jueves, marzo 08, 2007

Ignacio San Miguel, Se estan aprovechando

viernes 9 de marzo de 2007
Se están aprovechando
Ignacio San Miguel
A COSTUMBRAN a comentar desde el Partido del Gobierno y desde éste mismo que la derecha no realiza un juego limpio de oposición; que, por el contrario, se aprovecha de forma innoble de diversas oportunidades. Ahora, con motivo del revuelo causado por la excarcelación del asesino De Juana Chaos, vuelven a las andadas. Es decir, que el Partido Popular se está aprovechando por motivos electoralistas (esta es otra expresión que utilizan profusamente). No sé si serán muchos los que se dejen arrastrar a una sincera indignación moral por este planteamiento reiterativo; pues, a poco que se pare a pensar una persona de sentido común, no sentirá más que desdén por unas protestas que resultan realmente inanes. La oposición está obligada a criticar los fallos del Gobierno. Si algunos llaman a eso “aprovecharse”, pues muy bien: diremos que la oposición está obligada a aprovecharse de los fallos del Gobierno, y todos contentos. Igual de falsa y lastimera resulta la queja de que tal o cual declaración o acción son realizadas por “motivos electoralistas”. Todos los partidos políticos están obligados a satisfacer las demandas de su electorado, por lo que sus diversas gestiones deben tender a ello. ¿Queremos llamar a esto “electoralismo”? Pues hagámoslo así, si tanto nos satisface, pero no deja de ser una simpleza. Lo inmoral e inadmisible será hacer promesas que luego no se van a cumplir, pero para eso ha de servir la oposición, para denunciarlo en su día. Mientras tanto, las quejas sobran; y además son antidemocráticas. Efectivamente, si alguna gestión de la oposición resulta “electoralista”, esto ha de suponer que el favor popular está con ella; es decir el pueblo la refrenda; es decir, es netamente democrática. Ahora, la vicepresidenta Fernández de la Vega declara que la decisión de Rajoy de convocar una manifestación como protesta por la excarcelación del asesino De Juana Chaos es “una ignominia”. ¿Ignominia para quién? ¿Para quién convoca la manifestación o para quien la provoca? Estos comentarios no traspasarían el nivel de lo trivial si no fuera porque la cólera de los socialistas parece obedecer a causas más profundas que una irritación coyuntural. Se percibe en numerosas ocasiones lo que se asemeja a la convicción de que a ellos les asiste un plus de legitimidad para gobernar, del cual carece la derecha. De ahí que juzguen los ataques que reciben como el colmo de la perfidia. Parece como si una lejana derrota militar les confiriese algún título de dominio sobre la gobernación del país. Es ridículo, y todavía más ridículo si se piensa que la lucha de los socialistas contra la dictadura fue prácticamente nula. Irónicamente, el antifranquismo fue adquiriendo fuerza después de la muerte de Franco; por lo menos, entre los socialistas. El ridículo llega a su clímax cuando se le oye al nuevo ministro de Justicia decir: “Luchamos contra los padres y ahora tendremos que luchar contra los hijos”, si se tiene en cuenta que, por su edad, él no pudo luchar contra los padres, y que su propio progenitor militó en las filas franquistas y fue Jefe Provincial del Movimiento. Quizás esa impotencia que tienen los socialistas para poder exhibir una historia familiar idónea, incremente su rencor. La idea que muestran tener sobre lo que es una democracia resulta realmente antidemocrática. Un régimen donde haya desaparecido la derecha, donde no haya ningún partido de derecha, es para ellos el ideal democrático. Es natural que así sea, puesto que están inficionados de marxismo. El otro día, el periodista catalán Juan Carlos Girauta contó por la radio una anécdota ilustrativa. Ocurrió en 1986. Él, junto con un compañero también periodista, había ido a la sede del Partido Socialista en Barcelona. Ambos pertenecían a este partido. Se encontraban en una sala departiendo tranquilamente, cuando fueron interrumpidos por un griterío de vivas y aplausos. Salieron de la estancia para enterarse del motivo de aquel alboroto. Les informaron debidamente. La radio había dado la noticia de que el comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas había sido asesinado por los terroristas. Se quedaron Girauta y su amigo tan desmoralizados, no por la muerte en sí misma, sino por la actitud entusiasta de aquellos socialistas, que al día siguiente se dieron de baja en el partido. Claro está que sería una injusticia pensar que tan despiadada actitud sea la propia de la generalidad de los socialistas. No creo que esto sea así. Pero existe, sí, un sector que está dominado por ese rencor irracional, al que si se añade un componente ideológico marxista, le lleva a simpatizar necesariamente con los terroristas. Ha habido diversos motivos para la excarcelación de De Juana, pero no hay que desechar la simpatía ideológica que acerca al Presidente a los terroristas, aunque no apruebe sus acciones. Él, como ellos, también es rojo. Y si ahora nos colocamos en el lugar de Rajoy, tendríamos que preguntarnos si no era ya hora de que se decidiera a convocar una manifestación. Hasta la fecha el Partido Popular no ha hecho más que adherirse (obligadamente y no por gusto) a manifestaciones que han convocado otras organizaciones. Los dirigentes de este partido más se han distinguido por su falta de empuje que por su agresividad. Este partido de derecha ha sentido auténtico pavor a que se le califique de tal. Todo indica que o no creen en sus valores tradicionales o les domina el miedo a defenderlos. Aunque esto no ha impedido que les llamen fascistas, que les acusen de estarse aprovechando, etc. Rajoy ha tenido el adecuado olfato político para comprender que ha llegado la hora de moverse. Se están aprovechando, gritan más que nunca los adversarios. Pues sí, se están aprovechando porque así lo demanda la sociedad, porque esa es su obligación de partido opositor, porque es mucha la gente que está cansada e indignada de soportar los caprichos y la abyección de un Gobierno destructivo. La oposición tiene el deber de “aprovecharse”.

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