El incierto porvenir económico: justo alegato de un sabio profesor
Graciano Palomo
Xavier Sala i Martín lo ha dicho muy claro: sus alumnos de EEUU quieren ser empresarios, sus alumnos de España, funcionarios. En un mundo global y competitivo, eso se paga.
31 de enero de 2007. De los análisis varios que he leído a propósito del futuro económico que espera a la vuelta de la esquina a esta nación con la convivencia política degradada hasta extremos peligrosos (los profesionales de la cosa, siempre a lo suyo), ninguno tan claro, directo y certero como el pronunciado en Davos por el profesor Xavier Sala i Martín, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Columbia (Nueva York): "Mientras mis alumnos neoyorkinos se preparan para salir, crear su empresa, competir y triunfar, los de Barcelona sólo piensan en trabajar como asalariados en La Caixa".Perfecto y real como la vida misma.Cree Sala i Martín que España no es que no esté preparada para el futuro, es que no lo está para el presente. Lo que aquí creemos que es futuro es ya el presente. La actitud descrita anteriormente de los estudiantes valía cuando éramos pobres: pones los precios más bajos, y te lo compran; pero cuando no puedes competir en costes, no tienes más remedio que innovar.Nada más cierto. Aquí seguimos con la misma filosofía: que inventen ellos. Desde los universitarios a los sindicatos (¡vaya papelón triste y corrupto!), la banca y no digamos la clase política. Nos preparamos para que nada cambie y no pase nada. Y vaya si pasa.¿Soluciones? El propio Sala ofrece las recetas. Meritocracia, flexibilidad mental, movilidad, ingenio, riesgo. No hay otras en un mundo que cambia a velocidad de vértigo, completamente global y extraordinariamente competitivo.¿Qué pasará cuando los principales motores del desarrollo español se vengan abajo? ¿Tenemos alternativas? Difícilmente, aunque estemos rodeados de otros países más poderosos y amparados por la moneda única.La salida tiene que resultar esencialmente intelectual e incluso moral. Pero ¿qué se puede esperar en este decisivo campo de un Gobierno que lo cifra todo en el intervencionismo y coloca, antes que a gentes competentes, a amiguetes en puestos clave?"Quítate tú que me pongo yo" vs MeritocraciaPorque criticaron y con toda razón que el PP colocara a amigos en grandes empresas públicas (Alberto Cortina, Juan Villalonga, Francisco González, Manuel Pizarro, Pablo Isla, Miguel Blesa, etc.), pero es que han tenido el descaro de hacer exactamente lo propio. Al melifluo e inconsistente Alfonso Cortina le sustituyó Antoni Bufrau (más técnico que político y bien preparado), el ex ministro Luis Atienza sustituyó en la poltrona de Red Eléctrica Española a Pedro Mielgo; el atrabiliario Javier Gómez Navarro le quitó la silla a José Manuel Fernández Norniella; María Teresa Costa arribó a la Comisión Nacional de la Energía y ahora Antonio Llardén sustituirá en Enagás a Antonio González-Adalid. Pepés por psoes. Punto.Pedro Solbes liquidó a Pedro Antonio Martín Marín de la presidencia de Hispasat aduciendo que no tenía ni uno de los requisitos técnicos para dirigir una empresa de esa naturaleza (y llevaba toda la razón), pero me temo que se pueda decir lo mismo de su sustituta Petra Mateos.Definitivamente, ¡quítate tú que me pongo yo! Lo que el pueblo llano entiende que son los políticos. Desgraciadamente.Yo comprendo las dificultades de la clase política y la sociedad española en general en entender ese concepto de "meritocracia" que, incluso, suena cacofónicamente. Pero me malicio que no hay otra manera para impulsar en este ajado país las potencialidades que atesora. Mérito para el servicio público; mérito para la empresa privada; mérito para la cosa mediática; mérito, en definitiva sobre la base del trabajo, el esfuerzo y el talento.El resto son antiguallas que el devenir del tiempo terminará por engullir.Eso espero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Había que hacerle un monumento a Don Manuel Pizarro Moreno
Publicar un comentario