jueves 1 de febrero de 2007
Para el PP
Mensajes centrales para un año de campaña
Juan Carlos Girauta
Rodríguez trabaja por hacer imposible la alternancia mediante la aniquilación de acuerdos básicos de nuestra democracia: el modelo de Estado consagrado en la Constitución, la política antiterrorista y la renuncia a las categorías guerracivilistas.
Con el ligero sesgo de los primeros comicios que nos esperan –locales y autonómicos–, la prematura campaña que empieza presenta ya la forma e incandescencia de las generales. Recurra el político cansado a algún complejo vitamínico, pues le espera un año largo de enfrentamientos a cara de perro, según expresión tópica que llegará a hastiarnos, ya verán.
Curiosamente, los más dotados para la adopción de la facies canina suelen presentarse cargados de buenas intenciones, cantando (en falsete) al común entendimiento, a la unidad, al acuerdo en materias "de Estado". Hay manos tendidas que esconden dagas, como hay optimismos que invitan a ponerse a cubierto. Así, cuando oiga a Rodríguez afirmar que todo va bien y que el año que viene irá mejor, enciérrese en el refugio nuclear más cercano.
Siendo las gentes del común muy dadas a ablandarse con bonitas naderías, no es desaconsejable que el político liberal-conservador gallardonee un poco en sus primeras frases, marcándose incluso unos pasos de minué con el adversario. Evitará durante el baile la daga que le busca, atento a las mangas del contrario. Pero a continuación, le apetezca o no, habrá de entrar en materia.
Y la materia es que Rodríguez trabaja por hacer imposible la alternancia mediante la aniquilación de acuerdos básicos de nuestra democracia: primero, el modelo de Estado consagrado en la Constitución; segundo, la política antiterrorista; tercero, el principio activo de la Transición, la renuncia a las categorías guerracivilistas.
El modelo de Estado: no es sagrado y puede modificarse, pero sólo desde la reforma constitucional. Vía de la que los socialistas no disponen si no cuentan con el PP. Vía de la que los socialistas no quieren disponer para no tener que contar con el PP, lo que entraría en contradicción con la táctica del "cordón sanitario" y, por ende, con el fin primordial de impedir la alternancia.
La política antiterrorista: no es propiamente tal. Es otra herramienta que sirve al fin primordial. Aunque exija íntimas y a menudo dolorosas renuncias a los socialistas, tiene la ventaja de coadyuvar al punto anterior: el modelo de Estado se cambiará en gran medida por la vía extralegal, ajena al Parlamento, de la mesa de Patxi y Ternera. La mesa camilla.
Las categorías guerracivilistas: se le está yendo de las manos a los socialistas la gran operación propagandística de la memoria histórica con la que habían de marcar a fuego al PP. Comunistas y nacionalistas se habían tomado en serio al rojo Rodríguez, pero vender que Rajoy es Franco y Acebes es Millán Astray se hace más complicado de lo que pensaban.
Pues eso. A esas tres patitas del proyecto zapaterino, priísta, sectario, antidemocrático, ilegal y sembrador de odios habrá que zancadillear con preferencia. Después del minué.
miércoles, enero 31, 2007
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