jueves, marzo 08, 2007

Garcia Brera, Un triangulo balneario para una vacaciones ideales

vierenes 9 de marzo de 2007
Un triángulo balneario para unas vacaciones ideales
Miguel Ángel García Brera
A HORA que se aproximan las vacaciones de Semana Santa, me parece oportuno seguir insistiendo en el atractivo de Karlovy Vaary, la ciudad checa de la que escribía en mi anterior artículo. Ya el fundador de la ciudad parece que se curó de algunas heridas de guerra, con las aguas termales descubiertas al caer en el manantial, y chamuscarse en parte, el ciervo de la real persecución, pero fue en el siglo XVI cuando Fernando I de Habsburgo, hermano del emperador, -y rey de España-, Carlos V, encomendó el estudio de las fuentes, consiguiendo conocer su valor terapéutico en enfermedades como las de la piel, las digestivas, las hepáticas y otras. Buscando esos remedios, se acercan hoy muchos visitantes a esta ciudad y a otras cercanas, que forman, en Chequia, un triángulo balneario muy famoso; a saber Karlovy Vary o Carlsbad, Frantiskovy Lazne o Franzensbad y la célebre Marienbad o Marianske Lazne, donde fue rodada la famosa película francesa de Resnais. Pero lo cierto es que, aparte de los tratamientos termales, la serena belleza de ese territorio es tal que bastaría disfrutar de unos días por esas tierras dotadas de jardines fantásticos, de preciosos edificios modernistas pintados predominantemente en blanco, albero y azul, y de un ambiente decimonónico, tan apacible como para recuperar cualquier problema de salud, y desde luego toda la energía que el diario trabajo y las preocupaciones nos imponen. Y no quiero, al destacar el encanto decimonónico, dar a entender que no estén al día estas ciudades balneario en cuanto a cultura o deporte se refiere, como lo prueban los Festivales de Chopin y de Mozart y la Semana de Strauss que tienen lugar en Marianske Lazné o el importante Festival de Cine Internacional de Karlovy Vary, en donde también han sido rodadas otras películas y una del último “007”, todavía en las pantallas españolas. Por lo demás, tanto Marienbad como Carlsbad disponen de campos de golf y facilidades para practicar el cicloturismo, el senderismo, la pesca, la natación y un sin fin de actividades lúdicas. Si, además de disfrutar del ambiente natural, de los “Spas” -algunos tan cómodos como el que el Carlsbad Plaza Hotel tiene a disposición de sus huéspedes-, o de los actos sociales y culturales, o de la sabrosa gastronomía ofrecida en los restaurantes, aparte de las típicas obleas, chocolates y otros dulces, o de alguna de las múltiples cervezas de extraordinaria calidad, y si, además, en el momento adecuado del aperitivo y la sobremesa, se bebe moderadamente de la llamada “fuente 13” de Karlovy Vary, que no es otra que la botella de Becherovka, un licor de hierbas con efectos también medicinales, cuya fábrica en pleno recinto urbano es objeto de una constante visita con degustación, amablemente ofrecida por la empresa – aunque eso sí con extraordinaria vigilancia para que nadie se lleve, sin haberla degustado, la botellita que ofrecen para el consumo inmediato, durante la proyección de un video referente a la historia de la Firma -, quien lo haga no lo encontrará menos a su gusto que los relajantes masajes o los apacibles tratamientos deseables que los balnearios tienen en su oferta. No lejos de Karlovy Vary se halla una fábrica atrayente como pocas. Como es sabido, la fama alcanzada a lo largo de los siglos por el cristal de Bohemia tiene una marca sobresaliente, la Moser, fundada en 1857. Su museo, sus hornos y sus talleres están abiertos al visitante, que puede contemplar piezas de gusto refinado, trabajo perfecto y materia excepcional. Presenciar la activad en los hornos y observar cómo los vidrieros soplan y dominan la materia prima fundida, es todo un espectáculo. Karlovy Vary es también un buen punto de partida para numerosas visitas culturales, a otras ciudades que parecen de cuento de hadas, como Loket, o a castillos cercanos como el de Mostov, del siglo XIV, donde hoy hay un gran complejo unido al cultivo de la viña y a otros negocios, de modo que, aparte de poder asistir a una cata de buenos vinos, se pueden adquirir, en las dependencias de “Zámek Mostov”, unas piezas de porcelana magníficas a un precio muy asequible. Por otros caminos, también desde los balnearios se puede viajar para contemplar, no sin tristeza, el paso destructor del comunismo, como puede hacerse en el impresionante Monasterio de los premostratenses en Teplá, que data del siglo XII, y desde 1950 fue cuartel y campo de concentración y barbarie, hoy devuelto a la orden y en rehabilitación. En esa zona, no es infrecuente encontrar en la carretera algunas muchachas, que, según explicó la guía en cuyo grupo yo realizaba esta excursión – una ingenua y simpática estudiante- esperan que los alemanes crucen la cercana frontera para recogerlas para negocios de amor. Probablemente otra reliquia dejada por la esclavitud a que la URSS sometió a los países del telón de acero.

No hay comentarios: