martes, enero 30, 2007

La punta de lanza contre nuestro Estado de Derecho

31-1-2007
La punta de lanza contra nuestro Estado de Derecho
EDITORIAL

Viendo cómo algunos solicitan a Zapatero que denuncie la presión de los nacionalistas contra nuestro Estado de Derecho, parecería que algunos han olvidado cómo el presidente del gobierno del 14M ha sido -y sigue siendo- quien lidera el acoso

Viendo cómo algunos solicitan a Zapatero que denuncie la presión de los nacionalistas contra nuestro Estado de Derecho, parecería que han olvidado cómo el presidente del Gobierno del 14-M ha sido y sigue siendo quien lidera el acoso. No obstante, aunque matar a Montesquieu forme parte de la tradición del PSOE, esta postura de Zapatero se debe, más que a la convicción, a la relevancia de su cargo como presidente del Gobierno y a la conveniencia de satisfacer a los nacionalistas en pro de ese frente anti-PP que también reclama y paga la colaboración de ETA.
El PP debería, por tanto, recordar insistentemente la negativa del presidente y su obediente Fiscal General a someter a los proetarras del PCTV a la vigente ley de partidos, las presiones de miembros del gobierno contra el añorado Grande-Marlaska, el cese de fiscal Fungairiño o el histórico y ya olvidado linchamiento verbal y casi parlamentario al que los nacionalistas –empezando por los socialistas– sometieron al presidente del Consejo General del Poder Judicial por el hecho de que el Tribunal Supremo rechazara las escandalosas tesis de los abogados defensores del sanguinario etarra Henri Parot.
¿Y qué decir de las presiones al poder judicial, una vez llegado el comprometido anuncio de "alto el fuego", tras el que "todo tendría cabida tenga el alcance que tenga"? ¿Qué decir del llamamiento del obediente Conde-Pumpido a los jueces para que tuvieran en cuenta "las nuevas circunstancias"? ¿Qué decir de su llamamiento a los jueces para que no tuvieran reparos en "ensuciar sus togas con el polvo del camino"? ¿Qué decir de un Fiscal General que llega a hacer suyas las palabras de ETA en uno de sus comunicados para que "la justicia no sea un obstáculo"?
¿Nos parecen injustificadas las protestas de miembros del Poder Judicial que se quejaron por el "trabajo sucio" del proceso de "paz"? ¿Nos parece exagerado que algún magistrado de la Audiencia Nacional llegara a considerar, textualmente, una "incitación a la prevaricación" tanta insistencia en que los jueces se fijaran, no en la ley, sino en lo que aparentemente hacían o dejaban de hacer los etarras?
¿Y qué decir de la renuencia del gobierno de Zapatero a que el Poder Judicial tomara cartas en el asunto de la ininterrumpida extorsión a los empresarios, empezando por poner en duda la existencia misma del delito? ¿Y qué decir del nulo interés gubernamental porque la Justicia recaiga sobre los agentes policiales que dieron el chivatazo al aparato de extorsión a ETA? ¿No percibimos la monumental presión que supone para los tribunales que un presidente de Gobierno, nada más y nada menos, califique de "hombres de paz" a canallas con causas pendientes con la Justicia como Arnaldo Otegi o De Juana Chaos?
¿Nos parece menos indecente la presión al poder judicial que el mismísimo ministro de Justicia hacía la semana pasada en pro de un chantajista y sanguinario criminal que la presión que hace el PNV en pro del lehendakari?
Que Zapatero no pretende censurar sino seguir liderando el acoso nacionalista a nuestro Estado de derecho, más que sus cínicas palabras, lo demuestra su posterior visto bueno a que los socialistas admitieran a trámite en el parlamento vasco una propuesta de los proetarras del PCTV para presionar desde allí en favor de la impunidad de De Juana. Y todo ello después de que la Justicia ya se haya pronunciado en este caso, y a un mes escaso de unos asesinatos que el equipo suplente de Batasuna se niega a condenar...

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