viernes, enero 26, 2007

Doce hombre justos han salvado al Estado de Derecho en España

Doce hombres justos han salvado al Estado de Derecho en España
Enrique de Diego

después de la tempestad viene la calma, después de la lucha, la victoria. Son días de júbilo porque el Estado de Derecho, doce hombres valientes no han cedido al chantaje de ETA.

27 de enero de 2007. Doce hombres justos han hecho resplandecer la justicia, han respetado la memoria de las víctimas y han enaltecido la dignidad de todos los españoles. Doce hombres justos frente a unos paniaguados que me merecen mi censura moral y mi desprecio.En unas horas terribles, el Estado de Derecho ha estado en el corredor de la muerte. Los jueces Manuela Fernández de Prado, Carmen Paloma Pastor y Ángel Hurtado eran partidarios de poner en libertad al asesino múltiple y chantajista, Ignacio de Juana Chaos. En unas horas terribles, la libertad en España, la supervivencia de la nación, ha pendido de un hilo. Fue el juez Alfonso Guevara –mi reconomiento hacia él- quien se movió para que fuera el pleno de la Sala de lo Penal el que decidiera. Y doce hombres justos han defendido su dignidad y la nuestra y han salvado la libertad en España, amenazada por ETA y el gobierno. Para las notas a pie de página de la historia de la ignonimia quedan las presiones del ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, y la decisión favorable al asesino múltiple por parte de la Fiscalía, a los dictados del fiscal general de la destrucción del Estado, Cándido Conde-Pumpido, que parece empeñado en dejar sin trabajo a los abogados defensores de los etarras.No se puede dejar de considerar que el responsable último de esta tremenda presión al Estado de Derecho, de esta grave presión contra nuestra libertad, es el presidente por accidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Conviene que los simpatizantes y votantes socialistas empiecen a comprender hasta que niveles de manipulación de su confianza y de ignonimia de su apoyo está llegando Zapatero. Muchos no vamos a olvidar que el Gobierno, pues de él depende la Fiscalía, ha pretendido poner en libertad al que asesinó a veinticinco buenos españoles, al que se alegraba, en la cárcel, de los crímenes etarras, para el que nuestras lágrimas eran su alegría, y el que pedía champán al director de la cárcel para poder brindar por los asesinatos. Levanto mi copa por el Estado de Derecho y la Libertad.

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