viernes, enero 26, 2007

Javier Rojo, Vergüenza y horror

sabado 27 de enero de 2007
Vergüenza y horror
JAVIER ROJO/PRESIDENTE DEL SENADO

El Día Internacional de la Memoria de las Víctimas del Holocausto es una fecha que pone a la Humanidad frente al espejo de la barbarie y de la sinrazón a la que el ser humano es capaz de llegar. El exterminio del pueblo judío que llevó a cabo el régimen nacionalsocialista de Adolf Hitler en buena parte de Europa es el máximo exponente de la indignidad y de la falta de escrúpulos hacia los valores y los derechos más fundamentales de la persona. Es un día para recordar con vergüenza y horror todo lo acontecido en aquellos negros años de la Historia contemporánea mundial. Sólo así, mediante el reconocimiento de los horrores perpetrados por la especie humana contra sus semejantes, seremos capaces de eliminar de la faz de la tierra cualquier idea criminal que lleve a los hombres a aniquilar a otros hombres, a otros pueblos o a otras religiones por el hecho de ser distintos.En el Senado celebramos el pasado día 24 de enero, víspera del Día Internacional de la Memoria de las Víctimas del Holocausto, un concierto precioso de 'Músicas litúrgicas sefardíes del Mediterráneo'. Y tuve la oportunidad de charlar con los supervivientes sefardíes del genocidio y de sobrecogerme con las historias personales que cada uno de ellos portaba en su haber y que me iban contando de manera sucinta. Recordaba con ellos la visita que hice hace ahora dos años al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau como jefe de la delegación española en la conmemoración del 60 aniversario de la liberación de este lugar de ingrato recuerdo. Les trasladé mis impresiones cuando pisé el recinto carcelario. Les aseguré que no era la nieve que cubría todo el campo lo que te congelaba la sangre, sino el recuerdo de las mujeres, de los niños, de los hombres que se hacinaban en aquellos gélidos barracones y cuyo su único final era ser asesinados de la forma más atroz y más bárbara que la Humanidad es capaz de recordar. Esta clase de aberraciones cometidas por el ser humano no pueden volver a repetirse jamás.También les pedí a los supervivientes del genocidio que nos visitaron en el Senado que me creyeran cuando les aseguré que ése fue el más sentido y emocionado homenaje de todos los que he tenido que vivir hasta el momento. Y, desgraciadamente, he acudido a muchos homenajes a personas que fueron asesinadas en nuestro país por la banda terrorista ETA, una organización mafiosa que ha aprendido muy bien lo peor del régimen nazi: la aniquilación del adversario por medio de las armas, la mutilación, la extorsión. Estos desalmados aprendieron muy bien a sembrar el terror entre gentes de bien cuyo 'delito' fue ser diferentes o pensar diferente. Compañeros de partido o adversarios políticos, amigos y familiares que han sido exterminados por la vileza y la cobardía de los terroristas. Jamás podremos olvidarlos y siempre les llevaremos en nuestros corazones y en nuestra memoria.Por eso creo que es el momento de la reflexión pausada y serena de todos los demócratas, que estamos obligados a recordar las atrocidades cometidas por nuestros semejantes, vecinos nuestros en muchas ocasiones que han sido incapaces de asumir algo tan elemental como que el principal activo de la sociedad es su capacidad de comunicarse y de entenderse por encima de las diferencias políticas, étnicas o religiosas; su inteligencia para llegar a acuerdos y suscribir consensos con el fin de tejer redes sólidas de convivencia. Como ya he dicho en muchas ocasiones, en Euskadi, en España y en el mundo cabemos todos. Sólo sobran aquellos que defienden la muerte y el terror como vía para lograr sus objetivos. Es justo reconocer que si bien la historia del pueblo judío es sobrecogedora, no es menos cierto que la historia de España no ha sido nada fácil. Y tampoco es fácil de explicar. Pero sin embargo considero acertado recordar ahora las palabras de Danielle Rozemberg, quien escribió que «los judíos-españoles viven como los legatarios de una edad donde en España convivían tres culturas que sustentaban su entendimiento en el diálogo y en el asentamiento de un modelo de tolerancia».En Euskadi también es momento para recordar el sufrimiento inútil que el terrorismo ha provocado en la sociedad vasca y española. Atravesamos por un momento político muy complicado tras la ruptura del alto el fuego permanente por parte de ETA con el cruel atentado de Barajas que segó la vida de dos personas. Y este recordatorio nos debería conducir inexorablemente al compromiso de todos para vencer de una vez y para siempre a la barbarie y a la sinrazón terrorista mediante el fortalecimiento del Estado de Derecho y el diálogo y el entendimiento entre demócratas.

No hay comentarios: