viernes, enero 26, 2007

Martinez Abarca, "Chef" De Juana, ¡rico...!

sabado 27 de enero de 2007
Huelga de hambre
"Chef" De Juana, ¡riico...!
José Antonio Martínez Abarca

Porque apunta maneras de "crack" de la nutrición, De Juana, y cómo. Como que ha estado a punto de inventar la única dieta milagrosa de verdad de toda la historia.

La foto que ha ilustrado en muchos periódicos la tortura de Iñaki de Juana Chaos en el hospital, un hombre presuntamente agonizante, no recordaba en nada a la de alguien que está pasando siquiera un poquito de hambre, vamos, el hambre del que tiene el pecho bajo y un vacío por llenar en ese pecho, como Obélix, "un alternativo de la inanición", que diría la ecoturista, digo ecosocialista Mayol. Bien al contrario, la algo borrosa instantánea tomada en el lecho de dolor era casi un bodegón, para poner en cualquier sociedad gastronómica bizkaitarra al lado del típico óleo rancio de las balleneras.
Porque Iñaki de Juana Chaos, más que de enfermo o de huelguista terminal o de personaje que padece la basura judicial, parecía que iba ataviado de "chef" vasco, levantando el puño de escanciar la sidra, con un estupendo color de cara y ese pijama de manga japonesa de un delicado tono verde manzana que se colocan los cocinatas modernos cuando quieren ir de auténticos. Sólo le faltaba el clásico gorro en forma de palomita de maíz atómica. A De Juana le ponemos, en el recorta y pega del Photoshop, un hermoso y satisfecho moustache a la borgoñona, un poco de perejil finamente picado, algunos calderos humeantes y una tramoya detrás de cruces gamadas, de tanta tradición rúnica en las herrikotabernas, y sería indistinguible de las figuras de Perico Subibaja, Karlos Leguizamo, Martínez Sarasátegui o Jean Mari Crack.
Porque apunta maneras de "crack" de la nutrición, De Juana, y cómo. Como que ha estado a punto de inventar la única dieta milagrosa de verdad de toda la historia, la única por la que te quedas en tu peso y además te hace un hombre honorable porque transmuta la sangre seca en caramelizado de ketchup. La dieta que aparte de devolverle hecho un figurín (porque De Juana, durante su último juicio por amenazas, lucía tetillas algo cremosas, propias de quien no se ha privado de chuletones de vaca en la cárcel) le concede además todos sus deseos, le devuelve lo que nunca ha tenido, una excelente imagen burguesa ("por lo que yo sé, es un hombre de paz", "ahora lo que importa es salvar la vida de Iñaki") y a las mujeres hasta les parece más alto y más rubio. Sólo hemos estado a cinco minutos, los cinco minutos que el plato se ha quedado corto de cocción (o sea, que le ha faltado un hervor) para habérnoslo tragado todos sin chistar. La próxima vez no habrá tanta suerte.
Cuando salga de la cárcel, que nunca será demasiado tarde, De Juana tendrá plaza fija como creativo de los fogones, como revolucionario albanés de la cocina, aunque será el primer "chef" vasco que en lugar de pagar el impuesto revolucionario lo cobre, por tener los extorsionados el privilegio de probar su famosa invención "vaharadas vagarosas de jamón de York del huertecito de la tía de Juana con soplidos institucionales de yogurt bajo en valores". Si la máxima de los responsables de la nouvelle vía vasca hacia la digestión (¿o era autogestión?) viene siendo la de "nada en el plato, todo en la cuenta", la pronto celebérrima dieta de Iñaki es "nada en el plato, todos los muertos a cuenta". Bien rico.

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