lunes, marzo 05, 2007

Gonzalez no cedio ante el chantaje de un preso del Grapo

Felipe González no cedió ante el chantaje de un preso del Grapo
Julio Manzano

6 de marzo de 2007. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió este fin de semana un apoyo unánime a su decisión de excarcelar al etarra Iñaki de Juana Chaos por parte de toda la familia socialista, por encima de cualquier sensibilidad política o territorial. Y no sólo de los que asistieron al Comité Federal del PSOE. Si ya veteranos socialistas no siempre cómodos para el aparato como el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, le habían expresado su respaldo previamente, el sábado se sumó el mismísimo ex presidente Felipe González. "Si hubiese estado en el Gobierno –mantuvo González-, habría tomado la misma decisión que el presidente actual". Y añadió (anteponiendo a los intereses de Estado, que algunos aún le atribuían, los intereses de partido) que no sólo él habría hecho lo mismo, sino que cualquier gobierno de la democracia lo habría hecho. Con una excepción, matizó el ex presidente: el Ejecutivo del año 2000 al 2004. Es decir, el de la segunda legislatura de José María Aznar. Una opinión que viniendo de quien vino, tenía especial significado para Zapatero. Y, sin embargo, la hemeroteca desmiente al propio Felipe González. El otrora presidente no ha querido recordar, porque antepone a la memoria su rencor contra José María Aznar, lo que ocurrió en 1990 con los 25 presos del Grapo que se le pusieron en huelga de hambre a su Gobierno. Y ha borrado de su materia gris que entonces actuó con contundencia, pero con firmeza de verdad, y el resultado fue que "se le murió" el Grapo José Manuel Sevillano tras 175 días en huelga de hambre como respuesta al trato recibido por una compañera de banda en una prisión de Sevilla y a la dispersión de los presos de la organización terrorista. El ayuno de Sevillano fue el que peor terminó. Otros 67 integrantes del Grapo habían iniciado, junto a él, una huelga de hambre en diciembre de 1989, un ayuno que los más convencidos llegaron a prolongar durante 18 meses. Todos sobrevivieron, aunque algunos llegaron a situaciones de gravedad extrema y otros sufrieron secuelas para el resto de su vida. Así pues, ni huelga de hambre ni otras zarandajas: González no pasó por el aro por el que ha pasado Zapatero.

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