miercoles 1 de agosto de 2007
Una cuestión de valores
POR RAMÓN PÉREZ-MAURA
Telemadrid emitió el pasado domingo una de las grandes películas de los últimos treinta años: «Carros de Fuego». Recuerdo muy bien la primera vez que la vi en diciembre de 1981 en el cine Mónaco de Santander, junto a mi madre. En la sala estábamos cuatro personas y no había calefacción. Tres meses después logró cuatro premios oscar, incluído el de «Mejor Película» y las masas se avalanzaron sobre las salas de postín en las que empezó a ser exhibida. Normal.
Era y es una película de valores. Pero vista hoy todavía impacta más que entonces. No ya porque su productor fuera un traficante de armas, Dodi al-Fayed, muerto en París hace nueve años y once meses junto a la enemiga pública número uno de las minas anti persona, Diana, Princesa de Gales. Lo fascinante es cómo ha evolucionado nuestra sociedad alejándose de los valores que se presentaban y defendían en esa película. Así, uno de los dos protagonistas, el pastor de la Iglesia de Escocia Eric Lidell, corría a mayor gloria de Dios y por ello se negaba a hacerlo en domingo. El otro, el judío inglés Harold Abrahams, corría como forma de sentirse realizado y por ello estaba orgulloso de tener una deriva a mayor gloria «of King and country», del Rey y la patria.
Hoy vivimos en una sociedad en la que los únicos que dan prioridad a los valores radicales de su religión son los enemigos de los cristianos. Los que buscan la destrucción de nuestra sociedad, no ya porque tenga unos valores religiosos —que cada vez los tiene menos— sino por la impregnación cultural que han dejado esos valores incluso entre los declaradamente ateos. Y si puede decirse eso del ejemplo que representaba Lidell, tanto o más triste es la memoria de lo que fue Abrahams. Él no defendía unos valores religiosos, sino que como miembro de una minoría —los judíos británicos— quería demostrar que era el más patriota de todos y se integraba en la mayoría. Por desgracia vivimos en una sociedad en la que ni los valores derivados de la cultura del cristianismo ni los del patriotismo aparentan tener ningún futuro. ¿Será sólo un espejismo?
miércoles, agosto 01, 2007
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