxe se pone por encima de las leyes para calentar su declaracion

EL GOBIERNO VASCO REPLICA AL CGPJ

Ibarretxe se pone por encima de las leyes para calentar su declaración
Elsemanaldigital.com

La Justicia se planta ante las críticas y Zapatero se muestra ambiguoCuarenta minutos de comparecencia de Otegi y sólo una frase
Al lendakari no le ha valido la recriminación del Consejo General del Poder Judicial, en una de las escasas ocasiones en que sus miembros conservadores y progresistas han sido unánimes.

31 de enero de 2007. La declaración, este miércoles, de Juan José Ibarretxe ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), en calidad de imputado por su entrevista del 19 de abril con dirigentes de la ilegalizada Batasuna, ha terminado convirtiéndose en un debate sobre la independencia de la justicia y sobre la condición ciudadana del lendakari. La sucesión de hechos:-manifestación en Bilbao-declaración del CGPJ-contradeclaración del gobierno vasco ha elevado considerablemente la temperatura política, que alcanzará su punto de hervor cuando una nueva manifestación acompañe a Ibarretxe en el momento en que cruce la puerta del Tribunal. Nada que no haya hecho ya el PNV con otros dirigentes suyos procesados, como Juan María Atutxa por no disolver el grupo batasuno en el Parlamento vasco, o Gorka Agirre por colaborar con el aparato de extorsión de ETA, ambos abrazados en el umbral de los juzgados al modo en que, en otro tiempo y por otra causa, Felipe González abrazó a José Barrionuevo y Rafael Vera ante la cárcel de Guadalajara.Sacando las cosas de quicioDesde el punto de vista procesal jurídico no hay nada fuera de lo común, más allá de la imagen, poco frecuente, de que un presidente autonómico tenga que presentarse ante el juez: el tribunal competente ha apreciado indicios de delito en la actitud de un ciudadano y le llama para interrogarle por el mismo. Punto final.Pero en la manifestación del lunes en Bilbao, dos predecesores de Ibarretxe, Karlos Garaikoetxea y José Antonio Ardanza, proclamaron ante 45.000 personas -según el Ayuntamiento-, y ante el ejecutivo vasco incorporado a ellas, que desde instancias judiciales se buscaba cercenar el ejercicio de las responsabilidades políticas para las que el lendakari fue elegido; en este caso, entablar un diálogo con los agentes de un denominado "proceso de paz" en marcha. Ese intento, dudosamente democrático, de contraponer la calle con las instituciones fue respondido este martes de manera inmediata por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que exigió "el cese inmediato de cualesquiera campañas, manifestaciones o declaraciones que pretendan hostigar y deslegitimar a los jueces y magistrados que administran Justicia en la comunidad autónoma vasca, y con ello al Poder Judicial en su conjunto". No habían pasado, para esta respuesta, ni veinticuatro horas de la manifestación de Bilbao. Y lo más llamativo es que venía suscrita por unanimidad, esto es, por los dos bandos del CGPJ, usualmente denominados conservador y progresista, que raras veces votan juntos. Es más, el nacionalismo vasco, en sus interpretaciones forzadas de la ley y la justicia, ha encontrado muchas veces la comprensión de dicho sector progresista. Pero esta vez el órdago de Ibarretxe, por personas interpuestas, era excesivo.Sostenella, y no enmendallaTambién Mariano Rajoy fue este martes exigente con el lendakari, a quien recordó que está sometido a la ley "como cualquier persona en democracia".Pero no. El gobierno vasco no piensa así, y en su nombre la Consejería de Justicia que dirige Joseba Azkarraga (de Eusko Alkartasuna) respondió a los jueces, y a Rajoy, que Ibarretxe "no es un ciudadano más" y que no se le puede tratar "como si no ejerciera una alta representación y una máxima responsabilidad". Como si esa representación y esa responsabilidad, en vez de obligarle a cumplir las leyes que él, por su cargo, exige cumplir a los demás, le sirviesen de escudo para sustraerse a ellas.En cualquier caso, el objetivo del PNV y del gobierno vasco está cumplido: se trataba de calentar la llegada al juzgado de Ibarretxe, para que quienes tengan que interrogarle oigan en la calle un clamor de protesta. Quizá no sean las mejores condiciones para dictar justicia en libertad.

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